El color y el calor del Basketball del futuro

Se empieza a cerrar la anteúltima jornada del FIBA U17 Basketball World Cup Argentina 2018 y algunas conclusiones empiezan a aparecer. Por supuesto que aún falta el cierre, la jornada final, los partidos decisivos y toda la emoción que define el podio: primero el partido por el tercer puesto y luego la gran final. Pero el torneo ya entra en sus horas finales y algunas situaciones vale la pena destacar.

“El Mundial U17 ha sido un éxito porque permite observar a las posibles estrellas que jugarán en las selecciones nacionales y en los clubes alrededor del mundo”, dijo Horacio Muratore, Presidente de la FIBA.

“Que el Mundial se juegue en la Provincia de Santa Fe es muy importante porque es un lugar que respira baloncesto”, señaló a la web oficial de la FIBA.  Muchos grandes jugadores han salido de Santa Fe, como Marcelo Nicola, y algunos miembros de la Generación Dorada como Andres Nocioni, Carlos Delfino, Walter Herrmann y Hugo Sconochini”.

Lo destacado es el nivel de juego observado. El desarrollo físico, la potencia, el buen nivel de goleo. Partidos muy atractivos y jugadores que parecen más grandes, por su madurez, por su condición de deportistas de alta competencia y su compenetración con el juego.

En ese sentido, era esperable que aparecieran en las instancias finales los equipos que a priori lucían como candidatos. Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico y Francia. En definitiva, potencias en los seleccionados de mayores.

Para los europeos, El big-three que integran Malcolm Cazalon, Killian Hayes y Theo Maledon es su arma más importante. Tienen buena altura y capacidad de anotación.

Puerto Rico dio la sorpresa al vencer a Montenegro por 75-60 en cuartos de final. A Canadá lo vimos muy sólido en su partido ante Nueva Zelanda y Estados Unidos es el candidato eterno y natural.

Se cierra la penúltima fecha. Queda la última jornada. Para disfrutar y para esperanzarse con el futuro que viene.

 

Hernán O’Donnell

En la tierra del vodka, Francia juega el fútbol champagne

Francia fue dueño del partido de principio a fin. Tomó la pelota desde el primer minuto y volvó el juega hacia el área de Uruguay. Con la firmeza de sus defensores, fuertes Varane y Umtití, prolijo y eficaz Pavard para desprenderse por derecha, inteligente Hernández por izquierda. Los cuatro iban y empujaban. Entonces Kanté se lucía en su función de volante central, Pogba se hizo dueño de la pelota y entre Mbappé, Griezmann y la inteligencia de Giroud (un fénomeno de pivot), el partido se jugó cerca de Muslera.

A los 40′ llegó la apertura del marcador: Centro desde la derecha, aparición de Varane y golpe de cabeza para derrotar a Muslera. 1 a 0 y la situación que tuvo Uruguay con el cabezazo de Cáceres y la tapada de Llorís que Godín no pudo conectar. Era la primera chance de Uruguay, sería la última.

En el segundo tiempo se definió todo muy rápido. Uruguay intentó salir, pero se notó mucho la ausencia de Cavani. Y neutralizado Suárez, pco peso le quedaba en la ofensiva. Para colmo, a los 60′ vino el remate de Griezmann, Muslera no la puede contener y el 2 a 0 que parecía cerrar todo.

La media hora final fue una película que se consumió de a poco; Francia con la tenencia del balón, el toque permanente y el eje puesto en Pogbá. Gran tarea de Griezmann en la conducción y la inteligencia táctica de Olivier Giroud para coordinar en los ataques. El toqueteo repetitivo y la impotencia de Uruguay, que no contó con ninguna posibilidad clara en el segundo tiempo.

Ganó Francia con justicia y claridad. Manejó la pelota, los tiempos y el control del juego. Sacó a relucir el fútbol champagne y espera poder continuar con el descorche en los partidos que quedan.

 

Hernán O’Donnell 

Canadá mostró juego y orden defensivo

El “haka” de los neozelandeces despertó la gracia y el respeto del público que había llegado hasta el estadio cubierto de Newell’s Old Boys. Amantes del basquetbol, poco sabían del ritual que practican los All Blacks, el famoso equipo de rugby de Nueva Zelanda, pero que se empezó a extender al resto de los deportes que representan a aquella nación.

Por eso la cara de los chicos de Canadá, la formación respetuosa, el aplauso de la gente y la sorpresa de algunos periodistas candienses y estadounidenses que vieron el espectáculo y el saludo.

El FIBA U17 Basketball World Cup Argentina 2018 abría su tercera jornada con una sonrisa y un frío que helaba los huesos.

