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Hamilton se escapa y Verstappen sueña con alcanzarlo…

Otro Gran Premio para Lewis Hamilton. Otra carrera ganada y más diferencia a su favor con respecto a los perseguidores. Otro paseo del inglés, que ganó el GP de España de punta a punta, con la solidez habitual, con el trabajo perfecto y un rendimiento excelso que lo lleva, como decíamos hace ya un par de carreras, a jugar un juego diferente al del resto de los competidores. Salvo Max Verstappen, que con su enorme capacidad y la consolidación de Red Bull como la segunda escudería detrás de Mercedes, parece darle pelea. Es lo que imagina el joven neerlandés, quien muestra toda su habilidad para intentar destronarlo. Aunque el camino de Hamilton parece despejado, y en la sexta competencia de este año, lo volvió a demostrar.

La largada fue impecable y a partir de allí dominó el inglés. Casi sin inconvenientes, y con una aceleración que lo llevó a aumentar su tiempo respecto al segundo cada vez más con el correr de las vueltas. Tal es así que llegó a sacarle más de 33″ a Verstappen cuando faltaba un cuarto de carrera.

Tuvo una largada muy buena, en tanto Valteri Bottas se quedó y cayó al cuarto lugar mientras Carlos Sainz pudo acomodarse séptimo. Luego, Bottas pudo superar a Stroll y meterse en el tercer lugar, pero ya la distancia se le hacía larga con los dos primeros. Tuvo que empezar a remontar y se acercó a poco más de 2″ de Verstappen, pero Hamilton se les alejaba a ambos. Por detrás, Sergio Pérez se afianzaba en el cuarto lugar y Sainz se adelantaba a Albon y Ocon, en tanto Sebastian Vettel intentaba mantenerse aunque mucho le costaba y era superado por Lance Stroll primero y luego por Carlos Sainz.

El final lo encontró cómodo a Hamilton; con una buena diferencia ante Verstappen, Bottas y quienes los siguieron: Perez, Stroll, Sainz, Vettel, Albon, Gasly y Norris.

Lewis vivió otra tarde triunfal. Otra victoria inobjetable, y con el objetivo muy presente. Todos los récords están a la vista, y el piloto inglés va por ellos.


Hernán O’Donnell

Olympique Lyon se soltó, lo fue a buscar y dio la sorpresa

El fútbol es maravilloso, impredecible, sorprendente. Unico. No hay deporte que tenga lugar a tantas sorpresas, que sea tan inesperado. Tal vez el boxeo, donde una mano bien puesta puede cambiar el curso de un combate, o un ignoto sorprender a una gran figura. El único que se acerca al fútbol. Olympique Lyon liquidó a Manchester City por un 1-3 que dejó sin palabras a la cátedra y que tiene varios momentos para recorrer en el partido.

El equipo francés tuvo su momento en el inicio, ese minuto donde se alinean los planetas y encuentra la jugada justa, y golpeó. Olympique Lyon consiguió la ventaja a los 23′ cuando Cornet pudo finalizar un pelotazo largo, y el rebote que le quedó para definir con comba y sorprender al mundo, que veía caer al Manchester City en un partido que se presentaba como favorito. Porque venía de eliminar al Real Madrid tras una gran producción futbolística y ahora se encontraba con un duro golpe. Inesperado. Pero Olympique Lyon aprovechaba esa oportunidad y se ponía 0-1.

Porque el City de Guardiola no brillaba, no era el mismo que aquel partido ante el Madrid, pero dominaba las acciones. Había salido con una propuesta ofensiva habitual, con tres defensores y cuatro volantes en los que Gundogan y De Bruyne se repartían la creación, en tanto Rodri apoyaba desde atrás. Y Sterling y Grabriel Jesús arriba.

Pero era liviano el equipo inglés. Manejaba el balón y lo movía a lo ancho de la cancha, pero no era tan potente como lo habíamos visto hace unos días. Así y todo se las arregló para producir varias llegadas claras, una con un desborde de Sterling, el amague y el pase atrás a Rodri que no pudo rematar bien. Otra jugada, un buen pelotazo de De Bruyne a Sterling y el cierre a tiempo de Cornet.

En el complemento City acumuló llegadas, sobre todo por la creatividad de De Bruyne y la habilidad de Sterling, aunque las más claras fueron un par de tiro libres del belga. A los 55′ R. Mahrez entró por Fernandinho, para acentuar el ataque.

Un pelotazo perfecto de Gabriel Jesús a Sterling por izquierda dio nacimiento a la jugada del empate. Sterling entró al área, enganchó bien frente a la marca y cedió al medio para la entrada libre y limpia de De Bruyne, quien abrió el pie para cambiar el palo al arquero Lopes y marcar el 1 a 1 a los 68′ de juego.

A partir de ahí, salió otro partido. Porque Lyon se soltó. Salió a buscar un poco más. Y si alguien pensaba que se iba a refugiar en su campo para aguantar el empate, se equivocó. Jugó más de lo que lo había hecho hasta ese momento. Los últimos veinte minutos vieron a un conjunto suelto, veloz, agresivo y que se compenetró en sus marcas de uno a a uno.

Primero movió el banco: a los 69′ T. Mendes ingresó en lugar de B. Guimarães y más tarde sumó dos variantes más, cuando a los 73′ K. Tete reemplazó a L. Dubois y M. Dembelé ingresó por M. Depay.

