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Athletic Club supo trabajar el partido, y Bilbao sumó una sonrisa

Athletic Club sumó un triunfo importantísimo. Le ganó 1-0 al Sportovní Klub Slavia Praga, más conocido como Slavia Praha, el equipo de Chequia, la vieja República Checa. El local consiguió una victoria que se sostuvo en un equipo ordenado, que soportó el mejor inicio del rival, que sufrió algunas situaciones peligrosas al comienzo, pero que pudo resolverlo con el talento de Nico Williams y las intervenciones de su arquero, Julen Aguirrezabala. Ganó bien, sin sobrarle demasiado, pero ya se metió en los puestos de clasificación de la UEFA Europa League 2024/25.

Crédito: @AthleticClub

El equipo vasco formó con Julen Aguirrezabala; Oscar De Marcos, Dani Vivián, Aitor Paredes y Yuri; Galarreta y Beñat Prados; Iñaki Williams, Alex Berenguer y Nico Williams; Gorka Guruzeta.

El conjunto checo comenzó con Antonin Kinsky; David Doudera, David Zima, Jan Boril y El Haddi Diouf; Oscar Dorley y Christos Zafeiris; Simion Michez , Lukas Provod y Ondrej Zmrzly; Mojmir Chytil.

A los 6′ llegó con claridad Slavia, con un disparo potente de Michez que Aguirrezabala sacó al corner. Volvió a avisar a los 11′, con un cabezazo de Diouf que pasó muy cerca. Fueron los primeros veinte minutos de dominio claro del equipo visitante, que se había parado muy adelante y controlaba el juego.

Athletic Club salió del encierro de a poco. Tuvo un poco más la pelota, y a los 32′ Nico Williams abrió el marcador con una gran jugada individual que resolvió con un disparo fuerte y lejano, que se desvió en un defensor y se metió en el arco rival. Así, el Athletic Club se puso 1-0 adelante en el marcador.

Pero no se rendía la visita, y sobre el cierre del primer tiempo llegó con un remate de Michez que otra vez controló el arquero local, a los 45′ de juego.

Crédito: @AthleticClub

Apenas empezó el segundo tiempo, Slavia tuvo una chance, con un remate de Doudera que salió apenas alto, a los 46′.

Ernesto Valverde ordenó un poco a su equipo con dos variantes a los 61′ de juego; Alvaro Djaló entró por Gorka Guruzeta, y Unai Gómez ingresó en lugar de Alex Berenguer.

Enseguida sucedieron las dos primeras modificaciones en la visita; Matej jurasek entró por Ondrej Zmrzly y Tomas Chory reemplazó a Mojmir Chytil.

Y creció la potencia del equipo, sobre todo por la altura de Chory, que preocupaba al local con su presencia.

Cuando iban 71′ llegó el tercer cambio de Slavia Praga. Ondrej Lingr reemplazó a Simion Michez, en una variante que le sacó la influencia que tenía Michez en el ataque visitante.

Pero se había adelantado el equipo checo y a los 72′ tuvo un tiro libre al centro del área que cabeceó Chory, y Aguirrezabala sacó en forma brillante.

A los 76′ Valverde efectuó el tercer y cuarto cambio de su equipo. Mikel Jaureguizar entró por Iñigo Galarreta, y Ohian Sancet reemplazó a Nico Williams. El refresco le hizo bien a Athletic, que se acomodó un poco mejor al control planificado.

Y cerró las variantes con el ingreso de Ander Herrera por Beñat Prados, cuando iban 83′. El entrenador visitante, Jindrich Trpisovsky, hizo sus últimas variantes a los 87′: Dominik Pech ingresó en lugar de Christos Zafeiris, y Stepan Chaloupek reemplazó a David Zima.

Pero ya casi no hubo más sobresaltos. Athletic Club estaba ordenado y seguro, controló los pocos minutos que quedaban y se metió en la zona de clasificación, aunque para la gran final soñada en su hermoso Estadio “San Mamés” falta mucho camino por recorrer.

Hernán O’Donnell

En el ocaso, Olympique de Marsella estropeó la noche soñada de Villarreal

Tras un abultado 4-0 en el encuentro de ida y por la vuelta de los 8vos de Final de la UEFA Europa League, el Submarino Amarillo recibió a los Olímpicos en un Estadio de la Cerámica repleto de ilusiones. Tímidas, pero ilusiones al fin.

