No había comenzado bien Charly Berlocq. El partido empezó con el dominio del italiano Andreas Seppi, que se colocó de modo muy rápido 4 a 0. Hubo una reacción del argentino, pero no fue suficiente, y el visitante se llevó el parcial por 4-6. Entonces, surgió la rabia, el temperamento de Charly. Poco más de 20 minutos y 6-0 para equilibrar los sets. Luego el dominio del tercero. Con esa rara mezcla de “drops” y tiros cruzados y potentes. Un 4 a 1 rápido que alentaba la esperanza…el tercer set marchaba para Charly por 5 a 2 y crecía el aliento para el argentino.
El “Patinódromo Municipal” se llenaba de cantos e ilusión. Los bombos acompañaban el ritmo fuerte que proponía Berlocq.
Y siguió el show. Berlocq dominó 6-2 en el tercer set y se llevó el partido en la cuarta manga por 6-1.
Seppi no puso excusas: “jugué mal, Charly lo hizo muy bien. No influyó la gente, ni el clima ni el viento. Soy un jugador de cancha rápida y el partido se me hizo lento, las bolas venían muy lentas y complicadas.”.
Para Berlocq, la alegría era total: “Gracias a mi familia que me apoya tanto. Mis papás, mis hermanos y sobre todo mi esposa. Me acuerdo de todos los que me acompañaron cuando era muy difícil jugar al tenis”, dijo muy emocionado al borde del court.
“Disfruto mucho llegar a un estadio muy lleno,con el apoyo de los argentinos. Valoro mucho estar acá y que hayan confiado en mi. Y valoro mucho lo del público. La gente alienta y apoya mucho”
Después fue el momento de Mónaco. Y toda la preocupación que generaba y generó Fognini. Un partido complicado, por cierto.
Pero la historia ya había escrito su primer capítulo, y la ciudad feliz empezaba a ser un mar de ilusiones y esperanzas.
Hernán O’Donnell
(Enviado Especial a Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires)
Llegó el momento. Es la hora de jugar. En Mar del Plata ya se han dicho todas las palabras, se han vertido todos los comentarios, los análisis previos y los pronósticos más variados ya se han volcado a la mesa.
El sorteo dijo que Charly Brlocq debe abrir la serie ante Andreas Seppi. Que luego jugará Juan Mónaco ante Fabio Fognini. El sábado el dobles y el domingo se cruzan los 1, Berlocq y Fognini, para cerrar Mónaco ante Seppi.
Todos dijeron más o menos lo mismo. Que la serie es “muy pareja”, que “los partidos serán muy duros y cerrados”, que es “lo mismo jugar en primer o segundo turno…”.
La serie empieza a tomar color, con las ilusiones repartidas y equilibradas.
Mar del Plata comienza a sacudir su arena natural para envolverse de polvo de ladrillo. El escenario, el Patinódromo “aggiornado” quedó en muy buenas condiciones. Un court rodeado por tribunas muy cercanas, que le dan un aspecto cerrado. Una suerte de “Bombonera”, ideal para hacer sentir la localía.
Por eso, por el deporte, por lo que proponen, por el equilibrio la caballerosidad, se vienen 3 dias a puro tenis. Para gozar, para disfrutar, para empezar a soñar otra vez.
Hernán O´Donnell
(Enviado Especial a Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires)
La Copa Davis abre otro año de ilusiones, de esperanzas y sueños. Esa quimera que despierta tantos deseos en los aficionados al tenis, y al deporte en general, le ofrece a la Argentina un nuevo camino.
Es aquí, en Mar del Plata, la misma ciudad que fue testigo de una de las más importantes desilusiones de una serie de grandes penas, cuando se perdió la final ante España en 2008. Pero ahora han pasado más de 5 años y es tiempo de dejar atrás aquel sinsabor.
Argentina empieza la temporada ante Italia, un rival duro, con buenos jugadores y un pronóstico quizás un poquito más favorable. Fabio Fognini, número 15 del mundo, y Andreas Seppi son 2 singlistas muy respetables. Completan el equipo nuestros conocidos Filippo Volandri, Simone Bolelli y el quinto jugador, Potito Starace. Todos ellos de de permanente presencia en la Argentina, ya que han jugado el Atp de Buenos Aires en múltiples oportunidades.
