Mar del Plata vivió días de fe, esperanza, tensión y optimismo. La selección nacional de Basketball se jugó, durante esas horas que van del jueves al domingo, la posibilidad de llegar a la Copa Mundial de Basketball de la FIBA-Filipinas, Japón, Indonesia 2023. Y el triunfo inicial ante Canadá despertó una gran ilusión, que contagió al equipo y a la gente en forma recíproca. Por eso el “Tortu” Deck se vino desde Madrid hasta la “Feliz” para sumarse al equipo; por eso Nicolás Laprovíttola consiguió un vuelo a última hora para llegar a las 8.30 de la mañana del domingo y sumarse al tren de la esperanza. La Argentina se medía ante República Dominicana por la clasificación directa al Mundial, y para agregarle más morbo al partido, el equipo visitante era conducido por Néstor García, el mismo entrenador que había iniciado el camino al mando de Argentina, y se fue en medio de la competencia, inserto en una ola de rumores.
Todos esos condimentos se mezclaron en la noche del domingo. Ilusión, promesas de participación cumplidas, viajes relámpagos, espíritu amateur, generosidad y rivalidad con el adversario. Argentina salió a jugarselá ante Dominicana en un Estadio Polideportivo “Islas Malvinas” que desbordaba de expectativa. Pero la noche, que prometía tener un final feliz, se oscureció con el correr del juego. Argentina no tuvo un buen partido, pero con mucho corazón llegó a tener una ventaja de diecisiete puntos, y no la pudo sostener. República Dominicana, con inteligencia, paciencia, una estrategia aceitada por parte de Néstor Rafael García, y la actuación destacadísima de Montero, se llevó la victoria por 75-79.
Fue difícil desde el comienzo. Dominicana arrancó con soltura, avanzó 0-4 y avisó que el partido iba a ser muy complicada. Luego, Nicolás Laprovíttola achicó a 3-4. Y el primer cuarto se dio duro y parejo. La Argentina inició con Facundo Campazzo; Nicolás Laprovíttola, Nicolás Brussino, Gabriel Deck y Marcos Delía. El vvisitante alineó a Andrés Feliz, Rigoberto Mendoza; Víctor Liz; Angel Delgado y Vargas.
El marcador se mantuvo a favor de la visita; 3-7, 9-12, hasta que pesó el tandem Deck y Campazzo para cerrar el cuarto 24-19.
En el segundo cuarto, la Argentina amplió la diferencia; primero 25-19, luego 27-19. Después mejoró la visita, con los aportes de Felix y delgado, para achicar a 27-24. un buen doble de Deck, y seis puntos de Delía llevaron el score a 36-29. Fue el momento de Campazzo y Deck, que combinaron una y otra vez hasta llevar el marcador a 42-33. Se cerró ese cuarto, y el primer período, por 42-35.
Tuvo un buen arranque la Argentina en el segundo tiempo, el tercer cuarto. Con un triple de Nicolás Brussino llegó a 50-38. Y ese gran momento llevó a la mayor diferencia en el partido: 59-42, diecisiete de ventaja para el local.
Pero no se desesperó Dominicana. Con mucha paciencia armó su ataque, supo cerrarse bien en defensa y achicó a 61-54. Argentina había aflojado y sólo un doble más un lanzamiento le dio un cierre de 64-54, que podía ser una buena señal.
No fue así. El cuarto período fue una pesadilla. Si bien el marcador lo sostuvo en los primeros minutos, 66-57, luego 69-61, el local empezó a desdibujarse y Dominicana apareció con todo su esplendor, sobre todo con Jean Montero, que empezó a embocarla de todos lados. Un doble y un lanzamiento de él puso el score 69-64. Y cuando faltaban 4’28” otro doble dejó las cosas 69-66. Ya era otro partido. Argentina se había desdibujado en ataque, la defensa visitante se le había hecho un muro infranqueable y el ataque de los del “Che” García era cada vez más efectivo.
Un triple clave de Montero achicó la distancia a 71-69. Y luego un doble puso la igualdad: 71-71. Una gran tensión recorrió las tribunas. Y el equipo se enredó en un manojo de nervios. Cuando faltaban 2′ Gabriel Deck adelantó 73-71. Montero igualó 73-73, y tras una pérdida en ataque, Dominicana pasó al frente por 73-75.
Tuvo dos lanzamientos libres Laprovíttola que no pudo concretar; y a falta de 31″ Vargas colocó un doble que puso el score 73-77.
Pablo Prigioni intentó transmitir tranquilidad y seguridad para la definición, pero el equipo estaba agotado, y los nervios se mezclaban con la impotencia de no poder resolver el juego. Dos lanzamientos de Delía achicaron a 75-77, pero quedaba poco tiempo y Jean Montero puso el 75-79 cuando faltaban 10″ y ya nada se pudo hacer.
Fue una noche triste. El equipo puso el alma y la humildad de siempre, pero le faltó precisión y certeza en los lanzamientos, sobre todo en el final, amén de una defensa que flaqueó sobre el cierre. Y República Dominicana jugó con inteligencia y paciencia para aprovechar su momento en el partido.
Duele decirlo, pero para la Argentina el Mundial terminó antes de empezar. Una pena en el corazón, para estos muchachos que dieron lo mejor de sí, pero que no les alcanzó, en una noche de desencanto.
Hernán O’Donnell