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En una noche de Brujas, Barcelona se llevó un empate

El gola de Tresolbi, a los 5′, fue el anuncio de un partido bárbaro, lleno de goles y emociones, en el que Brujas le faltó el respeto a Barcelona, se mantuvo siempre adelante en el marcador y no logró el triunfo porque entre el VAR y la decisión final del juez Anthony Taylor, no convalidaron un gol para nosotros legítimo de Romeo Vermant en tiempo de descuento, que hubiera inclinado la balanza para el local. Pero consideraron falta la disputa leal del delantero y el partido finalizó empatado 3-3.

Brujas formó con Jackers; Sabbe, Mechele, Joel Ordóñez, Seys; Onyedika, Stankovic, Vanaken; Tzolis, Forbs y Tresoldi.

El equipo catalán alineó a Szczesny; Jules Koundé, Ronald Araujo, Eric García, Alejandro Balde: Marc Casadó y Frenkie de Jong; Fermín López, Lamine Yamal, Marcus Rashford; Ferran Torres.

Crédito: @FCBarcelona

Lo dicho, a los 5′ Tresoldi puso el 1-0 para Brujas, tras una jugada bárbara de contragolpe. pero la alegría duró poco porque Ferrán Torres puso el 1-1 a los 8′ de juego.

Era intenso el ritmo, y ambos mostraban una clara vocación de ganar. La visita, con más posesión y jugadas hilvanadas a través de pases y movimientos asociados. El local, de contragolpe veloz, pero no menos ambicioso. Y así llegó al segundo gol, con una corrida rápida tras un corner de Yamal, que Carlos Forbs resolvió con una gran definición, que puso el 2-1 cuando iban 16′ del partido.

Barcelona sintió el golpe y estuvo unos minutos hasta que logró acomodarse otra vez en el campo de juego. Probó Rashford, a los 24′, con un tiro de media distancia que pasó cerca. A los 26′ Yamal asistió a Koundé, quien sacó un tiro fuerte que pegó en el travesaño. Y cuando iban 37′ un disparo de Rashford fue desviado por el arquero Jackers.

Pero la más clara ocurrió a los 44′ cuando Ferrán Torres se escapó solo, y cuando sorteaba al arquero local, sacó un tiro cruzado que pasó apenas pegado al palo derecho.

Crédito: @FCBarcelona

En el segundo tiempo, Brujas mostró una recuperación de la ofensiva, con una llegada clara de Seys que tapó Szcesny a los 48′.

Después volvió a levantar Barcelona, y a los 58′ Hansi Flick realizó los dos primeros cambios en el equipo español. Dani Olmo entró por Casadó, y Robert Lewandowski ingresó en lugar de Ferrán Torres.

Era dominante Barcelona, y a los 59′ Eric García estrelló otro remate en el travesaño. Y a los 60′ Lamine Yamal ejecutó otro tiro de calidad para lograr la igualdad. 2 a 2.

Pero todo duró poco, porque a los 63′ Carlos Forbs volvió a convertir para Brujas y el partido quedó 3-2.

Barcelona era fuerte en ataque, y desprolijo en defensa. Por eso volvió a dominar a medida que avanzaba en el campo, y a los 68′ un remate de Yamal fue sacado al corner por Jackers. con un vuelo increíble. Y a los 76′ otro tiro de Laimen Yamal rozó la cabeza de Tzolis, y logro colarse en el arco local para sellar otra vez la igualdad, 3-3.

Entonces llegaron dos variantes en el local; Romeo Vermant ingresó por Carlos Forbs, y Diakhon reemplazó a Tresoldi, a los 77′.

Cuando iban 83′ llegó el tercer cambio catalán, con el ingreso de Bardghji en lugar de Rashford, y la tercera variante local, cuando Auddor entró por Onyedika.

Sin embargo, otro hecho inusual en el juego se produjo por la lesión del último ingresado a poco de haberlo hecho. Iban 86′ y Auddor debió salir lesionado, y su lugar lo ocupó Vetlesen.

Todo parecía cerrarse, hasta que a los 90′ Szczesny intentó una jugada, chocó de forma fortuita con el delantero Vermant quien se llevó la pelota para convertir, pero el VAR advirtió una falta en ese contacto, y no validó lo que hubiera sido el cuarto gol belga.

Hansi Flick no quiso más sustos, y a los 90+3′ efectuó las últimas dos modificaciones del equipo español. Cubarsí entró por Balde, y Gerard Martín ingresó por Eric García.

Fue un partido bárbaro, lleno de goles. Más que de copas, una noche de Brujas, llenas de emociones de principio a fin.

