La Argentina mejoró con los cambios, y con mucho fútbol y orgullo logró un meritorio empate

Un clásico del planeta fútbol. Un derby mundial. Dos gigantes que se encontraron en la “Bombonera” de Dortmund para protagonizar una nueva versión de Alemania y Argentina, dos colosos del fútbol mundial.

El equipo de Scaloni salió con un esquema definido. La línea de 4 con Foyth, Otamendi, Rojo y Tagliafico. Dos volantes retrasados, Paredes y De Paul; una línea de tres volantes ofensivos: Pereyra, Dybala y Correa, y Lautaro Martínez como “centreforward” bien arriba.

Alemania planteaba un esquema similar, aunque con Waldschmidtt y Brandt ubicados por las bandas, con mayor vocación ofensiva para acompañar a Gnabry. Los dos se medían, se estudiaban, aunque algunas maniobras de Argentina nos ilusionaban con que podía llegar a lastimar al rival.

Pero enfrente estaba Alemania, y a pesar de tener muchos futbolistas nuevos, era el equipo de siempre, el de temer. Y en su primera llegada, facturó: Klostermann desbordó por derecha, lanzó el centro y Gnabry ganó en el área con un toque que desacomodó a Rojo, entró al área chica y con esfuerzo sacó un tiro cruzado que derrotó a Marchesín cuando iban 15′. El local se ponía muy rápido 1 a 0 adelante.

Y empezaba una tormenta: Marcos Rojo intentó un tunel en el medio, cedió el balón, apareció Klostermann por la banda derecha para encabezar una contra tremenda y furibunda. Cuando llegaba al área abrió a la derecha para Gnabry, quien envió un pase cruzado para la entrada libre de Havertz quien marcó con cierta comodidad el 2 a 0 cuando iban 21′ de juego…

A los 30′ Halstenberg metió un tiro libre, de zurda y buena posición sobre el margen derecho, al ángulo poste-travesaño superior izquierdo del arquero argentino, que devolvió el remate, en otra ocasión propicia para el local. A los 32′ llegó la mejor ocasión de Argentina: un tiro de media distancia de De Paul que pegó en el palo derecho de Ter Stegen. A los 34′ armó una buena maniobra la Argentina. Otamendi y el pase verticla a De Paul, este se la abrió a Pereyra, dos amagues y un buen centro que Correa no pudo conectar bien.

La Argentina pudo acomodarse un poco después de haber pasado 15′ de sofocones; los que van desde el minuto 15 al 30. Allí sufrió los dos tantos y varias ocasiones en las narices de Agustín Marchesín. pareció despertarse con el disparo de Rodrigo De Paul y la maniobra combinada que no pudo cerrar Angel Correa. Pero no mucho más; el fin del primer tiempo encontró el dominio sostenido del seleccionado local.

Lucas Ocampos por Correa y Marcos Acuña por Rojo fueron los cambios que introdujo Scaloni para modificar a la Argentina en el inicio del complemento. Tres defensores, Pereyra y Acuña bien abiertos para tapar y cubrir las bandas, y Ocampos para darle más velocidad al ataque.

El comienzo fue cansino, tranquilo, hasta que Alemania metió un contragolpe firme a los 54′ y Marchesín tapó con el pie derecho el remate de Emre Can cuando ingresaba solo y libre por el medio. El arquero argentino evitaba, así, la tercera caída de su valla.

Argentina intentó torcer el rumbo desde el banco, con más variantes y hombres de refresco. Ingresó Lucas Alario por Paulo Dybala, y ya el esquema era con dos hombres bien de punta (Alario y Lautaro) para por lo menos preocupar a los centrales rivales. Si Acuña y Ocampos por izquierda, o De Paul y Pereyra por derecha, podían abrir, quebrar y desbordar, habría dos centrodelanteros para aprovechar en el área, para que busquen esos centros. Una idea, para atacar, para dañar. No estaba mal. Y así llegó el de Alario. Centro de Acuña desde la izquierda y cabezazo de Alario al gol; 2 a 1 ahora para el local a los 65′ de partido.

Alemania puso a Amiri, otro joven que forma parte del recambio de Joachim Low, por Brandt.

