Hacía mucho tiempo que no se esperaba un sorteo con tanta expectativa. Que no se hablaba tanto en la previa, que no había tantas premoniciones ni tantas especulaciones sobre los posibles enfrentamientos en octavos de final.
La mayoría de las expectativas estaban puestas en un posible choque entre Boca y River en la primera ronda eliminatoria. No sucedió. Después, se analizaba a cada equipo, como si hubiera muchas diferencias entre ellos. Y creemos que no, que hay distancias quizás entre algunos brasileños que asoman como favoritos, pero nada está dicho hasta que se jueguen los partidos.
El esquema ahora está definido y ya se sabe no sólo quienes se enfrentarán en octavos de ifinal, sino también el hipotético camino hasta la gran final prevista para el 23 de Noviembre en el estadio nacional de Santiago de Chile.
Los equipos argentinos han quedado casi todos de un lado de la llave, como se suele decir. Esto es, que River, San Lorenzo y Boca se encontrarían antes de la final. Los primeros en un hipotético cuarto de final y Boca se podría llegar a medir con alguno de ellos en una posible semifinal.
Del otro lado viene Godoy Cruz Antonio Tomba de Mendoza. Con una llave complicada, con muchos conjuntos brasileños y la ilusión de jugar una final muy cerquita de su provincia, de su casa.
Aquí está el “cuadro”. El fixture final. El gran programa, la gran ilusión. Para los amantes del fútbol, el cronograma para palpitar un segundo semestre lleno de emociones.
Es cuestión de guardarlo y tenerlo siempre a mano, porque las noches de Copa se acercan y esperan por un ganador.
Del partido de Vélez y Boca se empezó a hablar una semana antes de jugarse. Incluso, antes de saber que se podía llegar a realizar. Cuando el diagrama de la Copa de la Superliga quedó establecido, muy rápìdo se empezó a especular con la posibilidad de este cruce. En verdad, lo que disparaba los comentarios, el morbo y las especulaciones era la oportunidad en que Mauro Zárate volviera al Estadio “José Amalfitani” con la camiseta del club de la Ribera.
Y cuando el partido quedó confirmado, toda la semana se habló de eso. Del regreso de Zárate a Liniers. Del recibimiento y el comportamiento de los hinchas, de la posibilidad de que el futbolista no actúe, de como podría ser su reacción ante los hinchas de su ex equipo. Y no se habló de fútbol. Ni del juego ni de los equipos. De que podrían proponer, que podría suceder.
Fue un bochorno la actitud ante la presentación del Himno Nacional Argentino. Se despreció un símbolo patrio por el coro de insultos al futbolista. Una verdadera pena. Porque con el correr del partido, hasta se olvidaron de los silbidos. Podrían haber dejado ese momento para honrar a la canción patria.
Porque el partido fue tan pobre, tuvo tantas interrupciones y se perdió entre los roces que no dejó mucho para recordar.
Vélez fue uj poco mejor en el primer tiempo y mucho más en el complemento. Tuvo firmeza en la defensa, a partir de la contracción al trabajo de la defensa. Laso, Gianetti y Cufré estuvieron firmes y concentrados. Giménez ordenó el medio campo, y arriba los cuatro fueron muy dinámicos: Almada, Bouzat, Fernández y Vargas no sólo atacaron sino que fueron los primeros que presionaron.
Boca se sostuvo con el esfuerzo de Buffarini y la solidez de Andrada, al cabo, la figura del partido. pero el resto de la defensa no lució tan confiable. Un poco de López, menos de Izquierdoz y Mas.
Pero no pudo equilibrar el juego. En el primer tiempo, un arranque de Zárate, las corridas de Pavón y la potencia de Abila. pero no llegó con peso al área y en el segundo tiempo se desdibujó por completo. Sólo un pelotazo largo de Andrada para Abila posibilitó la salida rápida del arquero Hoyos. Y nada más.
Después, fueron todas acciones del equipo local. pero entre Andrada y el travesaño le ahogaron el grito.
Terminó 0 a 0 y por suerte, con el correr del partido todos se olvidaron del tema individual y se enfocaron en el juego, ese que quedó en deuda y abierto para definirse en la Bombonera.
“No hice un buen trabajo en la clasificación, y fui demasiado amable en la largada”. Ese fue el comentario, con mucho de análisis, autocrítica y anticipo de lo que vendría, que realizó Lewis Hamilton tras el Gran Premio de Azerbaijan. Estaba molesto consigo mismo, y así lo hizo saber. No había tenido un buen trabajo el sábado y el domingo cedió en la Q1, entonces ya sabía y anunciaba que sucedería en el Gran Premio de España.
