La Copa Libertadores, en una semana clave

Esta semana es una de las más importantes de la Copa CONMEBOL Libertadores. Una semana trascendente; tres días, martes, miércoles y jueves, que pueden dejar más claro el panorama, aunque muchas veces se ha definido todo en la última jornada, incluso en los minutos finales de los partidos de clasificación. Pero, cuando se juegue apartir de mañana la cuarta fecha, un panorama más diáfano se presentara en cada una de las zonas.

El Grupo A se muestra apretado. Internacional de Porto Alegre sacó una leve ventaja con 7 puntos, pero Palestino con 4 se ha mostrado como la revelación y River, con 3, es aún el principal candidato. Más lejos quedó Alianza Lima.

En la zona B domina Cruzeiro con 9 unidades y Huracán parece lejos de la pelea, con un punto y atrás de Deportivo lara y Emelec.

En el C pelea Godoy Cruz con Olimpia (favorito) y Universidad de Concepción. Para los mendocinos, los próximos partidos son importantes para descontar los 2 puntos que le llevan.

En el grupo D Peñarol dio el gran golpe en el Estadio Maracaná y derrotó 1 a 0 a Flamengo, en una victoria resonante en todo Uruguay. Los dos van punteros y asoman como los equipos a clasificarse, pero no hayq ue descartar a Liga de Quito.

Cerro Porteño (9), Nacional (6) y Atlético Mineiro (3), en ese orden, protagonizan el grupo E.

San Lorenzo encabeza el grupo F y tiene un partido trascendente ante Melgar. Lo sigue Palmeiras y Junior, sin unidades, parece ya sin posibilidades.

Boca perdió en Brasil ante Paranaense por 3 a 0 y encendió alarmas. Ahora tiene que conseguir la victoria casi de modo imperioso en la Bombonera para recuperar terreno. El G es un grupo que se mantiene abierto, pues dominan los brasileños, pero Tolima llegó a cuatro puntos, la línea de Boca y Jorge Wilstermann, con 2 puntos no pierde las esperanzas.

La zona H, que parecía la más dura y equilibrada, tiene a Libertad bien arriba con 9 puntos, a Universidad Católica con 6 y al fondo, al gran favorito, Gremio con 1 punto igual que Rosario Central.

Toda una sorpresa en una Copa inmensa y siempre atractiva.

Habrá choques para todos los gustos. Se abre una semana clave y decisiva de la hermosa, tradicional y atrapante Copa Libertadores de América.



Hernán O’Donnell

La Fórmula 1 renueva sus estrellas

Empezó una nueva temporada de la Fórmula 1 Internacional, la máxima categoría de este deporte, la más trascendente y popular de las divisiones del deporte mecánico, y otra vez se renovaron las expectativas, las ilusiones y la pasión de los millones de seguidores que tiene la “máxima” desparramados en todo el planeta.

Han pasado los dos grandes premios iniciales, Australia y Bahrein, y han quedad algunas perspectivas del comienzo del año y lo que puede suceder en la temporada.

Hay nuevos vientos alrededor de la Fórmula 1. Nuevas expresiones y otros desafíos. Valteri Bottas se impuso en el primer grand Prix del año con una actuación soberbia, de las mejores de su carrera. Ya había tenido indicios en la pretemporada, cuando mostraba variantes en su preparación. En Australia, salió a pelearle la carrera a su coequiper, el quintúple Campeón del Mundo, el excelente Lewis Hamilton. Y ganó con justicia.

En Bahrein tuvo un segundo puesto con menos luces, producto de un inconveniente técnico: una bolsa de residuos se había metido en su alerón delantero y perjudicó la aerodinámica del auto.

En la segunda prueba, apareció otro nombre, otra figura que emerge y quiere sumarse a la constelación de estrellas que dominan la categoría. El monegasco Charles Leclerc. Apenas 21 años y ya mostró sus credenciales. Llegó a Ferrari como una nueva apuesta, y enseguida empezó a hacer ruido.

