Fue una final tremenda, intensa, disputada. Llena de emociones desde el primer minuto de juego hasta el último de los ciento veinte que se jugaron; aunque en realidad fueron más, porque se agregaron siete minutos en los noventa reglamentarios y más de cinco en la prórroga. Ese largo partido jugado en Denver, Colorado, definió la primera edición de la Concacaf Nations League que, a imagen y semejanza de la UEFA Nations League, es un torneo que reemplaza a los amistosos previstos en las fechas FIFA. Y esta edición, que comenzó a finales de 2018.
Y fue emotivo de principio a fin porque fue solo arrancar y qué México se pusiera adelante en el marcador. Un balón que parecía controlado por la defensa local, sin embargo Jesus Corona estuvo atento para interceptar el pase entre los centrales, se llevó la pelota por izquierda y con un remate seco puso el 0-1 cuando iba 1’ de juego.
A partir de allí se abrió un partido vibrante, con el local que fue a buscar la igualdad y el tricolor con los argumentos típicos de un equipo de Gerardo Martino.
México sintió que podía quebrarlo con el trabajo de Herrera, la jerarquía de Lozano y la velocidad de Corona. Pero chocó con un local entusiasta, que batalló en la media cancha y arriba peleó con Weston McKeenie, Reyna y Sargent. Respaldado por la solidez de Brooks en el fondo, A los 27’ llegó al empate por intermedio de Gio Reyna´, 1-1 tras una pelota detenida. El local asumió un riesgoso 3-4-3, con Sergiño Dest volcado como lateral volante más cerca de Pulisic que de la línea de tres. Para México el partido no era sencillo, a pesar de tener un roce mayor.
Estados Unidos se animó y cerró el primer tiempo con una mejor imagen.
En el complemento, los cambios le dieron una fisonomía diferente a las estructuras iniciales. A los 60′, el local tuvo una decisión importante: adentro Thimoty Weah, el delantero que heredó el brillo y la habilidad del célebre George, en reemplazo del lateral de Barcelona, Dest. Más espíritu ofensivo para la escuadra. México fue con dos variantes a los 66′ de juego; Luis Romo entró por Carlos Rodríguez en el medio campo y Henry Martin ingresó en el ataque por Jesús Corona. Enseguida, el local ofreció dos variantes. Una táctica; el delantero Jordan Siebatcheu por el centro atacante Josh Sargent, mientras que a los 69′ el arquero Zack Steffen se lesionó y fue reemplazado por Ethan Shea Horvath, quien se iba a transformar en una de las figuras de la noche. Pero áun no podía saberlo.
México proponía, pero sufría en cada pelota parada. Así se lo hizo sentir el local con dos llegadas muy claras, a los 70’ con un cabezazo que desvió Ochoa en forma brillante y una jugada similar a los 75’ que volvió a controlar el arquero de las águilas de América. A los 78′ también iba a haber un cambio que influyó en el partido, porque Diego Lainez, una promesa del fútbol mexicano, ingresó en lugar de Uriel Antuna y a los 79′, en el mejor momento del local, llegó el segundo tanto mexicano que parecía podía sentenciar el partido. Una pared exacta y la entrada de Lainez para disparar desde lejos y marcar el 1-2.
Pero poco iba a durar la alegría para el equipo del “Tata” Martino; a los 82′, en otra jugada de pelota parada, llegó el centro de tiro de esquina, e igual que en las dos jugadas narradas, se iba a imponer un cabeceador local por encima de la defensa visitante. Y Weston Mckennie marcó de cabeza el 2 a 2 que llevó el partido a la prórroga.
Sebastian Lletget entró por Reyna a los 83′, igual que Tyler Adams entró por Tim Ream. Dos jugadores de medio campo para darle más aire al equipo en un partido que ya se veía podía alargarse media hora más.
El alargue se jugó al mismo ritmo que lo habían hecho en el tiempo reglamentario. Al ataque y sin guardarse nada; a los 100′, Martino realizó dos modificaciones en su estructura. Carlos Salcedo entró por Héctor Moreno en la defensa, mientras que el experimentado Andrés Guardado reemplazó al volante de Atlético de Madrid, Héctor Herrera. Para Guardado también iba a haber un lugar en la historia de la noche. No de los más agradables, por cierto.
Reggie Canno entró por Yedlin en la defensa local, a los 105+1′, sobre el cierre del primer tiempo del suplementario.
Y en los quince minutos finales iba a haber tantas emociones como en el primer minuto de juego. Porque a los 107′ entre Salcedo y Gallardo chocaron a Pulisic, y el árbitro, tras las discusiones y el chequeo del VAR, sancionó el penal, que Pulsic ejecutó a los 113′ para marcar el 3 a 2 para el local.
Allí el partido, que ya había tenido unos cuantos roces, pierna fuerte y empujones, se convirtió en una batalla en la que cada pelota dividida se dirimía a los pechazos y manotazos. Cada infracción sancionada por el árbitro, era seguida de discusiones, entreveros y todo tipo de bravuconadas. Un clásico como los de antes. Y faltaba una emoción más, ya en el final, cuando se jugaba el tiempo de descuento de la prórroga. Y los protagonistas iban a ser dos jugadores que no habían comenzado en las alineaciones titulares.
Iban ya 118′ cuando llegó el centro que cabeceó Luis Romo y el balón pegó en el brazo derecho de Mark Mc Kenzie. Otra vez la consulta con el VAR y la decisión unos minutos más tarde, para que Guardado tomara la ejecución cuando ya iban 120+3′ de juego. Su remate fue esquinado, a la derecha de Ethan Horvath, quien se arrojó a esa esquina y desvió el remate.
El Empower Field at Mile High fue un solo grito. ¡USA, USA! Estados Unidos se abrazaba a la primera edición del torneo. Quedaban segundos por jugarse, o minutos, porque el reloj no parecía que se iba a detener y Pulisic tuvo la inteligencia de llevarlo cerca de una esquina de la valla de Ochoa para jugar ahí, en esa zona. Con más roces, golpes y amenazas. Allí se jugó el resto, que se prolongó hasta los 120+11′ del reloj!
Estados Unidos se consagró Campeón de la Primera Edición de la Concacaf Nations League. Con fútbol, sacrificio y una enorme voluntad, la selección demostró que su fútbol creció y no parece detenerse. Atrás quedaron los años en que la ingenuidad y el desconocimiento táctico dominaban su juego. Hoy es un equipo duro, combativo, prolijo y con una destacada dinámica, llevada a cabo por futbolistas que brillan en el primer mundo de este deporte: Christian Pulisic, Gio Reyna, Thimoty Weah, John Brooks, Sergiño Dest, Sargent, Cannon, entre otros.
Fue el mejor de una larga competencia y superó a un bravo rival. Remontó un clásico y hasta el último minuto soistuvo su fe en la victoria. Fue para celebrarlo como las luces de Denver lo marcaron una noche de Junio.
Hernán O’Donnell