El equipo argentino estaba en partido; crecía en entusiasmo y confianza. A los 69′ Paredes sacó un buen remate que Ter Stegen supo controlar con eficacia. Ya era otra cara, con más peso en el campo, con más autoridad, con mayor presencia. Alemania no era la misma del primer tiempo. Los contragolpes eran más esporádicos y se había replegado bastante en su campo. Aunque, como marca la historia, es un equipo del que siempre hay que tener cuidado, nunca confiarse.

Saravia por Pereyra y la primera acción que generó una chance; las ganas del lateral, ex Racing, mostraba a un equipo que se había contagiado y mejorado mucho en el segundo tiempo. Y a los 84′ una gran jugada de Alario, del centro hacia la izquierda, el pase a Ocampos y el remate de Lucas al primer palo para marcar el 2 a 2. Un premio para la gran mejoría que mostró Argentina en el segundo tiempo, por los cambios y la confianza recuperada.

Y quedaba más, porque la Argentina no se conformaba con haber alcanzado el empate. Seguía en la búsqueda, con la velocidad de Ocampos, el despliegue de Acuña, la firmeza de Tagliafico y la habilidad de Alario. Por la izquierda estaban las armas más importantes del seleccionado.

Con cambios en el esquema de juego, con variantes en los nombres, la Argentina mejoró mucho en el segundo tiempo y se llevó un empate meritorio, justo y valioso ante un gran rival, que le abre aún más la ventana de la esperanza en el futuro.


Hernán O’Donnell

La Argentina, a las puertas de un enorme desafío

Juega contra Alemania en Dortmund y sobran las palabras. es un partido grande, muy grande, ante un rival muy calificado, con el que jugó tres finales del mundo y una cantidad innumerable de partidos de otro tenor. Argentina ante Alemania, nada menos, cuando se empiza a definir el plantel que va a jugar el año que viene la Competición preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Qatar 2022 y la CONMEBOL Copa América Argentina-Colombia 2020.

Todo un desafío para un equipo nuevo y un DT, Lionel Scaloni, que comienza su tarea.

“Mañana vamos a jugar con Marchesín; Foyth, Otamendi, Rojo, Tagliafico; Paredes, Pereyra, De Paul; Correa, Dybala y Lautaro Martínez”, anunció el entrenador en conferencia, para no demorar tiempo en especulaciones ni en intrigas ni supuestas alineaciones. Directo y al grano.

“Mañana tenemos un partido importante, contra un rival histórico. Veremos si estos chicos están capacitados para jugar un encuentro de semejante entidad. Es importante que tengan esta oportunidad. Estamos bien, confiados”, agregó el DT.

“Este tendría que ser el último escalón para ya consolidar el grupo que se está formando. Por una cosa u otra esta no fue la mejor fecha para nosotros, por el Clásico de la Copa, las bajas que ya conocemos, pero también es un buen momento para hacer algunas pruebas”, comentó.

“Me falta tener a todos los jugadores para poder evaluar y resolver con quien cuento. Me gustaría tener el plantel completo y elegir, no por lesión sino por decisión técnica. Muy pocas veces pudimos tener a todos los jugadores disponibles: por lesión o porque tenían partidos importantes que jugar con sus clubes”, señaló.

“La idea es que vengan todos, poder ver a todos para decidir. Para la próxima fecha FIFA alguno de los dos, Boca o River, jugará la final y nos faltarán esos futbolistas. La idea es que a partir de ahora se terminen las pruebas y poder cerrar el grupo”; dijo Lionel Scaloni.

Con respecto al futuro, alertó: “No tengo ninguna confirmación de con quien vamos a jugar en Noviembre, todavía no sabemos nada. Mañana jugamos con Alemania, una selección histórica, que tiene muchas bajas por lesión, pero que es muy fuerte igual. Tiene una manera muy marcada de jugar, siempre ofensiva. Es una prueba para mañana, para que podamos probar jugadores y ver como nos va de cara a lo que viene”, algo parecido a lo que le afirmó al sitio oficial de la AFA: “Es una potencia, es una selección que se ha renovado, que ha mezclado jóvenes con jugadores históricos, y nos va a dar una idea de donde estamos parados. Tomamos los dos partidos como una última prueba, a partir de allí ya habrá decisiones finales para las convocatorias. Tal vez nos sirva más el segundo partido a futuro cercano, porque enfrentaremos a un rival (Ecuador) al que nos vamos a encontrar en las eliminatorias”, apuntó el DT.