Después empezó el partido y la historia fue otra. Canadá mostró mayor oficio, más lectura del juego y buen trabajo en las zonas pintadas: debajo del aro se hicieron muy fuertes.

Moncrieffe fue el eje del equipo y su figura más destacada. Pero el valor estaba puesto en el sentido colectivo, en la buena defensa y en la atención y repentización para capturar los rebotes: en este punto fue muy destacado el partido de Canadá.

Nueva Zelanda lucía como un equipo con buen vigor físico, altura y potencia en los desplazamientos, pero careció de juego, le faltó “basquetbol”: le sobró temperamento (Mitchell Dance fue el abanderado en ese sentido), tuvo mucha actitud, pero falló mucho en los lanzamientos. Y pagó caro ante un equipo eficaz como Canadá.

Ganó Montenegro, Ganó Francia, dos que ya se perfilan. Y la Argentina logró una buena y trabajosa victoria ante Filipinas.

El Basketball del futuro se juega en la Argentina. Y vale la pena verlo. Porque es verdad que el frío llegó en forma dura y agresiva, pero el deporte, las ganas y la alegría de jugar, contagia calor a toda la Nación.

 

Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Rosario, Santa Fe) 

El Basquet del futuro se juega en Argentina

Empezó hace unos pocos días, pero vale la pena engancharse. Meterse un poquito en el tema, porque es la base de un deporte amado por los argentinos y porque se juega nada menos que un Mundial. Aquí. En Rosario y en Santa Fe de la Veracruz. El FIBA U17 Basketball World Cup está entre nosotros.

Es el Basquetbol del futuro. Y también del presente. Porque hay que ver cómo juega Canadá, hay que ver el espíritu de Montenegro, la altura de China, la ilusión de nuestros jóvenes y, por supuesto, todo lo que muestra Estados Unidos, con una marcada tradición de jugadores que luego de este torneo llegaba la célebre NBA.

Está acá nomás. En Rosario y en Santa Fe. Si anda cerca, péguese una vueltita. Si no, sígalo por streaming. Vale la pena. El futuro del Basquetbol está en la Argentina.

 

Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Rosario, Santa Fe)

Brasil ríe y canta

Ríe y canta. porque ved muy claro el cielo, cuando abre la ventana de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018. Observa un cielo diáfano y cree que el peligro pasa, se desvía…eliminado Argentina, afuera Alemania, si continuar España…Brasil cree que es su moneto, aunque alguien debería advertirle que aún están Francia, Uruguay, Bélgica, Inglaterra, la misma Suecia. Rivales muy peligrosos. Pero Brasil confía en su equipo, en el crecimeinto y en esta notable racha que ha construído a partir de la llegada de Tité: jugó 25 partidos. Recibió sólo seis goles durante esta temporada. Esta es su tercera victoria consecutiva por 2-0. Parece encontrar un rumbo difícil de parar.

Ante México consiguió una victoria dura, trabajosa, elaborada. Sufrió por momentos el partido; México se lo planteó de igual a igual y hubo varios episodios complicados en la primera etapa.

México fue rápido, presionó alto e intentó llegar con transiciones veloces. Brasil, más directo, más realista: derecho al arco y remates, en general bien controlados por Guillermo Ochoa.

En el complemento se abrió el juego. A los 51′ marcó Neymar. Elaboroó una buena combinación con Willian y remató al arco para abrir el score. Brasil había elaborado más de 10 llegadas, más allá del esfuerzo de México podía pensarse en esta posibilidad.

y siguió Brasil con su ritmo; para México, el esfuerzo se veía en el cansancio que acumulaban sus futbolistas. La dinámica del “Tri” ya no era la misma y la “verdeamarhela” dominaba el control.

A los 88′ llegó el segundo: Un remate de Neymar que Ochoa no pudo controlar y el rebote le quedó a Roberto Firmino, quien señaló el 2 a 0 que iba a cerrar el marcador.

Brasil ríe y canta. se le abrió el cielo de Rusia, los cucos ya no están y su gente sueña con levantar la Copa, una más…

 

Hernán O’Donnell 

 

El fin de una pesadilla

Muchos, en ese juego de palabras que siempre buscamos los periodistas, volaron del sueño a la pesadilla. Hicieron hincapié en que el Mundial se vivía como una gran ilusión, un sueño, definitiva, y la derrota con Francia lo transformó en una pesadilla.

Creemos que esto no fue así. Que en verdad los últimos pasos, los últimos años y sobre todo los últimos meses y días de la selección argentina fueron una verdadera pesadilla y la derrota ante Francia puso fin a ese mal sueño que parecía no tener fin. Como esas pesadas noches que uno no logra despertar y cuando lo hace piensa “menos mal que fue sólo una pesadilla…” Así fue el camino de la Argentina en los últimos tiempos.