Y así fue en Barcelona. Largó segundo, detrás de Valtteri Bottas, peró por poco tiempo. Aprovechó un leve quedo de su compañero, un poco encerrado por Vettel, y antes de la primera curva se aferró a la vanguardia. Bottas pudo acomodarse segundo, Verstappen quedó tercero y Vettel y Leclerc ccomenzaron una dura lucha entre las dos Ferrari. Pero era evidente que el monegasco iba más rápido que el alemán y lo superó, tal como lo aceptó el equipo y cedió Vettel, para luego comenzar otra batalla.
Pierre Gasly se metía en la pelea. Sabía que no debía cometer errores, no antender a la críticas y con prolijidad se posicionaba en el sexto lugar, con expectativas: Romain Grosjean desarrollaba una buena carrera, superaba varios puestos y se ubicaba en el sexto lugar.
Nico Hulkenberg llevaba a Renault al séptimo puesto y octavo se posicionaba Kevin Magnussen. Ahí se veía la potencial lucha entre Haas y Renault por ubicarse cerca de los dominantes, detrás de Mercedes, Ferrari y Red Bull.
En la vuelta 36, Vettel, que ya había tomado velocidad se arrimó a su compañero y este lo dejó pasar. La orden de Ferrari se basaba en la mayor velocidad y en que el alemán, en definitiva, es el piloto número 1. Leclerc había tenido su beneficio antes y esta era una devolución de gentilezas.
En la punta no había variantes. Todo se repartía entre Hamilton y Bottas.
En las últimas 20 vueltas creció la intensidad. El toque entre Norris y Stroll produjo el ingreso del “safety-car” y con ello se apretaron un poco los tiempos y las posiciones. Para la vuelta 55 de las 66 previstas, la expectativa pasaba por si Bottas podía achicar la distancia con su compañero.
Pero Lewis ya había advertido lo que iba a proponer. Se acabó el tiempo de la amabilidad. Está mentalizado para ir por la sexta corona. Quiere marcar época, tiene en la mira el récord de Michael Schumacher, apunta a coronarse como el máximo ganador de todos los tiempos, va por todo.
Lo había anticipado y lo cumplió. Lewis Hamilton aceleró en España y va por un nuevo campeonato.
El estadio Monumental José Fierro estaba colmado, como casi siempre. La multitud se apretujó desde temprano, porque las circunstancias así lo ameritaban. Se jugaba el partido de ida por los cuartos de final de la Copa de la Superliga Argentina de Fútbol. Y enfrente estaba River, nada menos.
Entonces, todos llegaron temprano, se acomodaron en sus lugares habituales y se prepararon para ver un partido deseado. Muchos lo hicieron con la ilusión de hacer un buen partido; otros, con el sueño de ganar. Lo que pocos habrán imaginado es que se iba a desatar un vendaval de fútbol por parte del local y que iban a vivir una goleada que les da una ventaja importante para el desquite del martes en el Monumental de Buenos Aires.
Fue un partido intenso, en el que River intentó imponer condiciones en el principio. trato de ordenarse a través del trabajo de Zuculini en la mitad de la cancha y la dinámica ofensiva que le daba Ignacio Fernández, con la potencia siempre latente de Lucas Pratto.
El equipo de Zielinski le opuso un esfuerzo muy grande en la mitad de la cancha, para ahogar a River, presionarlo y partir rápido hacia el arco de Armani a través de la habilidad de Barbona y la fuerza de Toledo y Leandro Díaz.
Tuvo ritmo e intensidad. River buscó en ese inicio, pero chocó con la firmeza de los centrales locales, Lamas y Sbuttoni, que siempre se mostraron muy firmes. Y cuando Atlético tuvo sus oportunidades, no falló.
David Barbona aprovechó un buen pase al área, entró con pelota dominada, enganchó sobre la salida de Rojas y con un violento remate venció al arquero de River para maracar el 1 a 0 cuando iban 35′ de juego.
Estalló Tucumán y el partido se volcó de forma decidida. River quiso reaccionar, pero cuando estaba en esa búsqueda de reacomodarse en el partido tuvo un segundo golpe que lo dejó desconcertado. Corner desde la derecha, cabezazo al medio del área y la aparición solitaria de Javier Toledo para señalar de cabeza el 2 a 0 a los 38′ de ese primer tiempo.
River terminaba el primer tiempo golpeado y confundido.
Atlético Tucumán aumentó su intensidad en el complemento. Fue más dinámica su presión en la mitad de la cancha. Tuvo aire para correr de la misma forma que lo había hecho en la primera parte. River se vio errático, con muchos problemas en el traslado y con imprecisiones llamativas a la hora de elaborar jugadas de peligro. Luchó el partido, pero no lo jugó. Los ingresos de de la Cruz y Matías Suárez le dieron un poco más de oxígeno en la ofensiva, pero no llegaron a desequilibrar ni a armar una fuerza de ataque con mayor peso.
