Terence Crawford, el nuevo ídolo de América

El juego de dados transcurría en calma; como toda competencia lúdica, cuando el dinero está en juego y el alcohol levanta temperatura y caldea los ánimos, el ambiente empieza a transformarse, y la serenidad le deja lugar a una atmósfera más espesa, donde el aire se vuelve tenso y cualquier chispazo es una excusa para alterar los ánimos.

En ese mundo estaba Terence Crawford, en pleno juego de dados cuando una bala fue directa a su cabeza, rozó su cráneo y rebotó. Pudo ser el final, pero el hombre está hecho de sangre y coraje, y se subió enseguida a su automóvil para ir a un centro hospitalario a hacerse atender.

“En el año 2008 me pegaron un tiro en la cabeza, tras un juego de dados. La bala rebotó en mi cráneo y cayó. La ventana modificó el recorrido de la bala, que giró en lugar de ir derecho y me subí al auto y conduje hasta el hospital, no me iba a quedar quieto” recordó un tiempo después.

Ya había hecho su debut profesional y contaba con unas cuatro peleas. Pero ese altercado, en medio de los códigos nunca del todo claros del mundo pandillero lo hizo reflexionar.

Pudo ser el fin. Pero, fue el principio de todo. “A partir de allí, la vida ha sido muy buena conmigo”, aseveró. El camino sería algo similar a un sendero de rosas, con espinas por supuesto, pero lleno de éxitos, que lo llevarían a un sitio reservado para elegidos.

Su carrera amateur fue corta y sin mayores distinciones, pero el camino profesional que se abrió a partir de ese incidente fue más que interesante.

Debutó el 14 de marzo de 2008 y noqueó en el primer round a Brian Cummings en una presentación estelar en el Athletic Club de Denver, Colorado. Admirador de Sugar Ray Leonard y el propio Floyd Mayweather, comenzó a delinear un estilo propio, sin un entrenador fijo en su esquina. “Tengo un entrenador para los movimientos de piernas, otro para los golpes de ataque, otro para la defensa. Creo que es lo más conveniente. Si tienes un solo entrenador, se le pueden perder muchas cosas” afirmó con naturalidad. Las variantes fueron una característica en su carrera. Siempre se mantuvo en el B&B Boxing Academy en Omaha, Nebraska. “Siento que aquí estamos todos en el mismo camino; cada entrenador merece una oportunidad y yo creo en ellos como ellos confiaron en mí”, explicó sobre su permanencia en su ciudad natal.

A partir de aquel debut, enhebró una serie de victorias que no se interrumpieron aún. Cuando llegó a su triunfo número 20, ante Breidis Prescott en Las Vegas, el mundo empezó a posar los ojos sobre él. Había logrado una victoria importante, en una cartelera llamativa y en una ciudad boxística por excelencia. Hasta ese momento, sus victorias se encadenaban en silencio, lejos de las grandes luces y los célebres escenarios.

Eso fue en 2013; al año siguiente consiguió su primer título Mundial: fue en Glasgow, Escocia, ante el local Ricky Burns y obtuvo el título Mundial ligero de la Oragnización Mundial de Boxeo (OMB).

En su primera defensa noqueó al boricua Yuriorkis Gamboa, y ya las primeras planas comenzaron a ocuparse de él.

En 2015 vence a Thomas Dulorme y obtiene el Título Mundial Superligero de la OMB; sería el primero de los cuatro, lo que lo ubicaría en un pedestal difícil de alcanzar. En esa actuación lució veloz, fuerte y muy eficaz en los contragolpes. Cada intento de Dulorme era replicado enseguida con combinaciones muy bien elaboradas.

Comenzaría aquí la seguidilla que lo encumbraría en lo más alto del orden internacional. “Bud” Crawford se metería en las grandes carteleras y desafiaría récords que lo llevaran a donde se ubica hoy: en la cúspide del boxeo internacional.

Luego de dos defensas, vendría una de sus más resonantes victorias: ante el ucraniano Viktor Postol, quien había logrado un gran triunfo ante Lucas Matthysse y se había consagrado ante el gran público.