Hernán O’Donnell

Inter acomodó el partido a su necesidad, y es finalista de la Champions League

La victoria de Internazionale en el partido de ida por 0-2, presagiaba un partido con un Milan directo, ofensivo, voraz. Un equipo que necesitaba remontar una clara desventaja en el Derbi della Madonnina, en un Estadio repleto y rugiente. Con el regreso tan esperado, y hablado, del portugués Rafael Leao, un delantero vivaz, hábil y desequilibrante. Sin embargo, el control del Milan se redujo al inicio, con varias llegadas, pero sin esa aceleración esperada, ni con un vértigo desbordante. Más bien, el equipo se afirmó con balones seguros, y la capacidad de Sandro Tonalli para encender motores y generar que el buque pueda zarpar.

El equipo de Simone Inzaghi formó con André Onana; Matteo Darmian, Francesco Acerbi, y Alessandro Bastoni; Denzel Dumfries, Nicoló Barella, Henrikh Mkitharyan, y Federico Dimarco; Hakan Calhanoglu; Lautaro Martínez y Edin Dzeko.

El conjunto de Stéfano Pioli se alistó con Mike Maignan; Davide Calabria, Malick Thiaw, Fikayo Tomori y Theo Hernández; Rade Krunic y Sandro Tonalli; Junior Messias, Brahim Diáz y Rafael Leao; Olivier Giroud.

La primera llegada del Milan fue a los 4′, con un buen disparo de Theo Hernández, de larga distancia, que se fue apenas alto. A los 9′ Olivier Goriud bajó muy bien de cabeza un centro desde la derecha, y generó un tiro de esquina a favor. Y a los 10′ Tonalli desbordó por izquierda, lanzó el centro atrás y Brahim Díaz metió un remate fuerte que Onana contuvo abajo, de manera espectacular.

Después se acomodó Inter. Con la movilidad de Barella, la inteligencia de Calhanoglu y la potencia de Lautaro Martínez, el equipo de Inzaghi tomó el control del juego. Sin inquietar demasiado al arco rival, pero con la tranquilidad de sentirse seguro en sus movimientos. Y si bien Milan volvió a llegar, a los 37′, con una buena jugada de Leao, que cerró con un tiro rasante y apenas desviado, enseguida llegaron varias situaciones del Inter.

A los 38′ tuvo un tiro libre de la izquierda, la peinó Dzeko, y Maignan controló con certeza, y a los 40′ Lautaro Martínez elevó apenas un buen remate.

Antes del cierre del primer tiempo, Brozovic entró por Mkitharyan, quien debió dejar el campo de juego lesionado, en la primera modificación del Inter.

En el segundo tiempo, el partido no varió en su desarrollo. Milan empujó, pero sin poder derrumbar la fortaleza que le construyó el Inter. Llegaron algunas variantes más. A los 63′ P.K. Kyatengwa reemplazó al lesionado M. Thiaw, en Milan. Y a los 65′, el Inter metió su segunda y tercera modificación;  R. Lukaku ingresó por Edin Dzeko, mientras que R. Gosens entró por F. Dimarco.

El aliento de la gente del local se empezó a sentir cada vez más fuerte. Como si necesitara un respaldo mayor, y una inyección de optimismo para poner el partido en una suerte de armario, que lo encerrara. Por eso, cuando ya se tocaban los 70′ llegó la respuesta de la zona alta: “¡Milán, Milán!”. El marco superaba la pintura del campo de juego.

Y en ese ir del Milan, el Inter encontró un agujero y gatilló. Porque el “Rossonero” atacaba con más inercia que potencia, entonces Lautaro Martínez aprovechó una entrada libre por izquierda, y metió un zurdazo de esos que el delantero argentino acostumbra a realizar, para poner el 1-0 y empezar a definir la serie, cuando iban 73′ de juego.

Stéfano Pioli movbió el banco; Saelemaekers entró por Junior Mesías y Divock Origi reemplazó a Brahim Díaz. Pero era muy complicado abstraerse de la caldera en que el público local transformó al “Giuseppe Meazza”. El Milan se había desdibujado, entre su impotencia, la amenaza permanente de los delanteros rivales, y el grito eufórico de la gente del Inter.

Aunque la ovación mayor llegó unos minutos después; a los 84′ Joaquín Correa reemplazó a Lautaro Martínez, y el Estadio se estremeció en una sincera catarata de reconocimientos, mientras que Roberto Gagliardini ingresó en reemplazo de Nicoló Barella.

El clima ya era de fiesta. Inter se acomodó muy bien, y dejó que pasaran los minutos. Incluso tuvo una chance Lukaku, a los 90+1′, que Maignan supo desviar. Y enseguida llegó el cierre.

Internazionale finalista, una vez más, de la Champions League. Como tantas veces en su rica historia, como en los dorados ’60, o inicios de los ’70, cuando el célebre Helenio Herrera condujo con sapiencia y perseverancia a marcar una época. Una historia, que en Estambul, quiere volver a repetir.

Hernán O’Donnell