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El aluvión de Newcastle fue imparable para París Saint Germain

Un clima único para un torneo único. En el norte de Inglaterra, allí donde Escocia empieza asomar su frontera, Newcastle despierta una pasión acorde al tradicional fútbol británico. Y ante París Saint Germain el Estadio St James’ Park  fue una caldera que recibió el partido con cánticos, gritos y una atmósfera que desbordaba todo el ambiente. Y así lo jugaron. Con una mezcla de ataque, presión constante y dientes apretados.

El local formó con Nick Pope; Trippier, Lascelles, F. Schar y Burn; S. Longstaff, Bruno Guimaraes y Sandro Tonalli; Miguel Almirón, Alexander Isak y Anthony Gordon.

El equipo parisino comenzó con Gianluigi Donnarumma; Achraf Hakimi, Marquinhos, Milan Skriniar y Lucas Hernández; Manuel Ugarte y Warren Zaire-Emery; Ousmane Dembelé, Kylian Mbappé, Randal Kolo Muani; Gonzalo Ramos.

Lo primero que se destacó en el partido fue la disposición del equipo local. Bien ofensivo, buscó presionar la salida del rival desde su área. Los tres hombres de ataque, Almirón, Isak y Gordon, se paraban en el borde del área grande para ir a buscar apenas moviera Donnarumma en la salida del arco. Y a partir de allí, buscar el error del equipo francés.

Sin embargo, la primera llegada fue de la visita. Iban 4′ cuando Dembelé sacó un remate cruzado desde la derecha, que pasó muy cerca del palo derecho de Nick Pope.

Pero era más fuerte la presión local, y a los 16′ logró abrir el marcador. Se equivocó Marquinhos en una salida, recibió Isak, y su remate de media vuelta fue rechazado por Donnarumma, pero el balón le quedó a Miguel Almirón, quien puso el 1-0 para Newcastle.

PSG trataba de salir de la presión, y a los 22′ encontró una chance con un disparo de Warren Zaire-Emery, que pasó muy cerca del poste izquierdo de Pope.

Respondió el local con un tiro de Fabian Schar, tras un tiro de esquina, que fue peligroso, cuando iban 24′ de juego.

Hasta que a los 39′ llegó una jugada rápida en ataque del local, el centro desde la izquierda y el cabezazo de Dan Burn puso el 2-0 a favor de Newcastle.

En el segundo tiempo, continuó el “aluvión” del local. Apenas iban 49′ de juego cuando, Longstaff metió un tremendo remate que no pudo detener Donnarumma, y conquistó el 3-0 para Newcastle.

Cuando todo parecía definirse, el equipo francés halló una jugada que le dio vida. Warren Zaire-Emery vio pasar por un pasillo a Lucas Hernández, lo habilitó con precisión y el lateral Hernández resolvió con eficacia para poner el descuento de PSG a los 55′. El partido quedaba 3-1 para el equipo local.

Allí Luis Enrique decidió una variante. Barcola entró en lugar de Kolo Muani, a los 56′. Un rato más tarde, a los 64′, hizo el segundo cambio; Vitinha ingresó por Manuel Ugarte. Un jugador con más llegada por un volante de equilibrio.

Mientras, a los 64′ vino también el primer reemplazo en el equipo inglés. Elliot Anderson ingresó por Sandro Tonalli. A los 70′ hizo la segunda variante: Jacob Murphy entró por Miguel Almirón.

Durante varios minutos PSG dominó el juego. Generó algunas llegadas, pero no tuvo precisión ni profundidad para herir al local. A los 84′ un disparo de Kylian Mbappé se fue afuera; cuando iban 85′ Mbappé habilitó a Vitinha, y el remate de este se fue por arriba del travesaño. Y se diluyó, hasta volver a sucumbir.

Cuando llegamos a los 90′ Fabián Schar metió un gran remate de lejos, y clavó el 4-1 para Newcastle.

Le quedó tiempo para hacer una tercera modificación. Iban 90+2′ y Matt Targett ingresó en lugar de A. Gordon.

Era el último detalle de una tormenta que se había desatado al Norte de Inglaterra. Fue el aluvión Newcastle, imposible de sostener para París Saint Germain.

Hernán O’Donnell

Real Madrid, y su eterno romance con la Copa de Campeones

Duelo de punteros en el Grupo “C”. Nápoli y Real Madrid, dos candidatos naturales, habían ganado su primer compromiso y el choque en el Estadio “Diego Armando Maradona” era una propuesta más que interesante para seguir en esta nueva jornada de UEFA Champions League. por supuesto que también existían los interrogantes por algunas dificultades que atraviesan ambos equipos, más en el entorno que en la actualidad futbolística, que es buena en ambos casos. Pero el conflicto que la entidad generó con Víctor Osimhen, quien se vio afectado por algunas publicaciones en la cuenta oficial de Tik Tok del club, y las bajas de Courtois, David Alaba y Eder Militao en el equipo español, también trajeron nubarrones antes del partido.