“Bud” se tomó muy en serio ese desafío: “Es un honor pelear en Las Vegas, una ciudad de tantas peleas históricas, y tantos pugilistas que dejaron su firma. Siento la misma emoción que sentí cuando me presenté en el Madison Square Garden. Me gané esta posibilidad. Trabajé mucho para obtenerla, pero debo estar muy concentrado para poder ganar”, afirmó cuando llegó el momento del combate.

Esa noche ante Postol, Crawford conquistó el título Mundial Superligero del Consejo Mundial de Boxeo, sumándolo al que ya tenía de la OMB, y también logró el de la Revista The Ring.

Fue una actuación consagratoria, ante un oponente de jerarquía que dejó el invicto en ese combate. Fue inteligente para el planteo, se movió con rapidez y supo armar los contragolpes. Tuvo por el suelo al europeo en el quinto asalto y se llevó el pleito por decisión unánime.

Pero no se detendría allí el camino ascendente. Todavía habría más escalones para ascender. Luego de dar cuenta de John Molina Jr y Félix Díaz, la prensa especializada internacional lo llenó de elogios. Lo subieron muy rápido a la galería de los mejores libra por libra y reclamaron gustosos un enfrentamiento con Manny Pacquiao.

Sin embargo, Crawford les tendría reservada una sorpresa. Tenía una noche más para gritar un nuevo record. Sería una noche consagratoria: el 19 de agosto pasado ante Julius Indongo sumaría a los dos títulos que tenía, dos cinturones más: el de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y el de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).

Cuatro cinturones de una categoría. Hay que retroceder hasta la época de Bernard Hopkins para encontrar una maravilla semejante.

“Me siento muy afortunado de llegar a esta posición”, señaló Crawford, tras ese combate. “Le agradezco a Bob Arum y Top Rank. Siento la bendición y la humildad de ser el campeón indiscutido del mundo. Significa todo para mí. Soy el único que puede decir que es el campeón indiscutido del mundo, y eso es grandioso. Ningún boxeador puede afirmar que no tiene rival en su división de peso”.

Pero no se quedó en esas declaraciones. A poco de vencer, se dirigió al “Nebraska Medical Center”, uno de los hospitales más renombrados de su tierra natal, para visitar a enfermos y brindarles un mensaje de esperanza y motivación, que le valió el reconocimiento de las autoridades.

Esas victorias le llenaron de elogios tras un 2017 plagado de éxitos. La revista Forbes, en su versión digital, lo consagró como el boxeador del año. Unificó la categoría welter junior, agotó entradas, fue un caballero fuera del ring, se perfila para ser la estrella de 2018. Todos los argumentos que estableció la publicación para destacarlo.

El triunfo ante Díaz, ex medallista de oro olímpico, fue determinante. Y si bien los cronistas de la publicación tienen muy en cuenta a Vasyl Lomachenko, el peleador de Nebraska se ha ganado un sitio de privilegio.

También lo elogió el gran Floyd Mayweather, tanto que sobre el fin del año 2017 afirmó que era el mejor libra por libra: “Para mí, no hay dudas”, dijo Mayweather. “Es el mejor libra por libra; me recuerda a mí cuando era joven. Es un infierno de boxeador”, completó.

También la Organización Mundial de Boxeo (OMB) supo distinguirlo, y lo destacó como el peleador del año. En la jornada final de la 30 Convención Anual de la entidad, que se desarrolló en un crucero por el Caribe, le dieron la distinción.

Crawford recibió la placa de manos del portorriqueño Francisco “Paco” Valcárcel, presidente de la OMB, y anunció que pasaría a las 147 libras. Así sería el primer retador del australiano Jeff Horn, en una pelea que le abre un nuevo camino.

Crawford está ahora primero en el ranking, y Pacquiao que bajó al segundo lugar parece más volcado a su carrera política y su oportunidad de ser electo Presidente de Filipinas, que a las novedades boxísticas.