Y los locales no bajaron el ritmo. Al contrario, apretaron y aprovecharon al máximo cada error de River; de una pelota que Armani no logró retener, rápido estuvo Toledo para tomar el rebote y marcar el tercer gol. Iban 79′ y el equipo de Ricardo Zielinski sellaba el 3 a 0 final.
No hubo mucho más en los minutos finales. La explosión de la gente, el canto optimista y el sueño de continuar esta historia en el desquite en Buenos Aires, que será muy difícil porque River tuvo una actuación fallida y se puede recuperar pronto; de hecho, aún están frescos los 6 goles que le hizo a Aldosivi…
Pero eso hoy no le importa a la ciudad. Hoy es una noche para celebrar, para guardar en la memoria y recordar cada vez que haga falta como la noche mágica en que le convirtió tres goles a River Plate…
Se completó el fixture de la fase de grupos, y la Copa CONMEBOL Libertadores de América 2019 entra en su etapa definitiva, la más atrapante, la más emotiva. La decisiva. Ahora ya no hay posibilidad de equivocarse. Se achicó de modo sensible el margen de error. Un paso en falso, una mala noche, una jugada equivocada o una mala decisión, puede costar muy caro. El regreso a casa.
Ya están los clasificados y es un buen momento para el análisis.
Los que se ubicaron en el primer lugar del grupo, parecen los más firmes candidatos. Si uno repasa la lista, allí surgen grandes equipos de Brasil, Boca y los clásicos de Paraguay.
Palmeiras es el mejor de los primeros. Tuvo un comienzo con algún sobresalto cuando le tocó perder con San Lorenzo en Buenos Aires tras dos victorias iniciales, pero luego se acomodó y con tres triunfos consecutivos llegó al primer puesto de la general y aparece como uno de los favoritos.
Lo mismo puede decirse de Cruzeiro que ganó cinco encuentros consecutivos y recién resignó el primer puesto en la general cuando perdió su último encuentro ante Emelec.
Internacional fue el dueño de la zona A. hasta pudo ganar en el Monumental, pero en el último segundo del partido, Lucas Pratto le dio el empate en 2 tantos a River Plate.
Los paraguayos de Cerro Porteño, Libertad y Olimpia parecen parejos, aunque los dos primeros lucieron más regulares y asoman como adversarios más complicados.
Flamengo tuvo una performance irregular, en un grupo muy parejo donde llegó a los 10 puntos igual que Liga de Quito y Peñarol, pero por diferencia de gol se ubicó primero, detrás el equipo de Ecuador y los uruguayos, aún con las mismas unidades, quedaron relegados a la Copa CONMEBOL Sudamericana.
Boca sacó a relucir su tradicional garra y también luchó y sumó los puntos necesarios para clasificarse. Y así, con su temple histórico convirtió el gol de la clasificación en el minuto 90+5 con un tremendo derechazo de Carlos Tévez ante Atlético Paranaense. Ese gol agónico le aseguró la clasificación y lo catapultó al primer lugar del grupo.
No habrá que perder de vista a los que entraron en segundo lugar. River es el campeón defensor del título y un serio candidato. Igual que Gremio, Nacional de Montevideo (fue el mejor de los segundos) y Emelec que también entró en la última fecha, al vencer a Cruzeiro en Brasil.
Habrá que aguardar por San Lorenzo, si sale de su laberinto y logra hacerse un rival difícil. Nunca hay que descuidar al equipo de Boedo, siempre renace y puede dar el golpe cuando lo dan por olvidado. Godoy Cruz, de juego simple y batallador, también quiere llegar lejos. Y Liga de Quito, acostumbrado hace ya muchos años a meterse en la discusión de los grandes de América.
Así está la Libertadores. Con sus clasificados, sus equipos candidatos y aquellos que buscan dar la sorpresa. Ahora están todos en la misma línea de partida. Todos con la misma ilusión de una Copa que ingresa en su punto máximo de ebullición, a la espera de las mejores noches. Esas que están llenas de misterio, sorpresas y hazañas.
Lucas Moura es el nombre y apellido de una nueva hazaña en la Champions League. Cuando todo parecía terminado, cuando todo parecía resuelto, cuando los goles de Ajax en el primer tiempo parecían sentenciar la serie, apareció el brasileño para destrozar el sueño holandés y llevar a Tottenham Hotspur a un encuentro decisivo entre equipos ingleses. Juagrá, en Madrid, la gran final ante Liverpool.