Mientras, la selección realizó su última práctica previa al encuentro del miércoles. Alemania está lista. “No siento ninguna presión”, dijo el arquero Ter Stegen, “voy a disfrutar el partido al máximo”, agregó en rueda de prensa.

“Es un gran partido del que todos tenemos ganas de participar. Hubiese sido bonito jugar contra Leo Messi, aunque a veces también está bien si no es así”, contestó con picardía.

Están abiertas las puertas de la “Bombonera Alemana”, la casa del Borussia Dortmund, nada menos que el Signal Iduna Park, una enorme caja de resonancia que vibra y aturde con sus gritos y su acústica. Allí va la Argentina de Lionel Scaloni, a dar una prueba de fuego ante un gigante del fútbol mundial, en un partido que le permite empezar a observar su futuro inmediato.


Hernán O’Donnell

La nueva selección se enfrenta a un grande del mundo

La selección de Lionel Scaloni empezó un nuevo camino casi desde que se terminó la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 y coemzó su ciclo. Distinto, renovado, con nuevas caras y una propuesta diferente que en el partido ante México se vio en todo su esplendor. Con un fútbol vertical, directo, el equipo representó en el campo lo que desea su entrenador. Y este nuevo camino que ya lleva unos cuantos partidos y una Copa América disputada, se encuentra con un amistoso importante, de relieve, ante una de las más grandes potencias que tiene este deporte: Alemania, y en su casa. En Dortmund.

Un equipo que siempre encierra un peligro cuando se lo enfrenta. Un conjunto de los más temibles, que es habitual animador de cada torneo que juega y que suele ubicarse en lo más alto de los podios del mundo.

Aunque esta vez llega con varios lesionados y algunas dificultades para armar el conjunto. Toni Kroos se lesionó en el partido de la Liga española que jugó su equipo, Real Madrid, ante Granada, y se sumó a una larga lista donde ya estaban Jonas Héctor, Matthias Ginter, Leroy Sané, Antonio Rüdiger, Leon Goretzka, Kevin Trapp, Nico Schulz, Julian Draxler y Thilo Kehrer. Esto genera un mar de dudas en Joachim Low, DT de los germanos, quien analiza por estas horas si abre alguna convocatoria más, mientras se entrena y empieza a definir el equipo que se medirá ante la Argentina.

Recordemos que entre los citados están los arqueros Manuel Neuer (FC Bayern München), Bernd Leno (Arsenal FC) y Marc-André ter Stegen (Barcelona FC), los defensores: Marcel Halstenberg (RB Leipzig), Jonathan Tah (Bayer 04 Leverkusen), Niklas Süle (FC Bayern München), Lukas Klostermann (RB Leipzig), Niklas Stark (Hertha Berlin), Robin Koch (SC Freiburg). Y aquellos futbolistas que pueden actuar en el medio campo o metros más adelante: Suat Serdar (FC Schalke 04),Joshua Kimmich y Serge Gnabry (FC Bayern München), Luca Waldschmidt (SC Freiburg), Kai Havertz y Nadiem Amiri (Bayer 04 Leverkusen), Julian Brandt, Marco Reus (Borussia Dortmund), Timo Werner (RB Leipzig) -engripado-, Emre Can (Juventus), Ilkay Gündogan (Manchester City)-lesionado-, Sebastian Rudy (TSH Hoffenheim).

Es difícil prever la formación titular. Trascendió que Ter Stegen sería el arquero, y el resto se verá. Sebastian Rudy, del Schalke 04 y Robin Koch de Friburgo, fueron convocados para reemplazar un par de bajas definitivas.

Alemania viene de ganarle a Irlanda del Norte 2 a 0 por la clasificación a la EURO 2020; antes había perdido el clásico contra Holanda por 2-4. Pero no hay señales de como formará. ¿Jugará el joven Nadiem Amiri, del Bayer Leverkusen, capitán del sub21 y promesa de gran futuro?; ¿ Y Stuart Serdar, del Schalke 04 tendrá la oportunidad? ¿Actuará con 3 centrales o Low se inclinará por la tradicional línea de 4? ¿Será Gnabry el delantero de referencia?