El City llegaba, pero chocaba contra el arquero Lopes, seguro, atento y de buena presencia. Y tuvo una posibilidad tras un pase de Sterling a Gabriel Jesús, pero su tiro de pique al suelo se fue arriba del travesaño. Y Lyon, que se había dispuesto a pelearle el partido, a los 78′ se puso otra vez en ventaja, cuando Aouar sacó el pelotazo a Dembelé, que Jeff Reine-Adelaide dejó pasar y evitó su offside, y el delantero francés se fue solo hacia el arco de Ederson, al que venció con un tiro que dobló su resistencia para poner el juego 1-2.

El Manchester City volvió a tener una oportunidad, la chance más clara del partido para desnivelar el marcador, Sterling desvió alto su remate con el arco vacío tras una excelente jugada de Gabriel Jesús, cuando iban 85′ del partido. Allí, el conjunto de Guardiola sintió que el sueño se le iba…

Y en la continuidad, Lyon dio el golpe de gracia. La llevó Reine-Adelaide, abrió para Aouar, el remate fue rechazado a medias por Ederson y Dembelé tomó el rebote (Cancelo lo había habilitado cuando partió el tiro, en otro error que se le sumó a la mala entrega en la que nace el segundo gol) y a los 86′ Lyon estiró la ventaja a 1-3.

Allí se terminó el sueño del City y empezó la gran ilusión francesa. Pocos daban a Olympique Lyon como un posible semifinalista, pero allí está el equipo francés.

Encontró su momento en el primer tiempo, se refugió cuando City lo fue a apretar, y en los últimos veinte minutos, cuando llegó el empate inglés y parecía que lo apretarían contra su arco, salió a jugar, se soltó y marcó dos goles para construir una victoria increíble, inesperada, soñada, y darle paso a una sorpresa más en esta inagotable fuente de emociones que es el fútbol.


Hernán O’Donnell

Bayern Münich armó el show del gol y aplastó a Barcelona

Toda la paridad que se podía llegar a imaginar antes del partido en tanto Messi estaba en la alineación inicial, solo se sostenía en ese argumento. En que en Barcelona jugaba Leo Messi. Y que su magia, su capacidad infinita, podía equilibrar una balanza desbalanceada, porque Bayern Münich llegaba con los enormes antecedentes de ganar la Bundesliga con suma autoridad, de dominar su tierra y de eliminar al Chelsea tras un 4 a 1 en la reanudación que redondeó un 7 a 1 global. Y con figuras inmensas que conforman un gran equipo, el gran candidato a esta Copa.

Toda esa diferencia se notó y se desarrolló a lo largo de los noventa minutos. Lo que Messi podía equilibrar reusltó imposible para uno solo, más allá de alguna excepción como Jordi Alba que dejó el campo con una enorme muestra de vergüenza deportiva o Luis Suárez y su exquisita definición. El resto, tuvo un nivel decepcionante. Y Bayern Münich jugó un partido excepcional, que lo catapulta a los grandes titulares del mundo del fútbol.

A los 3’ una habilitación de Gnabry a Perisic por izquierda. El croata fue por la Banda y sacó un pase al medio para Müller. Este armó la pared con Lewandowski y cuando recibió, sacó el remate al gol. 0-1 y el partido encendido, porque un minuto antes había avisado Barcelona con un centro de Semedo a Suarez que Neuer sacó con el pie derecho.

Se puso en marcha con esas dos acciones y el gol de apertura un partido electrizante, donde los espacios, las llegadas y el peligro, levantaban a la gente en los televisores del mundo.
Encima, Barcelona llegó al empate a los 6’ cuando se fue Jordi Alba por izquierda, tras recibir de Lenglet y sacó un centro que Alaba metió contra su valla. 1-1.

Con un ritmo frenético, Bayern Münich empezó a torcer las acciones a su favor. A los 21’ Gnabry robó una pelota a Sergi Roberto, habilitó a Perisic por izquierda y el croata se fue derechito al arco para rematar fuerte y marcar el 1-2.
Bayern sacudía y Barcelona se apagaba. Era Messi contra el mundo. Otro quite en la mitad, el pase de Goretzka a Gnabry y este que se va derecho al arco para sellar el 1-3 a los 26’ del partido

Y cuando todos nos refregábamos los ojos por la aceleración del equipo alemán, llegó otro mazazo. Se distrajo Semedo en un balón que creyó que se iba afuera, la recuperación de Gnabry, el pase a Perisic, cambió de frente y el centro de la derecha para la entrada de Müller y marcar el 1-4 a los 30’ de juego.
Una topadora que trituró a Barcelona, que había tenido un tiro en el palo, había llegado, pero se vio sopapeado en un abrir y cerrar de ojos.

Griezmann por Sergi Roberto fue la modificación de Settién para iniciar el complemento. Un poco más ofensivo en la intención, pero no en la práctica. Porque Bayern salió muy firme y pronto le mostró los dientes, a partir de la tarea incesante de Goretzka, Müller, Perisic, Gnabry.

Cuando Luis Suárez resolvió con categoría para marcar el 2-4 a los 57′, alguna luz se abrió en el equipo catalán, pero los alemanes se encargaron de apagarselá muy pronto. Porque si bien es cierto que el esfuerzo de Jordi Alba para buscar ese pase largo darselá a Suárez y la resolución del uruguayo fue magnífica, Bayern le iba a volver a sacudir la endeble defensa al conjunto catalán.