Un desafío que lo tienta y ve accesible: “Jeff Horn hizo lo que correspondía para derrotar a Gary Corcoran, pero yo soy distinto. Tengo más rapidez y pegada. La historia será diferente. Creo que seré más fuerte y más grande que en mi categoría anterior. Vengo de un gran año, con triunfos importantes ante Díaz y Julius Indongo, y el 2018 lo espero con muchas ganas, creo que va a ser un año exitoso. Creo que mejoro cada vez que subo al ring y que seguiré por ese camino”, afirmó Crawford.

Ese es el reto que le espera a ahora a Terence Crawford. Poder doblegar en las opiniones esa “batalla” dialéctica que lo enfrenta con Vasyl Lomachenko. Porque el ucraniano ha tenido un año formidable, ha logrado resonantes triunfos y acabó con una amenaza latente llamada Guillermo Rigondeaux.

 

Será para Bud el gran desafío. Poder establecerse como el mejor libra por libra. En las 140 ya demostró que no hubo oponente que pudiera destronarlo. Y todavía puede crecer aún más. Subir de categoría es una posibilidad y un desafío. Ir a las 147 libras, donde aparecen figuras de la talla e importancia de Keith Thurman, o Danny García, es algo que se presenta como una nueva motivación.

Es lo que le depara el año nuevo que se inicia; un camino duro, pero atractivo. Un desafío para un valiente. Un duro con el corazón de oro, un hombre que siempre tuvo un gesto para los más necesitados, que descubrió valores en Africa, que sobrevivió a un duro ataque, que se acercó a su comunidad, que estuvo cerca de los enfermos y convalecientes, que donó pavos para las fiestas, que logró el reconocimiento de las autoridades, que fue varias veces candidato a boxeador del año, que no ha parado de crecer…

Terence “Bud” Crawford no teme. Al contrario, el hombre que batió los récords de audiencia televisiva, que despertó al público norteamericano y encendió una nueva esperanza, cree que lo mejor de su repertorio está por venir.

 

Hernán O’Donnell

Brasil, más candidato que nunca

Volvió, después de una noche breve pero profunda. Regresó. Está otra vez el gigante ante nosotros, una de las potencias más importantes del planeta fútbol, el eterno candidato que vivió una pesadilla en su propia casa pero supo resurgir de sus cenizas y convertirse otra vez en el equipo temible, en el candidato natural de las grandes mayorías, en el favorito de los desposeídos y de aquellos que ven el Mundial como una experiencia ajena y lejana.

Brasil está otra vez en la galería de las celebridades. Pasó la tormenta de no poder cumplir la expectativa máxima en la Copa que organizó en 2014, pasó el momento de dudas cuando la clasificación a algún Mundial no fue muy cómoda, pasaron los cambios de técnico y las dudas sobre su identidad futbolística.

Tité tomó las riendas y Brasil volvió a ser Brasil. El del jogo bonito con la dinámica y la intensidad de estos tiempos. El del respeto por la pelota y el peso de su camiseta “verdeamarelha”. El del peso de sus individualidades…

Ha completado una fase preliminar clasificatoria impecable, que coronó con un triunfo ante Chile por 3 a 0. Mostró un semestre previo a la Copa del Mundo en franco crecimiento: empató en Londres con Inglaterra 0 a 0; venció a Rusia, el anfitrión del Mundial por 3 a 0, y derrotó nada menos que a Alemania, en Berlin, por 1 a 0.

Tiene un plantel repleto de figuras: Los arqueros Alisson, Edersson y Cassio, los defensores Thiago Silva, Filipe Luiz, Marcelo, Danilo, Marquinhos, Joao Miranda, Geromel, los volantes Renato Augusto, Casemiro, Fernandinho, Fred, Willian, Philippe Coutinho, los delanteros, Roberto Firmino, Gabriel Jesús, Douglas Costa y un tal Neymar… Sobran los nombres y las figuras.

Allí está Brasil. Uno de los grandes favoritos. Con toda la carga de la historia: Las copas ganadas en Suecia 1958, Chile 1962, México 1970, USA 1994, Corea-Japón 2002. Nada menos que ¡5 Mundiales! lo respaldan. Y un presente próspero y alentador.