Un partido con una historia gigante detrás. Dos seleccionados poderosos, de los más atractivos del mundo. Protagonistas estelares de las Copas del Mundo, el evento más trascendente que tiene la FIFA. Ganadores y cautivantes. Alemania ganó 4 mundiales; la Argentina, 2. Fueron subcampeones en varias ocasiones y se enfrentaron en ¡3 finales del Mundo!!

Será el miércoles en el Signal Iduna Park de Dortmund, una especia de “Bombonera”, con una acústica sensacional y la cercanía de la gente que parece caerse y presionar sobre los futbolistas.

Un clásico grande del fútbol mundial que ya empezamos a vivir.


Hernán O’Donnell

Golovkin volvió a las grandes noches, tras un triunfo duro y trabajoso

Lo presentamos en la Revista “Ring Side” en una serie de publicaciones que llevaban como título “Hombres del Este”. Hacía mención a los pugilistas que comenzaban a dominar las grandes carteleras de Estados Unidos, que reinaban en las categorías más importantes y cautivaban al público por su boxeo duro, agresivo y potente.

Estaban Sergei Kovalev, Lomachenko…y por supuesto, GGG. Venían de Kazajistán, Rusia, Ucrania y otros países del este de Europa. Entonces, una oleada parecía que dominaría al pugilismo mundial, pero en los últimos dos o tres años, americanos y mexicanos retomaron posiciones. Para Golovkin, el camino se complicó. Tras vencer a Marco Antonio Rubio, David Lemieux, Dominic Wade, Kell Brook, todos nombres de importancia, llegó la complicada vicotria ante Daniel Jacobs y luego el enredo que fueron los dos combates con Saúl “Canelo” Alvarez. Empate y derrota fueron los resultados oficiales, aunque muchos lo hayan visto ganar en las dos peleas.

Tuvo que empezar el camino de la reconstrucción. Triunfo con el canadiense Steve Rolls y anoche la pelea que lo vuelve a catapultar a las grandes luminarias: ante Sergiy Derevyanchenko en el mítico Madison Square Garden, por el título vacante Mediano de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).

Y fue un combate duro, cambiante, agotador. Tremendo en lo físico, impredecible en la definición y con un ritmo de batalla que lo lleva a ser el principal candidato a “Pelea del año”.

Golovkin ganó el primer round por dos puntos, tras derribar a Derevyanchenko cuando quedaba 1′ por desarrollar. Esos dos puntos pudieron ser decisivos al final de las cuentas.

También ganó el segundo asalto y parecía que la precisión de sus golpes, la fuerza de su izquierda, serían armas decisivas para terminar el pleito. pero el ucraniano tenía la sangre y el espíritu de no rendirse jamás, aún con una herida abierta en su ceja derecha.

El tercer asalto lo vimos para Derevyanchenko. De modo claro. Sacó las mejores manos, dominó a GGG y lo arrió contra las cuerdas. Se recuperó del mal comienzo y acentuó su ofensiva en el cuarto y quinto rounds; ahí, Derevyanchenko había logrado equilibrar las tarjetas. 47 a 47.

El sexto round fue el más parejo de toda la pelea. Muy difícil de decidir, para un lado o para otro. Se lo dimos a Golovkin, por ser más justos sus golpes, más plenos y precisos; pero retiteramos, en la apreciación subjetiva este asalto fue muy cerrado. Se lo puede aprobar para cualquiera de los dos boxeadores.

El séptimo también fue parejo, aunque Golovkin sacó una pequeña luz de ventaja. Allí las tarjetas se cerraban en 67-65 para el kazajo.

El round número 8 fue de GGG y allí creímos que el combate tomaría un rumbo (77-74); percepción equivocada, el ucraniano no se rendiría aún con la presión constante de los médicos que en cada descanso lo revisaban y advertían del peligro de continuar en la lucha. La pelea podía ser detenida y la derrota de Derevyanchenko flotaba en el ambiente cada vez que era controlada su herida.

Pero el hombre tenía mucho para dar. Se recuperó en el noveno (86-84) y en el décimo soltó un repertorio de velocidad, potencia y puntería. Dominó el ucraniano con autoridad, lo puso a Golovkin en aprietos y encnedió las alarmas de las últimas vueltas.

