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Hertha Berlin regaló otra noche de fútbol y gala en la Bundesliga

La Bundesliga tiene un gran candidato, dos o tres equipos que sueñan con disputarle el título, 6 o 7 que se ilusionan con el ingreso a alguna de las Copas, y otros 5 o 6 que pelean por no descender de la categoría. Eso nos lleva a que todos tienen más o menos claro su objetivo y sus posibilidades. Pero en lo que todos se alinean, se igualan, es en la voluntad de jugar. de intentar, de tratar de tener el balón, de darle un buen destino y producir juego, generar el fútbol más puro, más genuino.

Por eso cada partido tiene su atractivo en sí mismo, porque uno sabe que más allá de los nombres, de los equipos y de los objetivos de cada uno, en cualquier encuentro de la Bundesliga se va a encontrar con un juego atrayente, positivo, entretenido. La ambición es el común denominador, por eso vale la pena detenerse en cada pleito.

Hertha Berlín y Fortuna Dusseldorf protagonizaron un partido como se esperaba. Con ritmo, emociones, llegadas y goles. Con dos equipos ambiciosos, que pueden pensar en el ingreso a las Copas, aunque el visitante también debe sumar para no deslizarse a la zona del fondo.

Tuvieron buen despliegue desde el inicio. Con el local un poco más ambicioso, más ofensivo. Subían los laterales, Klünter y Mitteldstädt, se asociaban bien con Wolf y Dilrosun y así, al abrir por las bandas, el local tenía llegadas. No se quedaba atrás el equipo de Düsseldorf; al contrario, buscaba con velocidad y llegadas directas. Así contó con el penal a los 32′ que fue otorgado una vez certificado por el VAR, y Hennings logró abrir el marcador con un remate suave a la derecha de Jarstein. 0-1 para la visita.

No había hecho más que el rival, pero el premio a no ser avaro lo había encontrado.

El local sintió el golpe y fue con decisión a romper el cero en el arco del Fortuna Düsseldorf; tuvo enseguida una posibilidad que no pudo aprovechar y a los 37′ Ibisevic selló el empate 1 a 1.

Berlín se reconciliaba con el resultado y lo ajustaba un poco más a la realidad del juego. Insistió en los minutos que quedaban del primer tiempo y obtuvo lo que quería: pasar al frente, tras un gran remate de Dilrosun a los 43′, que impuso el 2 a 1 para el cierre de la primera etapa.

El complemento se inició con la misma tónica. El local empujaba y quería más. Ansiaba un tanto que le diera más aire, más tranquilidad. Lo empujó al Düsseldorf contra su valla. Fue por más. Y cuando la visita empezó a atacar, a salir del asedio para tratar de arrimarse al empate, llegó una terrible estocado del Hertha Berlín: Dodi Lukebakio consiguió una pelota en su campo y trazó una veloz corrida de contragolpe, con gambetas y excelente dominio del balón hasta llegar al área visitante, habilitar a Vladimir Darida que entraba por el medio, y este, solo ante la salida del arquero Steffen marcó el 3 a 1 con un remate preciso a los 61′ de juego.

Hertha Berlín había clavado el tercer gol con inteligencia táctica y buenas destrezas individuales. Sabía que si se retrasaba unos metros, invitaba a su rival a tentarse con la igualdad, lo podría liquidar de contragolpe. Así le salió y a partir de ese momento mantuvo esa tesitura. Pararse más cerca de su área, provocar la salida y tener espacios grandes a disposición cuando apareciera el contragolpe.

El partido cambió, entonces el libreto. Era el Fortuna Düsseldorf el eque manejaba el balón, dominaba el campo y se acercaba a la valla rival. Pero era el local el que le sugería ese juego. El que cedía campo y terreno para amenazar de contragolpe. Y mientras la visita se arrimaba, Berlín calculaba el momento de lanzar la contra.

Lukebiako era una pesadilla por izquierda. Davie Selke, que había ingresado por Ibisevic, contó con una inmejorable posibilidad. El Hertha tenía un plan y lo ejecutaba con inteligencia. Faltaba una mínima precisión para liquidar el juego, pero las amenazas eran constantes. Las variantes le habían dado un aire fresco muy positivo.

Una mano en el área local fue muy discutida por los hombres de Düsseldorf. Bien pudo ser sancionada con penal, porque ampliaba el espacio, aunque el árbitro considero que era una jugada natural y una mano involuntaria que no debía penarse. Se jugaban 81′ y se le acababan las chances a la visita. Además, cada contragolpe, en su mayoría encabezados por Lukebiako, eran algo parecido a un temblor en el área visitante.