Brasil va por la sexta. Tiene plantel, juego colectivo, individualidades y un entrenador capacitado que respaldan su objetivo. Brasil va por el premio mayor, está convencido que esta es una nueva oportunidad para ser más grande y se quiere aferrar a ella.

 

Hernán O’Donnell

 

 

El respeto de Costa Rica por su fútbol

Pertenece a los países de Centroamérica que respetan el fútbol, la pelota, el toque y las buenas intenciones. Tiene la influencia de la cadencia del Pacífico que representa Colombia, busca asimilar el toque de Brasil y se inspira en el espíritu de la Argentina.

Costa Rica tiene una joven presencia en la historia de los Mundiales, pero desde que lo hizo en Italia 1990, en general no decepcionó ni desentonó.

En aquella Copa sorprendió por su arrogancia y su audacia. Llegó a octavos de final, en una clasificación de primera fase que pocos auguraban. Luego dijo presente en Corea-Japón 2002 y en Alemania 2006 tuvo una agradable actuación en el partido inaugura, donde el mundo conoció a Paulo Wanchope, autor de dos goles, más allá de la victoria de los alemanes por 4 a 2.

En Brasil 2014 fue uno de los cucos en el grupo “de la muerte”. Le ganó a Uruguay por 3 a 1 , a Italia por 1 a 0 y empató con Inglaterra. ¡Invicto contra tres seleccionados campeones mundiales!

Hoy el mundo conoce a Kaylor Navas, Francisco Calvo, Matarrita, Bryan Oviedo, Celso Borges, Bryan Ruiz, Rodney Wallace, Joel Campbell…futbolistas que brillan en Europa y en la liga de Estados Unidos, la creciente MLS.

Costa Rica se metió en la historia hace unos 30 años; y ya no quiere bajarse. Le costó mucho entrar a la galería de los Mundiales y no piensa en retirarse sino todo lo contrario: el futuro le promete crecer y soñar.

 

Hernán O’Donnell

El reloj de Suiza llegó a la hora más esperada

Durante largo tiempo a Suiza se la ubicaba muy lejos en el concierto internacional del fútbol; apenas la organización de la Copa del Mundo en 1954, una actuación digna en ese certamen y casi nada más. En las conversaciones ni había menciones y se los asociaba más con los relojes y los chocolates que con su producción deportiva.

Entre 1970 y 1990 estuvo ausente de todos los Mundiales. Recién pudo volver, tras haber estado en Inglaterra 1966, en USA 1994. El entrenador Roy Hodgson fue fundamental para su crecimiento, para tener fe en su juego y llegar también a la EURO Inglaterra 1996.

Después, otra vez el olvido hasta meterse en el juego grande a partir de Alemania 2006 y la ilusión que despertaba el carismático Tranquilo Barnetta en un equipo que empezaba a mostrarse en la cita máxima del fútbol.

Así, los helvéticos ingresaron a las competencias más importantes de los últimos 10 años. Jugaron la EURO Austria-Suiza 2008, el Mundial Sudáfrica 2010 y también ingresó a Brasil 2014. Toda una seguidilla de participaciones que la convirtieron en una nación más habituada al roce internacional.

Ahora es el tiempo de mirar el torneo que ya viene. Un equipo basado en la mezcla de experiencia y juventud, y varias figuras que se destacan en las ligas más importantes.

Ricardo Rodríguez es uno de los más conocidos; puede actuar de lateral izquierdo o de volante por ese sector. Jugó en el Zurich FC y Wlfsburgo de Alemania; ahora se destaca en el Milan.

Stephan Lichsteiner no siempre es titular en la Juventus, pero cuando lo hace demuestra estar a la altura. Claro que no es sencillo ganarse un lugar en el equipo más poderoso de Italia, y Lichsteiner siempre está listo para acudir cuando lo llaman. Suele ser el capitán del seleccionado helvético y puede actuar como lateral o zaguero central.

