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Nápoli encontró al final el premio que buscaba

El primer tiempo fue más el Nápoli. Tuvo un poco más eñ balón, intentó dominar el juego, llegar con precisión. Se mostró más activo. Y contó con un par de situaciones importantes, la jugada de Fabián Ruiz fue bastante importante, porque se metió por derecha, sorteó la fila de defensores y cuando lo atoró el arquero elevó su remate.

No había sido mucho más que la Roma, pero sí había dejado una mejor imagen. El trabajo habitual de Zielnski, de Insigne, de Callejón, eran sus argumentos. Un equipo que intenta tratar de llegar con fuerza al arco contrario, que tiene el espíritu de su entrenador, Gennaro Gatusso, y que busca volver a mezclarse en esa zona alta donde domina Juventus y se asoman más lejos, Lazio, Inter y Atalanta.

Roma dispuso una línea de tres en el fondo que por momentos se transformó en una zaga de cinco. Con la lesión prematura de Smalling ingresó Federico Fazio a los 29′, pero no modificó el esuqema pues el ex jugador de Sevilla se ubicó como líbero en la zaga central. Kluivert por izquierda y Dzeko por el centro eran sus cartas en ataque.

El primer tiempo resultò entretenido y esperábamos más para el complemento.

Nápoli salió a la segunda parte con decisión y enseguida generó dos tiros de esquina a su favor. Acorraló aRoma, adelantó líneas y jugó con el balón, con un movimiento de un lado a otro para buscar el espacio, el agujero, donde poder entrar a la defensa visitante.

Y llegó el pasillo cuando Mario Rui lanzó un centro desde la izquierda y Callejón entró por el medio para marcar el 1 a 0 a los 54′ de juego. Justo y merecido.

Nápoli siguió en ataque y a los 56′ Zielinski se filtró solo por le medio y su remate lo contuvo Lopez, en una jugada peligrosa para el arco de la visita.

Sin embargo, a los 59′ la Roma iba a llegar al empate, tras una maniobra larga de Henrikh Mkhitaryan quien se la llevó por izquierda, aprovechó la apertura de marcas que se llevó Dzeko, se metió en el medio y sacó un remate bárbaro a la derecha del arquero para sentenciar el 1 a 1.

Nápoli movió el banco en su primera ventana; a los 62′ D. Mertens entró por A. Milik y N. Maksimovic por K. Manolas. Pero creció Roma a partir del gol, entusiasmado y con el aporte de N. Zaniolo por J. Kluivert a partir de los 65′. Y el encuentro tomó otro vuelo, más repartido, con más llegadas y el juego más abierto. Con más espacios para explotar. Después llegó otra ventana de cambios, a los 69′: H. Lozano por J. Callejon y S. Lobotka por D. Demme en el equipo local.

Nápoli iba a contar con una posibilidad a los 74′ con un tiro de lejos de Zielinski, cruzado y cerca del palo izquierdo del arquero visitante. Eso le dio un impulso para volver a buscar, pues el gol de la Roma lo dejó aturdido por unos minutos. Pero Nápoli volvió y a los 81′ un golazo de Lorenzo Insigne con un remate combado de izquierda a derecha marcó en la red lateral del arquero López y Nápoli se adelantó 2 a 1. El “chuky” Lozano se fue por izquierda a los 83′ y sacó un remate con olor a gol, pero el arquero de Roma sacó el balón al corner.

El que quedó golpeado entonce fue el visitante. Roma lució sacudido, como resignado. Tuvo diez minutos finales perdidos, donde deambuló por el medio y tambaleó en la defensa, como si el golpe de Nápoli lo hubiera dejado groggy. Y llegó así al tiempo de prórroga. Recién en el cierre, a los 90+4′ un cabezazo de Dzeko llevó peligro, pero lo atrapó con seguridad el arquero local Meret.

Nápoli se sintió mejor con el resultado a favor, como si hubiera recobrado la autoestima. Más sólido, mejor plantado, más seguro y determinado. Finalizó el encuentro con autoridad y se llevó una victoria justa, que le permite crecer en la tabla y volver a pensar en mezclarse con lo más alto.


Hernán O’Donnell

Juventus domina la Serie “A” de Italia casi sin obstáculos

A los 2’ de juego Paulo Dybala tomó el balón en el área, se filtró entre dos rivales, enganchó hacia adentro cuando el último marcador quería cerrarle el camino y sacó un remate fuerte, seco, arriba, que puso 1-0 a la Juventus en el amanecer del partido. En ese momento ya se podía prever la diferencia de jerarquía entre uno y otro equipo. Y no es que Torino haya jugado mal, para nada. Al contrario, realizó un esfuerzo enorme y por momentos dejó una imagen de paridad en el encuentro. Pero siempre resaltaban un poco más los valores la “Juve”. Y en cuanto tuvo las oportunidades, lo hizo valer.
Por eso, desde el arranque, se hizo amo y señor del derby de Turín.

Apenas se empezaban a acomodar en el juego y la “Vecchia Signora” marcaba diferencias. En esa jugada del gol del argentino Dybala hubo una acciòn previa de Juan Cuadrado quein realizó la maniobra anterior y empezó a dejar un surco en la banda derecha. por ese sector progresó de modo permanente el local en el primer tiempo. Tuvo el dominio y el manejo de las acciones. Muy activos los internos, Bentancur y Rabiot, con la dinámica inteligente de Dybala y la peligrosidad de Cristiano Ronaldo cada vez que toma el balón, el local mostraba mejor imagen.

Después de los quince minutos iniciales, Torino empezó a empujar. Con orgullo y amor propio. Con la iniciativa de lukic, Berenguer y la movilidad en ataque de Belotti, la visita emparejó las acciones. Peleaba con amor propio el clásico. Lucía comprometido con su honor y con lo que estaba en juego.