Un vuelco extraordinario, una remontada inolvidable, un homenaje al espíritu de lucha, al saber que nunca hay que darse por vencido. Ni aún vencido. El equipo de Mauricio Pochettino se fue con un 2 a 0 en contra al final del primer tiempo, sumado a la derrota en Londres por 1 a 0, lo obligaba a convertir 3 goles. a dar vuelta una serie que parecía imposible. Y lo logró.
El fútbol holandés deslumbró al mundo en los años ’70. En esa década se consolidaron sus valores, su identidad futbolística, su credo en el campo de juego y llegó alto en las competiciones, tanto a nivel clubes como el seleccionado del país, que alcanzó dos finales del mundo, en 1974 y 1978.
En ese contexto, Ajax fue un exponente relevante de la escuela holandesa. Con jugadores deslumbrantes, como Johan Cruyff, Ruud Krol, Wim Suurbier, Johan Neeskens, Arie Haan, Johnny Rep, y la conducción de Rinus Michels, el equipo de Amsetrdam llegó a lfinal de la Copa de Campeones en 1969, y luego ganó tres finales consecutivas: 1971, 1972, 1973. En el medio, el Feyenoord del astro Willem Van Hanegem había conquistado el torneo en 1970.
Ese era el fútbol de Holanda en esos años. El recuento de los títulos logrados y las finales alcanzadas lo hacemos en función de sostener, de apoyar lo más importante del Ajax y de Holanda de esos años: el respeto por la pelota, la “desorganización organizada”, la triangulación permanente, el pressing asfixiante y la dinámica en la búsqueda del arco contrario. Todos esos conceptos se sintetizaron con un bautismo que quedaría prendido para todos los tiempos: “El Fútbol-Total”. Aquel Ajax de Rinus Michels era el máximo exponente de esa forma de entender el juego.
Esa época de oro tuvo un “revival” en los años ’90, cuando Louis Van Gaal reflotó todos aquellos conceptos y el equipo de Amsterdam volvió a dominar Europa con el Campeonato obtenido en la temporada 1994/95, con jugadores como Edgar Davis, los hermanos de Boer, Overmars, Seedorf, Rijkaard, Patrick Kluivert y extranjeros de alta jerarquía como Finidi George, Jari Litmanen o Kanu.
Ese tiempo regreso en las figuras de De Ligt, van de Beek, Veltman, De Jong, Huntelaar y los foráneos André Onana, Dusan Tadic, David Neres, Lasse Schöne, Ziyech, Tagliafico…
Toda esa historia y el ímpetu del Tottenham armaron una semifinal inolvidable. Un desquite imprevisible, lleno de emociones y sorpresas. Con dos conjuntos que se la jugaron de principio a fin y se repartieron los tiempos.
El inicio fue para el local. A los 4′ De Ligt convirtió de cabeza y Ajax se adelantó por 1 a 0 frente al Tottenham. Que no se amilanó. El equipo inglés se sacudió el polvo, se levantó y fue a pelear el partido.
El equipo de Pochettino sabía que estaba en una situación similar a la inicial. Debía hacer dos goles para clasificarse. El tanto tempranero había terminado sólo con la posibilidad de definir la serie por penales, pero para el conjunto inglés la situación a revertir no cambiaba demasiado. Si necesitaba un gol para ir a penales o dos para clasificarse, ahora debía ir en forma directa a los dos tantos para pasar.
Por eso fue, pero…cada contra de Ajax era un gran peligro. Y a los 35′ salió un contragolpe mortal. Arrancó en De Jong, siguió en Tadic, el delantero entró al área y habilitó a Ziyech que convirtió el tanto con un remate cruzado. Ajax se ponía 2 a 0 y Amsterdam era una fiesta de cantos y alegría.
Tottenham siguió de la misma forma. Sin desesperarse, sin volverse loco. Comenzó el segundo tiempo con la misma premisa. Si antes había que hacer dos goles, ahora habría que hacer tres. Y la mejor manera era hacerlos de a uno. Como Lucas Moura que entró decidido al área a los 55′ y con un remate fuerte marcó el 1-2.
Y a los 58′ clavó el empate, tras una serie de rebotes y un error de Schöne que le sacó la pelota a Onana, Lucas Moura sentenció el empate 2 a 2.
Nos quedaba media hora más a puro fútbol. De pronto, Ajax se llenó de dudas. Y Son, Llorente, Mouras y Dele Alli volcaron todo su fútbol en el área holandesa. Lo tuvo Ziyech en una contra a los 62′, pero era el conjunto inglés que el que trasmitía una impresión superior, como que rondaba con mayor peligro el arco de Onana.
Y fue, jugado a todo o nada. A la búsqueda de la victoria, a fuerza de empuje e ideas. Dejaba espacios para la contra, que el Ajax tuvo en dos oportunidades como para rematar la definición. Pero no pudo.