El Olympia Stadion vivió una noche de fiesta. Un cierre a toda orquesta del equipo que supo asimilar el golpe inicial de su adversario, reponerse rápido, marcar el empate, dar vuelta el resultado antes del cierre del primer tiempo y ampliar la diferencia cuando el reloj se aproximaba a la mitad del segundo tiempo. Después manejó el encuentro a voluntad y con un poquito más de precisión hubiera llegado a un margen más amplio en el marcador. Vivió una noche mágica y abre su sueño en la mágica Bundesliga.


Hernán O’Donnell

Messi acomoda las piezas, Suárez encuentra el arco, y Barcelona vuelve a decir presente

El comienzo fue preocupante. Apenas dos minutos de juego y todo parecía entrar en un cono de sombras. Una distracción, un arranque del Inter y ese formidable jugador-goleador que es Lautaro Martínez entró al área como un tren imparable y abrió el marcador con un remate cruzado para que Inter se pusiera 0-1 cuando iban, reiteramos, tan solo 2′ de juego.

Le costaba al local imponer su juego; no encontraba el ritmo, armaba jugadas a partir de la movilidad de Messi, pero no podía franquear la defensa italiana. Por momentos, amagaba con lastimar, pero fallaba en la puntada final. A veces Griezmann, a veces, Suárez. Lo cierto es que no surgían los definidores. Y la visita se animaba a partir de la vocación ofensiva de Lautaro y Alexis Sánchez, la presencia de Candreva y el talento de Sensi, de muy buen primer tiempo.

Barcelona intentaba desde afuera. Primero Messi, después el francés Griezmann. Remates de larga distancia para intentar convertir, pero Handanovic siempre lucía seguro.

Inter, con el correr de los minutos, se paraba de contragolpe. Y amenazaba en cada lanzamiento. El problema era que la defensa italiana se había cerrado y poco podía hacer el local. Buscaba a Messi, abría la cancha y luego venía un centro para la entrada forzada de un cabeceador, o el rechazo de los defensores. Era una madeja difícil de sortear. Y el peligro que siempre encerraba Sensi en cada jugada que iniciaba. Incluso, sobre el cierre, un cabezazo perfecto de Lautaro Martínez fue rechazado al corner por Ter Stegen con un manotazo providencial, con el que evitó que la visita aumentara el marcador.

En el segundo tiempo, la cosa parecía complicarse. Barcelona se refugiaba en los pies de Messi y en el ingreso de Arturo Vidal por un errático Busquets. Inter metía contras veloces y preocupantes. Hasta que a los 58′ Vidal habilito de derecha a izquierda a Luis Suárez quien sacó una volea impresionante, de media vuelta y desde afuera del área grande, para colarse en el ángulo inferior izquierdo de Handanovic. 1 a 1 y la calma que se metía en el Camp Nou.

Después entró Dembelé, quien se mostró activo, rápido y peligroso. Un remate suyo, alto, apenas arriba del travesaño fue una clara oportunidad para el local. Y el tiempo pasaba con un Barcelona que intentaba y un Inter que ya pensaba en el regreso a Milano, con pocas piernas y lucidez para afilar un contragolpe dañino.

En eso estaba el reloj, ya miraba su parte final, y el partido acababa. Entonces aparecieron los “mellizos” de Cataluña. Messi controló, se amacó por el borde del área y le entregó el pase preciso a Suárez para que ingresara por el medio y sacara el tiro de la victoria cuando se jugaban 84′. Era el 2 a 1 y la explosión de alegría del Camp Nou.

Barcelona daba vuelta la historia y se acomodaba en la Champions League. Ese torneo que le obsesiona, que lo quiere desde siempre y más en estos tiempos de dominio reciente del Real Madrid.

Una Copa que desea y anhela, pero que tendrá un duro recorrido en un grupo donde los alemanes de Borussia Dortmund y los rivales de ayer, se empecinaran en complicarle la vida y no dejarle servido un sendero de rosas.


Hernán O’Donnell

Madrid expuso su orgullo y apagó un Halloween anticipado

Se había presentado como una “Noche de Brujas”. Hasta estaba previsto el título, trillado, gastado, en un juego de palabras con el nombre del equipo que sorprendía al Real Madrid en el mismísimo Estadio “Santiago Bernabéu”. El dueño de casa había perdido en su primera presentación ante el París Saint Germain en Parque de los Príncipes y necesitaba una victoria para encaminarse en su grupo en la temporada 2019/2020 de la Champions League.

Pero no conseguía abrir el marcador. Se ahogaba en su toqueteo, mientras Lucas Vázquez no le aportaba claridad, Modric no distribuía y Hazard chocaba con los defensores del equipo belga.