Tuvo un gran fin de semana, se llevó la pole position y pudo alcanzar la punta en la carrera tras superar a Vettel. Todo indicaba que cerraría un fin de semana para recordar.

Pero las cosas no se dieron como pensaba, y de a poco la máquina comenzó a perder potencia, con lo cual se vio superado por los Mercedes de Hamilton y Bottas, mientras Verstappen se acercaba de modo irreversible. Dentro de la mala fortuna, un siatuación fortuita le tendió una mano al final, cuando ya hasta el podio estaba en peligro: las detenciones de los Renault de Magnussen y Ricciardo generó que el safety car ingresara a la pista y la carrera ya tendría en las últimas vueltas las posiciones definidas e inmodificables.

Leclerc, que había hecho todo para ganar, salvó el tercer lugar, cuando hasta este puesto corría peligro.

La Fórmula 1 inició la nueva temporada con nueva conducción, nuevo gerenciamiento y nuevos vientos. Una inyección de renovada esperanza tanto en el deporte como en su organización y el espoectáculo que se le brinda a sus seguidores de todo el mundo.

Hamilton parace, una vez más, el gran candidato. Bottas quiere el desafío. Verstappen irrumpe con su desfachatez y Vettel siempre es una amenaza latente. A estas estrellas sumelé el nombre de Leclerc. En la segunda carrera ya mostró sus cartas y sus sueños de sumarse a la mesa de los más importantes pilotos.



Hernán O’Donnell

El Sub 17 y la alegría de ganar el Superclásico de las Américas

Así se lo bautizó hace un tiempo al enorme choque futbolístico entre la Argentina y Brasil. “El Superclásico de las Américas”. Y si bien el nombre parece rimbombante, le queda bien. A la medida. Es un partido que asombra al mundo, gigante. Aunque se juegue en otra categoría, como la de anoche, el Sub 17. Y por el Torneo Sudamericano Lima 2019, clasificatorio pra al Copa del Mundo Sub 17 de la FIFA-Brasil 2019. Se juegu donde y por el torneo y edad que se juegue, siempre será Argentina- Brasil, el Superclásico de las Américas.

En esta oportunidad, además, había un condimento extra. Era como una especie de final. Por lo menos para Argentina, porque Brasil ya está clasificado al mundial como país organizador. Pero para la albiceleste, la única chance de pasar a la segunda ronda era de una forma dura y exigente: ganar y por tres goles de diferencia. Empresa nada sencilla, sobre todo ante Brasil.

Y los pibes se la jugaron. Con orden y con enjundia. Con habilidad y esfuerzo, con talento y sacrificio.

El primer tiempo era parejo y sin grandes ocasiones de abrir el tanteador. La Argentina buscaba, pero no lograba perforar la defensa brasileña y mientras pasaban los minutos, asomaba una sensación de que el partido parecía difícil de quebrarse. Pero a los 37′ una falta innecesaria de Renan sobre Zeballos (lo cruzó a la altura del cuello) le otorgó el penal que Matías Godoy supo convertir.

La Argentina pasaba a ganar 1 a 0 y se metía más en la pelea. Era el gol de la calma, de la tranquilidad y de la esperanza.

En el segundo tiempo, el desarrollo fue otro. Mucho más volcado el equipo de Pablo Aimar al ataque, a los 55′ llegó el segundo tanto, con un remate desde afuera del área de Matías Palacios. Un golazo del joven volante de San Lorenzo. 2 a 0 y a jugarselá que había tiempo y sólo faltaba un tanto.

Brasil cometió el pecado de intentar salir del partido. De no jugarlo, de que no se jugase. Se metió atrás, lo cuál no sería criticable si lo hiciera con criterio: refugiarse un poco, achicar espacios y pensar en salir rápido de contragolpe. Pero, no. Se metió demasiado cerca de su arco, y procuró enfriar, demorar, dejar pasar el tiempo.