Argentina opone a Juan Mónaco, Carlos Berlocq para los singles y a la duplade Eduardo Schwank y Horacio Zeballos en el dobles.
Ilusión y esperanza, en una Mar del Plata que quiere escribir una nueva historia, que ya empieza a respirar tenis del bueno.
Hernán O´Donnell
(Enviado Especial a Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires)
Se va David Nalbandián del tenis. Se va el “Rey David”. El gran ídolo, el rubiecito que a los 20 años llegó a la final de Wimbledon, que saludó al público arropado en una bandera celeste y blanca. El que mostró sus dotes de jugador “copero” apenas debutó en la Davis. El que dijo presente una y otra vez; el que estuvo entres finales (Moscú 2006, mar del Plata 2008, Sevilla 2011); el que armó su carrera por ese berretín…
Se va el extraordinario jugador que fue; el que compartió techo con Roger Federer y Rafael Nadal; el que ganó el Masters en Shangai 2005, el que fue número 3 del mundo pero nunca se desentendió de sus pasiones automovilísticas…
Se va el carismático jugador que siempre tuvo al público de su lado; el rebelde que mantuvo algún altercado con la prensa; el mismo que no lo esquivó a la polémica ni a algún desplante…Se va el líder de una generación de jugadores; el que tuvo seguidores y detractores; el que cultivó amistades y desencuentros…
Se va el crack del tenis argentino. El sucesor de Guillermo Vilas. El que nunca se guardó nada cuando entró a una cancha. El que jugaba con total desenfado. El que no temía ningún rival, en ninguna superficie y en ningún torneo. El que era capaz de vencer a cualquiera…
Se va un excelente tenista. Le dice adios al deporte después de haberle dado todo; emprenderá una serie de partidos ante Rafa Nadal para cerrar su campaña en los courts; se va en sus lugares en el mundo: Córdoba (muy crequita de Unquillo) y la Buenos Aires que supo conquistar…
Se va un deportista inmenso. De los mejores que tuvo la historia argentina. Se va el jugador que estuvo durante una década en la cresta de la ola. Que ganó títulos, jugó finales, transpiró la camiseta e hizo, muchas veces, muy feliz al pueblo deportista.
Una jornada larga de sol, que comenzó con la dura caída de “Pico” Mónaco, en un partido desigual ante un Tsonga que jugó como el número 8 del mundo: arrancó con su saque, luego quebró y se adelantó 3-0. A partir de allí armó un festival de tenis, con variantes, solidez y un potente drive. Casi sin errores, el visitante marcó un total de 6-3, 6-3 y 6-0, y colocó la serie igualada en 2 puntos para cada equipo.
El día había arrancado complicado…
Pico puso todo. Pero se topó con un rival estupendo, que mostró su gran nivel y hasta declaró, en la conferencia posterior, que el juego del tandilense le calzaba justo para su juego.
Mónaco no puso excusas; aceptó la derrota y la superioridad del adversario.
Y Charly Berlocq tuvo que ponerse el equipo al hombro, salir a la cancha y jugarselá para intentar llevarse el punto en el partido definitivo. Nada fácil, pero con el apoyo constante de la gente que fue en buen número al Estadio Mary Terán de Weiss, sacó toda su garra para lucharle el partido a un jugador interesante como Gilles Simón.
Berlocq construyó su hazaña
Confió en su tenis. Jugó su propia final. Y logró “el triunfo más importante de mi vida”, como señaló en la conferencia de prensa. Charly llegó a la primera manga por 6-4 y sintió que podía.
No se rindió el francés; impuso su juego, ganó el segundo set por 7-5 y prometió un partido largo. Sin embargo, Berlocq mantuvo su habitual fortaleza mental y su juego potente de base mezclado con los drops que tanto le gusta ejecutar en los partidos.
Conquistó el tercero por 6-4 y avanzó muy rápido en el cuarto set: en un suspiro se puso 5-2 arriba y la cercanía de la victoria con el 15-40. Pero el saque de Simón funcionó y levantó dos match points. Tuvo otra chance en ese game, y sin embargo tampoco pudo definirlo: El francés se quedó con el juego, achicó a 5-3 y mantenía la esperanza. Además logró quebrar el saque del argentino y llegó al 5-4, descanso y a tratar de emparejar con su servicio.