Era difícil para el Madrid, pero no sospechaba que además recibiría pronto un par de cachetazos.

El primero fue apenas comenzado el partido. Tras esos minutos de acomodo en el terreno y cuando el local quería hacerse dueño de campo y pelota, una habilitación larga hacia la izquierda inició una maniobra de contragolpe de Brujas. Vanaken combinó con Vau, la pelota fue al medio hacia la entrada libre de Emmanuel Dennis y este, con un remate esquinado venció la salida de Courtois, gol confirmado por el VAR cuando iban 9′ de juego.

El Madrid siguió en su línea, pero el fútbol no surgía. No florecía. Más allá de adelantarse en el campo, las trepadas de Carvajal y Nacho, el empuje de Casemiro, arriba se enredaban con la última hilera visitante. Y no tenía profundidad.

Para colmo de males, cuando el tiempo llegaba al fin del primer episodio, un pase errático de Modric le dejó el balón a Dennis, quien se fue solo, trastabilló y aún así le pudo picar el balón a Courtois cuando iban 39′ y poner el 0-2 ante la incredulidad de la capital española.

El silencio y el estupor ganó el escenario. Madrid sumaba su segunda caída consecutiva en la Champions, le convertían 5 goles y no había señalado ninguno, en un partido y medio.

Salio Courtois lesionado y lo reemplazó Areola; un tiro libre le permitió a Sergio Ramos meter un cabezazo de los que suele ejecutar y achicó la distancia: 1-2 cuando se jugaban 55′. El local tenía tiempo para soñar, ya que parecía haberse acabado el tiempo de Brujas: un minuto antes se perdió el 0-3 y a partir de allí pareció cansarse, bajar las defensas, hasta asustarse de poder llevarse un triunfo histórico de un escenario célebre del fútbol mundial.

Ingresó Vinicus Jr. para darle más aire al ataque. Madrid lucía más veloz que en el primer tiempo, más dañino, aunque el reloj avanzaba y no encontraba la puntada final.

Y Brujas se abrazaba al resultado. Cada vez más atrás, se sostenía en la voluntad de tapar agujeros, pero ya no insinuaba un golpe más para consumar la hazaña. Y cuando expulsaron a Vormer todo se redujo a sostener el resultado.

Madrid encontró un respiro en otra pelota detenida. Tiro libre desde la derecha, la entrada franca de Casemiro, y el 2 a 2 cuando iban 85′. Una sensación de alivio recorrió las gradas, aunque el equipo quería, necesitaba, más.

Empujó con su jerarquía y el peso de la historia. Brujas tuvo una chance a favor, pero le entró mal Cools y desperdició la oportunidad.

Madrid tuvo el partido en su control, pero un par de errores en el primer tiempo lo dejaron al borde del abismo, y en el complemento con empuje, amor propio y el peso de sus hombres a la hora de cabecear en el área contraria, alcanzó un empate, que le pudo saber a poco, pero que también vale, pues estuvo al borde de vivir una “Noche de Brujas” anticipada, cuando falta un mes para que el famoso Halloween desate la fantasía e imaginación de los niños.


Hernán O’Donnell

La Primera Nacional enciende un campeonato vibrante e impredecible.

Cuando Tigre le ganó la final de la Copa de la Superliga a Boca Juniors, muchos pensaron que el equipo que conduce Néstor Gorosito, que había perdido la categoría en el torneo regular de la Superliga temporada 2018/2019, tendría muchas posibilidades de rgeresar pronto a la máxima división de nuestro fútbol.

Pensamos, y lo comentamos desde está página, que no sería sencilla la tarea. Que había hecho una buena Copa, que había tenido muchos momentos de buen fútbol, pero que le iría a costar plasmarlo y mantenerlo a lo largo de la temporada de la Segunda División que se avecinaba. No sería simple poder mantener a lo largo de un año largo y extenuante ese nivel de juego, y sobre todo imponérselo a rivales que juegan con mucha pasión, entrega y sacrificio. La hoy llamada Primera Nacional, la vieja y querida “B”, no entiende este juego si no es con entrega, actitud y pierna fuerte. Y para Tigre no sería sencillo mantener el nivel, con el aliciente (para los rivales) que enfrentaban a un conjunto que venía de alzar una Copa Nacional, con todo lo que ello implica en cuanto a motivación.

Y San Martín de Tucumán le dio otro golpe, en un certamen que se ve duro, con varios equipos que quieren pegar el salto a la división superior.