Pero a la hora del juego, hubo mucho para ver. Un partidazo de punta a punta. Con dominio alternado, un marcador cambiante, y el final que encontró, una vez más, a Real Madrid vencedor. Como una constante en este torneo, que nació como Copa de Campeones y el tiempo, el marketing y el dinero, la transformó en la UEFA Champions League.

Nápoli formó con Alex Meret; Giovanni Di Lorenzo, Ostigard, Natan y Mathias Olivera; André Zambo Anguissa, Stanislav Lobotka y Piotr Zielinski; Matteo Politano, Víctor Osimhen y Khvicha Kvaratskhelia.

El conjunto de Carlo Ancelotti comenzó con Kepa; Daniel Carvajal, Antonio Rudiger, Nacho y Eduardo Camavinga; Federico Valverde, Aurelien Tchouameni, Toni Kroos y Jude Bellingham; Vinicius y Rodrygo.

El comienzo fue a todo ritmo, y en ese contexto las estrellas del Madrid brillaban en el firmamento napolitano. Vinicius, Rodrygo, y Bellingham atacaban y asustaban, hasta que en una llegada clara, el local tuvo una chance que no iba a desaprovechar.

Iban 18′ cuando llegó el centro hacia la izquierda, el cabezazo de Natan pegó en el travesaño, y Ostigard apareció como una tromba para poner, de cabeza, el 1-0 para el Nápoli.

Parecía que el local tomaba el control. Sin embargo, bastó que Bellingham hallara un error en la salida de Di Lorenzo, para asistir a Vinicius que, de modo sutil, puso el empate, 1 a1, a los 26′ de juego.

Y una gran jugada individual de Jude Bellingham le permitió a Madrid pasar al frente; 1-2, cuando el partido había llegado a los 33′.

Hubo, entonces, un ataque sistemático d la visita, que estuvo al borde de liquidar el partido. Fueron cinco minutos de atropello, pero Nápoli resistió, y cerró el primer tiempo con la esperanza de mantenerse a tiro en el partido. A los 38′ Osimhen sacó un tremendo tiro que desvió Kepa con un vuelo, y a los 40′ Politano enganchó y remató, pero otra vez apareció el arquero visitante.

En el segundo tiempo crecieron las emociones. Nápoli llegó a la igualdad tras un penal por mano de Nacho, que ejecutó Zielinski, para poner el partido 2-2, a los 53′ de juego.

Fue el momento del local. A los 55′ Khvicha Kvaratskhelia sacó un tremendo disparo que pasó muy cerca. Luego, a los 56′, fue Zielinski el que remató y desvió Kepa.

Entonces, a los 63′, Ancelotti hizo dos variantes en el Madrid. Luka Modric reemplazó a Toni Kroos, y F. Mendy ingresó por Eduardo Camavinga, cuando iban 63′. En el local, el primer cambio fue a los 69′: Eljif Elmas entró en lugar de Matteo Politano.

Y el partido volvió a pasar a manos del Real Madrid. Vinicius hizo revolcar a Meret a los 73′. El ataque visitante empezaba a ser pesado, una vez más. Raspadori entró por Zielinski, en el local, y Joselu ingresó por Rodrygo, en la visita, cuando iban 74′ de juego.

A los 77′ llegó la gran explosión. Un disparo de lejos, fuerte y exacto, de Federico Valverde, volvió a revertir el marcador. La pelota pegó en el travesaño, rebotó en la nuca de Meret y se metió en el arco local, para que Real Madrid pasara a ganar por 2-3.

Dani Ceballos entró por Vinicius, a los 83′, en la cuarta variante de la visita.

Rudi García, el entrenador del equipo local, decidió hacer los tres cambios que le quedaban en su tercera ventana permitida. Jens Cajuste entró en lugar de S. Lobotka; Giovanni Simeone ingresó por A.Z. Anguissa, y Mario Rui reemplazó a Mathias Olivera, a los 87′.

Fue el Nápoli, pero recién tuvo su chance en el final, cuando iban 90+5′, y Ostigard recibió en el área para sacar un tiro que controló Kepa.

Fue un partidazo, de ida y vuelta, con dominios alternados. Pero, al margen de los momentos del partido, el resultado, al final, se quedó con el Madrid, como un guiño del destino que tiene este club con la añeja y célebre Copa de Campeones.