La Argentina insistió con el juego. Con Palacios como conductor, con Godoy y Zeballos como socios, con la voluntad de todos. Y cuando los minutos pasaban y el arco brasileño se cerraba, la albiceleste mandó a los centrales, sobre todo a Amione a jugar de delantero, bien metido en el área brasileña. Los laterales abiertos y Palacios más retrasado para conducir, distribuir y organizar los ataques de un encuentro que se jugaba en el campo de la verdeamarela.

Y tanto fue a la búsqueda, tanto fue a la fuente, que al final la rompió. Se jugaban 92′, ya era el tiempo de descuento y el final asomaba cercano. Matías Palacios recibió sobre la izquierda, sorteó con un taco la marca del lateral, también la falta y corrió tras esa bola para lanzar el centro pasado. Apareció Godoy por detrás de todos y con el último aliento, sobre la línea de fondo, metió la pelota atrás, en el área chica, justo donde estaba Amione. El arquero se había pasado tras la pelota que alcanzó Godoy, y el defensor de Belgrano se encontró solo, con tres brasileños en la línea del arco, que trataron de hacer lo imposible. Amione, con total serenidad remató seco, bajo , al medio del arco y selló el imprescindible tercer gol. La locura, la alegría, todo encerrado en el festejo. Y la sabiduría para jugar y manejar los dos minutos que faltaban de la prórroga.

La Argentina había conseguido el objetivo: ganar 3 a 0 y obtener la clasificación al hexagonal final que otorga 4 plazas para el mundial. Había logrado la satisfacción de ganar el Superclásico de las Américas.

Pero le quedaba algo más por lograr: el saludo cordial y respetuoso al vencido, la mano tendida para felicitar y demostrar hidalguía deportiva en la victoria, esa que es tan difícil a veces de conseguir. Saber ganar y ser respetuoso con el adversario derrotado. Lo consiguió. Se llevó el respeto y el aplauso por ser un buen ganador. Que es bastante más que una simple victoria deportiva.



Hernán O’Donnell

Un Angel para la salvación

Un partido malo, casi sin llegadas ni situaciones de gol, sin aproximaciones ni volumen de juego. Sin emociones ni revelaciones. Con mucho viento y demasiadas infracciones.

Argentina le ganó a Marruecos 1 a 0 con un gol de Angel Correa a los 82′, que sirvió para salvar la ropa, decorar un resultado positivo de cara a la historia y la oportunidad de ver a algunos futbolistas. No mucho más.

A diferencia del encuentro ante Venezuela en Madrid, esta vez el DT argentino, Lionel Scaloni, eligió ir a los seguro. Un clásico 4-4-2 para tener seguridad y confianza en la defensa, controlar el juego en mitad de cancha, y apostar al ataque con los dos delanteros y la llegada de los volantes externos y, en modo eventual, algún lateral o algún medio centro.

Andrada; Montiel, Pezzella, Kanemann y Acuña; Pereyra, Guido Rodríguez, Paredes y De Paul; Lautaro Martínez y Dybala. Clásico, para no pasar sobresaltos.

Pero no quedó mucho del partido. Poco para sacar conclusiones. Durante el primer tiempo hubo más infracciones que juego. Más roces que fútbol. Más revuelo y entrevero entre futbolistas que jugadas armadas. Los locales propusieron un partido físico y de corte sistemático. Argentina no supo escapar a esa propuesta. Al contrario, en lugar de intentar salir de esa telaraña y contestar con juego asociado, la albiceleste hizo causa común y contestó golpe por golpe. Entonces, más que un partido de fútbol internacional, se transformó en un desafío de barrio con guapeadas en cada acción interrumpida.

El segundo tiempo tuvo un poquito más de juego. Un poquito. Pero no demasiado. Marruecos hizo su juego. Y la Argentina no evolucionó. No cambió mucho su juego al margen de los ingresos de Suárez, Correa, Zaracho, Lo Celso, Marcone (al final) y hasta el arquero Musso, que entró a los 66′ para poder mostrarse un rato.