Una  dirigencia muy dividida, que nunca pudo reacomodarse tras el fallecimiento de Julio Grondona (ocurrido hace ya casi cuatro años), que se desangró en luchas de poder basadas en alianzas y traiciones, de recelos y desconfianzas mutuas pero que nunca nadie pudo poner orden ni llevar una conducción aunque sea sobria y clara.

Así pasaron Luis Segura, el empate en 38, Armando Pérez, ahora Tapia con la cercanía de Angelicci…

Un cuerpo técnico que se fue asqueado (el de Gerardo Martino), otro que entró en puntas de pie (Edgardo Bauza) y no pudo ni siquiera saludar y un tercero (Jorge Sampaoli) que puso muchas condiciones para firmar (de trabajo, duración y económicas) y se quedó sin recursos enseguida, devorado por un plantel dominante y contagiado por algunos factores externos que juegan su partido.

Aquí entra la responsabilidad del plantel. Que no confía en el conocimiento del DT (ni de este ni de los anteriores; apenas un poco de Sabella y un poquito de Martino), que parece sólo respetar a tres o cuatro entrenadores en el mundo (Guardiola, Mourinho, quizás Ancellotti) y no muchos más, que creen en que pueden sostenerse en la autogestión y quem en ese accionar, no respetan el mínimo de consideración hacia la autoridad.

En ese combo, fracasan todos. Dirigentes en la guerra despiadada de poder, entrenador que se aferra al cargo ( y sobre todo a los billetes) sin margen pero que no lo soltará por más que su figura haya sufrido un desgaste descomunal y jugadores que hicieron una paupérrima Copa del Mundo, desaprovechando una quizás última oportunidad.

Argentina tiró una hermosa posibilidad. No se dieron la mano, no se dieron tregua, no reflexionaron ni se dieron la chance de jugar la carta que les quedaba. Se vieron superados por un rival mejor, porque en todo esto también juega que Francia cuenta con mejor equipo y obtuvo una victoria clara y merecida, sostenida en la defensa con Pavard (algunos lo descubrieron ahora, había brillado en la primera fase), Varane y Umtiti; dos cracks como Kanté y Pogba, y un ataque formidable con Griezmann, Giroud (a quien elogiamos desde los tiempos en que salió campeón de la Liegue One con Montpellier en 2012) y Mbappé, de sobresaliente partido.

Francia fue mejor y ganó bien. pero si uno analiza que aún en el descalabro y el estado de crisis típico argentino, la selección consiguió tres goles, esto quiere decir que con un poco de orden y mucha más humildad el equipo estaba para más.

Eso faltó: orden y humildad. Todos pusieron su granito de arena para que faltara eso. Todos colaboraron para que sobrara lo contrario. desorden y soberbia.

Una pena. La Argentina nunca advirtió que había que dejar de lado todos los egoísmos para jugar un Mundial en equipo y hacer una campaña que, con sacrificio, seguro iba a ser mejor.

La derrota con Francia le pone fin a la pesadilla. Pongamos en marcha el sueño rumbo a Qatar 2022. Para empezar tomemos todos un baño de humildad. Olvidemos los egoísmos y no actuemos como si fuéramos cada uno el dueño de la verdad. Démonos la oportunidad.

 

Hernán O’Donnell

La hora de la verdad

Como se repite desde hace algunos años, ahora empieza el momento de la verdad. Incluso, muchos patentaron que “El Mundial empieza en octavos”, frase que no compartimos, pues entonces para que se juega la primera ronda?; o para que se agregaron equipos? Para eso volvamos a los 16 equipos originales, aquellos que jugaban el Mundial en los años ’70…

Pero lo que sí es cierto es que ahora no hay desquite. Ahora es ganar o volver a casa, con el dramatismo agregado de la prórroga y los penaltis. Y en ese cuadro, la Argentina arranca con una dura prueba: Francia.

El equipo que jugó una buena primera fase, y que se alimenta de grandes jugadores: Varane, Umtiti, Kanté, Nzonzi, Mbappé, Griezman, Matuidí, Giroud…una constelación de estrellas, que para muchos, es el gran candidato a llevarse la Copa.

“La gran fortaleza que tiene Francia tiene que ver con la velocidad en las transiciones. Es muy sólido en defensa donde recupera y sale rápido. A partir de ahí tiene muchos goles de tres o cuatro toques”, dijo Jorge Sampaoli, donde destacó a Griezmann y a Olivier Giroud.