Hasta que Cuadrado marcó a los 28’ tras la habilitación de Cristiano Ronaldo para dejar el partido 2-0. Ahí volvió a sentir el golpe, porque a su noble tarea, a su esperanza de construir de a poco un partido parejo, cada destello de jerarquía de la Juventus le derrumbaba la ilusión como a un castillo de arena en la playa.

El primer tiempo se cerró con el penal por la mano de De Ligt y la conversión a lo 45+4’ de Belotti para dejar el partido 2-1. Era un incentivo para la visita, que se había ilusionado en un tramo del primer período y cuando mejor jugaba llegó el segundo golpe; entonces, irse al descanso tras haber achicado la ventaja.

En el complemento, Torino intentò arrancar con un esquema más ofensivo. La confianza de haber achicado el marcador lo llevó a salir un poco más, y de a poco tuvo algunas situaciones. Un tanto que no fue convalidado por off side previo, muy fino, de Belotti, un remate preciso y fuerte de Verdi que tapó con eficiencia Buffón a los 53′, y la actitud de apretar, de intentar jugar en el campo del local.

Juventus iba a apelar a sus cartas en el banco para desnivelar, para volver a tomar las riendas del partido. Primero con el ingreso de Matuidí por Pjanic a los 48′. Después, a los 54′, ingresó Douglas Costa por Bernardeschi, y enseguida se transformó en una pesadilla para la defensa visitante. A los 55′ se escapó a toda velocidad por derecha y sacó un remate cruzado con pierna izquierda que se fue muy cerca del palo derecho de Sirigu.

Y a los 60′ llegó el golpe de gracia con el estupendo tiro libre de Cristiano Ronaldo que colgó en el ángulo superior derecho del arquero visitante y dejó el partido en un 3 a 1 que ya parecía irremontable.

Sarri optó por un tercer cambio en la tercera ventana: iban 79′ cuando Gonzalo Higuain reemplazó a su compatriota Paulo Dybala. Tres cambios en tres ventanas, lo dejaron sin la chance de hacer las cinco variantes permitidas. Pero al equipo le vino bien, porque aceitó su juego, los que entraron se adaptaron rápido y aceleró el control del partiod y la definición.

A los 83′ un zurdazo de Rabiot se fue muy cerca; a los 86′ llegó el cuarto gol: centro desde la izquierda de Douglas Costa que buscaba la entrada de Higuaín y el defensor Djidji que quiso despejar pero no hizo más que meter el balón en su propio arco. 4 a 1 y partido liquidado, al margen de una última llegada de Torino a los 89′ cuando el remate de Berenguer fue rechazado muy bien por Buffón.

Juventus gana, golea y se aleja. Marcha hacia un nuevo “Scudetto” casi sin obstáculos.


Hernán O’Donnell

El Aleti golea, suma y sigue en un presente distinguido

El Atlético de Madrid se encontró con un espejo. Un equipo similar, por lo menos en la intención y en la disposición en el campo de juego. Mucha intensidad, concentración y voluntad para pelear el partido propuso Mallorca desde el inicio, como lo suelen hacer los equipos que dirige Diego Pablo Simeone. El visitante fue muy dinámico en el arranque y enseguida tuvo dos llegadas al arco del “Aleti” que fueron bien conjuradas por el portero Oblak. Con Kubo volcado a la derecha para explotar su enganche de zurda, Mallorca sorprendía, en tanto el equipo madrileño sostenía su ritmo habitual y su vocación de llevarse el partido para seguir el camino ascendente en la tabla de posiciones. Tuvo una llegada a los 17′ con un remate alto de Ferreira Carrasco y otra a los 22′ con una aparición de Joao Féliz por la izquierda. Pero empezó a abrir el partido con una controversia, similar al del encuentro frente a Barcelona en la fecha anterior.

Iban 26′ cuando Moratta se iba por izquierda y el zaguero central Sedlar lo tomó por el hombro y lo derribó. Penal bien sancionado. Lo ejecutó el propio delantero, y su remate bajo y a la derecha de Manolo Reina, fue rechazado por el arquero. El VAR determinó que hubo invasión de zona y lo hizo repetir, tal como había pasado con el primer tiro de Diego Costa ante el equipo de Messi. Y esta vez Moratta asumió la responsabilidad otra vez, pero cambió el tiro. Lo hizo arriba y marcó al ángulo el 1 a 0 a los 28′ de juego.

El partido se hizo más apropiado para el local. Ajustó las clavijas de la mitad de la cancha, y entre la voluntad de Llorente, la dinámica de Ferreira Carrasco, la movilidad de Joao Féliz, se hizo dueño del encuentro.

Sobre el cierre, aumentó. Desborde de Llorente, centro pasado y Moratta marcó su segundo gol y el del equipo. 2 a 0 a los 45+4′, fin del primer tiempo y una sensación de alivio para el “Aleti”.

En el complemento, el Aleti aumentó su dominio. Fue más profundo, como si el DT les hubiera dicho que al margen de la diferencia en el marcador, el trámite había sido más estrecho. Entonces se soltó un poco más el local. Buscó ser más rápido y lastimar a una defensa que empezó a mostrar algunas grietas, en tanto el visitante quería salir a achicar el resultado.

Los cambios le agudizaron el valor al “Aleti”. Iban 54′ y Angel Correa entró por Joao Felix y Vitolo por Ferreira Carrasco. El aporte del argentino iba a ser fundamental, para tocar, buscar asociarse y asistir a sus compañeros.

