La caída en Valdivia, Chile ante la selección local por 79-77, en un resultado que llevaba más de setenta años sin darse, obliga a un análisis profundo del momento de nuestro seleccionado de básquetbol. Acostumbrados como estábamos, periodistas, seguidores y simpatizantes, a un equipo que en los últimos tiempos escribió páginas gloriosas, la realidad indica que hay que arremangarse, trabajar, y saber que los tiempos han cambiado. La selección lo pagó con no poder acceder a los dos torneos más importantes de estos tiempos: La Copa del Mundo de Baloncesto FIBA-Filipinas, Japón e Indonesia 2023, y los Juegos Olímpicos París 2024.
Por eso resulta necesario meterse otra vez en las grandes competencias internacionales, y la FIBA AmeriCup 2025, a jugarse 23 al 31 de agosto del año próximo en Managua, Nicaragua, es un objetivo importante. Pero que no tendrá un camino sencillo en los Qualifiers (“Clasificatorios”), como quedó demostrado en la primera ventana, donde los dos partidos con Chile resultaron complejos.
En el primero, el que se jugó en Mar del Plata, la diferencia la estableció en el primer cuarto, con una ventaja final de 30-15. Esos quince puntos resultaron claves, porque marcaron una distancia que luego se pudo sostener a pesar de los altibajos del equipo. Entre el bajón marcado del segundo cuarto y el crecimiento del rival, el partido, si bien nunca estuvo en peligro, resultó más duro de lo imaginado.
Y esto se sufrió en Valdivia, en donde Chile hizo valer la localía y contó con el aporte de Manuel Suárez, que anotó 29 puntos, con 9 rebotes, 1 asistencia y 1 bloqueo.
El partido fue favorable a la Roja, aún cuando la Argentina logró una recuperación en el tercer cuarto, con el trabajo de “Tortu” Deck y Nicolás Brussino, en el que achicó mucho la diferencia para llegar a un equilibrado 60-59.
Pero el local tuvo un buen comienzo del cuarto final, revirtió la ventaja en 67-60, y desde allí hubo una paridad que se mantuvo hasta el final del partido, en el que Chile tuvo esa luz de ventaja para ganar por 79-77.
La Argentina tiene buen plantel, cuerpo técnico y un corazón grande. Deberá apoyarse en esos pilares, y encontrar las respuestas necesarias para hacer que todo se conjugue y funcione.
Hernán O’Donnell