El canadiense Davies salió a mostrar también sus credenciales, se fue por izquierda, pasó a Semedo, se metió en el fondo y cuando le salió Piqué, cruzó el pase atrás para la llegada del otro lateral, Kimmich, quien marcó el 2-5 a los 62′ de juego.

Ahí se definió el partido. Porque ya no le quedaban fuerzas a Barcelona para ir a buscar, una vez más, achicar la diferencia. Y empezaron los cambios a jugar para Bayern Münich. Primero, a los 67′, Coman por Perisic, que había hecho un gran partido. Settién buscó la última esperanza en Ansu Fati en lugar de Sergio Busquets. Y a los 74′ Philippe Coutinho entró por S. Gnabry y N. Sule por el amonestado J. Boateng. Bayern empezaba a pensar en las semifinales.

A los 81′ llegó el gol de Lewandowski, el que tanto había buscado el goleador, de cabeza y en la puerta del arco, en una defensa perdida, donde los centrales miraron la pelota y no el hombre a marcar. El partido entraba en una zona de peligro total para Barcelona, porque tenía enfrente una máquina encendida, dispuesta a pisarlo, y los jugadores del equipo catalán lucían desorientados, desconcentrados, vencidos…y Bayern Münich no aflojó.

A los 85′ Philippe Coutinho cumplió la ley del ex y marcó el 2-7. Y tuvo que pedir disculpas por duplicado porque a los 88′ volvió a convertir para sellar el definitivo 2-8.

Bayern Münich fue una máquina aplastante, que se llevó por delante toda la resistencia que Barcelona pudo ofrecer, lo doblegó con una actuación colectiva potente, contundente, demoledora. Un equipo que fue dominante en su liga, que volvió tras la pausa con una goleada a Chelsea y ahora edificó otra actuación inolvidable para dar un paso más hacia su gran objetivo.


Hernán O’Donnell

RB Leipzig, con sus atributos conocidos, dio un paso más adelante

En los papeles, antes de empezar, le pusimos una “fichita” a RB Leipzig. Más por el corazón, por el gusto y aprecio a un equipo que ha revolucionado de alguna manera el fútbol alemán desde hace un par de años, con una propuesta ofensiva, arriesgada, con mucha vocación ofensiva y ganas de ganar, de ir a buscar el resultado. Un equipo que hace un tiempo bautizamos con cariño “La Aplanadora Alemana” por ese ir con los diez jugadores de campo a atacar al adversario en su propia malla, de buscar con la mayor cantidad de futbolistas posibles el ataque. Sin soslayar la ausencia de Timo Werner, su delantero centro tan destacado en su campaña quien ya no pudo jugar por haber sido transferido al Chelsea. Poulsen ocupó su lugar.

Pero éramos conscientes del adversario que le tocaba, el nivel de juego, de jerarquía colectiva e individual, de experiencia y de conocimientos, del conjunto y sobre todo de su entrenador, Diego Pablo Simeone. En los papeles, Aleti era favorito a pasar la serie. Pero en el fútbol los partidos no se ganan en la teoría ni por los nombres ni tampoco por el color de la camiseta. Siempre hay que jugarlos. Este también.

El planteo inicial fue el previsible. RB Leipzig con la pelota a disposición y con la saludable intención de ir al ataque con mucha gente. Upamecano como salida permanente por el medio, donde hizo gala de su buena técnica y conducción prolija. Klostermann por derecha y Halstenberg por izquierda también daban comienzo a las maniobras, pasaban por la dinámica de Sabitzer y las trepadas de Angeliño por izquierda, pero le faltaba profundidad y claridad en la puntada final. No podía Poulsen resolver, Dani Olmo corría más de lo que pensaba y Leipzig veía como se diluía su dominio.

Para el Aleti la cuestión estaba planteada como más le gusta. Con el rival que tenía la pelota, avanzaba con su línea de defensa hasta la mitad de la cancha y le dejaba el campo libre para explotar los contragolpes. Pero no le resultó efectiva, porque si bien amenazó con cierta seriedad en varias contras, el conjunto de Simeone no pudo hacer daño ni tampoco acumular una cantidad importante como para tener opciones de gol. Tuvo contraataques, pero pocos. Y en la escasez no hubo variedad.

Bien Ferreira Carrasco y Renan Lodi para explotar la banda izquierda y generar por allí los mayores peligros. Correcto Koke por derecha. Firme Giménez para defender y Oblak para mostrar seguridad. pero no mucho más. Un equipo que fue demasiado amarrete en el primer tiempo y que no dejó elementos que los mencionados. Faltaba participaci{on de Diego Costa y Llorente, y un poco más de actitud ofensiva.

Todo quedaba para el segundo tiempo.

En el segundo tiempo llegaron las emociones. A los 49′ RB Leipzig abrió el partido con una jugada con su sello. Adelantamiento general, pase abierto para Sabitzer, centro al medio y cabezazo de Dani Olmo para señalar el 1 a 0, merecido por cierto.

Aleti salió un poco más, pero sin grandes luces y con una mochila que se le hizo pesada. A los 57′ Joao Félix entró por Herrera y cambió un poco la dinámica y la velocidad del equipo español; dejó de ser el conjunto espeso y previsible del primer tiempo y aceleró más en ataque. Así llegó la jugada individual del portugués, su escapada y la falta de Klostermann que le cometió penal. El propio Joao Felix se hizo cargo y marco el 1 a 1 a los 70′ para dejar otra vez las cosas iguales.