A los 57′ lo tuvo Moratta en una buena llegada. Y el local cada vez iba a preocupar más…

Malorca se sostenía en la habilidad de Kubo y las trepadas de Pozo por derecha. Pero le costaba acomodarse y las variantes tampoco le daban resultado. A los 67′ un pelotazo largo de Trippier para Correa terminó con un buen remate de Angelito. El local volvía a avisar. Y a los 78′ Koke sentenció el partido, tras un envío largo del lateral Trippier, el rechazo corto de la defensa y la llegada de Koke para meter un remate de afuera del área y sellar el 3 a 0 para el Atlético de Madrid.

El final dejó dos jugadas para remarcar: a los 90+1, para el Mallorca, que finalizó con un centro de Kubo que Abdon no pudo aprovechar. Y a los 90+3′ un contragolpe de Diego Costa se fue cerca.

Ganó y goleó el Atlético de Simeone. Se encontró con un espejo, un rival duro que le propuso un esquema y un espíritu que el “Colchonero” conoce muy bien. Pero no chocó. Fue inteligente, sagaz y humilde y construyó una gran victoria que lo afirma en el tercer lugar y lo mantiene en un gran presente.


Hernán O’Donnell

La Bundesliga nos recuerda el drama y la emoción de la promoción

Durante muchos años en el fútbol argentino había ascensos y descenso de forma directa y además otros que se definían por el sistema de promoción. Sucedía en todas las categorías. En Primera División, por ejemplo, descendían los dos equipos que tenían los últimos promedios de las últimas tres temporadas y quienes ocupaban los dos anteúltimos puestos jugaban con dos clasificados de la Primera Nacional, mediante distintos sistemas de clasificación, después de los dos que lograban el ascenso directo. Eran las famosas promociones, también se jugaban para dirimir ascensos y descensos de la B Nacional a la B Metro, de esta a la Primera C y de la Primera C a la D.

Eran encuentros llenos de emoción, nervios y morbo, mucho morbo mientras no estuviera el equipo amado en esa discusión. Pero cuando llegaba mediados de año y el frío abarcaba a todo el país, los partidos por las promociones en distintas categorías convocaban a multitudes de hinchas que acompañaban a sus equipos y el encendido de la TV alcanzaba cifras altas, porque la emoción de todo lo que se jugaba convocaba a la patria futbolera.

En Alemania se mantiene esta modalidad. Sin promedios para determinar los descensos, los dos últimos de los 18 de la Bundesliga bajan de categoría, mientras que los dos primeros de la Bundesliga 2 ascienden en forma directa. Pero hay una plaza reservada a la promoción. La juegan el 16º de la Primera categoría contra el tercero de la segunda. Primero en la cancha del de primera división y el desquite en el estadio del equipo de la segunda categoría.

Esta temporada les toca a Werder Bremen y Heidenheim. El primero deberá defender la plaza; el segundo va por la gran ilusión del ascenso. Y así se jugó el primer enfrentamiento. Es la primera vez que les toca vivir esta situación a los dos equipos. Para el de Bremen, la responsabilidad de mantener la categoría y el peso de saberse favorito. Para Heidenheim, la ilusión de acceder a esta chance por primera vez y la enorme confianza de su DT, Frank Schmidt, quien manifestó que su equipo está preparado para dar el golpe. “No clasificamos a este repechaje para ver que sucede; queremos vivir la sensación de lograrlo, y vamos a intentar todo por eso”, afirmó el entrenador tras el último partido de la temporada regular.

El equipo visitante salió como lo había anticipado su entrenador. A buscar el partido. Con un planteo atrevido, tres defensores bien cerca de la línea de cinco volantes y dos delanteros que buscaban a espaldas de la defensa local. El Werder Bremen apostó a la conducción de Rashica y el acompañamiento de Osako para intentar ser prolijo en la salida. Con pelota asegurada y la vocación de llegar en forma ordenada, pero se encontró con un equipo atrevido y con mucho espíritu que le propuso disputar el partido en todos los sectores de la cancha.

A los 24′ tuvo la primera llegada el visitante con el remate de Tim Kleindienst que el arquero Pavlenka rechazó con dos manos. No hubo mucho más para destacar; el primer tiempo fue cortado, con dos equipos que llegaban hasta el área rival, pero allí las chances ya se diluían.

En el complemento, creció el local. Se adelantó en el campo, y en el inicio de ese segmento se mostró un poco más lúcido que en la primera parte. Fueron los primeros cinco minutos; después el Heidenheim volvió a mostrar sus garras.

A los 50′ Kevin Sessa tuvo un buen tiro desde afuera. Muy pronto, debió dejar el campo y K. Kerschbaumer lo reemplazó a los 59′. Ahí el partido entró en las ventanas de los reemplazos, con todo lo que ello implica, en tanto una lluvia torrencial se desataba en Bremen. A los 65′ C. Gross entró por P. Bargfrede, L. Bittencourt por D. Klaassen y F. Bartels en lugar de N. Fullkrug. Tres cambios juntos en Werder Bremen. Mientras que la visita metió dos variantes: D. Otto por D. Thomalla y M. Schnatterer en reemplazo de M. Multhaup a los 68′ de juego. Seis futbolistas nuevos en el partido, en menos de 10 minutos, que debieron adaptarse rápido a la coyuntura.

Heidenheim tuvo una llegada a los 71′ que Pavlenka supo cortar y después llegó el momento del local en el partido. A los 77′ hubo un buen centro de Bartels, cabezazo de Osako y el balón que se fue cerca. A los 82′ el propio Bartels remató de lejos y contuvo el arquero Kevin Muller. Hasta que a los 86′ se fue expulsado Moisander por doble amonestación y el local perdió energías para pasar varios sofocones en el cierre, más allá de una llegada al arco de Muller en una pelota donde el arquero salió a destiempo pero la defensa estaba bien cerrada para tapar los remates cuando se jugaban 89′.