Y con el último suspiro, Lucas Moura convirtió el tercer gol de la visita. Cuando se jugaba 90’+5′. Cuando ya no quedaba aire para nada. Cuando el drama y la gloria se abrazan al fútbol, Tottenham alcanzó el último grito y se fue envuelto en la felicidad de haber vivido una noche inolvidable.
La semana había comenzado complicada para Liverpool. El triunfo apretado en la penúltima fecha de la Premier League en Newcastle, el gol, de Origi sobre el final, la lesión de Mohamed Salah que lo sacó del desquite en Anfield, el inconveniente físico de Roberto Firmino que también lo marginó, la ausencia de Naby Keita, la victoria ajustada de Manchester City el lunes que lo volvió a relegar a la segunda posición…demasiadas contras para recibir a Barcelona en Anfield y tratar de revertir un marcador desfavorable de 3 a 0.
Con toda esa carga en contra salió el Liverpool. Pero como si fuera un combustible extra, con el aliento de su gente, salió decidido a acorralar a Barcelona e intentar achicar la diferencia establecida en el primer choque.
A los 6′ llegó la primera emoción. Henderson entró libre por el medio, el remate al arco, el rebote en el arquero Ter Stegen y Origi convirtió con el arco libre. Liverpool ganaba 1 a 0 y el estadio explotaba como un volcán.
Barcelona lucía desconcertado en esos primeros minutos. El local corría y recuperaba rápido. Aunque bastó que Messi tuviera una oportunidad, para que el mundo supiera que El Rey estaba presente. Un centro atrás de Suárez y el remate al ángulo de Leo que Alisson sacó al corner con esfuerzo.
Después, se lo perdió Leo; se la birlaron cuando iba a definir. Lo tuvo Coutinho y Alisson la desvió. Y enseguida casi concreta Arturo Vidal. En dos minutos, Barcelona demostraba que sería duro de matar.
Iban 20′ y el partido llevaba un ritmo y una cantidad de llegadas a los arcos que parecía un día que jugaban. A toda velocidad y con una precisión notables. El resultado era una incógnita.
Barcelona se hizo fuerte a partir de la presencia de Sergio Busquets en la mitad de la cancha. Fuerte para cortar y con sus pases verticales, organizó el medio juego con la ayuda de Vidal y Rakitic. En la búsqueda del enlace con Messi, nacían las acciones más peligrosas. Leo se encargaba de generar profundidad con pases milimétricos y precisos. El equipo inglés le peleaba el medio juego con el temperamento de tres volantes que mezclan juego (Fabinho), posicionamiento (Henderson) y mucha fuerza y despliegue (Milner). Buscaba salir por afuera con Alexander-Arnold y Robertson (excelente lateral izquierdo que algunos descubrieron en estos días…) y lanzaba pelotazos para Origi y Mané.
La más clara la tuvo Barcelona al final. Genial habilitación de Messi a Jordi Alba, la aparición por el centro del lateral izquierdo visitante y la salvada rápida de Alisson cuando el peligro acechaba.
El primer tiempo se cerraba con el 1 a 0 para el local, que todavía guardaba esperanzas. Y arrancaba el complemento con una variante Wijnaldum por Robertson, lesionado. Al lateral izquierdo fue Milner y Wijnaldum a la posición de volante interno por izquierda.
Y fue el ingresado el que encendió la explosión. A los 53′ entró solo por el medio y con un remate fuerte, tras recibir el centro de la derecha marcó el 2 a 0. Pero esto no sería todo. A los 55′, centro de la izquierda y Wijnaldum de cabeza señala el 3 a 0.
Liverpool era una explosión de alegría, locura y optimismo.
Quedaba más de media hora por jugarse y todo podía suceder. Fútbol en estado puro. Messi con su amenaza latente, Suárez daba pelea como siempre, el brasileño Arthur que ingresaba por Vidal para tener más circuitos con Leo…
El partido entraba en los 15′ finales, en esa zona de fuego donde un gol, de cualquiera de los dos equipos, podía sentenciar la serie.
La avivada de Alexander Arnold produjo otra explosión en Anfield Road. Ejecutó rápido un corner, cuando todos aún se acomodaban y Origi, a los 78′, convirtió con un tiro cruzado el cuarto gol. 4 a 0 para el local.
Y el final para recordar. Con sangre, sudor y lágrimas, Liverpool se aferró al resultado. Metió a Gómez para reforzar el lateral y soltar a Milner y Sturridge para contraatacar con velocidad.