En el Sur de la Provincia de Buenos Aires, Brown de Adrogué logró un punto sobre el final del juego ante Almagro. El partido fue entretenido, intenso con el dominio del local en la primera parte que se acentuó en el complemento, a partir de la conducción de Nieto, la velocidad de Coronel, el trajín de Burgos y la firmeza de Boggino. Almagro peleó el partido. Se esforzó y logró abrir el marcador tras una buena intervención de Juan Manuel Martínez, quien picó la pelota a la salida del experimentado Martín Ríos cuando iban 63′ de juego.

Y con el ingreso de Rueda y Méndez tuvo más dinámica, pero el local lo empujó contra su arco y logró un dominio territorial sostenido en el complemento.

Brown se apropió del control del juego y acumuló chances para igualar. En una Limousin la sacó con una mano al corner; en otra, el travesaño le dijo no. y hasta pudo aumentar la visita, tras un contragolpe bien elaborado por Suárez y Méndez, quien se metió de derecvha al centro, cuando Suárez esperaba el pase volcado hacia la izquierda, Méndez enganchó hacia la derecha y sacó un buen tiro que pegó en el poste izquierdo de Ríos.

No lo pudo liquidar Almagro y el equipo de Adrogué encontró su recompensa al final, cuando tras un centro desde la izquierda del lateral Stegman, el rechazo de Arias quedó corto y Linás sacó un remate cruzado que se metió en el palo derecho de Limousin cuando se jugaban 89′.

El resultado final fue de 1 a 1, justo, aunque no le sirvió demasiado a ninguno, ya que ambos necesitaban los tres puntos.

Sarmiento, San Martín (Tucumán) y Quilmes dominan la zona 2; perdío Estudiantes (Bs As) ante Platense 1-2, pero se mantiene primero en la zona 1, perseguido por Atlanta, Estudiantes (Río Cuarto) y Platense.

La Primera Nacional está al rojo vivo, y nos promete meses y fechas de partidos apasionantes.


Hernán O’Donnell

Hamilton volvió a sonreir en Rusia y empieza a abrazarse a otro año exitoso en la Fórmula 1

Una largada impecable de las Ferrari, la velocidad de Leclerc, de Vettel, el oportunismo de ambos y la impotencia en esa primera tanda de los Mercedes. No pudo colarse Hamilton, pero el incidente entre los Haas, el toque de Giovinazzi con Grosjean, y el auto de seguridad apenas se había desarrollado la primera vuelta del GP de Rusia. Cuatro vueltas y el safety-car que ordenaba a Vettel, Leclerc, Hamilton, Sainz, Bottas, Norris, Sergio Pérez…

Después empezó una carrera dura, peleada. Leclerc se mostraba más veloz que su compañero Vettel, pero este se negaba a resignar la primera colocación. Y Ferrari debía armar y rearmar su estrategia. Sebastian Vettel, en tanto, aceleraba. Y en la vuelta 14 ya le llevaba 3″ a su compañero y aún más a Lewis Hamilton. Allí la diferencia era de 6″, hasta que llegó la vuelta 15 y había que comenzar las paradas en boxes.

Vettel no aflojaba; atrás, Leclerc. Y cerca Hamilton y Bottas. Las Ferrari estiraban el momento de parar en boxes y acentuaban la diferencia. El primero en ingresar fue Leclerc, para poner gomas blandas e intentar aguantar toda la carrera. Le costó un retroceso: lo pasaron los autos de Mercedes y cayó al cuarto lugar.

En el giro 26 se detuvo en boxes Vettel; una parada de 3″ y una salida que lo relegó a la cuarta posición. Haimlton, Bottas y Leclerc lo antecedían.

Y en la vuelta 28 un problema en el auto de Vettel lo sacó a un costado, el ingreso del virtual safety-car y los Mercedes que aprovecharon para entrar a boxes y no perder su ubicación.

Tras esa parada en boxes, Hamilton quedó primero, Leclerc segundo y tercero Bottas.

Pero la tarde se iba a teñir para las flechas de plata. Se observaba en las pantallas, flotaba en el ambiente. El monegasco debió entrar a cambiar neumáticos y Bottas se acomodó en el segundo lugar cuando entrábamos a la segunda mitad del GP de Sochi.

Hamilton comenzó una trepada impresionante. Veloz, se escapaba mientras Verstappen se ubicaba en el cuarto lugar y se transformaba en una amenaza para Leclerc.

Mientras, el campeón y máximo favorito no aflojaba. Volaba por la pista de Socchi y marcaba distancias con sus seguidores. La diferencia con Leclerc ya era de 5″ y medio. No parecía que habría problemas.

Más atrás, se destacaba el Mc Laren de Carlos Sainz, y también progresaba Alexander Albon, quien sobre el final se adelantó con una excelente maniobra.