Pero el cierre dejó una imagen superior del esforzado Heidenheim. A los 90+1′ tuvo un corner y la chance más clara del partido, pues el tiro ejecutado desde la derecha de su ataque fue perfecto y el cabezazo de Timo Beermann salió apenitas desviado.

Todo quedó abierto para el lunes. Para decidir si Bremen se mantiene en primera o el viejo Heidenheim abraza la ilusión del ascenso. La promoción, con su carga emotiva y dramática, nos espera para un nuevo capítulo, el decisivo.


Hernán O’Donnell

Bilbao sueña que el triunfo de Athletic en Valencia lo acerque a las Copas de Europa

Un partido importante para la clasificación a las Copas de Europa. Dos equipos de campaña irregular, pero con la inmensa ilusión de llegar a los puestos de clasificación de las Copas, donde entrar Quintos o sextos pueden tener un Valor interesante; nada menos que llegar al plano internacional.

El comienzo fue más que interesante. Valencia salió decidido, sabía que el rival era complicado e intentó doblegarlo de entrada. Así construyó la primera llegada a los 3’ con un disparo de Rodrigo que se fue apenas afuera. Enseguida tuvo otra, tras recuperar la pelota en zona alta y conseguir el remate de Guedes, un bombazo que el arquero visitante sacó al córner cuando iban 4’ de juego. Pero esa ilusión iba a interrumpirse muy rápido, cuando el Athletic lo golpeó en una clara llegada.

Después llegó el gol del visitante tras un error de la defensa local. Muniaín capturó el balón por la derecha cuando intentaba salir el local, enhebró la maniobra por la banda y el centro atrás para el ingreso de Raúl García, quien convirtió el tanto con un remate seco a los 12′ de juego. Athletic se adelantaba 0-1 y el partido tomaba otros ribetes.

La visita aprovechó el momento y tuvo un par de oportunidades cuando Valencia lucía sacudido por el impacto. Con la conducción de Muniaín, la técnica de Córdoba y la amenaza latente de Raúl García, parecía que Bilbao se iba a adueñar del control del partido. Pero reaccionó el local. Se scaudió el polvo y fue más adelante, con el trabajo de las bandas y la proyección de los marcadores Florenzi y Jaume Costa, sostenidos por la dinámica de Ferrán, de ida y vuelta incansable, más la visión de Dani Parejo, Valencia emparejó el desarrollo y tuvo un par de apariciones con el uruguayo Maxi Gómez como carta de peligro.

Así se desarrolló el primer tiempo. Con los dos decididos a ir rápido al área rival, profundizar, tratar de lastimar. El medio juego era un sector de paso veloz, sin demoras y con la dinámica necesaria para ir derecho al grano. Valencia mejoró su imagen y a pesar de haberse retirado al final del primer tiempo abajo en el marcador, tenía esperanzas para el complemento.

En el complemento Athletic de Bilbao volvió a golpear rápido. Muy rápido. Apenas se jugaban 46′ y Raúl García sacó un disparo desde 25 metros que se metió en el ángulo de Cillessen. 0-2 y la desazón se apoderó de los jugadores locales; por lo menos, la TV mostraba sus rostros frustrados por un nuevo gol sufrido apenas arrancaba el segundo tiempo.

Se animó entonces el visitante, y empezó a probar desde lejos. Valencia sabía que se le agotaban las posibilidades y decidió recurrir a la banca de suplentes para mejorar al equipo. A los 60′ dos cambios sacudieron la modorra del equipo: C. Soler entró por Gonzalo Guedes y el ruso D. Cheryshev por Ferrán Torres. Salían los aleros y dos hombres de refresco le iban a dar aire al Valencia por las bandas; sobre todo Cheryshev, quien entró muy bien en el partido y empezó a desnivelar por izquierda, donde produjo buenas llegadas y centros al área.

El partido se hizo entretenido. Valencia iba con ímpetu y el Athletic se ordenaba del medio hacia atrás para amenazar con estiletazos de contragolpe.

También la visita refrescó al equipo: A los 64′ A. Villalibre entró por U. Lopez y M. Vesga ingresó en lugar de I. Williams. El local empezó a tener la pelota y Cherishev lanzó un centro a los 66′ que Rodrigo no pudo conectar. A los 69′ otro centro del extremo ruso fue cabeceado por Maxi Gómez, y se fue apenas afuera; a los 70′ un nuevo pase centro de Cherishev fue conectado por Rodrigo, pero el balón rozó el palo derecho del arquero visitante. Y a los 72′ hubo un centro de Soler, la bajó Gómez y el remate final de Rodrigo se fue arriba del travesaño. Enseguida entró K. Gameiro por M. Gomez, a los 73′ mientras el local intentaba quemar las naves. Sumaba llegadas pero no las podía traducir en la red. Bilbao, en tanto, se afirmaba en sus zagueros y procuraba llegar limpio de contra.

El final encontró la lluvia de cambios de esta época. Athletic dispuso que O.De Marcos entrara por I. Muniain y O. Sancet por R. Garcia a los 81′. En Valencia entraron D. Wass por A. Florenzi y M. Vallejo por D. Parejo a los 83′, mientras que el visitante dispuso que M. Balenziaga ingresara por I. Cordoba a los 89′. Fue todo lo que dejó el final para comentar; el partido se había ya diluído, y con los minutos finales, el Athletic de Bilbao se abrazó a la victoria para soñar con las Copas de Europa, en tanto Valencia se fue envuelto en una gran confusión.