Aquí tenemos el punto final y la definición: Golovkin, que había llegado al round 11 con ventaja de 95-94, tuvo determinación y serenidad par dominar esos rounds. Sin ser rimbombante, ni desbordante, creemos que tuvo precisión en su izquierda, control con la derecha, y fue el ganador del 11ro, para quedar 105 a 103, y del último encuentro para cerrar con un 115-112.

Podremos discutir horas, días, y sería interminable, porque los rounds más parejos fueron el sexto (parejísimo), el séptimo, incluso el octavo y el último. Si usted los vio a favor de Dervyanchenko, no hay mucho para criticar. Es un deporte de apreciación, y como tal, todas las opiniones son respetables.

Nosotros vimos ganar por una pequeña luz a Gennady Genadievich Glovokin. Luz que se amplió por tirar a su rival en el primer round. Luz que se agrandó, un poco más aún, por el mítico escenario de New York, el Madison Square Garden, que lo vió regresar una noche, vencer en una gran batalla y a decir presente por el futuro que aún le queda en el boxeo.


Hernán O’Donnell

Hertha Berlin regaló otra noche de fútbol y gala en la Bundesliga

La Bundesliga tiene un gran candidato, dos o tres equipos que sueñan con disputarle el título, 6 o 7 que se ilusionan con el ingreso a alguna de las Copas, y otros 5 o 6 que pelean por no descender de la categoría. Eso nos lleva a que todos tienen más o menos claro su objetivo y sus posibilidades. Pero en lo que todos se alinean, se igualan, es en la voluntad de jugar. de intentar, de tratar de tener el balón, de darle un buen destino y producir juego, generar el fútbol más puro, más genuino.

Por eso cada partido tiene su atractivo en sí mismo, porque uno sabe que más allá de los nombres, de los equipos y de los objetivos de cada uno, en cualquier encuentro de la Bundesliga se va a encontrar con un juego atrayente, positivo, entretenido. La ambición es el común denominador, por eso vale la pena detenerse en cada pleito.

Hertha Berlín y Fortuna Dusseldorf protagonizaron un partido como se esperaba. Con ritmo, emociones, llegadas y goles. Con dos equipos ambiciosos, que pueden pensar en el ingreso a las Copas, aunque el visitante también debe sumar para no deslizarse a la zona del fondo.

Tuvieron buen despliegue desde el inicio. Con el local un poco más ambicioso, más ofensivo. Subían los laterales, Klünter y Mitteldstädt, se asociaban bien con Wolf y Dilrosun y así, al abrir por las bandas, el local tenía llegadas. No se quedaba atrás el equipo de Düsseldorf; al contrario, buscaba con velocidad y llegadas directas. Así contó con el penal a los 32′ que fue otorgado una vez certificado por el VAR, y Hennings logró abrir el marcador con un remate suave a la derecha de Jarstein. 0-1 para la visita.

No había hecho más que el rival, pero el premio a no ser avaro lo había encontrado.

El local sintió el golpe y fue con decisión a romper el cero en el arco del Fortuna Düsseldorf; tuvo enseguida una posibilidad que no pudo aprovechar y a los 37′ Ibisevic selló el empate 1 a 1.

Berlín se reconciliaba con el resultado y lo ajustaba un poco más a la realidad del juego. Insistió en los minutos que quedaban del primer tiempo y obtuvo lo que quería: pasar al frente, tras un gran remate de Dilrosun a los 43′, que impuso el 2 a 1 para el cierre de la primera etapa.

El complemento se inició con la misma tónica. El local empujaba y quería más. Ansiaba un tanto que le diera más aire, más tranquilidad. Lo empujó al Düsseldorf contra su valla. Fue por más. Y cuando la visita empezó a atacar, a salir del asedio para tratar de arrimarse al empate, llegó una terrible estocado del Hertha Berlín: Dodi Lukebakio consiguió una pelota en su campo y trazó una veloz corrida de contragolpe, con gambetas y excelente dominio del balón hasta llegar al área visitante, habilitar a Vladimir Darida que entraba por el medio, y este, solo ante la salida del arquero Steffen marcó el 3 a 1 con un remate preciso a los 61′ de juego.