Enseguida el “Cholo” fue por otra variante en ataque: a los 71′ Alvaro Morata reemplazó a Diego Costa.

El conjunto de Julian Nagelsmann no se asustó. Mantuvo sus ideales, su esquema y su performance y fue por la victoria. A los 82′ movió el banco:  P. Schick, delantero centro de físico portentoso, entró por Dani Olmo y A. Haidara ingresó por C. Nkunku que no estuvo en su nivel habitual.

Y fue por la gloria; desborde de Angeliño por izquierda, centro al medio y la llegada de Adams para rematar y concretar con la ayuda de un desvío en la defensa de Aleti. 2 a 1 a los 87′ y partido resuelto.

Ya no tuvo aire ni piernas ni rebeldía el Atlético de Madrid para ir por el empate. Había sentido el golpe, pero no era un mazazo sorprendente; al contrario, pareció el golpe de gracia a un equipo que deambuló por la cancha sin su conocido espíritu, vencido mucho antes del final y golpeado por un equipo que desborda entusiasmo, un conjunto empapado en las ideas de Julian Nagelsmann, un entrenador joven de inmenso futuro, que busca dar un paso más y soñar, no dejar de soñar.


Hernán O’Donnell

Cuando caía el telón, PSG hizo trizas el sueño de Atalanta

Hay partidos que conviene contarlos desde el final; como esas películas donde lo más importante sucede en el desenlace, o cuando se narran son un flashback, que empiezan por el fin y luego reconstruyen la historia. El primer partido de cuartos de final, entre París Saint Gerimain y Atalanta, se resolvió en los minutos finales. En la agonía, PSG revirtió el resultado y dio vuelta todo lo que se había escrito hasta ese momento final, porque Atalanta ganaba y parecía que lo controlaba, pero el fútbol, los duendes, y los grandes futbolistas como Mbappé y Neymar, siempre tienen cartas en la manga que pueden modificar cualquier historia.

Atalanta fue fiel a su estilo. A su manera de jugar, esa que enamoró a propios y extraños, que lo llevó a un lugar de privilegio en la Serie “A” y que encandiló al mundo a través de la competencia de Clubes más vista, la fabulosa Champions League. Un ataque permanente, con laterales con constante proyección, un conductor como Alejandro Gómez que transita las bandas, un par de centrocampistas como Freuler y De Roon que patrullan toda la mitad de la cancha y dos delanteros que se complementan muy bien como Pasalic y Duván Zapata.

Enfrente el París Saint Germain, con una marcada dependencia del trabajo de Neymar, quien iniciaba todas las maniobras pero las finalizaba con mucha imprecisión. Así se armó un primer tiempo en el que el delantero brasileño se perdió un gol increíble de arranque y luego Keylor Navas tapó dos jugadas muy peligrosas del conjunto italiano.

Y a los 26′ llegó la apertura del marcador, tras una buena jugada colectiva de Atalanta, donde el balón fue de un lateral al otro, el remate y el rebote le quedó a Pasalic, quien supo sacar el tiro con comba y marcar el 1 a 0 para el equipo de Bérgamo.

PSG sintió el golpe y fue por la igualdad. Adelantó sus líneas, pero se encontró con un rival que también propuso, por lo que le costaba llegar. Y cuando lo hacía, fallaba en la puntada final. Tuvo más centros que imaginación. Y no pudo equilibrar las accciones cuando lo soprendió el fin del primer tiempo.

En el complemento, París intentó empujar más hacia el arco de Sportiello. Para eso se basó en la habilidad de Neymar, quien siempre iniciaba las jugadas, pero al que le costaba encontrar eco en su compañeros. No aparecía Icardi, Sarabia se enredaba, Marquinhos chocaba y Atalanta se las rebuscaba para complicar, mas con vértigo que con claridad. Pero se mostraba más rápido el equipo italiano, más veloz, en tanto el conjunto parisino lucía espeso, sin cambio de ritmo, lento y por momentos previsible.

La ventana de cambios empezó a generar otra perspectiva. Porque Atalanta debió resignar a su mejor futbolista, Alejandro Gómez, reemplazado por Malinovskiy, y José Luis Palomino entró para reforzar la defensa a los 59′ de juego, en lugar de B. Djimsiti; se iba el màs capaz del conjunto, en tanto PSG puso a un hombre para desequilibrar: Mbappé por el español Sarabia.

Y empezó a buscar más el conjunto francés. Comenzó a tener llegadas, pero entre la impericia y la buena participación de Sportiello, sus ataques se frustraban.

Atalanta volvía a ceder con otra variante, porque a los 69′ se fue Pasalic, de buen partido y lo reemplazó Muriel, que falló la única que tuvo. En tanto a los 71′ en PSG ingresó Leandro Paredes por Gueye, y creció en precisión el conjunto de Saint Germain.