Tres errores consecutivos lo dejaron 0-40. Berlocq, otra vez con triple match point a favor. Sin embargo, dos aciertos consecutivos del visitante achicó el resultado a 30-40 y los fantasmas asomaron otra vez…Sin embargo, en un juego donde los errores ajenos, a veces, tienen tanta o más importancia que los aciertos propios, un derecha cruzada de Gilles Simón se fue ancha y el estadio se conmovió mientras Berlocq desahogaba su angustia y destrozaba su remera en clara señal de festejo que contenía una gran angustia.
Final de brazos en alto
El error final de Simón desató la locura general: Un festejo alocado de Berlocq, el abrazo conmovedor de Mónaco, la alegría de todos, las rondas y el champagne, el agradecimiento de Jaite a “sus cabrones”, la salida de la cancha todos juntos y abrazados…
El sol salió el fin de semana en Buenos Aires. Acompañó el esfuerzo del equipo argentino. Alumbró la esperanza, iluminó el camino de todos, para que el esfuerzo mancomunado se tradujera en una victoria que se preveía difícil, para muchos inesperada.
El sueño de la Copa Davis sigue encendido. Esa “ensaladera” que ha tenido tantas “ensaladas” de escándalos y controversias en la historia tenística argentina que incluyeron peleas, rumores, desencuentros, otra vez está cerquita. Se llegó a semifinales. Por tercer año consecutivo. Por el esfuerzo de un grupo de muchachos muy unido y un capitán sensible, trabajador y muy sagaz. Y lo que pocos imaginaban sucedió: sortearon dos series que parecían muy desfavorables.
Por eso la ilusión sigue en pie. Y en septiembre se escribirá otro capítulo en Praga, ante la temible República Checa. Pero estos muchachos nos regalaron dos series victoriosas cuando muy pocos lo imaginaban. Por eso, aún es tiempo de crecer. Aún es tiempo de soñar.
Volvieron a aparecer los duendes de la Copa Davis. Esos fantasmas misteriosos que todo lo pueden: elevar rendimientos, disminuir potenciales, revertir resultados lógicos, modificar rumbos de partidos.
Lo que se imaginaba como un partido favorable al dúo francés, en defintiva, uno de los mejores del mundo, terminó por ser una clara victoria argentina.
Argentina y un sábado triunfal
El comienzo fue equilibrado con Benneteau y Llodrá en buen nivel, pero con respuestas claras del doble argentino. Recién en el octavo game consiguieron el quiebre los visitantes y tras adelantarse por 5-3 mantuvieron el servicio y cerraron la manga por 6-3.
“Había sido parejo”, dijo Nalbandián en la conferencia de prensa posterior. Es que un quiebre inclinó la balanza para los franceses. Y el segundo set fue parecido, cerrado, donde Argentina tuvo lucidez y firmeza en el tie break para ganar por 7-6 e igualar en sets el partido.
En el tercero, creemos, se dio el quiebre emocional y psicológico del partido. Los argentinos entendían que estaban ante una dupla poderosa, tal vez superior a ellos. Pero que si jugaban con los dientes apretados, concentrados y con su mejor tenis, podían ganar. Siempre confiaron y se aferraron a ese pensamiento. Por eso cuando Francia se adelantó 4-1 tras un quiebre, y luego estuvo 5-2, no perdieron la paciencia ni la forma de encarar el partido. Porque la visita estuvo a punto de llevarse el set, muy cerca de quebrar en el octavo game. Argentina mantuvo la cordura, lo levantó se colocó 3-5, a un sólo quiebre. Que llegó en el game siguiente, entonces del 4-5 se pasó enseguida al 5-5, volver a quebrar para descansar con el 6-5 a favor y el saque para definir.
No fallaron Nalbandián y Zeballos: 7-5 el tercero y el dominio psicológico de un partido a su favor. Francia, que estuvo a muy poco de colocarse 6-2 a favor, perdía esa tercera manga por 7-5: desconcierto, y abatimiento eran los síntomas claros que enviaban los jugadores visitantes.
Un triunfo que invita a soñar
Cuando comenzó el cuarto set la imagen de cada dupla era bien contrastante: Agrandados (en el buen sentido) y ganadores se mostraban los argentinos. Desorientados, los franceses, ni siquiera mostraron signos de rebeldía para jugarselá, para variar, para atacar, para intentar la heróica de ‘matar o morir’…Se entregaron, mansos, a los latigazos que sacaban los locales. Zeballos, en ese momento, creció hasta convertirse en la gran figura de la definición.