Timm Klose, de Norwich City de Inglaterra, es otro de los que se destacan en la defensa. Xherdan Shaqiri es el más famoso. Surgido del Basel FC, jugó en equipos gigantes como Bayern Münich e Internazionale (Italia), ahora lo hace en Stoke City de Inglaterra. Seferovic, delantero de Benfica es otro de los que hay que observar. Y el resto, acompaña con actitud y derroche físico.

Vladimir Petkovic continúa como DT, tras haber reemplazado a Ottmar Hitzfeld. Con experiencia en Lazio (Italia). el bosnio Petkovic intentará continuar con el hilo que empezó a desandar desde hace varios años; Suiza, tal como sucede desde Alemania 2006, no faltará en la Copa del Mundo de la FIFA- Rusia 2018. Y ya no se conforma con clasificarse. Ahora busca dar un paso más y entrar en los octavos de final. ¿Podrá? De su esfuerzo y prolijidad depende.

 

Hernán O’Donnell

Serbia empieza a escribir su historia

Fue parte de Yugoslavia y como tal muchos de sus jugadores representaron a ese país a lo largo de la historia de las Copas del mundo de la FIFA. Luego quedó integrada a la unión con Montenegro, y así fue como participaron del Mundial de Alemania 2006. En junio de ese año, mientras se jugaba la Copa del Mundo, la República de Serbia y Montenegro se separaron, y a partir de allí cada nación tuvo su propio seleccionado.

Por eso su historia es novel; trae aparejada toda la trayectoria de Yugoslavia, pero empieza a tejer su propio sendero.

Luego de su separación, Serbia debutó como selección independiente con un triunfo por  3-1 sobre la República Checa. Pero el camino no sería un sendero de rosas; no logró la clasificación a la EURO Austria-Suiza 2008, ni tampoco a la EURO Polonia-Ucrania 2012. Sí iba a llegar a la Copa del Mundo de la FIFA-Sudáfrica 2010, pero no superaría la primera fase, con una victoria y dos derrotas.

Tampoco los años que vinieron fueron felices, sin alcanzar el pase a la EURO Francia 2016; pero con la conducción de Muslin logró el pasaporte a Rusia 2018 en una zona de clasificación dura y compleja, donde dejó atrás a Irlanda y Gales.

Luego, el DT fue reemplazado por Mladen Krstajic, ex futbolista del seleccionado.

Nemanja Matic, volante del Manchester United es su principal figura; en defensa se destacan Obradovic, Tomovic y Kolarov, de destacada labor en la UEFA Champions League en la zaga de su euqipo, Roma.

El jugador de Southampton, Dusan Tadic y el goleador Mitrovic también son para reconocer.

Tiene futbolistas en Inglaterra, Portugal, Alemania, España, Italia…cuenta con una mezcla de experiencia y juventud y más allá del talento de Matic o Tadic, el equipo se muestra como un bloque, juega en espacios cortos y hace del esfuerzo y el sacrificio, una religión.

El objetivo es pasar la primera ronda, por eso espera tener resultados favorables con Suiza y Costa Rica, pues todos entienden que Brasil es algo parecido a lo imposible en ese grupo.

Allí está Serbia; con su naciente federación, su historia basada en la trayectoria de Yugoslavia y con muchas ganas de empezar a recorrer su propio camino en la historia de los Mundiales.

 

Hernán O’Donnell

 

 

Croacia se apoya en su espíritu y sus figuras

La historia futbolística de Croacia está muy ligada a su historia política. La vieja Yugoslavia del Siglo XX, aquella que se había conformado tras la primera guerra mundial y se formaría con la unión de distintos pueblos y creencias, idiomas e idiosincracias. Fue invadida por Alemania en la segunda guerra mundial en abril de 1941, y tras la finalización de la guerra, en 1945 se forma la República Democrática Federal de Yugoslavia, cuyo hombre fuerte durante décadas sería el Mariscal Tito. Mientras el poder de la vieja Unión Soviética se mantenía en el este de Europa y el sistema permitía soportar a muchas naciones, Yugoslavia se mantuvo unida; en 1980 muere el Mariscal Tito y comienzan las tensiones entre las naciones que componían a la República.