Hernán O’Donnell

En diez minutos, Milan destrozó la ilusión de SPAL 2013

Para el equipo local era algo así como una hazaña; un récord, algo que nunca había logrado en su historia en su casa: derrotar a Milan. Conseguir la victoria ante un equipo grande de Italia, uno de esos gigantes que han ganado Scudettos, Copas de Campeones, Champions Leagues e Intercontinentales. SPAL 2013 acunó la ilusión durante gran parte del partido, pero la pujanza de su rival, el momento ascendente que vive, y el peso de la camiseta, terminó por destrozar la historia que construía con paciencia y sacrificio, y el Milan se llevó un valioso empate para mantener la racha invicta y hacer que perdure la intención de arribar a los puestos de clasificación de las Copas de Europa.

Iban 12′ de juego cuando el local abrió el marcador. Un corner, varias piernas que quisieron intervenir, una serie de rebotes y al final Valoti tiró a una esquina donde Donnarumma, tapado, no pudo advertir que iba el balón y el partido se puso 1 a 0 para SPAL.

Milan sintió el golpe y fue por la igualdad; con la conducción inteligente de Calhanoglu, y el esfuerzo de todos, se adelantó en el campo. Sufrió con la lesión de Castillejo, quien debió dejar la cancha a los 16′, reemplazado por A. Saelemaekers, mientras el local se ordenaba en una escalera defensiva.

Pero las sorpresas no se detendrían allí. A los 30′ Sergio Floccari sacó un remate de larga distancia que tomó un efecto sensacional y se metió por detrás del vuelo de Donnarumma, en su ángulo superior derecho y el partido quedó 2 a 0.

Sobre el cierre se fue expulsado Marco D’Alessandro por una fuerte infracción y el local se quedó con diez hombres a los 43′. Todo un detalle para el complemento.

El DT decidió sacar a los goleadores y rearmarse para la segunda etapa con dos volantes. Salieron los “héroes” del primer tiempo, Valoti y Floccari, y los reemplazaron S. Missiroli y M. Fares.

En Milan, otro cambio más para reafirmar al equipo en la ofensiva: el joven portugués Leao por Calabria.

La visita empezó a acumular llegadas, la mayoría con elaboración por las bandas y centros, pero también con muchos remates al arco, que si bien la mayoría se fue afuera, en muchos casos encontró la respuesta del arquero Letica. Pero empujaba con fútbol y jerarquía, adelantaba sus líneas y terminó por acorralar al local. Sobre todo a partir de los cambios, el ingreso a los 64′ de D. Laxalt por T. Hernandez y Zlatan Ibrahimovic por A. Rebic fuern determinantes. El uruguayo contagió ganas, dinámica y espíritu. El sueco, la enorme jerarquía y el inmenso respeto que provoca en rivales y también compañeros.

Paquetá y Calhanoglu se apropiaron del balón y una y otra vez llegó el Milan al arco rival. Hasta que la defensa heróica de SPAL hizo agua. A los 79′, con el gol de Leao, que definió con serenidad tras capturar el balón en una serie de rebotes en el área local. 2 a 1 quedaba el partido y la sombra del gigante se asomaba por la ciudad de Ferrara.

Cuando ya se jugaba el descuento, un centro de Saelemaekers de derecha al medio, encontró la pierna de Francesco Vicari quien quiso despejar y no hizo más que meter el balón en su arco. Iban 90+4′ de juego y el partido quedaba 2 a 2.

La desazón ganó los cuerpos de los futbolistas locales; el dolor por no haber podido sostener el resultado, que hubiera sido histórico. pero también, cuando lo analicen con frialdad, entenderán que el marcador fue justo, que Milan había hecho todo para empatar y tal vez un poco más, y que entonces no les queda mal llevarse un punto. Ese mismo que conquistó el equipo “Rossonero” a fuerza de buscar, luchar y no resignarse nunca.


 Hernán O’Donnell

Un error bien aprovechado catapultó al Arsenal hacia una goleada

Arsenal esperaba la visita de Norwich después de un reinicio de temporada que fue difícil para ambos. Para el visitante, sin embargo, los resultados fueron peores, sumado a que vive una realidad preocupante: perdió los tres partidos disputados desde la reanudación, ocupa el último puesto de la tabla (está a 6 de West Ham, que está fuera de la zona de descenso pero con un partido menos) y cada derrota lo condena un poco más a la pérdida de la categoría. Los Gunners, por su parte, comenzaron con el pie izquierdo el retorno a la actividad (derrotas 0-3 ante Manchester City y luego 1-2 ante Brighton), pero remontó con alegrías consecutivas: triunfo 2-0 ante Southampton, por Premier, y una agónica victoria 2-1 sobre Sheffield United que le otorgó un lugar en semifinales de FA Cup.

El compromiso ante Norwich, entonces, llegaba luego de un par de resultados que dieron respiro a un Arsenal que venía muy golpeado. Este partido que tenían por delante no sólo era la oportunidad de volver a sumar de a tres y continuar con la racha positiva: también significaba volver a casa, aunque sin la presencia de los hinchas, que alentaron de forma virtual.

No fue un inicio lúcido para ninguno de los dos equipos. De entrada la pelota estuvo en manejo del local, y el visitante se acomodó de acuerdo a lo que creyó más conveniente para salir favorecido de Londres: posicionarse dentro de su campo, sin ofrecerle espacios al equipo de Mikel Arteta, y concentrado en lastimar de golpe en cuanto tuviera una oportunidad. Ese planteo mantenía en orden el curso del partido para el Norwich, ya que los Gunners no lograban romper esas barreras, no sorprendían y tuvieron algunas pocas llegadas pero que fueron sin complicaciones a las manos del arquero Tim Krul. Sin tener éxito en la intención de penetrar esa defensa y gritar el primero de la tarde, Arsenal incluso pudo haber sufrido en la primera situación de los Cannaries en el partido: el central Godfrey sorprendió con un derechazo potente que estrelló el palo derecho de Emiliano Martínez, el argentino que defiende la valla Gunner.