La lesión de Keylor Navas forzó la última ventana de cambios para los franceses: a los 78′ lo reemplazó Sergio Rico y también entró E. Choupo-Moting en lugar de Mauro Icardi; para el conjunto de Bérgamo, al final salió su última carta Duvan Zapata y entró Da Riva. Se quedó sin balas, aunque el alargue parecía lejano porque solo era cuestión de aguantar unos minutos más…

En el fútbol nada termina hasta que termina. Y a los 89′ llegó el empate, tras un centro largo de Choupo-Moting de derecha a izquierda, que parecía perderse al final, pero Neymar estuvo atento para buscarlo y sacar un centro al medio que Marquinhos transformó en gol y empate 1 a 1 .

Y cuando Atalanta aún se lamentaba de su mala fortuna, Neymar filtró el pase y apareció Mbappé por izquierda, para dirigir otro centro que Choupo-Moting iba a transformar en el 1-2 cuando el partido ya iba por los 90+2′ de juego.

Se sacó el mote de “pecho frío” el equipo francés, injusto por donde se lo mire porque estas cosas le pasan a todos los equipos. Que les reviertan un resultado en los minutos finales, que pierdan una serie tras tener una ventaja de muchos goles…les pasa a los brasileños, argentinos y alemanes. A todos. Pero el mote es para algunos.

Lo cierto es que en la celebración emocionante de los muchachos que estaban en la tribuna, Di María, Icardi, y todos los demás, abrazados sin precauciones ni preocupaciones, desbordados por la emoción de llegar a una semifinal y estar a dos pasitos de pagar la deuda con la historia.

En ese abrazo sentido, está el espíritu del equipo francés, que parece empeñado en derribar todos los fantasmas.


Hernán O’Donnell

Portland Timbers fue el mejor y es un merecido campeón

Fue el más práctico, el más sólido, el más inteligente y el de mejor juego. Supo trabajar cada partido, atacar y defenderse, contó con dos jugadores desequilibrantes como Sebastián Blanco y Diego Valeri, y tuvo el acompañamiento preciso del resto del plantel. Portland Timbers fue el mejor y es un merecido campeón.

Cuando se organizó este torneo, MLS is Back!, con formato de Copa del Mundo, zonas, clasificados, y partidos de play off, decìamos que Orlando City podìa ser un candidato. No tanto por la jerarquía e historia acumulada de un Columbus Crew o el propio Portland Timbers, pero sí por algunos factores que podían pesar en el desarrollo del torneo. La localía, como principal argumento. No porque hubiera peso de su hinchada, de hecho se sabía que se jugaba sin público, pero sí porque no debía viajar ni trasladarse y el clima, la humedad, el calor y las lluvias están más habituadas para este equipo.

También por lo que puede influir su DT, el colombiano Oscar Pareja, hombre de experiencia y conocimientos de este juego. Un hombre que se formó en las divisiones menores de Atlético Nacional de Medellín, que hizo su debut en el DIM, Deportivo Independiente Medellín, que luego jugó en Deportivo Cali y más tarde se integró al fútbol de Estados Unidos, donde jugó en New England Revolution y luego en Dallas FC.

Empezó su carrera hace 14 años como asistente de Dallas, pasó por sub 17 de Estados Unidos y ya como entrenador principal dirigió en la MLS a Colorado Rapids, Dallas, FC, Tijuana en México y este año se hizo cargo de Orlando City. Conoce el fútbol y también la Liga. Combo perfecto.

Y cuenta con varios jugadores de experiencia y calidad, como el arquero de la selección peruana, Pedro Gallese, subcampeón de América en Brasil 2019 y Nani, una figura de Portugal que tuvo brillo en el Manchester United.

Orlando City tenía varias cartas en la manga y llegó a la final tras ganarle el clásico a Inter Miami por 2-1 en su debut del Grupo “A”; luego derrotó a New York City FC por 3 a 1 y en la última jornada del grupo igualó 1 a 1 con Philadelphia Union.

Ya en octavos le ganó a Montreal por 1 a 0; en cuartos estuvo al borde del knock out contra Los Angeles FC, ya que perdía 0-1 y llegó al empate con un gol de Braganca a los 89′ de juego, para ganar por penales por 5-4.

La semifinal se la ganó a Minnesota, un equipo que era candidato, en una noche brillante de Nani, que con dos goles ayudó a la victoria final por 3 a 1.

Porland Timbers llegaba con mayores pergaminos y antecedentes. Un equipo que había mostrado alto nivel de juego en muchos momentos, que se había lucido en varios partidos y que hacía gal de su candidatura desde el principio.

Debutó con una victoria ante Los Angeles Galaxy por 2 a 1. Después le ganó a Houston Dynamo también 2 a 1 y cerró con un empate ante Los Angeles FC por 2 a 2.

En octavos pasó a Cincinnati por penales 4 a 2, tras igualar 1-1 en los 90′ reglamentarios, en un partido que debió ganar sin problemas. En cuartos de final remontó una desventaja ante New York FC para ganar al final 3 a 1. Ya se veía el brillo y la contundencia del equipo. Y en semifinales pasó a Philadelphia por 2 a 1 en un ecnuentro que debió liquidar mucho antes, pero el descuento final del rival lo llevó a pasar unos 5′ finales de angustia y zozobra.

Así llegaron los dos a la gran final del torneo.

Sorprendió Orlando en el inicio. Porque salió muy convencido a buscar el partido con Ruan bien adelantado por el lateral derecho, con Rosell y Mendez parados por encima de la mitad de la cancha, Mueller, Pereyra y Nani para la creación y Akindele como delantero centro.