La tarde soleada en Villarreal abrió paso a unas nubes, que acompañadas de fanáticos del Olympique de Marsella rodearon el moderno estadio en el centro de la clásica ciudad. Los simpatizantes franceses arribaron a las inmediaciones de la cancha con aires triunfalistas y una confianza absoluta, aunque se probaría desmedida unas pocas horas más tarde. Los visitantes ya se sentían en 4tos de Final de la segunda máxima competición continental europea, pero se embarcarían en un terreno complicado donde deberían sufrir para sellar su pase. Entre el griterío y efervescencia de los galos, y la silenciosa, aunque notable, presencia de los locales, el encuentro parecía tener lugar en la capital de Provenza.

El Estadio de la Cerámica atento ante un tiro libre de Dani Parejo.

Ubicados en la tribuna superior del Fondo Norte, los Marselleses se hicieron protagonistas de la noche con sus cánticos y banderas. La fanaticada del Submarino Amarillo aguardaba con calma su momento de imponer su condición de local. Así se hicieron las 18:45 y comenzó a rodar la pelota en el césped, el partido se empezó a jugar mucho antes. Los primeros instantes se caracterizaron por un dominio de la posesión por el aventajado conjunto visitante. Villarreal supo resistir esa ráfaga. Olympique no parecía relajarse, Veretout centró un tiro libre que buscaba colarse por el segundo palo y Filip Jorgensen pudo desviar al córner con un gran manotazo. Desde ese momento comenzó el control del Villarreal y las oportunidades de abrir el marcador, y con ello la ilusión del milagro. El centrodelantero noruego, Alexander Sørloth, fue el más desequilibrante en tres cuartos del campo y en adelante para el local. Pau López tuvo grandes respuestas que mantenían en cero su valla. Al mismo tiempo, se ganaba el enojo de la afición con su pausada y relajada rutina a la hora de reanudar el juego.

No obstante, su valla fue abatida merodeando la media hora de partido. Goncalo Guedes condujo desde mitad de cancha y tocó para Gerard Moreno, el capitán abrió para el lateral derecho, Kiko Femenía, quien enganchó y colocó un centro preciso para el inesperado ingreso goleador de Étienne Capoue. Acertó de cabeza, el balón se impulsó por el pique en el pasto y doblegó la resistencia, hasta entonces, perfecta de López. El francés concentró las mejores jugadas de la primera mitad, resaltado por una fantástica acción individual en la que dejó correr el balón, enganchó y hasta tiro un delicado túnel a su marcador, previo a ingresar al área. El número 6 del Villarreal fue artífice de los mejores momentos y su gol remarcó su gran partido. El primer gol, quizás el más importante, llegó en un gran momento y el segundo estuvo cerca de caer en un partido que se fue al descanso con un claro bando dominante. Sin embargo, el Marsella mostraba su potencial y en cada contra rozaba acertar la daga que pusiera punto final al sueño en Vila-Real. Tal fue el caso cuando tras una mala entrega del lateral izquierdo, Jorge Cuenca, Kondogbia conectó un disparo que apenas se abrió del palo izquierdo del arquero local. El suspiro y alivio de las tribunas amarillas hizo eco en todo el estadio.

Horas antes del partido, la calma que caracteriza a Vila-Real comienza a difuminarse.

La segunda etapa reanudó con una tendencia cuasi idéntica a la vista apenas 15 minutos antes. Villarreal buscaba, presionaba e imponía condiciones, mientras Olympique se resguardaba y mostraba los dientes en cada contra. El ingreso del gabonés, Pierre Emerick Aubameyang, propició un gran salto de calidad en la visita y atemorizaba a los Groguets. En la primera que tocó, “Auba” lideró un contraataque que él mismo finalizó, desperdiciando un mano a mano clarísimo. Minutos más tarde, probaría con una chilena que terminó en las manos de Jorgensen. Villarreal dominaba, Olympique respondía esporádicamente. El 2-0 se sentía en el aire y se concretó a los 54′, la jugada fue minutos antes, pero la larga revisión cargó de aún más tensión el campo de juego. Guedez, otra vez, fue el conductor del gol y habilitó a Sørloth que definió de manera excelsa contra el primer palo. De empeine, pero con roces de cara externa, el noruego abatió a López y desató a los aficionados, al grito de: “¡Si se puede!”. Claro que se podía, el equipo dirigido por Marcelino García Toral lo sabía. Los hinchas locales lo sabían. Quizás quienes más conscientes eran de la posibilidad de la epopeya, o mejor dicho el papelón, eran los hinchas visitantes. Sus gritos y cargadas que antes invadían el estadio, fueron sustituidos por nervios y un silencio inquietante.