Pero la historia cambió por una desconcentración, un error que costó caro: a los 33′ Krul tenía la pelota en sus pies, la perdió ante la presión de Aubameyang, quien aprovechó el arco libre para poner en ventaja a su equipo, hecho habitual desde que llegó a Londres en febrero de 2018. El buen resultado que lograba Norwich se comprometió en cuestión de segundos por un desliz. Minutos después, un envalentonado Arsenal fue por más y estiró la diferencia para creer que el partido sería suyo y espantar cualquier temor de quedarse con un sabor amargo. Xhaka estampó el 2-0 gracias a un pase de Aubameyang, que tuvo otra tarde firme con la red.

El partido siguió sin complicaciones: las pocas amenazas visitantes fueron bien detenidas por Martínez, el equipo londinense continuó con tranquilidad y la victoria parecía muy probable. Ambos entrenadores hicieron cambios de acuerdo al panorama: por parte de Arteta, aprovechó el contexto para dar minutos a algunos jóvenes y a Cedric Soares, lateral que llegó en enero pero que no había debutado aún, mientras que Farke, DT visitante, movió varias piezas, disconforme con sus dirigidos.

A los 66′ llegó otro regalo para Aubameyang, una pelota que quedó suelta en la medialuna rival no fue perdonada por el gabonés que hizo el tercero de su equipo, segundo personal y alcanzó momentáneamente a Jamie Vardy en la tabla de goleadores, ambos con 19 tantos.

La goleada creció a los 80′ con el gol del debutante Cedric, que remató fuera del área y cerró la abultada victoria por 4-0.

Así, los Gunners cerraron alegres la tarde londinense. Por el otro lado, Norwich se marchó golpeado y ve más difícil su futuro en la primera división después de un error inicial al que no pudo sobreponerse. Arsenal sumó su tercer triunfo consecutivo, segundo por Premier, sonrió luego de decepciones repetidas, y cumplió con una tarea obligada para poder soñar con terminar la temporada clasificado a alguna competencia europea. El pasaje a Europa League suena más factible que el boleto a Champions, aunque la entrada a las dos presenta mucha competencia y para conseguir un lugar Arsenal debe reducir el margen de error y ser consistente con sus triunfos. También tiene en el horizonte el cruce de semifinal de FA Cup contra el Manchester City, un reto más que complicado pero que representa jugar en Wembley y soñar con un trofeo que los Gunners conquistaron más que cualquier otro equipo.

Martín O’Donnell

Barcelona y Atlético de Madrid dividieron honores en un gran partido

El Barca había perdido cuatro puntos fundamentales en los últimos tres partidos. Dos empates que le hicieron daño, porque no solo se le esfumaron puntos valiosos, sino que resignó la primera posición a manos del Real Madrid. Y el campeonato se complicó. Primero igualó con Sevilla, 0 a 0. Después le ganó 1 a 0 a Athletic de Bilbao, apretado. Y en la última fecha igualó con Celta 2 a 2, con el duro golpe de sufrir el empate del equipo de Vigo a pocos minutos del final. Entonces, el partido ante el siempre complicado conjunto de Diego Pablo Simeone se presentaba como un examen duro y casi definitivo.
Para Atlético, el sabor que siempre despierta enfrentar a un rival grandísimo pero al que tiene bien estudiado y con el que siempre hace partidos épicos, recordables, inteligentes. Juega siempre ante Barcelona como una final de campeonato. Con sudor, astucia, ganas y hambre. Y salió un gran partido.

El comienzo fue a todo ritmo. El Aleti movió del medio y enseguida lanzó a sus futbolistas de ataque a posiciones ofensivas. Barcelona, como era de esperarse, tambi{en fue al ataque apenas se hizo del balón. Así nació un encuentro vibrante, con un tiro libre muy peligroso de Ferreira Carrasco a los 5′ que pasó muy cerca del palo izquierdo de Ter Stegen.

Respondió Barcelona con una llegada por medio de Rakitic, un tiro de lejos del croata que Oblak desvió con jerarquía cuando iban 7′ del partido. Enseguida llegó la apertura del marcador. Messi ejecutó un tiro libre corto que Diego Costa sacó al corner, cuando el balón iba al primer palo, abajo. Leo Messi ejecutó el tiro de esquina cerrado, otra vez al primer palo y la pierna del visitante Diego Costa desvió el balón en contra de su valla para que el partido quede 1-0 para el local a los 11′ de juego.

Y el partido entró en una dinámica y ritmo atrapantes.

Llegó una gran jugada de Ferreira Carrasco quien se fue por la banda izquierda tras un giro, desairar a Piqué y correr con el balón al fondo. Cuando giró adentro, lo engancharon y penal. El primer remate lo hizo Diego Costa, pero Ter Stegen atajó su disparo. El VAR advirtió que el arquero se había adelantado y ordenó repetir la ejecución. En la segunda chance se hizo cargo Saúl, quien remató con suavidad a la mano izquierda del arquero local, que eligió el otro palo para tirarse. El partido quedaba 1 a 1 a los 18′ del primer tiempo.

Entonces todo quedó como al principio. Aleti se ordenó un poco más al fondo y desplegó sus jugadores para contener al local y, agazapado, apostó a los contragolpes. Barcelona se adelantó en el campo y empujó hacia el arco visitante.

A los 29′ metió una buena jugada con el desborde de Jordi Alba, el centro y el tiro de Messi que se fue cerca. A los 41′ hubo otra oportunidad clara para el local, tras un tiro libre de Messi que se desvió en la barrera y Oblak sacó al corner con un manotazo esforzado.

Y sin mayores novedades, se acabó el primer período.

En el segundo tiempo las emociones vinieron rápido. Apenas se inició, Semedo se metió en el área visitante y Felipe lo derribó. Penal que Lionel Andrés Messi transformó en el 2 a 1 a los 49′ de juego. Barcelona otra vez se adelantaba en el marcador, pero con el espíritu que Siemone le transmite a este equipo, sobre todo en esta clase de partidos, eso no quería decir que la historia estaba terminada.