Portland esperaba en su campo, se ordenaba de la mitad hacia trás y buscaba a Sebastián Blanco para que a partir de su velocidad se aremn los contraataques.

Y en medio del dominio de Orlando City, llegó el gol de Portland. Tiro libre ejecutado por Diego Valeri con suma precisión, la marca distraída de Orlando y el zaguero Mabiala que aprovecha la duda de Gallese y convierte de cabeza el 1 a 0 a los 27′ de juego.

Pero Orlando no se iba a quedar. Salió con la misma convicción, la misma predisposición ofensiva. Y tuvo su premio antes de concluir el primer período cuando Nani desbordó por izquierda, llegó el centro al medio y el uruguayo Mauricio Pereyra aprovechó para marcar el 1 a 1 a los 39′ del encuentro.

En el complemento Portland cambió la táctica. Fue más agresivo, se adelantó en el terreno y empezó a apretar contra el arco de Gallese. El arquero peruano sacó al córner un tremendo tiro libre de Valeri a los 63’. Del córner, una doble tapada del arquero de Orlando, hasta que el remate de Blanco volvió a desviarse al córner. Y de ese tiro de esquina, a los 65’, tras un tiro de Chiara, un rebote y el gol de Portland para llegar al 2-1.

El equipo volvía a adelantarse en el marcador. Timbers se sentía cómodo y lo llevaban al juego que más le gusta y más cómodo se siente.

Se armó otra vez en su campo, paró a los lanzadores cerca de la mitad y se preparó para salir con velocidad. Orlando era la habilidad de Nani y el empuje del resto. Cuando salió Blanco y más tarde Valeri, Timbers resignó espíritu y picardía pero sumó gente en defensa.

Le quedó una chance a Orlando tras un tiro libre a los 90+1’ cuando Antonio Carlos recibió un balón en el área pero le entró muy abajo y su remate se fue alto.
Portland se aferró a la diferencia y al final celebró el campeonato. Fue el mejor equipo, el más inteligente y el que mejor supo resolver cada partido.
Con la notable influencia de Blanco y Valeri? Portland Timbers gritó Campeón.


Hernán O’Donnell

En el final, los argentinos Banega y Ocampos resolvieron el enigma para Sevilla

Sevilla encontró la llave para abrir la muralla que Wolverhapmton le había planteado al final del ecnuentro, cuando iban 87′ y se juntaron los argentinos para resolver el enigma. Centro de Ever Banega y cabezazo de Lucas Ocampos, para alejar la pelota a la estirada de Rui Patricio y marcar el 0-1 para el conjunto español. Todo lo que le había costado y sufrido a los largo de la mayor parte del partido, lo pudo solucionar cuando parecía que la prórroga estaba por jugar su parte.

Antes, hubo un partido muy difícil. Sevilla empezó con una variante táctica más que interesante. La posición retrasada de Ever Banega, bien cerca de su defensa, en cada inicio de jugada. Entre Diego Carlos y Reguilón, se metía en el fondo y salía con pelota al pie, a la búsqueda del pase al medio para Ferenando, a Reguilón bien abierto al lateral, o Lucas Ocampos cuando se volcaba a ese sector. Por derecha, la salida clásica de Jesús Navas, el tándem con Suso, y En-Nesyri como punta de lanza bien arriba.

El conjunto inglés propuso su clásico juego físico, con mucha velocidad, intensidad en la disputa del balón y salidas rápidas de contra por Adama Traoré o Moutinho, para buscar la definición en el mexicano Raúl Jimenez. Un equipo duro, inteligente y práctico. Y así llegó a una chance clara, a los 11′ cuando Adama Traoré fue derribado en el área por Diego Carlos, y el árbitro sancionó el correcto penal y amarilla para el defensor brasileño.

Pero el remate de Raúl Jiménez fue detenido por el arquero Yassine Bounou, conocido como Bono, el despeje de Diego Carlos fue a donde estaba Moutinho pero su cabezazo fue afuera. El encuentro continuó 0 a 0.

Sevilla se sintió más confiado y aumentó su dominio, aunque le costó profundizar. Tenía más la pelota, pero no conseguía quebrar la defensa inglesa. Una escapada de Youssef En-Nesyri a los 25′ fue su primera aproximación. Después tuvo un disparo de Ocampos a los 32′ que pasó cerca. El conjunto andalúz era más en el dominio territorial, pero no lograba herir, y Wolverhampton amenzaba en cada ataque veloz de Adama y Raúl. Así se cerró la primera parte.

En el segundo tiempo el partido decayó. Fue más lento, más trabado, más pausado y con un desarrollo que con el correr de los minutos se hizo aburrido. porque Sevilla tenía el balón, pero no podía descifrar el camino para herir al equipo inglés. Wolverhampton se refugiaba con una suerte de línea de cinco e intentaba alguna contra con Moutinho y Neves, para descargar en Traoré o Raúl Jimenez, pero casi nunca prosperaban.

La llegada más importante de Sevilla fue a los 65′ cuando Suso sacó un buen centro y Koundé cabeceó desviado; después Pedro Neto entró por Moutinho en Wolverhampton a los 70′, en tanto Sevilla sumó una chance más, con un tiro libre magnífico de Banega que Rui patricio desvió al corner con una terrible volada.

A los 78′ el conjunto inglés fue por segunda variante; Diego Jota entró por Adama Traoré y a los 84′ hubo dos variantes en Sevilla: el argentino Franco Vázquez entró por Jordan, y el neerlandés, Luuk de Jong ingresó en lugar de Youssef En-Nesyri.