Nada pasaba hasta que se encendió un Angel. De un lateral, Correa hizo su clásico giro, la llevó de afuera hacia adentro, tiró una pared, gambeteó a un defensor y largó el remate cruzado para abrir el marcador a los 82′ de juego.

Nada más para destacar. Entre el viento, las infracciones permanentes y la falta de imaginación y atrevimiento hicieron del encuentro un partido ordinario.

Argentina rescata la victoria, que le sirve para las estadísticas y sumar confianza. Por lo demás, tendrá todavía mucho para trabajar y soñar, tal como lo sueña el pueblo futbolero, con recuperar la identidad y la esencia del viejo y querido fútbol argentino.



Hernán O’Donnell

Aún con el regreso de Messi, la Selección no encuentra su camino

Cuando todos esperábamos el regreso de Leo, la selección nos volvió a traer a la realidad: dudas, insuficiencia y toda la tarea recaída en las espaldas del mejor jugador del mundo, que, se volvió a ver, produce mucho, muchísimo, pero no puede hacer todo. Para eso necesita un equipo que acompañe.

Y Messi volvió al seleccionado una noche de primavera en Madrid. En una selección que necesita reconstruirse. Y para ello necesita formarse un equipo, con Messi incluído. Un equipo de 11 jugadores, no de uno y diez alrededor.

De entrada, un golpazo. A los 5′ un pelotazo largo para Salomón Rondón, a espaldas de Foyth y de Mercado, el atacante metió la diagonal llegó al área libre y de emboquillada a la salida apresurada de Armani, convirtió el gol. Venezuela arriba 0-1 en el amanecer del partido.

Apenas se acomodaban en el campo, y la Argentina sufría un cachetazo. Una mezcla de deficiencia en la defensa y virtud del delantero.

La selección sintió el golpe y quedó aturdida. No tuvo una reacción desmedida; se quedó con la pelota, sí, pero careció de fuerza, de espontaneidad, de aceleración…Y de contra, venezuela amenazaba; a los 35′ Machís apareció a espaldas de Lisandro Martínez y Armani salvó con lo justo. A los 37′ Messi sacudió desde afuera y el arquero de Venezuela, Fariñez se estiró para sacarla al corner. Después habilitó a Lautaro, pero su cabezazo su fue arriba.

Y a los 43′, otro terrible golpe. Foul a Tomás Rincón, la defensa que se distrae con el árbitro, pase rápido a Murillo y un remate cruzado que Armani no pudo detener. Venezuela arriba 0-2, y final de un primer tiempo deslucido para el equipo de Scaloni.

Solo el talento inagotable de Lionel Messi disimuló el desconcierto de la Argentina. Un equipo sin imaginación, trabado en el armado de las maniobras, con el único argumento de contar con un futbolista capaz de armar jugadas de peligro y muy endeble en defensa, se iba al caer el primer tiempo, 0-2 abajo ante Venezuela.

Scaloni metió mano y tres cambios para el segundo tiempo: adentro Kanemann, Suárez y Blanco. Afuera Lisandro Martínez, Mercado y Gonzalo Martínez. Se arma una línea de 4 con Armani; Montiel, Foyth, Kanemann y Tagliafico; Blanco, Paredes y Lo Celso; Messi; Lautaro Martínez y Suárez.

Un poco más de decisión, un poco más de presencia ofensiva…Y a los 13′ Lautaro martínez aprovecha una buena maniobra de Messi, el pase a Lo Celso y el delantero del Inter convierte: 1-2, de contra y a meterse en el partido.

El cambio de Benedetto por Lautaro no alteró el esquema. Argentina siguió con ímpetu, pero Venezuela tenía una carta en la manga: Josef Martínez. Entró, fabricó un penal y lo convirtió con maestría a los 30′ del ST. El resultado llegaba al 1 a 3 y a una sensación de vergüenza y disgusto.

Si alguién se había ilusionado, todo volvía a fojas cero. El error de Foyth es parte del aprendizaje, Martínez forzó la falta, el joven argentino no lo supo sortear.