Hertha Berlín había clavado el tercer gol con inteligencia táctica y buenas destrezas individuales. Sabía que si se retrasaba unos metros, invitaba a su rival a tentarse con la igualdad, lo podría liquidar de contragolpe. Así le salió y a partir de ese momento mantuvo esa tesitura. Pararse más cerca de su área, provocar la salida y tener espacios grandes a disposición cuando apareciera el contragolpe.

El partido cambió, entonces el libreto. Era el Fortuna Düsseldorf el eque manejaba el balón, dominaba el campo y se acercaba a la valla rival. Pero era el local el que le sugería ese juego. El que cedía campo y terreno para amenazar de contragolpe. Y mientras la visita se arrimaba, Berlín calculaba el momento de lanzar la contra.

Lukebiako era una pesadilla por izquierda. Davie Selke, que había ingresado por Ibisevic, contó con una inmejorable posibilidad. El Hertha tenía un plan y lo ejecutaba con inteligencia. Faltaba una mínima precisión para liquidar el juego, pero las amenazas eran constantes. Las variantes le habían dado un aire fresco muy positivo.

Una mano en el área local fue muy discutida por los hombres de Düsseldorf. Bien pudo ser sancionada con penal, porque ampliaba el espacio, aunque el árbitro considero que era una jugada natural y una mano involuntaria que no debía penarse. Se jugaban 81′ y se le acababan las chances a la visita. Además, cada contragolpe, en su mayoría encabezados por Lukebiako, eran algo parecido a un temblor en el área visitante.

El Olympia Stadion vivió una noche de fiesta. Un cierre a toda orquesta del equipo que supo asimilar el golpe inicial de su adversario, reponerse rápido, marcar el empate, dar vuelta el resultado antes del cierre del primer tiempo y ampliar la diferencia cuando el reloj se aproximaba a la mitad del segundo tiempo. Después manejó el encuentro a voluntad y con un poquito más de precisión hubiera llegado a un margen más amplio en el marcador. Vivió una noche mágica y abre su sueño en la mágica Bundesliga.


Hernán O’Donnell

Messi acomoda las piezas, Suárez encuentra el arco, y Barcelona vuelve a decir presente

El comienzo fue preocupante. Apenas dos minutos de juego y todo parecía entrar en un cono de sombras. Una distracción, un arranque del Inter y ese formidable jugador-goleador que es Lautaro Martínez entró al área como un tren imparable y abrió el marcador con un remate cruzado para que Inter se pusiera 0-1 cuando iban, reiteramos, tan solo 2′ de juego.

Le costaba al local imponer su juego; no encontraba el ritmo, armaba jugadas a partir de la movilidad de Messi, pero no podía franquear la defensa italiana. Por momentos, amagaba con lastimar, pero fallaba en la puntada final. A veces Griezmann, a veces, Suárez. Lo cierto es que no surgían los definidores. Y la visita se animaba a partir de la vocación ofensiva de Lautaro y Alexis Sánchez, la presencia de Candreva y el talento de Sensi, de muy buen primer tiempo.

Barcelona intentaba desde afuera. Primero Messi, después el francés Griezmann. Remates de larga distancia para intentar convertir, pero Handanovic siempre lucía seguro.

Inter, con el correr de los minutos, se paraba de contragolpe. Y amenazaba en cada lanzamiento. El problema era que la defensa italiana se había cerrado y poco podía hacer el local. Buscaba a Messi, abría la cancha y luego venía un centro para la entrada forzada de un cabeceador, o el rechazo de los defensores. Era una madeja difícil de sortear. Y el peligro que siempre encerraba Sensi en cada jugada que iniciaba. Incluso, sobre el cierre, un cabezazo perfecto de Lautaro Martínez fue rechazado al corner por Ter Stegen con un manotazo providencial, con el que evitó que la visita aumentara el marcador.

En el segundo tiempo, la cosa parecía complicarse. Barcelona se refugiaba en los pies de Messi y en el ingreso de Arturo Vidal por un errático Busquets. Inter metía contras veloces y preocupantes. Hasta que a los 58′ Vidal habilito de derecha a izquierda a Luis Suárez quien sacó una volea impresionante, de media vuelta y desde afuera del área grande, para colarse en el ángulo inferior izquierdo de Handanovic. 1 a 1 y la calma que se metía en el Camp Nou.