La suerte se había aliado a Mercedes y Hamilton la ayudaba. Su trabajo era impecable, igual que el de Valteri Bottas.

Nada los detuvo, nada los frenó. Fueron dominantes desde la segunda parte, supieron aprovechar los momentos de la carrera, hicieron valer la suerte que les apareció y nunca perdieron la línea cuando Ferrari dominaba las acciones.

Lewis Hamilton volvió a sonreir, se llevó un Gran Premio duro, complicao, pero merecido. Recuperó la alegría del triunfo, paseó su talento por Rusia y empieza a definir una temporada de Fórmula 1 a la que aún le queda bastante hilo en el carretel.


Hernán O’Donnell

Barcelona busca su destino mientras añora a Leo Messi

Le costó mucho el primer tiempo. No pudo acomodarse al juego, se sintió maniatado y por momentos dominado por un Getafe entusiasta, dinámico, aventurero. Barcelona no pudo hacer pie a lo largo de esa etapa, más por la presión que hizo el local y bastante porque no surgió su juego colectivo. Apenas los arrestos individuales de cada uno de sus hombres, que hicieron pesar su enorme jerarquía en duelos personales o jugadas propias. Como aquella de Carlés Peréz, que le birló la pelota a Nyom y se metió en el área para sacar un tremendo remate que rechazó Soria.

O los piques de Suárez. O los intentos de Griezmann. Pero el conjunto no mostró un juego asociado. Muy liviano lo de De Jong, apagado Arthur, sin vuelo Firpo por la izquierda, lo mejor lo hizo, al cabo, su arquero Ter Stegen.

Iban 41′ de juego cuando el portero salió fuera del área a cortar un pelotazo largo a Angel y controló el balón con el pecho. Se la jugó al abrirse un poco hacia su izquierda y con la pierna menos hábil lanzó una habilitación larga y precisa para Luis Suárez, por atrás de los defensores, para que se fuera al arco rival solo y ante la salida apurada de Soria, pudiera definir como lo hizo: con un toque suave por encima de la cabeza del arquero y la pelota que entró suave tras realizar dos piques en el área chica. Barcelona llegaba al gol por una buena acción de su arquero, completada por el centrodelantero. 1 a 0 y fin del primer tiempo.

Se esperaba más en el complemento. Más del Barcelona. Más del equipo de las estrellas. Y apareció rápido algo de su fútbol aguardado. Una buena maniobra de derecha al centro, la participación de Griezmann, Sergi Roberto, Arthur, otra vez Sergi Roberto, su remate fuerte y el rebota que dió Soria fue directo a la entrada de Junior Firpo quien atento y veloz, se metió por izquierda para concretar el 0-2 cuando iban 49′.

Se serenó la visita. Ya había pasado el tiempo complicado, esa primera etapa donde el juego no aparecía y la tensión aurgía en sus hombres que se vio refeljada en las amonestaciones de Sergio Busquets y Lenglet.

Getafe sintió el golpe. Adelantó sus líneas, pero no lograba ser profundo. Angel no lograba ser asistido, Cucurella se perdía en el duelo con Sergi Roberto y el local no lograba ser productivo. Tenía la pelota, Tenía el campo y la cercanía del arco rival. Pero no conseguía lastimar.

A los 81′ se fue expulsado Lenglet por doble amonestación. De ese tiro libre llegó el centro, el rebote y el remate de Kennedy que controló muy bien Ter Stegen. Fue la mejor oportunidad de Getafe en el complemento.

Entusiasmado por el hombre de más, a los 85′ un centro de Kennedy fue conectado de cabeza por Angel un poquito arriba del travesaño. Getafe soñaba con el descuento pero sus posibilidades se licuaban. Barcelona se había acomodado de otra manera. Con el ingreso de Semedo por Griezmann pasó Sergi Roberto a la línea de volantes y se estableció en un cerrrado 4-4-2, que con la expulsión de Lenglet y el ingreso de Todibo por Carles Pérez se transformó en un 4-4-1.

Y no hubo tiempo para más. Con oficio y el peso de sus individualidades Barcelona sumó tres puntos de oro para acomodarse en la tabla de posiciones, continuar en la búsqueda de su nueva identidad y restar un día menos para la recuperación total de Leo Messi.


Hernán O’Donnell

Sevilla se ahogó en su conformismo y el Eibar salió a flote

Eibar consiguió la victoria porque nunca perdió la fe, porque se mantuvo alerta y facturó todas las oportunidades que le dio la visita. Sevilla tenía que recuperarse del último traspié, de la caída ante el Madrid en el Sánchez Pizjuán, uno de los rivales más tradicionales para el elenco andaluz, aquel con el que nunca se quiere perder y menos en casa. Por eso fue a Eibar en busca de los tres puntos que lo metieran de vuelta en la conversación, pero no supo administrar un partido que le era favorable y sumó una nueva frustración.