Enfrente, el equipo que todos temen. Argentina. Con sus altibajos, sus idas y vueltas, sus discusiones internas y todos los problemas que, siempre, pero siempre, lo potencian. Porque la idiosincracia argentina funciona así: con miles de problemas que al final son el mejor combustible para que la maquina arranque.

Y cuenta con un as envidiable: Messi. “Francia tiene un plan para neutralizar a Leo y nosotros tenemos un plan para potenciarlo”, dijo Sampaoli en la conferencia previa al partido.

“Estoy muy confiado en la capacidad que tienen mis jugadores para manejar los tiempos del partido. Si nosotros tenemos el control de los tiempos y de los espacios, vamos a hacer muy complicado el desplazamiento de Francia”, analizó el entrenador.

Y buscó algunas claves del partido: “Argentina deberá hacer diferencias desde el juego”, señaló.

Llegó la hora de la verdad. Argentina se enfrenta con una potencia en el camino hacia la Copa del Mundo. A partir de ahora todo lo que vendrá, será merecido.

 

Hernán O’Donnell

Colombia sudó la gota fría…y se clasificó

Así es el fútbol. Hasta el increíble minuto 60′, Colombia igualaba 0-0 con Senegal y estaba afuera. En ese momento, Polonia le convirtió un gol a Japón, y le dio un empujoncito a los sudamericanos: subían al segundo puesto, detrás de los africanos. En el minuto 73 llegó el gol de Yerry Mina: Colombia ya pasaba a ganar el partido 1 a 0, a ser primero del grupo y Senegal se quedaba afuera porque igualaba en todos los aspectos tradicionales con Japón, pero la nueva instancia de desempate, el “Fair Play”, el juego limpio, favorecía a los orientales. Increíble. En pocos minutos, el tercero pasó a ser primero. Y el primero se quedaba afuera…

Un primer tiempo muy adverso para Colombia. Muy complicado, con dificultades para superar al adversario, sin ideas en ofensiva y si peso en la mitad de la cancha. Sin generar fútbol, con un Senegal más rápido y más metido en el partido.

Los africanos supieron entender de que se trataba y salieron con mayor decisión. Aprovecharon la velocidad de Mané y apretaron a Colombia contra su arco.

Y por si fueran pocos los problemas, a los 30′ se tuvo que ir James Rodríguez con un problema físico y el reemplazo por Muriel. Y Senegal, con Mané, Balde, Niang y Sabaly le imponían ritmo y velocidad a cada contraataque: no resistía la mitad de la cancha de los sudamericanos y los atoraban en la última línea.

El segundo tiempo trajo una ayuda inesperada: Iban 60′ de juego cuando se escuchó el gol de Polonia. Se levantó el público colombiano y celebró el momento, mientras el equipo no podía encontrar el rumbo. La tranquilidad de afuera no se trasladaba adentro; el equipo de José Pekerman seguía sin hacer pie en el partido y sufría a Senegal.

Y cada contra de Mané era un tembladeral para los “cafeteros”; las zozobras se manifestaban y se aguantaba más de lo que se jugaba…

Y a los 73′ el gol inesperado: corner desde la derecha con el pie izquierdo de Quintero, cabezazo de Yerry Mina y con un fortísimo cabezazo abría el marcador. Colombia pasaba, en pocos minutos, de estar eliminado a quedar primero en el grupo. Y era Senegal el que empezaba a sufrir el partido y el futuro. Así es el fútbol.

Colombia se refugió entonces cerca de Ospina. Acumuló gente y defendió con uñas y dientes la ventaja. Se abrazó al resultado y lo consiguió. Sudó la gota fría y se clasificó…

 

Hernán O’Donnell

 

Suecia, y el fútbol en serio

Es un equipo, un seleccionado, que está habitualmente en las Copas del Mundo. Que no es una potencia, está claro, pero que de vez en cuando dice presente, lo cual ya es un mérito muy grande porque no es fácil ni sencillo clasificarse en la zona de Europa. Hay muy buenas selecciones y pocas plazas en proporción a los que tienen nivel y merecen llegar a un Mundial. Les ha sucedido a Holanda y a Italia quedarse afuera; en otras ocasiones no pudo entrar Inglaterra; o España, antes de ser la potencia que es. Sin embargo, Suecia se las rebusca para estar seguido. Y para hacer buenas campañas: el segundo puesto en 1958, el tercero en 1994. Y cuando se clasifica, generalmente es un hueso duro de roer.