Sangre, sudor y lágrimas puso el equipo inglés ante un Barcelona desconocido, que estuvo lejos de su fútbol y flaqueó en el momento de apelar a la lucha. Liverpool metió los cuatro goles necesarios para revertir una serie que tenía en desventaja y una semana que venía mal barajada. Y los metió tras una actuación histórica, en una noche inolvidable, apoteótico, maravillosa.
Como el famoso tango, “Naranjo en Flor”, Jaguares tuvo una tarde con todos los vaivenes. Supo dominar, después lo apretaron, pudo mantener la distancia en el marcador, pero no escaparse. Siempre aparecía Stormers con sus penales para acercarse al marcador. Y después sufrir un rato hasta abrazarse a la victoria, la cuarta consecutiva…
El equipo salió decidido y se propuso jugar en el campo adversario. Jaguares dominó con claridad los primeros diez minutos, firme en la ofensiva, seguro en los tackles y con mucho atrevimiento en el juego con la pelota.
Así llegó el primer try del partido, tras una buena maniobra combinada entre Cubelli que abre de un ruck, Miotti, Bofelli que sorprendió con su ingreso en el espacio y el pique hacia el in-goal adversario para habilitar a Pablo Matera, quien apoyó para sumar los primeros 5 puntos cuando iban 3′ de juego. Convirtió Domingo Miotti, luego tuvo un penal a favor y entonces Jaguares se ponía 10-0 mientras la visita casi no había inquietado.
Pero, de a poco, el equipo perdió el dominio y empezó a cometer penales (algo que se repetiría como una constante durante todo el partido) y la franquicia sudafricana se acercó en el marcador.
Tres penales del apertura du Plesis lo arrimaron a un parcial de 10-9. Y si pensamos que no pudo concretar otro desde mita de la cancha, nos encontramos que Jaguares, que había manejado muy bien el inicio, podía estar abajo en el marcador.
Sobre el cierre, llegó otro penal para Jaguares y Miotti elevó la cuenta a 13-9. Era un pequeño respiro luego de un decaimiento en la primera etapa, con dos knock on consecutivos, problemas en el manejo y un rival que no esquivaba el roce con su famoso segunda línea Eben Etzebeth primero en la línea de fuego.
Stormers volvió a acercarse con un penal y el resultado quedaba 13-12 . No conseguía Jaguares abrirse en el marcador. Pero llegó la jugada de Cancelliere, la conducción de Cubelli, el pase de derecha hasta la punta izquierda, con la entrada de Creevy, la apertura para Miotti, el pase a Orlando y el hábil Moyano sorteó un tackle y con un rápido movimiento de su brazo apoyó, con lo justo, pegado a la bandera. Miotti convirtió desde una posición muy difícil y el score quedaba 20-12. Podía ser el momento de afirmarse, pero costó porque se reiteraron los penales y las oportunidades para Stormers. Enseguida fue 20-15 y después 20-18 por el pie de su full back Willemse. Un penal de Miotti llevó el score al 23 a 18 y un try penal por knock on intencional elevó la cuenta a 30-18.
Todo debió haberse terminado allí, pero había un momento más para sufrir. Con un hombre menos, Stormers salió rápido de un scrum a favor y su medio scrum Justin Philips quien hizo una brillante corrida, habilitó a Leyds y este abrió para el wing Senatla, quien apoyó el try. Convirtió Willemse y el partido quedaba otra vez en un apretado 30-25.
Ahí, cuando faltaban 3 minutos y el partido entraba en peligro. Ahí, cuando la pelota la tenían los sudafricanos. En ese momento, cuando el cansancio físico y mental aflora, cuando ya no queda aire ni piernas. En ese tiempo en que ya no hay tiempo. Es tacklear y aguantar. Y tratar de obtener la pelota cuando suena la sirena para poder terminar la anugustia. Ahí apareció una vez más el alma del equipo para saber sufrir y aguantar. Y después, otra vez, con el orgullo a flor de piel, volver a sentir la hermosa sensación de ganar…
Está clasificado para la segunda fase de la CONMEBOL LIbertadores; tiene el partido ante Inter de Porto Alegre, Brasil, por delante y la expectativa de luchar por el certamen más importante del continente. Quiere defender la corona. Pero no renuncia a nada. Salió a luchar y jugar el encuentro ante Aldosivi por los octavos de final de la Copa de la Superliga con determinación y ganas. Muchas ganas de ganar, aunque el resultado en Mar del Plata, en el partido de ida, le servía para especular con el 0 a 0. Pero este River de Gallardo poco sabe de especulaciones y fue a buscar la victoria desde el inicio.
Aldosivi presentó su esquema habitual y su reconocido buen gusto por el fútbol. Pero se topó con un rival intenso, que lo empujó contra su valla. Así llegaron los goles en el primer tiempo. A los 27′ Santos Borré (Pareció que estaba en offside en el momento en que la cabeceaba su compañero) apareció solo por el lado izquierdo, tras el pase en el corner y señaló el primer gol. El asistente había levantado la bandera, pero Delfino, árbitro principal, convalidó el tanto.