Sevilla empezó metido, motivado, dominante desde el comienzo. Salió concentrado y a los 10′ llegó a la apertura del marcador a través de un pelotazo largo a Lucas Ocampos, quien ingresó al área por la banda derecha y metió un remate cruzado frente a la salida de Dmitrovic para marcar el 1 a 0.

Se tranquilizó la visita. Sabía que había conseguido pronto la ventaja que necesitaba y tomó las riendas del encuentro a través de la conducción de Ever Banega, Jordán y Fernando.

Y consiguió aumentar la ventaja con una buena maniobra colectiva, el desborde por la derecha, el centro y la aparición de Olivier Torres a los 32′. El 2 a 0 ya era un resultado mucho más tranquilizador; el Eibar inetnaba una reacción, pero no podía quebrar las líneas adversarias.

Para mejorar, Eibar decidió ingresar al argentino De Blasis por Inui. Intentó más desequilibrio por las bandas, y en el segundo tiempo de a poco se animó a dar vuelta un partido que en la primera parte le había sido desfavorable.

Se repetía el local con las proyecciones de Arbilla y Pedro León por derecha y los centros largos, cruzados al segundo palo. Insistió con esa fórmula. Así generó tres aproximaciones y de alguna manera intentaba achicar la distancia en el juego y en el resultado que le había sacado el Sevilla.

A los 58′ otro centro de Pedro León fue desviado por Escudero cuando el balón rondaba el arco de Vaclik; era un sistema repetido pero Eibar insistía. Ataque por derecha y centro al poste más lejano.

En Sevilla ingresó Koundé por Carrico. Pasada la hora de juego y el local se animaba cada vez un poco más. Eibar progresaba; Sevilla se acomodaba al juego, se replegaba unos metros y buscaba los espacios para liquidar de contragolpe.

Hasta que Koundé perdió un balón en defensa y derribó al delantero que le había quitado el balón cuando entraba al área. Penal y gol de Orellana cuando iban 65′, con un tiro bajo, bien esquinado, a la derecha del arquero de Sevilla: 1-2 y nacía otro partido. Era el premio para Eibar y un castigo para un Sevilla que se había relajado antes de tiempo.

El serbio Gudelj ingresó por Jordán para darle más frescura al mediocampo de la visita. Sevilla necesitaba meterse rápido otra vez en el ritmo del partido.

Eibar creció. Se entusiasmó. Y fue a buscar algo más. Se afirmó Escalante, se metió Quique, Orellana y Pedro León desbordaban por las bandas…Sevilla lucía desbordado, apretado por el ímpetu del rival.

Y tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe: un grave error en defensa, la desinteligencia entre Diego Carlos, que quiso cabecear hacia atrás, y la salida presurosa y temeraria del arquero Vaclik, dejó el choque entre ambos y la pelota impulsada hacia adelante cerca del arco libre para que Pedro León a los 76′ definiera sin problemas y marcara el 2 a 2.

Sevilla era un manojo de nervios y parecía desconcertado. Ya no hacía pie en el partido; no encontraba la pelota, Banega había extraviado la conducción y Ocampos se enredaba en la defensa local. Eibar era un canto al entusiasmo, al optimismo y quería más. Veía que el rival se había ahogado en su propia trampa y el milagro podía ser.

Entonces llegó el tiro libre para el local y el golazo de Cote, de zurda y combado, para dar vuelta el resultado a los 81′: 3 a 2 para el equipo que nunca perdió la fe. Había logrado revertir el resultado tras un deslucido primer tiempo y ahora ya estaba abrazado a una hazaña que no iba a resignar. El local atacó aún en esos minutos finales y sometió a un Sevilla desenfocado, perdido, aturdido. Desde el banco sufría Lopetegui, quien no podía enderezar un barco que se había hundido de modo insólito e imprevisible; nadie podía imaginar este desenlace cuando finalizaba la primera etapa con una cómoda victoria parcial para la visita.

Sin embargo, el fútbol tiene estas sorpresas que lo hacen maravilloso. Estos cambios impredecibles, estas variantes y alternancias que lo convierten en un deporte único. Eibar, en sólo 15′ había dado vuelta el rumbo de un partido que parecía de curso definido, pero Sevilla creyó que estaba resuelto, se dejó estar y le abrió la puerta a la esperanza a un equipo que aprovechó cada una de las oportunidades que se le presentaron para salir a flote y celebrar un victoria impensada.