Argentina no tuvo reacción. Solo la capacidad de Messi para buscar, intentar, tratar de armar algo. Pero no hubo nada. Benedetto estuvo errático, Suárez fue de mayor a menor, el ingreso de Pereyra no cambió demasiado. Venezuela tuvo orden y velocidad para cortar y salir de contra. Jugó mejor y ganó bien.

La Argentina se llenó de dudas, no tuvo juego ni rebeldía y se llevó una derrota dura ante un rival que a lo largo de la historia siempre fue inferior, pero que en esta noche de Madrid pareció una potencia y desnudó todos los defectos de Argentina.



Hernán O’Donnell

La Selección y Scaloni vuelven a rendir examen

Se lo ve sereno, como siempre. desde que asumió el cargo, Lionel Scaloni transmite una paz y una tranquilidad que son, en principio, acordes y necesarias para el cargo que tiene. La selección argentina precisa un conductor que tenga conocimientos, ganas y tranquilidad. mucha tranquilidad, para un momento espeso, de transición, con muchos golpes recibidos en los últimos tiempos, el más duro y fuerte fue el de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018, con una eliminación fuerte en octavos de final ante Francia, pero con dos actuaciones fallidas en los partidos anteriores, en la fase de grupo, que incluyen un insólito empate con ¡Islandia! y una dura derrota con Croacia por 0-3.

Ahora es tiempo de barajar y dar de nuevo. de recomenzar la tarea, de empezar un ciclo nuevo, que ya tiene algunos partidos y algunas señales, pero que con la llegada de César Luis Menotti al cargo de Director de las seelecciones nacionales, le da una nueva vuelta de tuerca al inicio del nuevo ciclo y todo concluye en un volver a empezar.

En ese contexto, Lionel Scaloni luce tranquilo. Como lo deja ver desde que asumió el cargo. Y mañana tiene una nueva prueba, con el agregado de tener a Leo Messi, por pirmera vez para el DT, en el equipo.

“La formación será: Armani, Montiel, G. Mercado, Foyth, Lisandro Martínez y Tagliafico; Lo Celso y Paredes; Messi, Lautaro Martínez y Gonzalo Martínez”, anunció el entrenador. “El esquema puede variar durante el partido”.

“El DT de Argentina, como los DT de las selecciones grandes siempre están en evaluación. Y es un orgullo que hable bien de nosotros”, en referencia a su situación y la posibilidad de estar a prueba, aún.

“Estamos todos muy contentos con la vuelta de Leo. Soy joven, pero tengo la posibilidad de contar con él. Tenemos que intentar que el equipo lo acompañe y que Leo de lo mejor de sí”, agregó.

“Nosotros tenemos una manera de jugar y sentir el fútbol, lo hicimos en estos seis partidos y no lo vamos a variar. Esperamos que con la vuelta de Leo todo esto se potencie más”, señaló Scaloni.

“Planteamos el partido para llevar la iniciativa, eso es lo que queremos. Tenemos un mediocampo con jugadores de buen pie. También tenemos futbolistas en los laterales que pueden hacer daño. Lo importante es ser protagonistas. Y a veces nos puede tocar defender, los grandes equipos son los que saben defender, porque te puede pasar que el rival en algún momento te supere y tengas que saber defenderte”.

“Analizamos al Seleccionado Venezolano. Es una selección que está en alza. Que en la Copa América va a dar que hablar. Juega un fútbol bastante directo, un rival difícil, es una buena prueba de cara a lo que viene a nivel sudamericano, y nos va a dar la pauta de donde estamos”, respondió respecto al rival.

Ya falta poco. Con los nervios lógicos del nuevo examen, la Argentina empieza a probarse ante Venezuela en un Madrid que le abre sus puertas a la primavera europea.