El miedo crecía con cada aproximación del equipo cerámico, y el terror se desataría a los 85 minutos. De pelota parada, arma con la que inquietó todo el partido, Villarreal encontró, como quien tanto lo busca, el 3-0 y la hazaña se vio tan posible como nunca antes. Centro del As del mediocampo, Parejo, y un testazo certero del ingresado Yerson Mosquera (por la lesión de Eric Bailly) que dejó sin respuestas al arquero rival. Ya no era una profecía, sino un desenlace muy posible. En una carrera contrarreloj, Villarreal se adentró en un final de película.

La llave parecía estar en el juego aéreo, desde el pie de Dani Parejo, que tuvo una noche estupenda, en la que se hizo amo y señor del mediocampo, conduciendo los avances de su equipo y mostrando su clase y experiencia en cada intervención. Cabezazos de Aissa Mandi y Santiago Comesaña estuvieron cerca de provocar el estallido del Estadio de la Cerámica, pero el grito sagrado se veía oprimido en las gargantas de los fanáticos. Esa opresión se transformó en un amargo sabor de bocas llegado el minuto 90+4. De un lateral, Aubameyang desbordó ante un frente defensivo que se veía más enfocado en liderar el contraataque que recuperar la pelota. El cansancio tuvo su efecto, también, y la jerarquía del ex Borussia Dortmund, Arsenal y Barcelona, tuvo un destello letal. Llegó hasta línea de fondo y se adentró en el área de Villarreal, la tensión podía cortarse con un cuchillo. Centro raso y por el segundo palo ingresó inadvertido Jonathan Clauss que empujó la pelota a la red, con ello clavó una estaca en el corazón de todos los espectadores “Groguets”.

El festejo desenfrenado se liberó en el campo de juego y en la tribuna. Un descargo propio de la angustia que llenó cada alma marsellesa en Vila-Real. Hubo de todo: una corrida de toda la cancha para festejar de Pau López, gestos de Clauss y “Auba” que combinaban festejo con provocación y miradas desoladas de los aficionados amarillos, cuyo sueño terminó en pesadilla.

El shock inicial duró unos minutos, hasta el pitazo final más específicamente. Pero una vez sentenciada la eliminación, el orgullo inundó y ahondó en los locales. Aplausos, cantos de aliento y un reconocimiento a la entrega total de sus jugadores. La épica no fue completa, pero no quita mérito a la noche heroíca que aconteció en Vila-Real. Los Groguets estuvieron a centímetros, minutos, segundos quizás, de concluir una hazaña continental de antología. Quién dijo que la historia la escriben los ganadores, deberá dejar un capítulo en blanco para este Submarino Amarillo que contra todo pronóstico sacudió a un grande europeo y lo envolvió en la incertidumbre y el temor.

Federico O’Donnell

(Enviado Especial a Villarreal, Provincia de Castellón, España)

Betis jugó un gran segundo tiempo para derrotar a Sparta Praga

Apenas iban diez minutos de juego y ya habíamos visto dos goles, varias llegadas, buenas jugadas combinadas y dos equipos que buscaban el arco contrario de modo constante. Betis y Sparta Praga protagonizaron un gran partido por la UEFA Europa League, en una zona, la “C”, competitiva y pareja. Arrancó mejor el equipo checo, pero Betis supo acomodarse, empatar, y con un gran segundo tiempo, revirtió el marcador y se quedó con los tres puntos.

El equipo del ingeniero Manuel Pellegrini formó con Rui Silva; Aitor Ruibal, Germán Pezzella, Marc Roca y Juan Miranda; William Carvalho y Guido Rodríguez; Assane Diao, Isco y Ezzalzouli; Borja Rodríguez.

El conjunto checo comenzó con Peter Vindahl Jensen; Sorensen, Filip Panak y Ladislav Krejc; Tomas Wiesner, Laci, Kairinen, y Matej Rynes; Beljko Birmancevic y Lukas Haraslin; Jan Kuchta.