Tras las quejas, en la reanudación se vio a un River más concentrado y a un Aldosivi sacudido por el golpe. Y llegó el segundo gol. En una rápida transición, Nicolás de la Cruz apareció por la derecha y con un tiro cruzado venció a Pocrnjic.
River cerraba la etapa inicial con un tranquilizador 2 a 0 a favor. Tenía todo controlado y no se avizoraba ningún peligro.
Lo que tampoco imaginábamos es que Aldosivi se iba a derumbar como lo hizo. Perdió consistencia, se desconectaron sus líneas, no tuvo peso en ataque, no logró manejar la pelota en el medio y la defensa se debilitó con cada tanto que llegaba por parte de los locales.
A los 52′ de la Cruz marcó el 3 a 0 con un zurdazo recto tras una gran maniobra colectiva. Y fue el final del partido aunque le quedaba casi un tiempo por jugarse.
Lucas Pratto señaló a los 68′, con un remate cruzado. Entonces, sólo quedaba esperar cuantos goles convertiría el local, que seguía con el mismo libreto: atacar con mucha gente, rápido y preciso.
Aldosivi tuvo una apilada de Pisano y una llegada de Chávez que Armani tapó con seguridad. Y nada más.
En cambio, cada ataque de los “Millonarios” era un tembladeral para la defensa del equipo marplatense. El quinto gol fue el tercero de la cuenta personal de de la Cruz a los 74′. Y River no aflojó. No perdonó ni tuvo piedad. Cristian Ferreira con un remate fuerte cerró el marcador a los 84′. 6 a 0 y clasificación sellada.
River fue el equipo que quiere su DT. Rápido, ofensivo, ambicioso. Sostuvo una presión constante y llevó el partido al área del rival. No lo dejó salir ni pensar. Lo ahogó y lo liquidó a puro gol. Y dejó una señal para todos los que continúan en el camino de esta Copa. River no descarta nada. Ahí está con su apetito voraz listo para pelear todo lo que se le presenta.
Impacta por sus declaraciones, por su impronta, por sus actitudes y, sobre todo, por el poder de sus puños. Es uno de los prospectos más interesantes del boxeo de hoy. Combina capacidad pugilística con características de showman, puede ser una figura atractiva en esa singular mezcla de boxeo y espectáculo, de pegada y declaraciones, de guapeza y actuaciones
Teófimo Andrés López Rivera nació en Brooklyn,
el 30 de julio de 1997, y muy pronto se inició en el boxeo, de la mano de su
padre, Teófimo López Sr, quien además es su entrenador. López padre había
nacido en San pedro Sula, Honduras, pero muy joven se marchó a Brooklyn y luego
se mudó a Davie, Florida, una zona al norte de Miami, entre Fort Lauderdale y
Weston.
“Soy boxeador porque Dios así lo quiso”, respondió cuando le consultaron como se inició en esta actividad.
Hizo un largo recorrido amateur, logró la
medalla de oro en el Campeonato Nacional de los Guantes de Oro en las 132
libras, y luego se ganó un lugar en las pruebas olímpicas 2015 para los Juegos
del año siguiente.
Sin embargo, al final representó al país de sus padres, Honduras, en los Juegos Olímpicos de verano Río 2016. Tenía un lugar en el equipo de Estados Unidos, pero no quedó incluido en la nómina. Entonces decidió representar al país de sus padres. “Honduras no siempre tuvo esperanzas en el deporte, y yo quiero darle una”, manifestó tiempo después. “Quiero darle un título mundial, para Honduras y para los latinos”. Lleva la bandera de Honduras en cada presentación, demuestra el amor por la tierra de sus padres cuando se esfuerza en hablar en español, que no lo hace mal, pero que no tiene la misma solidez que con el inglés. Sin embargo, siempre que puede habla en la lengua de sus padres y trabaja para mejorar el idioma.
Enseguida se hizo profesional bajo la tutela de
Top Rank. Tenía sólo 19 años y ya auguraba un porvenir; Bob Arum le había
echado el ojo. “Creo que este chico es un verdadero talento”, señaló el
promotor, “y los match-makers están haciendo un gran trabajo con él”. “es muy
fuerte y creo que cuenta con un gran futuro”, agregó.
Lo presentó el 5 de noviembre de ese año 2016
en la velada en que Manny Pacquiao y Jessie Vargas protagonizaron el combate
estelar.
Teófimo ganó por KO 2 a Ishwar Siqueiros.