Hernán O’Donnell

Granada sumó un punto en Valladolid y trepa en La Liga española

Fue la gran sorpresa de la última jornada cuando venció al poderoso Barcelona. Ese triunfo, la buena campaña y la posición expectante en la tabla de competencia, hizo del partido en el que visitaba a Valladolid en la apertura de la sexta fecha un encuentro interesante, en el que el mundo futbolero posó los ojos sobre él.

Y resultó un encuentro entretenido, con acciones de ida y vuelta, dominio alternado y expectativa hasta el silbato final.

El comienzo fue del local. Salió decidido, con un esquema ofensivo, con la intención de asumir el protagonismo y tuvo el control del juego durante los primeros quince minutos. Así fue como a los 12′ Toni Suárez desbordó por la izquierda y metió un centro en el área chica, preciso y rasante, para la entrada de Oscar Plano quien marcó el 1 a 0.

Después, cambió el desarrollo. Granada salió a buscar. Abrió la cancha por medio de Díaz y Vadillo, salió con pelota prolija y se propuso rescatar el encunetro. Valladolid se acomodó al libreto habitual de los equipos cuando tienen la ventaja en el resultado: retrasarse unos metros, tratar de cortar en tres cuartos de cancha y salir rápido de contragolpe para aprovechar los espacios. Por momentos lo logró, sobre todo con el trajín de Toni Suárez por izquierda y Sergi Guardiola por el frente de ataque.

En ese lapso, Valladolid fue mejor.por lo menos supo controlar el partido; en el primer cuarto atacó, y una vez conseguida la diferencia se paró unos metros más atrás y le jugó de contragolpe a partir de recuperar el balón en tres cuartos de cancha.

Granada sabía que debía ser ancho para progresar. Y buscó por las bandas. Neva y Vadillo por izquierda, Díaz por derecha. La salida prolija y la intención de desequilibrar por los costados para abrir la retaguardia local. Y en una maniobra por el costado derecho encontró su recompensa. Rdríguez Díaz la llevó por el centro hacia la derecha, habilitó a Víctor Díaz y el centro fue conectado por Carlos Fernández para vencer la oposición de Masip y logró el empate 1 a 1 a los 42′ de juego.

Sobre el final del primer tiempo, la visita conseguía el empate como un premio a su constancia y confianza. Valladolid, que había sido superior, se encontró, de pronto, con que todo estaba igualado.

En el complemento, el juego decayó. No tuvo el ímpetu del primer tiempo, y faltó certeza en los últimos metros. El libreto fue similar al de la primera parte, con un dominio del local, sostenido en su intención ofensiva.

Después de unos minutos, Granada volvió a salir. Como si hubiera necesitado, en cada etapa, unos minutos para acomodarse al juego, para adaptarse al partido. Y atacó, con más recaudos que en la etapa inicial, sin soltar del todo las amarras del buque.

No sobraron las ocasiones. Apenas una bien clara para el visitante, cuando un gol no fue convalidad porque un hombre de Granada estaba en la línea de la pelota cuando surgió el remate y tapaba la visión de Masip. Jugada discutida, que pudo significar el triunfo de Granada y la escalada a lo más alto de la tabla en soledad.

No pudo ser, pero tampoco fue para lamentarse. Porque en rigor de verdad, en un encuentro difícil en el que Valladolid fue superior, Granada se llevó un punto que le deja un buen sabor porque le permite mirar a todos desde la zona de la alta de la tabla cuando se sumó hace muy poco a la división de honor.


Hernán O’Donnell

Wolfsburgo y Hoffenheim dividieron honores y buscan su lugar en el rumbo de la Bundesliga

Es una liga atractiva, con un favorito, Bayern Münich, un rival duro, Borussia Dortmund y dos o tres que quieren ser la sorpresa: RB Leipzig, Schalek 04, Borussia Moenchengladbach…Pero no todo los nombres terminan allí. Hay muchos equipos que quieren buscar su rumbo y Wolfsburgo y Hoffenheim protagonizaron un partido atractivo donde cada uno peleó con sus armas y sus estrategias en la búsqueda de su lugar en la Bundesliga. El local quiere dar pelea; la visita le escapa al fondo y trata de acomodarse en el lote de la mitad, hacia arriba.

Lunes por la noche y un clima tranquilo. A los 5′ Sebastian Rudy sacude rápido la modorra con un tremendo remate con el empeine derecho, cruzado, desde afuera del área, y marca para Hoffenheim el primer gol del partido: 0-1 para el visitante y más fresca se puso la noche.