Con el colapso del sistema, la eclosión de los años ’90 derivó en un estallido que terminó por separar a varias naciones que se habían unido de una manera forzada. De aquella Yugoslavia (el reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos) surgirían las naciones independientes: Serbia, Eslovenia, Bosnia y Herzegobina, Montenegro, Kosovo, Macedonia…y Croacia.

Por eso el mundo la descubrió en esos años ’90, cuando en enero de 1998 logró su independencia total, tras años de lucha, enseguida el mundo del fútbol descubrió una nación voluntariosa y, sobre todo, muy talentosa: Croacia debutaba como país independiente en la Copa del Mundo de la FIFA-Francia 1998 y llegaba al ¡Tercer puesto!

El equipo que parecía la cenicienta del mundial, llegaba al podio a base de lucha, coraje, fe, talento, sacrificio y la alegría que despertaba la ilusión de empezar una nueva vida.

A partir de allí, se la tomó muy en serio. No repitió la hazaña de Davor Suker, centrodelantero muy conocido en la Argentina porque fue compañero de Maradona en Sevilla, brilló en Real Madrid y fue la figura de la selección croata en la EURO Inglaterra 1996, en el Mundial de Francia 1998 y en Corea-Japón 2002.

La Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 espera a una Croacia nueva, renovada, que se apoya en valores y su innegable espíritu de lucha.

Hoy aparecen jugadores de experiencia como Lovren, Vrsalijko, Vida, que forman una defensa sólida; los volantes tienen la jerarquía internacional de los más destacados del mundo: Rakitic (del Barcelona) y Luca Modric (del Real Madrid) son dos indiscutidos. De los mejores del mundo. Y hay que sumar a Ivan Perisic y Brozovic (ambos del Internazionale), el notable Mandzukic de la Juventus y el potente delantero Nicola Kalinic del Milan.

Como se ve, un equipo para respetar. y mucho. Una constelación de estrellas que se reúnen para medirse una vez más con la Argentina en los Mundiales, un conjunto que suma jerarquía y pasión, dos valores para sostener la ilusión en la Copa que se empieza a acercar.

 

Hernán O’Donnell 

La selección con menos habitantes es Islandia, pero es la que tendrá más hinchas en el Mundial

Luego de su excelente y sorprendente actuación en la EURO-Francia 2016, se convirtió en un especie de “boom”. Islandia dio pasos cortos y seguros, igualó con Portugal, con Hungría y venció a Austria para lograr el pase de ronda. Después le ganó a Inglaterra en octavos y se ganó el aprecio y la admiración del fútbol mundial, aunque la caída en cuartos ante Francia le puso fin a sus sueños.

Islandia se había presentado al mundo y su camino no se detendría en ese sueño de verano francés.

Pero el equipo no se detuvo en esa estación. El equipo creció y conquistó el pasaje para la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018. Venció a Kosovo en el cierre en una zona donde estaba Croacia y se metió en la Copa donde además de este rival europeo, compartirá grupo con Argentina y Nigeria.

Parece muy difícil la misión. ¿Podrá dar la sorpresa?

Se sostiene en el entusiasmo y en el vigor fisíco, los dos atributos más importantes del equipo. Juegan con mucha intensidad física, son duros en defensa y buscan las contras con potencia y velocidad. La figura es Gylfi Sigurdsson, un mediocampista ofensivo del Everton, con buen manejo, llegada y excelente remate de larga distancia. Tiene experiencia en el fútbol alemán y también jugó en Tottenham y Swansea City.

También se destacan el capitán Gunnarsson, volante central de Cardiff City de gran temperamento. Finnbogason es otro jugador a tener en cuenta, puede actuar como volante ofensivo o delantero.

Estas son las armas más importantes de Islandia. La fuerza y la pasión. El temperamento y la intensidad física.

Y la simpatía enorme que han cosechado alrededor del mundo, donde los fanáticos que no han conseguido que sus equipos lleguen al Mundial o incluso los que están, pero aún no saben si lo enfrentarán, serán una masa enorme que vuelque su aliento y su apoyo a la “cenicienta”, que quiere dar otra sorpresa al mundo.