Y comenzó una carrera fulminante, impresionante. Mezclaba sus presentaciones con sesiones de sparrings de figuras consagradas. Así, ayudó a Shawn Porter en sesiones de guanteo cuando preparaba su combate ante Keith Thurman (Barclays Center, Brooklyn, 26 de junio de 2016), o Guillermo Rigondeaux. No le escapaba ni a la diferencia de peso ni a la mayor experiencia de sus oponentes.
Mientras, empezó a escalonar victorias: tras ese debut de fines de 2016, al año siguiente encadenó 6 triunfos consecutivos, entre ellos uno frente a Daniel bastien en el theater del Madison Square Garden y ante Ronald Rivas en el propio Madison. Había llegado muy pronto al mítico escenario de Nueva York.
Y no defraudó. Logró un terrible Knock Out en
el 2do round, producto de un gancho de izquierda fulminante. Impactó a la
gente, a la prensa y fue candidato al Knock Out del año. Además, mostró un
festejo con movimientos de brazos, piernas y algunos pequeños pasos de baile
que comenzaron a hacerse conocidos. También por esto el público se empezó a
acercar y a la vez nacieron las críticas, ya que entendían que no era
respetuoso con el adversario.
“Los que no me conocen creen que soy arrogante”, dijo a la TV mexicana. “El mundo del boxeo es muy duro, y uno tiene que ser muy fuerte. Pero afuera es muy diferente. Tenemos como dos personalidades, una arriba del ring, dura. Y otra afuera, que es humilde”.
En 2018 logró otras cuatro victorias. El 12 de
mayo volvió a ser el centro de atracción en el Madison; allí volvió a ganar por
Knock Out, esta vez frente a Vitor Jones Freitas, Pero la sorpresa sería mayor
cuando los espectadores vieron al vencedor festejar con el baile de Fortnite,
un video juego de tremendo éxito, lanzado en 2017 y que causó sensación entre
los fanáticos de la Play Station. Es un juego en el que supervivientes controlados por humanos cooperarán
online para mantener sus fortalezas a salvo de los ataques en oleadas de los
muertos vivientes, que están intentando conquistar la tierra.
Este juego se hizo muy popular y Teófimo
aprovechó para celebrar con un baile que aparece en las consolas de millones de
fanáticos.
También adoptó la costumbre de subir a los
cuadriláteros con una remera que tenga la inscripción “The Takeover” (El
Dominador). Cuenta que una vez su hermana pronunció el latiguillo, casi de
casualidad, a él le gustó y quedó para siempre.
El 14 de Julio venció al brasileño Silva, pero sufrió la fractura de su mano derecho, hecho que le costó un parate y un suspenso en su carrera. Un duro golpe a su oponente se llevó la fractura del quinto metacarpiano y la cirugía que demoró los planes de ese año.
El 8 de diciembre se presentó en al Hulu Theater del Madison Square Garden y venció a Mason Menard en sólo 44 segundos! Un derechazo acabó con Menard y el teatro vio el baile victorioso característico de López apenas nacía el combate.
Y el 2 de febrero noqueó a Diego Magdaleno en otra categórica pelea. Fue un capítulo más en esta serie de triunfos. Un Knock out espectacular, que llegó con cierta anticipación. En el sexto asalto Teófimo envió a su adversario a la lona. En el séptimo, lo derribó de un izquierdazo espectacular y celebró con sus ya famosas volteretas y bailes.
La fe de él y su equipo aumentó a medida que
llegaron las victorias. El padre cree que está listo para enfrentar a los
mejores del mundo. “Ya no hay muchos que lo quieran enfrentar”, sostuvo en una
entrevista.
Por eso quiere las grandes carteleras, los grandes adversarios. Ha tenido ídolos como Tyson o Floyd Mayweather, pero nadie como su padre. “El ha sido un gran luchador callejero, un hombre muy fuerte. Solía noquear a todos. Y yo tengo el puño de mi padre”, desafió.
A los 20 años se ha metido en la consideración del gran público. Para la revista Sports Illustrated fue uno de los prospectos del boxeo de 2018. Comienza una carrera a puro triunfos. Lo imaginan frente a Lomachenko. “Este año debo ir por el título”, apuntó.
Es terminante, carismático y noqueador. Cuenta con aptitudes y la fuerza que le da la juventud. Aún debe trazar un recorrido, ganar experiencia, mantener la guardia, sumar minutos y peleas. Teófimo dice estar listo para todo lo que viene. Por lo pronto, el próximo sábado 20 de abril en el mítico Madison Square Garden de New York se enfrentará al finlandés Edis Tatli, en el combate de semifondo de la pelea estelar entre Terence Crawford y Amir Khan.
Allí va Teófimo López. Sin prejuicios ni temores. En busca de su destino.