Después entró Dembelé, quien se mostró activo, rápido y peligroso. Un remate suyo, alto, apenas arriba del travesaño fue una clara oportunidad para el local. Y el tiempo pasaba con un Barcelona que intentaba y un Inter que ya pensaba en el regreso a Milano, con pocas piernas y lucidez para afilar un contragolpe dañino.

En eso estaba el reloj, ya miraba su parte final, y el partido acababa. Entonces aparecieron los “mellizos” de Cataluña. Messi controló, se amacó por el borde del área y le entregó el pase preciso a Suárez para que ingresara por el medio y sacara el tiro de la victoria cuando se jugaban 84′. Era el 2 a 1 y la explosión de alegría del Camp Nou.

Barcelona daba vuelta la historia y se acomodaba en la Champions League. Ese torneo que le obsesiona, que lo quiere desde siempre y más en estos tiempos de dominio reciente del Real Madrid.

Una Copa que desea y anhela, pero que tendrá un duro recorrido en un grupo donde los alemanes de Borussia Dortmund y los rivales de ayer, se empecinaran en complicarle la vida y no dejarle servido un sendero de rosas.


Hernán O’Donnell

Madrid expuso su orgullo y apagó un Halloween anticipado

Se había presentado como una “Noche de Brujas”. Hasta estaba previsto el título, trillado, gastado, en un juego de palabras con el nombre del equipo que sorprendía al Real Madrid en el mismísimo Estadio “Santiago Bernabéu”. El dueño de casa había perdido en su primera presentación ante el París Saint Germain en Parque de los Príncipes y necesitaba una victoria para encaminarse en su grupo en la temporada 2019/2020 de la Champions League.

Pero no conseguía abrir el marcador. Se ahogaba en su toqueteo, mientras Lucas Vázquez no le aportaba claridad, Modric no distribuía y Hazard chocaba con los defensores del equipo belga.

Era difícil para el Madrid, pero no sospechaba que además recibiría pronto un par de cachetazos.

El primero fue apenas comenzado el partido. Tras esos minutos de acomodo en el terreno y cuando el local quería hacerse dueño de campo y pelota, una habilitación larga hacia la izquierda inició una maniobra de contragolpe de Brujas. Vanaken combinó con Vau, la pelota fue al medio hacia la entrada libre de Emmanuel Dennis y este, con un remate esquinado venció la salida de Courtois, gol confirmado por el VAR cuando iban 9′ de juego.

El Madrid siguió en su línea, pero el fútbol no surgía. No florecía. Más allá de adelantarse en el campo, las trepadas de Carvajal y Nacho, el empuje de Casemiro, arriba se enredaban con la última hilera visitante. Y no tenía profundidad.

Para colmo de males, cuando el tiempo llegaba al fin del primer episodio, un pase errático de Modric le dejó el balón a Dennis, quien se fue solo, trastabilló y aún así le pudo picar el balón a Courtois cuando iban 39′ y poner el 0-2 ante la incredulidad de la capital española.

El silencio y el estupor ganó el escenario. Madrid sumaba su segunda caída consecutiva en la Champions, le convertían 5 goles y no había señalado ninguno, en un partido y medio.

Salio Courtois lesionado y lo reemplazó Areola; un tiro libre le permitió a Sergio Ramos meter un cabezazo de los que suele ejecutar y achicó la distancia: 1-2 cuando se jugaban 55′. El local tenía tiempo para soñar, ya que parecía haberse acabado el tiempo de Brujas: un minuto antes se perdió el 0-3 y a partir de allí pareció cansarse, bajar las defensas, hasta asustarse de poder llevarse un triunfo histórico de un escenario célebre del fútbol mundial.

Ingresó Vinicus Jr. para darle más aire al ataque. Madrid lucía más veloz que en el primer tiempo, más dañino, aunque el reloj avanzaba y no encontraba la puntada final.

Y Brujas se abrazaba al resultado. Cada vez más atrás, se sostenía en la voluntad de tapar agujeros, pero ya no insinuaba un golpe más para consumar la hazaña. Y cuando expulsaron a Vormer todo se redujo a sostener el resultado.