Hernán O’Donnell

Rosario, entre la arena, el sol y el fervor de la gente

Un clima cambiante, con días de sol y calor y otros nublados y lluviosos que hasta obligaron a suspender la actividad. Todo junto y mezclado pasó en algunas jornadas de los IV Juegos Suramericanos de Playa ODESUR Rosario 2019. Mientras, lo que prevaleció fue el fervor de la gente, que empezó de modo tímido con el comienzo de las actividades y creció muy alto a partir del fin de semana.

Rosario se mudó al Río Paraná y entre música, aplausos y ovaciones, la Argentina conquistó varias disciplinas hasta alzarse en el primer puesto, por el momento, del medallero.

Tal como sucedió en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, las chicas del Handball de Playa fueron de las más cautivantes para el público. Las famosas “Kamikazes” se llevaron el oro y desataron la euforia en uno de los deportes más populares. La final contra Brasil fue dura y complicada, pero la sacaron adelante con el orgullo que las caracteriza.

En varones, Brasil fue el que se llevó el primer premio. Mientras que el Baech Voley, otra actividad convocante. Uruguay venció en la final masculina a la Argentina y Brasil obtuvo el bronce. En las damas, Brasil se llevó el oro, Argentina la medalla de plata y Colombia la de bronce.

El rugby fue una gratísima alegría. Argentina ganó la medalla de oro tanto en varones como en mujeres.

El clásico clima de los juegos Deportivos. Que puede ser Olímpico, panamericano o Suramericano. La fiesta que se vive en cada escenario, el clima de alegría y camaradería, la mezcla de nacionalidades, religiones, géneros y edades. El compartir las horas, los momentos…

Todo eso vive Rosario. La fiesta del deporte.



Hernán O’Donnell

La selección empieza a definir su cara

El Mundial de Rusia quedó atrás. La frustración de otra oportunidad perdida, desaprovechada, desperdiciada, se fue lejos con el tiempo. Otro sinsabor de un equipo que empieza a ver como sus últimos logros (Copa América 1993, o Copa del Mundo 1986) se transforman en un recuerdo lejano o historias noveladas para las nuevas generaciones. Una camada excepcional de futbolistas que no pudieron coronar con un título sus innegables condiciones, y que se encadenan a las frustraciones que se vivieron en 2002, 2006, 2010 y la excepción de la final del 2014.

Todo un tema el de la selección argentina. Ahora es tiempo de poner en marcha un nuevo plan, una nueva ilusión. Es cierto que el ciclo de Lionel Scaloni ya suma algunos partidos y ha mostrado una renovación, pero esta gira empieza a definir la nueva cara del seleccionado.

Lionel Messi está de vuelta en el equipo. En realidad, es como si no se hubiera ido nunca. Sobre su figura estará otra vez la columna, el sosten del equipo. Con un aliado histórico, Angel Di María. El resto, un equipo nuevo que buscará su identidad.

El primer examen es el viernes ante Venezuela. Será en el imponente Wanda Metropolitano, el estadio del Atlético de Madrid.

El DT ya imagina el equipo. Poco se sabe, hasta ahora, pero se presume que atajará Franco Armani, el arquero de River. Que en la defensa podrían estar Saravia, Foyth (o Mercado), Pezzella (o Kanemann) y Tagliafico,

En el medio Paredes y Lo Celso como volantes centrales. Más adelante Correa (o Pereyra), Messi y Di María; y el centrodelantero Lautaro Martínez.

Pero lo más importante es que el propio DT también entrará en la evaluación. Así lo entiende el Director General de Selecciones Nacionales, César Luis Menotti.

“Habrá una evaluación, pero no desde los resultados. Tengo una excelente relación con Scaloni, es un muchacho con muchas ganas y ojalá gane todos los partidos y llene los estadios”, aclaró el legendario entrenador rosarino.

Así está la selección. Con una nueva cara, y al comienzo de una etapa que tendrá definiciones.



Hernán O’Donnell

Errol Spence Jr, fuera de toda discusión

Se esperaba este combate, muchos pensaban que podía ser de alto nivel, hasta lo pronosticaban como la “pelea del año”. Tenían razones, dos pugilistas de primer nivel, acostumbrados a las grandes carteleras y con antecedentes muy ricos.