Y cuando los nervios y las preocupaciones empezaban a aparecer en el banco de Julen Lopetegui, porque Sevilla se ahogaba en el área inglesa, apareció la combinación de los argentinos Banega y Ocampos para abrir el marcador y cerrar la serie.

Un grito de desahogo para el equipo que buscó más y que quiere volver a enamorar a la UEFA Europa League, su eterna compañera.


Hernán O’Donnell

Inter avanza con la potencia de Lukaku

El comienzo de Inter fue alentador. Porque mostró una cara interesante, un esquema prolijo y un espíritu decidido para ir a buscar el encuentro. Con la proyección de los laterales, Dambrosio y Young, el pivot de Lautaro y la potencia de Luakaku. Y muy pronto llegó al gol, porque a los 14′ Martínez habilitó a Young, llegó el pase a Romelu Lukaku, el delantero belga que no pudo rematar, y el rebote le llegó a Barella, quien marcó desde afuera del área. 1 a 0 para Inter en Düsseldorf, en el comienzo del juego.

Entonces se abrió el partido. Porque Leverkusen lo fue a buscar, con el talento de Kai Havertz, la dinámica de Demirbay y el tranco de Exequiel Palacios. Pero cuando estaba dispuesto a apretar, le llegó un segundo golpe, con un tanto de Lukaku quien desde el piso pudo conectar un balón que se le iba y a los 20′ Inter pasó a ganar 2 a 0.

El encuentro no se quedó allí. Porque si todos suponíamos que la ventaja le iba a dar tranquilidad a Inter y se adueñaría del control del juego, Leverkusen encontró su espacio y a los 24′ Havertz, un jugador de enorme futuro, marcó el tanto del Bayer y el partido se achicó a 2-1 en el marcador.

Inter se había quedado apretado en el resultado cuando había tenido, asta ese minuto, el dominio del juego. El equipo italiano se había manifestado ambicioso y ofensivo, pero la diferencia le quedó corta, porque una distracción la pagó cara y porque también Leverkusen supo aprovechar su momento.

El primer tiempo finalizó con una imagen mejor de la escuadra italiana, pero el score dejaba la puerta abierta a cualquier resultado para el segundo período.

El complemento tuvo más volumen de juego. Fue más intenso, con más ritmo y aparecieron varias oportunidades de gol, más claras que en el primer tiempo.

Tuvo un buen remate de inicio el Bayer Leverkusen, pero Handanovic reaccionó con rapidez y rechazó con un manotazo. Después llegó la primera ventana de cambios. A los 58′ ingresó L. Bailey por el argentino Palacios en el equipo alemán y Víctor Moses por D. DAmbrosio y C. Eriksen entró por R. Gagliardini en el conjunto italiano. Más tarde, a los 63′ el chileno Alexis Sanchez reemplazó al argentino Lautaro Martínez, en tanto a los 67′ hubo dos variantes en Leverkusen: Wendell entró por D. Sinkgraven y N. Amiri ingresó en lugar de J. Baumgartlinger.

Y Eriksen tuvo un gran pase a Alexis Sánchez, quien quedó solo pero su tiro fue desviado por el arquero Lukás Hrádecky, cuando iban 75′; y a los 85′ volvió a aparecer el arquero finés para salvar al Bayer.

Bayer atacaba y el Inter amenazaba de contras, siempre a partir del trabajo de Lukakau para aguantar el balón y empezar armara las jugadas de contraataque, que al final se complicaron con la lesión de Alexis Sánchez y la imposibilidad de hacer una variante más, pues se habían agotado las tres ventana permitidas.

Pero el Inter se refugió en la confianza de su tanque para soportar la marca pegajosa de Tapsoba y encarar los ataques, en tanto las líneas se replegaban para achicar espacios, con Godín y Bastoni como bastoneros fundamentales.

Así llegó al final, abrazado a la victoria, justa y merecida, y empieza a ver el horizonte de la UEFA Europa League en su camino.


Hernán O’Donnell

La Fórmula 1 celebró su GP 70 Aniversario con la frescura de Max Verstappen

Nada mejor que un triunfo del joven más prometedor, el mejor prospecto, el piloto del futuro, para celebrar los 70 años de la Fórmula 1 Internacional en su Gran Premio homenaje realizado en Silverstone.

Una carrera interesante, con mucha estrategia por parte de los equipos y una conducción brillante por parte de Verstappen. Porque hubo variedad en las posiciones, diferentes tácticas, y cambios de neumáticos en algunos casos como el de Charles Leclerc y Esteban Ocon.

La largada fue positiva para Mercedes, Bottas y Hamilton se acomodaron en las primeras posiciones, se arrimó Verstappen y Hulkenberg no pudo aprovechar su buen lugar de salida. Se retrasó Vettel, que a la larga le costó mucho recuperarse y su performance fue menor a la esperada.

Bottas, Hamilton, Verstappen se consolidaron en las primeras tres psoiciones; iban a ser los grandes portagonistas. Después, Hulkenberg, Stroll, Ricciardo, Norris, Leclerc, Sainz y Ocon, cuando llegábamos a la novena vuelta.