Reaccionó el visitante y sumó una llegada clara cuando a los 55′ Arias sacó un centro peligroso y el cabezazo de Diego Costa se fue apenas desviado.

Era un aviso. Después llegó el ataque a fondo de Ferreira Carrasco, el toque de Semedo y otro penal para el Atlético de Madrid. De nuevo se hizo cargo Saúl, quien convirtió a los 61′ con un tiro similar pero que esta vez Ter Stegen eligió el mismo palo del remate. Tocó con sus dos manos el balón, pero no pudo impedir el gol por la fuerza del envío. 2 a 2 y todo quedaba otra vez igualado.

Enseguida, los cambios. A los 62′ Sergi Roberto por I. Rakitic en el local, y a los 68′ Joao Felix por M. Llorente en la visita.

Arturo Vidal era el alma del Barcelona; quitaba y jugaba. Se generó una falta, la abrió rápido para la entrada por derecha de Semedo, este se la devolvió y el remate del chileno se fue apenas desviado a los 70′. Más tarde tuvo otra chance, cuando Alba lanzó un centro y Vidal apenas la rozó, pero su cabezazo se fue ancho, a los 74′ del partido.

La pausa por la hidratación, los cambios que llegaron, frenaron un poco la dinámica. Iban 75′ cuando A. Morata reemplazó a Diego Costa. Más tarde, a los 83′ Vitolo por Angel Correa y T. Lemar por Y. Ferreira Carrasco; un aire de refresco para el equipo del “Cholo”.

Barcelona arriesgó un poco más: a los 84′ Ansu Fati entró por S. Busquets y quedó Sergi Roberto en la posición de volante central. En Tanto, el Aleti metió un par de contragolpes con mucho peligro, que no pudo resolver por alguna falla en la puntada final.

Quique Setién decidió en el final apostar por A. Griezmann, en lugar de Arturo Vidal, para tener un poco más de profundidad y de paso apostar por la ley del ex. Era tarde. El partido ya estaba terminado.

Un empate vibrante, con muchas llegadas, goles, polémicas y otro resbalón para Barcelona que parece que se le escurre su sueño de Campeón de esta temporada en una cadena de empates consecutivos.


Hernán O’Donnell

Getafe venció a Real Sociedad y avanzó en la zona de clasificación a las Copas

Desde hace un tiempo, las ligas europeas tienen dueños que las han monopolizado, que dominan con holgura en sus respectivos países, que tienen equipos hegemónicos y dominantes, y por consiguiente se repiten en la conquista de los títulos. esto hizo que mucha gente las vea como “aburridas”, porque son previsibles en el desenlace. Pero se olvidan que el desarrollo está lleno de matices, y que muchas veces vale la pena advertirlos, valorarlos, disfrutarlos. Si todo se mide por el resultado final hasta el cine sería “aburrido” porque en general prevalecen los finales felices, o sea previsibles, y cuando no los tienen nos enojamos con la película y hasta el director. Todos queremos que triunfe el bien sobre el mal, que el muchachito bueno se quede con la dama, y varios etcéteras más. Entonces, ¿que queremos? un final deseado, casi previsible. Eso sucede mucho en el fútbol de Europa, la previsibilidad. Y nos enoja el final repetido. Lo que no se valora es lo que sucede en el medio, en el desarrollo. Hay muchos equipos con buenas intenciones, producciones valiosas y juego de calidad. Vale la pena verlos. Además, existe un gran incentivo para aquellos que les cuesta escalar hasta la primera posición. Primero, el luchar por ella, y a veces conquistarla, como lo ha hecho el Atlético de Madrid de Diego Simeone que logró imponerse a los gigantes de Madrid y Barcelona. Segundo, buscar un lugar en las competiciones europeas. Un objetivo digno por el que luchan casi diez equipos por liga en cada país de Europa.

En eso están Getafe y la Real Sociedad de San Sebastián. A la búsqueda de la clasificación por un lugar en la Champions o la Europa League del año que viene.

El partido empezó a todo vapor. Con una salida decidida de los dos equipos, con un planteo ofensivo y mucha intensidad. Enseguida se notó como iba a ser el libreto del encuentro. Pases rápidos, dinámica y alguna pierna fuerte para cortar. los dos metían a la búsqueda de su objetivo. El local con la velocidad que le imprimía Cucurella por la banda izquierda, el trabajo de Nyom por derecha y la explosión de Mata en ataque. Un equipo compacto, corto, con dos líneas de cuatro que se movían en bloque e intentaba llegar con peligro.

Real Sociedad con la habitual conducción de Mikel Oyarzabal, aunque con menos participación que en otros partidos, y enredado en la dinámica del local, tuvo el balón, pero le costó ser profundo en el ataque. Se sostenía a partir de su prolijo traslado, pero a la hora de apretar, le costaba entrar al área local. Tenía mayor protagonismo, pero no lo podía plasmar ni agudizar. El fútbol puede ser cruel, porque no mira méritos sino concreciones. Y a veces el dominio parcial no se traduce en capacidad de convertir, entonces se vuelve poco fructífero. Dominar sin lastimar puede ser casi un pecado. Más cuando el rival está dispuesto a buscar y a concretar.

Y entre esas idas y vueltas, apareció una chance para el local que le sacó factura. Penal por un cierre con contacto sobre Mata, y el propio Jaime Mata que convirtió con un buen remate a los 19′ para poner el 1 a 0 para el conjunto local.

El encuentro tomó más ritmo, aunque careció de llegadas claras. Se dividieron la iniciativa y cuando uno buscaba progresar, solo llegaba hasta tres cuartos de cancha. Getafe se manejaba con mayor serenidad, con el marcador a su favor y la desesperación que podía embargar a la visita.