Madrid encontró un respiro en otra pelota detenida. Tiro libre desde la derecha, la entrada franca de Casemiro, y el 2 a 2 cuando iban 85′. Una sensación de alivio recorrió las gradas, aunque el equipo quería, necesitaba, más.

Empujó con su jerarquía y el peso de la historia. Brujas tuvo una chance a favor, pero le entró mal Cools y desperdició la oportunidad.

Madrid tuvo el partido en su control, pero un par de errores en el primer tiempo lo dejaron al borde del abismo, y en el complemento con empuje, amor propio y el peso de sus hombres a la hora de cabecear en el área contraria, alcanzó un empate, que le pudo saber a poco, pero que también vale, pues estuvo al borde de vivir una “Noche de Brujas” anticipada, cuando falta un mes para que el famoso Halloween desate la fantasía e imaginación de los niños.


Hernán O’Donnell

La Primera Nacional enciende un campeonato vibrante e impredecible.

Cuando Tigre le ganó la final de la Copa de la Superliga a Boca Juniors, muchos pensaron que el equipo que conduce Néstor Gorosito, que había perdido la categoría en el torneo regular de la Superliga temporada 2018/2019, tendría muchas posibilidades de rgeresar pronto a la máxima división de nuestro fútbol.

Pensamos, y lo comentamos desde está página, que no sería sencilla la tarea. Que había hecho una buena Copa, que había tenido muchos momentos de buen fútbol, pero que le iría a costar plasmarlo y mantenerlo a lo largo de la temporada de la Segunda División que se avecinaba. No sería simple poder mantener a lo largo de un año largo y extenuante ese nivel de juego, y sobre todo imponérselo a rivales que juegan con mucha pasión, entrega y sacrificio. La hoy llamada Primera Nacional, la vieja y querida “B”, no entiende este juego si no es con entrega, actitud y pierna fuerte. Y para Tigre no sería sencillo mantener el nivel, con el aliciente (para los rivales) que enfrentaban a un conjunto que venía de alzar una Copa Nacional, con todo lo que ello implica en cuanto a motivación.

Y San Martín de Tucumán le dio otro golpe, en un certamen que se ve duro, con varios equipos que quieren pegar el salto a la división superior.

En el Sur de la Provincia de Buenos Aires, Brown de Adrogué logró un punto sobre el final del juego ante Almagro. El partido fue entretenido, intenso con el dominio del local en la primera parte que se acentuó en el complemento, a partir de la conducción de Nieto, la velocidad de Coronel, el trajín de Burgos y la firmeza de Boggino. Almagro peleó el partido. Se esforzó y logró abrir el marcador tras una buena intervención de Juan Manuel Martínez, quien picó la pelota a la salida del experimentado Martín Ríos cuando iban 63′ de juego.

Y con el ingreso de Rueda y Méndez tuvo más dinámica, pero el local lo empujó contra su arco y logró un dominio territorial sostenido en el complemento.

Brown se apropió del control del juego y acumuló chances para igualar. En una Limousin la sacó con una mano al corner; en otra, el travesaño le dijo no. y hasta pudo aumentar la visita, tras un contragolpe bien elaborado por Suárez y Méndez, quien se metió de derecvha al centro, cuando Suárez esperaba el pase volcado hacia la izquierda, Méndez enganchó hacia la derecha y sacó un buen tiro que pegó en el poste izquierdo de Ríos.

No lo pudo liquidar Almagro y el equipo de Adrogué encontró su recompensa al final, cuando tras un centro desde la izquierda del lateral Stegman, el rechazo de Arias quedó corto y Linás sacó un remate cruzado que se metió en el palo derecho de Limousin cuando se jugaban 89′.

El resultado final fue de 1 a 1, justo, aunque no le sirvió demasiado a ninguno, ya que ambos necesitaban los tres puntos.

Sarmiento, San Martín (Tucumán) y Quilmes dominan la zona 2; perdío Estudiantes (Bs As) ante Platense 1-2, pero se mantiene primero en la zona 1, perseguido por Atlanta, Estudiantes (Río Cuarto) y Platense.

La Primera Nacional está al rojo vivo, y nos promete meses y fechas de partidos apasionantes.


Hernán O’Donnell