Al llegar a la vuelta 15 se detuvieron en boxes los Mercedes y Verstappen tomó la punta. Cuando volvieron, Bottas quedaba a 13″ y el inglés a poco más de 17″. Una diferencia apreciable. Y cuando Verstappen se detuvo a cambiar gomas, enseguida volvió a la pista muy cerca de Bottas y pudo superarlo.

En tanto Sainz se retrasaba con dos detenciones que no fueron buenas y lo ralentizaron, Max aceleraba y sacaba distancias de los Mercedes. Y cuando realizó su segunda detención, también Bottas fue al cambio. Le alcanzó para mantener la diferencia, en tanto Hamilton estiraba su detención en vistas de poder achicar la distancia, pero en perjuicio de unos neumáticos que se agotaban.

En la vuelta 42 de las 52 previstas, Lewis tomó la decisión de cambiar neumáticos y logró el récord de vuelta para sumar un punto más y recuperar el tercer lugar tras pasar a Leclerc y relegarlo al cuarto lugar.

Y en la vuelta 50 volvió a acelerar Hamilton para pasar a Bottas y conseguir el segundo lugar. Una demostración de su enorme capacidad sobre el final de la carrera.

Una competencia que homenajeó a los 70 años de la Fórmula 1 y vio brillar al piloto de mayor proyección. Nada mejor para la historia de la máxima que ver el futuro que se aproxima.


Hernán O’Donnell

Barcelona avanzó tras un tiempo para gozar y otro para sufrir

Nápoli asustó al minuto de juego con un remate en el palo, y enseguida Lorenzo Insigne tuvo otra posibilidad. Era un equipo que mostraba su garra y su disposición a pelear el partido, a atacar. A pesar de que Barcelona se paró como siempre, en campo contrario y con la intención de ahogar al adversario, para recuperar pronto y armarse alrededor de la genialidad creativa de Leo Messi.

Y muy pronto se puso en ventaja, tras un tiro de esquina y el cabezazo de Lenglet para marcar el 1-0 para el local cuando llegábamos a los 9′ de juego.

A los 23’ Barcelona aumentó el marcador. Messi peleó una pelota por derecha, guapeó, ganó y desde el piso sacó UBA precioso remate al segundo poste. 2-0 para Barcelona.
El equipo blaugrana se hizo dueño del juego, porque entre Rakitic y de Jong se encargaron de darle dinámica, Messi abría surcos con pinceladas de trazo fino y Suarez peleaba en ataque como siempre.
Para la visita la cosa era complicada. Aunque Fabian Ruiz buscara, aunque Insigne preocupara o Koulibaly saliera a apagar incendios. Era duro el encuentro y encima llegó el penal con convirtió Luis Suarez y que amplió la ventaja a 3-0 a los 44′
El cierre de la primera etapa le dio una esperanza a Nápoli, con el penal que convirtió Insigne a los 45+3′. 3-1 y no estaba todo perdido.

Barcelona había sido más en el primer tiempo, con un dominio sostenido y una buena actuación colectiva. Hizo cuatro goles, de los que les convalidaron tres. Pero esa diferencia se achicó mucho en el complemento, porque Nápoli salió renovado. Lobotka por Demme para iniciar la seguna parte. Y todos unos metros más arriba, a buscar las espaldas de Piqué y Lenglet, con pases diagonales de afuera hacia adentro y tratar de sorprender al muy eficaz Ter Stegen.

Barcelona era un equipo parado en su campo y dispuesto a salir de contragolpe; con la dinámica de Rakitic, en una tarde muy movida en su función de volante central, la salida constante por de Jong y Sergi Roberto por los costados y Messi a la búsqueda de Suarez y Griezmann para explotar los espacios.

Pero el dominio pasó a ser de Nápoli. Con la dinámica de Fabián Ruiz, la presión de Mertens y los piques constantes de Insigne, el peligro empezó a rondar la valla local. Y pronto Gennaro Gattuso dispuso otros dos cambios: iban 69′ cuando M. Politano ingresó por J. Callejon y el “Chuky” Lozano entró por P. Zielinski; más movilidad y más fuerza en ataque para la visita.

Para Barcelona el segundo tiempo fue más complicado, porque le costó tener el balón y jugar a su juego. Además, aparecieron algunos síntomas de cansancio, algún golpe recibido y la necesidad de ponerle hielo al encuntro para que el tiempo empiece a jugar a su favor.

Gattuso fue por dos cambios más en otra ventana: a los 78′ E. Elmas reemplazo a Fabián Ruiz, de buena tarea y A. Milik ingresó en lugar de Lorenzo Insigne, también de correcta labor.

Nápoli mostró muchas cualidades. Manejo prolijo, dominio territorial, inteligencia para buscar los agujeros en la defensa adversaria, pelotazos a espaldas de los centrales locales… para el conjunto de Quique Settién, era defenderse, correr y tratar de aguantar el balón para que el reloj haga su parte. Y los cambios del final que denunciaron esas intenciones de aguantar. A los 83′ Monchu, un centrocampista, entró por el delantero Antoine Griezmann, y a los 91′ el defensor Junior Firpo entró por el otro atacante del local, el uruguayo Luis Suarez.

Barcelona se aferraba a la diferencia. Ganó un partido que se le hizo difícil en el complemento, pero que justificó a pleno en la primera parte. Todavía tiene mucho para mejorar, pero avanzó en la Champions League y con Messi en el equipo, soñar siempre es posible.


 Hernán O’Donnell