Apenas iban 3′ y Sparta Praga se iba a poner 0-1 adelante en el marcador, tras el gol de Birmancevic. Había resultado positiva la presión insistente, y el juego audaz de un equipo físico y veloz.

Sin embargo, una salida errónea del arquero Peter Vindahl Jensen, quien quiso parar un balón largo con el pecho, y dejó la pelota servida para la entrada de Diao, quien se quedó con la pelota y puso el 1-1, a los 9′ de juego.

El partido tomó mucha intensidad, y sobre todo, buen juego. Con dos equipos que buscaban d manera asociada, la visita tuvo un par de llegadas claras sobre el final del primer tiempo. A los 32′ Rynes sacó un remate que pasó muy cerca, tras una buena jugada de derecha a izquierda, y a los 40′, tras una salida corta de Rui Silva, Haraslin tomó el balón en su campo, e intentó hacia el arco vacío, pero el tiro se fue afuera.

La última de la etapa inicial fue de Betis. Un centro de la derecha, apareció Elzzazouli por izquierda, pero su remate fue desviado al corner, ya a los 45+2′ del partido.

Pellegrini decidió comenzar el segundo tiempo con dos variantes en el Betis. Abner Vinicius entró por Juan Miranda, y Ayoze Pérez reemplazó a Ezzalzouli.

Y fue claro dominador el equipo local. Tuvo, a los 49′, un tiro libre de Isco que salió muy cerca. A los 59′ el mexicano Andrés Guardado reemplazó a W. Carvalho, en el tercer cambio local, mientras que Angelo Preciado ingresó por Wiesner, en la primera modificación de Sparta Praga.

Pero era sostenido el dominio del equipo de Andalucía, y sumaba llegadas. Isco se había convertido en el patrón del juego, y a los 61′ ejecutó un tiro combado, muy peligroso. Cuando iban 63′, Andrés Guardado hizo una buena jugada por derecha, asistió a Marc Roca, quien sacó un remate que pasó cerca. Y a los 66′, Aitor Ruibal se fue por derecha, lanzó el centro al medio, le quedó el rebote y su remate fue desviado por el arquero visitante con una pierna. Era un dominio sostenido del equipo español.

Por eso, a los 68′, el entrenador visitante, Brian Priske, decidió hacer otras dos variantes. Jakub Pesek entró en lugar de Birmancevic, y Lukas Sadilek reemplazó a Q. Laci.

En el local, Willian José entró por Borja Iglesias, cuando iban 74′ de juego. Enseguida contó con un tiro libre, a los 77′, y le pegó el brasileño, pero detuvo el arquero visitante.

Hasta que a los 78′ cayó la fruta madura. Centro desde la derecha bien ejecutado por Guido Rodríguez, e Isco entró por el primer palo, y con un buen cabezazo, marcó el gol que puso el partido 2-1 a favor del Real Betis Balompié.

La visita hizo entonces su cuarta y quinta modificación. Víctor Olatunji entró por J. Kuchta, mientras que Adam Karabec reemplazó a Haraslin, cuando iban 80′ del partido.

Manuel Pellegrini hizo la quinta variante del local a los 84′. Héctor Bellerin ingresó por Diao. Betis sostenía el partido, y a los 85′ un tiro de Ayoze Pérez se fue arriba del travesaño.

Sin embargo, Sparta Praga arremetió en los minutos finales. Empujó con orgullo, a los 90+5′ tuvo una posibilidad clara de empatar, tras una buena jugada que derivó en una habilitación a Preciado, el lateral se fue por derecha, sacó un excelente centro, pero el cabezazo de Karabec, libre y bien posicionado, se fue muy desviado.

Fue lo último de un gran partido. Sparta Praga tuvo un buen comienzo, se puso rápido en ventaja, Betis emparejó, y tuvo un gran segundo tiempo que justificó su victoria.