A partir de allí, el local empezó el camino de la reconstrucción. El partido se le ofrecía cuesta arriba casi desde el inicio y la gente también empezó a aplaudir y a alentar porque la noche no era propicia. Por lo menos en el inicio y en el resultado.

Entonces, el local fue al ataque. Adelantó sus líneas, soltó a William y a Steffen por las bandas y apretó a Hoffenheim contra su arco. Y llegó al empate tras una jugada combinada, asistencia de Weghort ¡de taquito! y el remate de Mehmedi desde la izquierda, cuando iban 35′ de juego. 1 a 1 tranquilizador; enseguida llegó otro tanto que el VAR no convalidó por offside. Y un furibundo remate en el travesaño de Hoffenheim que cayó en la línea de meta.

El primer tiempo terminó con un 1 a 1 motivador para esperar un buen segundo tiempo.

Para sorpresa de muchos, el visitante salió decidido en el complemento. Buscó por los costados y en pocos minutos acumuló un para de situaciones claras, una de ellas tras un corner cerrado que Bebou no llegó a conectar cuando iban 55′ del encuentro.

Después, se ordenó en su campo y se alistó para salir de contragolpe. Para Wolfsburgo el partido no era fácil, porque le costaba entrar a la defensa cerrada de la visita y las contras eran un motivo de preocupación. No hallaba los caminos para penetrar en el área de su oponente y no podía descuidarse. Y sufrió, porque a los 87′ Pervan sacó un remate fuerte y peligroso que podía ser la derrota.

Y a los 90+1′ Hoffenheim tuvo otra chance clara de contragolpe, tras un centro y el remate de Adamyan que se fue muy cerca.

Fue la imagen del final. El control del visitante, que se supo ordenar, cerrar en defensa, bloquear cada camino y meter contragolpes con mucho peligro. Estuvo cerca de llevarse los tres puntos, pero el empate le sirve para escaparle a la zona de fuego del descenso de categoría. Wolfsburgo desaprovechó una linda oportunidad para sentarse en la mesa de la discusión de los que encabezan el torneo.


Hernán O’Donnell

Ferrari suma victorias, domina el segundo semestre y quiere dar pelea en el Campeonato

El GP de Singapur, esa mezcla de glamour con la renovación que tuvo la Fórmula 1 en los últimos tiempos, nos regaló otra carrera vibrante, atractiva, con un Charles Leclerc que atrapó la largada y una serie de modificaciones que le dieron sabor, con un Sebastian Vettel dominante que volvió a sus grandes jornadas. Ferrari se muestra como la fuerza más competitiva en este segundo semestre, tras el receso tradicional de Agosto, y ya se muestra como una fuerza que dará pelea en la lucha por el título, tras este magnífico 1-2 del GP de Singapur, aunque el puntaje para Hamilton aún es amplio.

El monegasco hizo una partida impecable, rápida, se adelantó sin oposiciones y en la primera curva sacó una buena posición. Detrás, Hamilton, también de buena largada.

Vettel se metió tercero, Verstappen detrás y Sainz se vio tocado por Hulkenberg.

A partir de allí, ya en la octava vuelta, empezaban las estrategias de cada escudería para aprovechar al máximo lo que se preveía como una larga carrera y tal vez con una única parada en boxes.

Cuando promediaba la competencia, las detenciones hicieron modificaciones. Hamilton quedó a 5″ y atrás de las Ferrari. Había estirado un tienpo y varias vueltas la detención, pero no dio buenos resultados; Vettel superó a Leclerc y se estableció en la punta de la carrera. Un choque de Russell contra el muro determina la entrada del safety-car y tras un par de giros tranquilos, la salida del auto de seguridad le abre la puerta a un ritmo tensionante entre las Ferrari.

Vettel, Leclerc, Verstappen, Hamilton y Bottas se ordenaron tras la reanudación del GP. Y se esperaba una ardua lucha entre los coches italianos, aunque Leclerc sabía que no podía ir por un desquite, aunque considerara que el undercut fue injusto.

Pocas vueltas para el final y la emoción se vivía en las primeras posiciones. Hamilton iba por más; por lo menos, a la caza de Red Bull.

Pero no hubo tiempo ni auto que pudiera darle más chances a Lewis. El final llegó con ese orden, el dominio de Ferrari, Max Verstappen en el tercer éldaño del podio y una ausencia llamativa de Mercedes en ese lugar de privilegio de la premiación; después de mucho tiempo el equipo alemán se veía afeura de las copas y el champagne de la celebración.

Pero poco le importó a Vettel ese detalle. Era el tiempo de mostrarle al mundo que estaba de regreso y que Ferrari podía contar con él para dar batalla en el Mundial de la máxima categoría del automovilismo deportivo.


Hernán O’Donnell