Sin embargo, como pelea no fue descomunal ni inolvidable. De alto nivel, sí, por la jerarquía de los contendientes, pero el producto que elevaron, lo que realizaron en el ring, la “pelea”, en definitiva, no alcanza un puntaje elevado ni los standares de los más exigentes. y no por el ganador, que en definitiva hizo su trabajo de manera impecable y se llevó la victoria de modo incuestionable, sino porque Mikey García estuvo muy lejos de su mejor versión y ofreció una noche para el olvido.

Subir tanto de peso fue un riesgo innecesario para Mikey. Quienes le sugirieron que la apuesta no era conveniente, tenían razón. Errol Spence Jr retuvo el título Welter de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) en fallo unánime (e indiscutible): 120-107, 120-108 y 120-108 fue el veredicto de las tarjetas. Inapelable. El texano ganó todos los rounds.

Desde el primer asalto supo manejar su estrategia. La distancia justa, el jab de izquierda punzante y buenas combinaciones mantenían a García lejos y dominado. No podía acortar distancias ni meterse en la zona de fuego, y cuando intentaba acelerar, se encontraba con un adversario muy fuerte en el intercambio de golpes.

Si el plan de Mikey era poder conectar un golpe ganador, se diluyó muy pronto, porque las vueltas pasaban y era Spence el que dominaba cada acto. Incluso lo tuvo muy a su merced en el 8vo y 9no rounds, y cerca estuvo de llegar a la vía rápida.

En el descanso del décimo, el hermano de Mikey García le preguntó si quería continuar: “Faltan dos vueltas, tu dime si quieres seguir.” Mikey, guerrero de alma y corazón no rehusó la continuidad. Entonces, la indicación se repitió como a lo largo de cada vuelta. “Entra y sale, pegale afuera y adentro. Busca achicar las distancias”, fue la recomendación. Pero no alcanzó. Spence estuvo muy concentrado y ajustado a su plan.

No fue un combate lucido ni vibrante. Tuvo la enorme jerarquía de dos boxeadores de primer nivel, pero no alcanzó, como producto, a ser una pelea para recordar. Careció de paridad, no tuvo dramatismo ni el final se puso en duda en ningún momento. Lo mejor lo hizo el ganador, Errol Spence Jr, quien ofreció un repertorio destacado, definió un plan de pelea y lo ejecutó a la perfección.



Hernán O’Donnell

Rosario se mudó al río

Van a ser 10 días locos. para vivir, para gozar, para competir y para disfrutar. Rosario se mudó al río. La ciudad se fue al Río Paraná a gozar de sus costas, de sus playas y de su deporte. Empezó a vivir la fiesta de los IV Juegos de Playa Odesur Rosario 2019. Con alegría, organización y hospitalidad.

La costa norte rosarina abrió las puertas del primer día de competencias. En el Balneario La Florida, allí donde emergen el Estadio Rojo, epicentro de la mayoría de los deportes, el Estadio Azul y el Verde, allí mismo comenzó la fiesta un jueves de calor y sol radiante de fines de verano.

Allí empezó la gran fiesta. Con el Beach Voley como atracción principal, pero también con el rugby-playa y el triatlón, que concitó los primeros aplausos.



Una espléndida mañana y ya el oro empezaba a sumar para la Argentina.
La cordobesa Romina Biagioli ganó el Sprint femenino en triatlón y obtuvo la medalla de oro en la primera jornada de Rosario 2019.

“Esperaba el oro, había trabajado mucho para ello”, señaló la vencedora apenas finalizó la competencia.

Después fue el tiempo del Voley de playa y el carisma de las chicas argentinas y sus victorias al ritmo de la tarde, y la eficacia de la dupla masculina.

Pero esto recién empieza. El Monumento a la bandera, símbolo máximo de la ciudad, abre sus puertas. Rosario empieza a vivir 10 días locos, llenos de sol, calor y deporte.



Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Rosario, Santa Fe, Argentina)