 

Hernán O’Donnell

Dejó de ser sorpresa, Nigeria es un rival de temer

Hasta la Copa del Mundo de la FIFA-Italia 1990, los países africanos eran tomados como adversarios de menor calibre. Podían ser un poco peligrosos, como Argelia en España 1982, o Camerún en esa misma Copa, pero no dejaban de ser rivales a los que no se les prestaba mayor atención.

En el partido inaugural de aquel torneo en Italia, Camerún derrotó a la Argentina, el campeón de entonces, y sorprendió al mundo. Luego, creció hasta los cuartos de final.

A partir de allí, los seleccionados africanos se ganaron un respeto considerable, hasta convertirlos hoy en día, en rivales muy difíciles, peligrosos, evitables si esto fuera posible.

Nigeria es uno de los seleccionados que más creció. Desde aquel enfrentamiento con la Argentina en la Copa del Mundo de la FIFA-USA 1994, y la recordada final de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, Nigeria se volvió una suerte de clásico para la Argentina en competencias internacionales. Se midieron en distintas instancias y siempre con muchos ingredientes que le dieron forma a un partido muy atractivo, porque si bien es cierto que las cuatro veces que se midieron ganó Argentina, todos los partidos tuvieron sus características. En USA 1994, los goles de Caniggia y la actuación de Maradona; en Corea-Japón 2002 ganó la albiceleste en el debut de la ilusión que terminó en frustración. En Sudáfrica 2010 parecía que la suerte siempre se repetiría: otra vez en la zona, otra vez 1-0. Y en Brasil 2014 se volvieron a encontrar en la fase de grupos, con un 3-2 argentino.

Todos encuentros que quedaron en la retina del argentino futbolero. Todos partidos importantes, y una enorme casualidad que los últimos mundiales siempre nos encuentren en la misma disputa.

En la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 esta suerte de tradición continuará. Con un antecedente que preocupa por estos lares: Nigeria venció con comodidad a nuestro equipo por 4 a 2, tras ir en deventaja por 0-2; sin embnargo, en el segundo tiempo aparecieron las virtudes características de los africanos (velocidad, potencia física, eficacia en ataque) y revirtió la situación.

Esto dejó algunas dudas en Sampaoli, el DT argentino, pero también algunas certezas de las águilas.

Un equipo que tiene experiencia, que cuenta con algunas figuras destacadas, como el defensor Echiejile, los volantes Victor Moses, Ramón Azeez, Obi Mikel, y los delanteros Iwobi, y el gran Iheanacho, de lo mejor del equipo.

Ya tiene experiencia en Mundiales, logró clasificaciones, puso en dificultades a la Argentina…Nigeria ya no lleva el cartelito de “posible sorpresa”; ahora se ha ganado el respeto del fútbol mundial y quiere ser un rival de temer.

 

Hernán O’Donnell 

El sello del fútbol champagne que es propiedad de Francia

Es el gran favorito del grupo C. Y no sólo eso, también está en el pelotón de los candidatos al Título del Mundo. Quizás no este en esa primera línea imaginaria que integran Brasil, Alemania y España, pero Francia se ubica, junto a Inglaterra, Argentina, tal vez Portugal, en el macro grupo de los que se puede esperar que alcancen el objetivo máximo.

Tiene una tradición enorme dentro de la historia del fútbol y sus mundiales; ha participado en 14 ediciones y tuvo el honor de jugar el primer partido de la historia de la Copa del Mundo cuando lo hizo en la edición inicial de Uruguay 1930, encuentro en el que derrotó a México por 4 a 1, y en el cual Luicen Laurent marcaría el primer gol de la historia de los Mundiales.

. Jugaría la siguiente Copa en Italia 1934 y organizaría la de 1938. Después, vendría la generación de Raymond Kopa y Just Fontaine, quien aún ostenta el récord de goleador en un Mundial, cuando convirtió 13 tantos en la Copa del Mundo de la FIFA-Suecia 1958.