Y esta vez volvió a sorprender al mundo; sin sobrarle nada, con mucho esfuerzo y sacrificio, consiguió la clasificación después de haber hecho una muy buena prim er fase. Victoria merecida ante Corea por 1 a 0 (hubo un penal en el primer tiempo que no le sancionaron, además del que sí cobraron en el segundo tiempo y fue el gol), derrota sobre la hora con Alemania (no le sancionaron dos penales, uno en cada tiempo) y este triunfo contra México.

Un equipo que se sostiene en el arquero Olsen y la zaga central de Lindeloff y Grandqvist, fuertes y seguros en lo alto, pero que la clave está en la lucha de los volantes: Larsson y Ekdal, dos motores en la mitad de la cancha, acompañados por la creatividad de Forsberg, y la movilidad del centreforward, Berg.

Así construyeron una victoria enorme, con mucho sacrificio y tesón. Y ganó el grupo!; queda mucho por delante, pero los jugadores sueñan con algo grande.

Ahora empieza la fase definitiva. Ganar o volver a casa. Suecia se sostiene en los detalles señalados, pero lo fundamental es el enorme espíritu deportivo, en el sentido colectivo de su juego, en el esfuerzo y la garra sostenida, los movimientos grupales para reemplazar la ausencia de jerarquía individual, el gran sentimiento grupal que los lleva a sostener al compañero Jimmy Durmaz, castigado por demás por su error ante Alemania.

Esa es la clave de Suecia: un grupo que sostuvo al compañero en dificultades, porque “todos para uno y uno para todos” es el ejercicio y el sostén de este equipo.

 

Hernán O’Donnell

Argentina se metió en la Copa del Mundo

La imagen que queda, las palabras que forman el relato, los comentarios y análisis se acercan a la épica del heroísmo, a la hazaña y a la victoria agónica que implica una buena dosis de sufrimiento. Pero la victoria argentina estuvo lejos de esos condimentos, más allá del gol de Marcos Rojo que llegó a los 85′ y parecía que la clasificación a los octavos de final no se iba a conseguir. Es cierto que el reloj empezaba a apretar, pero restaban 5 minutos y unos 6 que debían adicionarse (al cabo fueron 4), pero el desarrollo del partido había sido muy favorable a la Argentina y la sensación de que el gol caía, también rondaba la noche de San Petersburgo.

A los 14′ Marcos Rojo cortó un avance de Nigeria en un anticipo bien logrado, el pase al medio y la habilitción a Leo Messi quien controló con el muslo izquierdo y sacó un derechazo cruzado, tremendo, que abrió el marcador.

Argentina tenía orden, sacrificio y mucha actitud para jugar el partido. Se mostró firme en defensa, salió largo y seguro, sin arriesgar cuando no era necesario. Después tuvo juego en la mitad de la cancha a partir del buen transporte de Banega y la velocidad y habilidad de Di María por la banda izquierda; el “Pipa” Higuaín se movió muy bien en el frente de ataque y claro, Messi hacía girar el juego por todo el campo. El dominio y el control del partido era tan claro que nadie imaginaba un complemento diferente.

A los 51′ un leve agarrón de Mascherano en el área fue sancionado con penal que Víctor Mosses transformó en el 1 a 1. Los nervios bajaron de las tribunas, y el equipo empujó con mucha determinación, Perdió orden, tal vez, pero no se entregó. Se desprotegió en defensa, pero no claudicó en la lucha. Sufrió un par de contragolpes de Nigeria, pero el equipo mantuvo la mentalidad ofensiva. Entró Pavón y contagió con su habilidad y velocidad. Lo tuvo Gonzalo Higuaín, el remate se fue alto. Un par de centros cruzados que no encontraron el pie que lo empujara. Y el ataque sostenido, con la cara ensangrentada de Mascherano, con la ayuda de Meza y el “Kun” Agüero para sumar presencia en ataque.

Y la pared de Pavón con Mercado, el centro al corazón del área, la aparición de Marcos Rojo para meter el derechazo y el 2-1 cuando faltaban 5 minutos…

Argentina gritó la victoria merecida cuando el partido entraba ya en su tramo final, en el ingreso de la agonía, cuando el reloj comenzaba a apretar. Argentina encontró el premio justo, porque se lo va a recordar a este partido como el encuentro de la hazaña, de la épica, del golpe final, pero lo cierto es que la Argentina jugó su mejor partido en lo que va de la Copa del Mundo, dominó durante la mayor parte del tiempo, generó varias situaciones para convertir y un “penalcito” lo puso en aprietos.

Se podrá apelar a todo tipo de emoción, pero lo que deja esta victoria es que la Argentina puede ser, en realidad lo es cuando se lo propone, un equipo serio y de temer, que puede vencer a cualquier rival y llegar a lo más alto del camino.

 

Hernán O’Donnell