El sol saludó la victoria
La jornada había comenzado fría, muy ventosa y nublada. Parecía que iba a ser una dura contienda, como fue en los momentos iniciales. Con un rival aceitado, una dupla fantástica que esta vez se diluyó con el correr de las horas. Es que aparecieron los duendes de la bendita Copa Davis, esos hechiceros que transforman lo imposible en algo real, como lograron transformar un sábado de nubarrones negros y amenazas de lluvia, en una tarde cálida, soleada y triunfal.
Lo que muchos pedían, especulaban, calculaban y hasta predecían, sucedió: el viernes de abril se cerró en Parque Roca con la serie igualada en 1. Entonces, el suspenso en este match entre Argentina y Francia por los cuartos de final de la Copa Davis se mantendrá hasta el domingo.
Fue un viernes cálido de otoño. Con una brisa permanente que recorría el Estadio Mary Terán de Weiss, un sol que progresó en su protagonismo con el correr de las horas y el penoso recuerdo de las inundaciones recientes hecho frente con una cadena solidaria conmovedora. Porque a la inacción política, al cruce desubicado de acusaciones y a las miserias de quienes pretendieron sacar ventaja de esta situación, la respuesta de la gente (común) fue de una nobleza que muchos gobernantes no pueden comprender.
La ceremonia de Apertura del viernes 5 de abril
Ante muy poca gente, dio inicio la serie con el partido entre Charly Berlocq y Jo-Wilfried Tsonga. Que tenía al francés como claro favorito. Por las distancias lógicas de jerarquía que marcan uno y otro ranking: el número 8 del mundo visitaba al 71. Pero, como siempre, la Copa Davis tiene esos misterios insondables, esa magia que la transforma en una competencia única, sorpresas y epopeyas que nadie puede explicar. Rendimientos que alteran su ritmo habitual sin ningún tipo de razón…Berlocq comenzó el partido con todos esos duendes alrededor: quebró al francés en su primera servicio, se adelnató 2 a 0 y ya no lo pudo alcanzar en ese primer set. Lo ganó por 6-4, con un juego sólido, consistente y atrevido ante un visitante que lucía errático y adormecido. Hasta que se soltó la fiera: Tsonga se sacó el gorrito, sacudió la transpiración y comenzó a variar su juego: Mostró todo su repertorio en dos sets muy rápidos, que se los llevó por 6-2 y 6-3.
Tsonga se llevó el primer punto
Se tomó un respiro en el cuarto set, Berlocq continuó con su garra habitual y alcanzó la manga por 7-5 para obligar a un quinto parcial que mostraría, otra vez, la intensidad y variedad de juego del francés: 6-2, y a otra cosa.
“Pico” Mónaco salió a jugar con una carga emocional muy grande: La situación de muchos amigos de La Plata, que no la pasan bien por el reciente temporal; la seguidilla de derrotas en el circuito; un año complicado; y el “stress” habitual de la Copa Davis.
Tuvo un primer set cambiante en su desarrollo, que estuvo cerca de perderlo, pero que finalmente alzó en el tie break. Era 7-6 y la tranquilidad de encaminar el partido.
Luego se soltó: 6-2 el segundo parcial, con cierta comodidad…Y el cierre que todos esperábamos: Ante un Gilles Simon que mostró sólo destellos de su talento, disminuído desde el punto de vista físico a partir del segundo set, sin terminar de soltarse nunca ni meterse en el partido, el francés se entregó solito al caracter y juego firme del tandilense. 6-4 el tercero y las rodillas que rozaron la aspereza del polvo de ladrillo para volver a sentir el sabor de la victoria…
Mónaco tuvo una tarde feliz
Otra vez el dulce sentir del éxito. Otra vez saludar al público argentino con el triunfo apretado al pecho.