En el complemento el partido se hizo más interesante aún. Porque la visita soltó amarras; buscó con su conductor, el talentoso Oyarzábal, pero también con los laterales y con Januzaj y Nacho Monreal. Getafe proponía el mismo esquema, con las líneas cortas y bien aplicadas. En una jugada elaborada por el capitán visitante, llegó el empate. Fue a los 54′, cuando Oyarzábal habilitó a Januzaj por izquierda y este convirtió entre las piernas del arquero local, Soria, cuando salía a achicar. 1 a 1 y el partido que aumentaba su nivel. El visitante tuvo otra posibilidad a los 59′ cuando Nacho Monreal lanzó un preciso centro y el cabezazo de Isak se fue afuera; después fue Nemanja Maksimovic el que tuvo la chance para el local.

Después, la catarata de variantes. A los 66′ Portu por Isak en la visita; a los 68′, J. Molina entró por H. Duro y O. Etebo reemplazó a A. Nyom en Getafe.

Etebo tuvo un buen disparo a los 78′ y luego vinieron más cambios: M. Zubimendi por J.P. Dozagarat y W. Jose por A. Januzaj a los 78′ en la visita. A los 81, 81′ Jason por M. Cucurella en el local que iba a encontrar oro en un lateral que Molina hizo rápido para el pase al área que le señaló Jaime Mata, quien entró y cuando salía el arquero visitante lo derrotó con un tiro entre las piernas, para poner el 2 a 1 a los 82′ para Getafe.

El partido se definió con una avivada, que muchos asociaron a la de Simeone y Batistuta en la final de la Copa América Ecuador 1993.

Entonces el local se abrazó a la victoria. Se agrupó y se entregó a la lucha, a conservar el marcador y a aportar algún contragolpe para asustar al adversario, como fue el disparo de Molina a los 90+3′ que bien pudo aumentar las cifras.

Real Sociedad se quedó con el sabor amargo de la derrota, y el disgusto de haber perdido por lo menos una unidad. Getafe celebró la victoria y en esa lucha de tantos equipos por llegar a las Copas de Europa, dio un importante paso adelante.


Hernán O’Donnell

Milan venció a Roma y sigue su camino ascendente

Milan y Roma siempre es un partidazo. Pero en un San Siro vacío se siente distinto. Duele la realidad, aunque hay que acostumbrarse y rezar por un mundo mejor en lo inmediato. Hay que mantener la esperanza, mientras el bendito fútbol nos trae siempre su atractivo y su belleza. Aún en un primer tiempo que resultó monótono, previsible, con pocas llegadas y un reparto en común de las acciones dominantes.

La inmensidad del estadio y el protagonismo dividido fueron la característica principal. Hakan Calhanoglu en la conducción del local, con Bonaventura y Castillejo como laderos principales; la oposición de Pellegrini en Roma, el joven Kluivert y la amenaza permanente que es Dzeko en el ataque.

A los 19′ tuvo una llegada clara la Roma, tras un centro desde la izquierda y el cabezazo de Dzeko que se fue cerca; la mejor del Milan fue una maniobra similar, el centro de Castillejos desde la izquierda, la aparición de Calhanoglu y el cabezazo que sale desviado a los 38′ de juego. El primer tiempo se cerró sin luces y un 0 a 0 que había dejado gusto a poco.

En el complemento los equipos arriesgaron un poco más; siempre intentaron llegar al área rival, y buscaban con los organizadores como ejes de la generación de juego. Después llegaron los cambios, que les entregaron un poco de refresco a la tarde calurosa de Milano.

A los 53′ A. Saelemaekers entró por S. Castillejo y el brasileño L. Paqueta por G. Bonaventura, en el local. Los dos le iban a dar movilidad y aire a los ataques del Milan. En Roma, enseguida también se movió el banco: iban 57′ cuando C. Perez entró por J. Kluivert.

La primera emoción grande del segundo tiempo llegó cuando Rebic ingresó solo por izquierda y la pierna del arquero Mirante desvió el tiro al corner, a los 64′ de juego. Y llegaron más variantes: a los 68′ el argentino Diego Perotti reemplazó a Mkhitaryan y el croata N. Kalinic ingresó por E. Dzeko.

 Los cambios modificaron el encuentro, aparecieron espacios y un ritmo más intenso. No había grandes llegadas, pero el partido lucía mejorado.

El Milan creció en el dominio. Los dos ingresados fueron permanentes partícipes de las maniobras de ataque y de a poco tornaron las acciones más cercanas al arco visitante, con el empuje de Kessié, la conducción de Calhanoglu y Paquetá. Roma se quedó, más allá de que no renunciaba a avanzar, pero le costaba mucho hacerse del balón.

Entonces llegó el último cuarto de hora, con las emociones y la definición. A los 75′ hubo una serie de rebotes frente al arco de Mirante, y Rebic, en dos oportunidades remató al arco; en la segunda convirtió y así se abrió el partido con el 1 a 0. Dos minutos más tarde, el goleador le dejó su lugar a Leao, joven promesa.

Roma apeló a las dos últimas variantes para remontar el partido. Iban 80′ y A. Diawara entró por L. Pellegrini y el argentino Javier Pastore reemplazó a B. Cristante. No iban a tener muchas chances ni participación. Milan liquidó el partido con un penal de Calhanoglu a los 89′ y selló el 2-0 final.

Fue una victoria trabajada, con mucho espíritu y el ánimo de un equipo que crece, que enarboló dos triunfos consecutivos, que quiere llegar a una copa de Europa y recomponer su imagen de aquellas glorias que hoy quedaron lejanas.


Hernán O’Donnell