Pero lo mejor de Francia llegaría sobre el final del Siglo XX. Un Mundial que anticiparía la aparición de una generación estupenda con una estrella que conquistaría el Mundo: En Argentina 1978 ya se veía la aparición del fútbol champagne y de su mágico conductor, Michell Paltiní. En España 1982 llegaron a semifinales y cayeron por penales ante Alemania, en un partido vibrante, polémico y electrizante. Desplegaron un fútbol mágico en México 1986, donde también alcanzaron las semifinales tras batir por penales a Brasil en un encuentro inolvidable, y cayeron por 2 a 0 ante Alemania.

Tras años de luchas, el reconocimiento de la historia se cerraría en su casa en la Copa de 1998. Ahí se dió el gusto de gritar Campeón tras ganarle una final a Brasil con un 3 a 0 lleno de autoridad, y el compás de una orquesta que dirigía el genial Zinedine Zidane, secundado por notables compañeros como Sagnol, Blanc, Desailly, Deschamps, Petit, y David Trezeguet, entre otros.

El presente lo encuentra en una ubicación expectante, con muchas ilusiones y argumentos como para animarse a soñar en grande. Un esquema de juego definido, intérpretes de renombre como el arquero Lloris, los defensores Raphael Varane, Samuel Umtiti, Lucas Digne, Laurent Koscielny, los volantes Blaise Matuidi, Paul Pogba, Adrien Rabiot, N’Golo Kanté, Tomas Lemar y los atacantes Antoine Griezmann, Olivier Giroud, Anthony Martial, Kylian Mbappé, Ousmane Dembelé, Wissam Ben Yeder…

Nombres rutilantes, de jerarquía y fama mundial. Jóvenes y expertos que hacen una mezcla magnífica del más puro fútbol champagne que vuelve a embarcar a toda Francia en la esperanza de conquistar, por segunda vez, la Copa del Mundo.

 

Hernán O’Donnell     

Perú encendió los colores de la esperanza

La gira por Estados Unidos, con dos victorias claras y rotundas ante dos adversarios que estarán en el grupo de Argentina, encendió la esperanza y las ilusiones de todo Perú.

Ya habían sido grandes y fastuosos los festejos por la clasificación a la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018, tras muchos años de ausencia, pues no concurría desde España 1982. Lejos había quedado la generación de oro de la década de los ’70, y ahora es tiempo de volver a soñar por las playas del Pacífico.

Ante Croacia se encontró con un rival duro, con buen mediocampo (Rakitic y Modric son los más destacados) y un equipo que tuvo, en la segunda parte, varias ocasiones para convertir. Pero el equipo se mostró duro en defensa, Advíncula fue confiable y Santamaría, central del Puebla, parece haberse ganado un lugar en la zaga. Luego, están los más conocidos, los desequilibrantes. Cristian Cueva, André Carrillo y Jefferson Farfán. 

“Carrillo representa al fútbol peruano”, dijo el entrenador Ricardo Gareca. Y agregó: “Trabaja mucho en defensa y ataque; hemos tenido dos buenos partidos, distintos cada uno de ellos. Siempre hay cosas para trabajar y corregir. Islandia nos hizo un gol de pelota parada, hacía tiempo que no nos sucedía eso”, opinó el DT.

El equipo se mostró confiable, con un Farfán que ratificó su gran momento en el Lokomotiv de Rusia y si bien lo acompañó Ruidíaz en el ataque, todo hace suponer que Paolo Guerrero será su dupla en el ataque.

El equipo, en sí, se mostró como tal. Tuvo solidez en defensa, buena traslación en la mita del campo y fue contundente en ataque. En Lima y cada ciudad del Perú, se vivieron estas jornadas como un gran alivio, como una gran ilusión. Fue muy dura la clasificación, hubo que aguardar hasta el final del repechaje, no sobró nada más que angustia, pero ahora es tiempo de mirar con tranquilidad el futuro, que presenta a Francia, Dinamarca y Australia en un grupo muy complicado. Pero Perú también quiere ser protagonista y tiene con qué.

 

Hernán O’Donnell