Hernán O’Donnell

Betis y Roma dividieron momentos, emociones y puntos, en un partido atractivo

La UEFA Europa League es una competición dura, pareja, valiosa y atrapante. Muchas veces desvalorizada desde estos lugares del mundo porque aparece a la sombra de la super cotizada UEFA Champions League, pero es mucho más que la “hermana menor”. Tiene un valor propio, la integran grandes y tradicionales equipos, es larga y compleja, se le agregan los terceros de la Champions League, y cada vez se le asigna una satisfacción mayor a la del ser el premio consuelo. Por eso cada partido vale por sí mismo, y en este caso, en un duelo de equipos importantes de la región como Betis y Roma, se le agregó el duelo de estilos entre dos entrenadores consagrados, ganadores y reconocidos: el chileno Manuel Pellegrini y el portugués José Mourinho.

Y se dio un empate justo, a partir de la propuesta de ambos, y el reparto de momentos del encuentro. Cada uno tuvo su período de control, de dominio y de goles. Por eso la resultante fue la igualdad, que a dos fechas del final de la zona de grupos, lo deja un poco mejor parado al equipo sevillano que al de la capital italiana.

Betis se presentó con Claudio Bravo en el arco; Aitro Ruibal, Germán Pezzella, Luiz Felipe y Juan Miranda en el fondo; doble volante central, como siempre le gustó a Manuel, con Paul Akouokou y el mexicano Andrés Guardado; tres hombre más ofensivos, Rodrigo Sánchez, Sergio Canales y Joaquín; y Willian José como centro atacante.

La Roma formó con el portugués Rui Patricio en la valla; Nicola Zalewski por el andarivel derecho, tres centrales con Gianluca Mancini, el inglés Chris Smalling y el brasileño Ibáñez, y por el carril izquierdo, Leonardo Spinazzola. Matic y Bryan Cristante como medios, Lorenzo pellegrini más adelantado, y en el ataque, Tammy Abraham y Andrea Belotti.

Fue más el equipo del Ingeniero Pellegrini en el primer tiempo. Tuvo mejor control del balón, más llegadas y más potencia ofensiva. Bien manejado por Canales, con la tracción de Andrés Guardado y la jerarquía inagotable de Joaquín, el local fue más lúcido a la vista, y logró ponerse en ventaja a los 34′, con un remate de Sergio Canales, que se desvió en un defensor, engañó a Rui Patricio en el recorrido, y se transformó en el 1-0 para Betis.

Se despertó Roma en el ciere del primer tiempo, pero su llegada clara, a los 45′ con un centro de Spinazzola y la conversión de cabeza de Belotti, fue bien invalidada por posición adelantada del delantero del equipo romano.

Para el segundo tiempo, José Mourinho decidió comenzar con una variante: Mohamed Camará ingresó en reemplazo de Matic.

Se adelantó la visita, se soltó un poco más y, de a poco, transformó el juego, que empezó a ser controlado por la Roma. Así llegó a la igualdad. Iban 52′ cuando Tammy Abraham habilitó a Belotti, este cedió a Camará, quien le devolvió el balón al centro, y, con un toque suave, Andrea Belotti marcó para la Roma y puso el partido 1-1. El gol, en un principio invalidado por el árbitro Anastasios Sidiropoulos, fue chequeado por el VAR y convalidado, luego de dos minutos de revisión.

Cambió el partido porque a partir de allí la visita fue la dueña de las acciones. Betis se quedó, se atrasó en el campo, y le costó elaborar llegadas. A los 68′ Manuel Pellegrini decidió hacer los primeros dos cambios del local: Luiz Henrique reemplazó a Joaquín, y Borja Iglesias ingresó en lugar de Willian José.

Respondió Mourinho con su segunda modificación, a los 70′, cuando el uruguayo Viña entró por Leonardo Spinazzola, y el tercer cambio, cuando iban 75′, con el ingreso de Edoardo Bove en reemplazo de Andrea Belotti.

El partido era manejado por la visita, pero sin lograr profundidad. Pellegrini realizó, a los 79′, su tercera y cuarta variante; W. Carvallo entró por Andrés Guardado, mientras que el argentino Guido Rodríguez reemplazó a Sergio Canales. Y a los 85′ hizo su última modificación permitida; Alex Moreno ingresó por Miranda. La seguidilla de modificaciones se cerró a los 86′ con el cuarto cambio en la visita: El Shaarawy entró en lugar de Lorenzo Pellegrini.

Y no hubo mucho más, porque también la Roma le tomó el gustito al empate y se terminó por conformar. Betis tiene la clasificación casi asegurada y Roma deberá ganar los dos partidos que le quedan, pero ambos ya piensan en la fase que vendrá.

Hernán O’Donnell