Se suponía una serie dura, desfavorable, incómoda. Pero ahora, hay que pensar en un sábado complicado pero que puede tener alguna sorpresa. Y saber que pase lo que pase, hay que esperar hasta el domingo. Porque esta serie con Francia, promete ser de suspenso…
Es un jugador enorme: por despliegue físico, potencia, fortaleza, espíritu de lucha y talento. Todo lo hace con una carga física impresionante; la variedad de su juego la sostiene con una intensidad dificíl de equilibrar para el rival. En menos de 24 hs liquidó a David Nalbandián y Fabio Fognini, para meterse en las semifinales de la Copa Claro.
El jueves cayó Nalbandián, como cayeron tantos otros. Aunque el cordobés jugó muy bien, más aún, el primer set fue extraordinario (lo ganó 6-2) y en el segundo sólo tuvo algunos errores en el décimo game (que le costaron el set), todo lo que había hecho se demolió como un castillo de arena. Jugó un tremendo primer parcial y muy prolijo en el segundo; pero ya se había enchufado “Ferru” y cuando se llevó esa manga por 6-4, todos imaginábamos el final.
Nalbandián cayó, aún cuando jugó un partidazo. Pero el tenis es largo y no basta con un gran inicio si no se lo sostiene a lo largo de todos los sets. En el tercero el primer juego lo encontró a Ferrer metido con todo en el partido: dominó con un saque profundo, se metió tres metros adentro y movió a Nalbandián de un lado a otro: el unquillense ya no tenía resto físico. Quebró para 2-0, mantuvo el servicio, y ya no tuvo piedad,
Ferrer y su gran noche ante Nalbandián
Fue una noche grandiosa de tenis: los dos jugaron muy bien, ganó quien en este momento está 4 del mundo: Al gran tenis del cordobés, el español en una noche inmensa, le hizo ver las estrellas.
Luego, le tocó el turno a Fabio Fognini. Un jugador de gran talento, fino, con una hábil muñeca que le permite ejecutar drops muy llamativos. Así consiguió varios puntos. Pero no pudo nunca entrar en el ritmo del español. La primera manga se la llevó por 6-2; en el segundo set, cuando estaban 1-1 tuvo algunas oportunidades de quiebre el italiano. No pudo. Cuando servía 1-2 tuvo un game muy peleado, jugó muy bien Fognini, pero del otro lado se encontró una pared. Resultado: quiebre a favor del español, 3-1 con su servicio y la intensidad de su juego que aumentó con el correr del tiempo.
Fognini se mostró resignado; Ferrer, implacable. Fue 6-2 y 6-1, claro y contundente.
“Pese al calor y la humedad, he estado muy fuerte de la cabeza”, declaró “Ferru”. Simpático y respetuoso, se encamina hacia otro fin de semana de gloria.
De noche o a la tarde, el tenis sublime de David Ferrer llena de impacto el verano de Buenos Aires.
Es un jugador firme, sobrio, sólido. Tal vez no le sobre carisma; quizás le falte mejorar algunas cosas, tal como él lo repitió. Pero hace tiempo que es un animador permanente de la Copa Claro, esa tradición tenística de Buenos Aires que comenzó en febrero de 2001 y se repitió cada verano sin interrupciones.
Y Nicolás Almagro siempre está. En un torneo maravilloso, donde los españoles se sienten como en casa, “Nico” aparece, una vez más, como un gran candidato.
Almagro celebra en la piscina del Buenos Aires. Crédito: Sergio Llamera. Prensa Copa Claro
Siempre dice presente en Buenos Aires. En 2011 ganó el torneo; en 2012 fue finalista y cayó ante el temible Ferrer luego de jugar un excelente primer set y un gran partido en general.
“Cada año es un mundo; todo es distinto, todo cambia – afirmó- Está claro que voy a lucha por ello, que voy a trabajar para repetir lo que conseguí en los dos años anteriores, pero hay que seguir en este camino. Debo ser optimista y luchar”.
También habló de su cariño por Buenos Aires y su torneo: “Aquí se vive un ambiente extraordinario, distinto a cualquier otro lugar del mundo y eso hace que para nosotros sea bonito e interesante estar aquí. Para mí, mientras este torneo se juegue en febrero, en este maravilloso estadio, y con toda la gente que lo hace posible, siempre estaré. Si se cambia la fecha y la superficie, yo tengo muy claro que no vendré”.
Para mejorar, nada se compara con la ayuda de Juan Carlos Ferrero: “Es una de las personas con las que más confianza tengo, le puedo contar cualquier cosa de lo que me sucede en la vida, no sólo en el tenis. Cuando él se retiró del tenis, le propusimos, junto a mi entrenador, que nos asesorará, para buscar un salto de calidad, él pasó por los momentos que yo pasé. Que puedo decir de Juan Carlos: Fue número 1 del mundo, ganó Grand Slams, ganó la Copa Davis…creo que tengo mucho que aprender de él, me puede aportar mucho y es un privilegio que pueda trabajar conmigo.”
“Debo encontrar una regularidad en mi juego que aún no he encontrado, debo trabajar el aspecto mental, debo seguir en el trabajo físico, conseguir cerrar los puntos en la red, en fin son muchas cosas, pero sin olvidar que otras muchas las hacemos bien; estamos en el buen camino y debemos seguir por esta senda para ver que nos depara el futuro”, finalizó.
Ahora, es tiempo presente. Tiempo de gozar este momento en Buenos Aires, cuando un viernes templado le abre las puertas a soñar con un final feliz que, desde hace un par de años, se repite.
Martín Jaite, el capitán del equipo argentino de Copa Davis había anticipado una serie equlibrada: “No imagino que se resuelva el sábado; es una serie muy pareja, donde las posibilidades están dadas para los dos equipos”. A fuerza de ser sinceros, era un poco el pensamiento general; casi nadie se animaba a vaticinar una victoria argentina así de clara. Tampoco de Alemania; los pronósticos, los análisis previos, hablaban de un equilibrio entre los equipos y un final abierto imposible de adelantar.
Bueno, los muchachos argentinos lo hicieron. Lo lograron. Adelantaron al sábado lo que prometía ser un domingo tenso y cerrado. Consiguieron los primeros 3 puntos y avanzaron a cuartos de final, donde se medirán con Francia.
Jugó con determinación y ganó con autoridad; mostró un sosten firme en Horacio Zeballos, quien tuvo el timón del partido. Así, se llevó el primer set por 6-1, en poco más de 24 minutos de juego.
El segundo set fue parecido, si bien Kas creció en su juego, el aliento ruidoso del público y la movilidad de Zeballos le permitieron llevarse la manga a los locales por 6-4.
Creció Alemania, decayó Argentina y el tercero fue para los visitantes: 5-7. Y volver a empezar.
Pero allí apareció lo mejor de Argentina: Quiebre al servicio de Kas en el primer juego, rápida ventaja de 3-1, vuelta a quebrar a Kas y una ventaja que aumentó a medida que crecía el doble local mientras se mostraba errático el visitante. Tuvo dos match points a favor que no pudo aprovechar por errores de Nalbandián. Pero en la tercera oportunidad que apareció, surgió Zeballos, el más destacado del partido, para conseguir el punto ganador. Ahí aparecieron los gritos, los cantos y la alegría contenida se desató con los clásicos festejos mezclados con champagne…
…Y si hablamos de champagne, ahora viene Francia. Un rival temible, con una generación de jugadores que imponen respeto: Tsonga, Monfils, Gasquet, Llodra, Benneteau, Simon, Chardy…A la hora del festejo aparecieron algunas palabras de revancha por todo lo que se habló en la serie; también dedicatorias implícitas. Viejos rencores que deberán olvidarse para poder seguir adelante. Creer que esta victoria implica alcanzar la Copa es, cuanto menos, peligroso. E indica un alto nivel de confusión. Y eso es lo que hay que evitar: que ganar una serie no nos confunda. Se dio un pasito, faltan muchos más.
Si las palabras surgieron con la temperatura alta, con la euforia aún viva por la reciente victoria, se puede entender y disculpar. Si la soberbia y el revanchismo se acentúa, no será más que otro típico tropezón que muchas veces conllevan los triunfos. En el deporte, como en la vida misma, lo más difícil es ganar. O mejor dicho, saber ganar. Alguien dijo alguna vez que el éxito y el fracaso son dos impostores que nos hacen desviar la atención. Que nos confunden. Saber cosechar esta victoria será la tarea de todos. Jugadores y, sobre todo, del Capitán. Tomarla con humildad, sin soberbia ni emborracharse de vanidad. Jaite dio una muestra del camino: le abrió la puerta a Del Potro. También vale como mensaje para todos. Porque si de este triunfo sólo aparecen las voces de la revancha, en el fondo, habremos perdido todos.