Hernán O’Donnell

PSG va tras un sueño y ante Borussia Dortmund dio el primer paso

Empezó la etapa decisiva de la UEFA Champions League. La parte más competitiva, diversa y atractiva. Luego de las etapas de clasificación, comienza la fase de grupos, donde los protagonistas principales ya toman una actuación relevante, se empiezan a perfilar los candidatos, y el gran público que sigue este deporte, lo vive con total intensidad en todos los rincones del planeta.

París Saint Germain vive la Champions como una obsesión. Es el título que le falta, uno de los poderosos de Europa que no lo ha conseguido aún. “No hay que obsesionarse con algo, porque si es así, uno no lo consigue. Hay que tenerlo como objetivo, pero no como una obsesión”, declaró a propósito el DT del equipo parisino, el español Luis Enrique. Marcó las pautas, y dispuso su idea y concepción, para buscar ese trofeo esquivo, con un primer paso ante el fuerte Borussia Dortmund, de Alemania.

El equipo de Luis Enrique formó con Gian Luigi Donnarumma; Achraf Hakimi, Marquinhos, Milan Skriniar y Lucas Hernández; Manuel Ugarte, Warren Zaire-Emery y Vitinha; Ousmane Dembelé, Randal Kolo Muani y Kylian Mbappé.

El conjunto alemán comenzó con Gregor Kobel; Niklas Süle, Mats Hummels y Nico Schlotterbeck; Marius Wolf, Julian Brandt, Emre Can, Marcel Sabitzer y Julian Ryerson; Donyel Malen y Karim Adeyemi.

De entrada intentó tomar el control el equipo local. Bien adelantada la defensa, con movilidad en el medio, buscó explotar la velocidad de los atacantes. Dortmund trató de acomodarse a esa realidad, pero tuvo un primer golpe a los 12′ con la lesión de Marcel Sabitzer, quien debió dejarle su lugar en el campo de juego a Felix Nmecha. Así y todo contó con una chance, a los 13′, con una escapada de Malen y su remate fuerte, que tapó bien Donnarumma.

Respondió el local, a los 18′, con un disparo de Vitinha que pegó en el poste y salió.

PSG dominaba, pero el equipo alemán avisaba de contragolpe. Por ejemplo, a los 22′, con un tiro alto de Emre Can. El control parisino se empezó a reflejar en varias llegadas. A los 29′, otra vez Vitinha disparó con criterio, pero se desvió en un zaguero y el balón fue al corner. Cuando iban 32′ el que remató fue Kolo Muani, y otra vez pegó en un cuerpo visitante para irse al tiro de esquina.

Las cosas se le facilitaron mucho al local en el inicio del segundo tiempo. A los 46′ hubo una mano de Süle dentro del área, el árbitro Jesús Gil Manzano, de España, sancionó el penal, y el VAR lo corroboró. Se hizo cargo Kylian Mbappé, y a los 48′, con un gran remate, puso el 1-0 a favor de París Saint Germain.

No terminaron de acomodarse, que el equipo parisino amplió el marcador. Hakimi se fue por derecha, trazó una pared con Vitinha, recibió en el área, gambeteó a dos rivales, y marcó un golazo que puso el resultado 2-0 a favor de París Saint Germain.

La visita estaba en shock. Edin Terzic, el entrenador de Borussia Dortmund , abrió la segunda ventana de modificaciones e hizo el segundo y tercer cambio de la visita. Niklas Fullkrug entró por D. Malen, y Marco Reus ingresó por Julian Brandt, cuando iban 61′ de juego.

El libreto del partido, cambió. Salió un poco el Dortmund, en tanto PSG se paró unos metros más atrás, para explotar el contragolpe. A los 75′ llegaron los últimos dos cambios en la visita. J. Bynoe-Gittens entró en lugar de Emre Can, y R. Bensebaini reemplazó a Marius Wolf, cuando se jugaban 75′.

Y fue el propio Bynoe-Gittens quien contó con una buena oportunidad, a los 78′, pero su tiro pegó en el palo y se fue afuera.

Luis Enrique decidió hacer los dos primeros cambios a los 79′ de juego. Gonzalo Ramos ingresó por Kolo Muani, y Lee Kang-In reemplazó a Vitinha.

Se metió rápido Ramos en el partido. A los 83′ tuvo un disparo por arriba del travesaño. Respondió la visita con un cabezazo de Fullkrug, a los 86′, que pasó muy cerca. El tercer cambio local llegó a los 87′. El portugués Danilo entró en lugar de Lucas Hernández.

Y pudo ampliar el PSG. A los 90+1′ Mbappé tiró de emboquillada, ante la salida de Gregor Kobel, y el tiro salió cerca. A los 90+3′, Gonzalo Ramos habilitó a Mbappé, Kylian enganchó y remató, pero el balón se fue desviado.

Fue una noche de triunfo y alegría. París Saint Germain va por un sueño. Si no lo enloquece la obsesión, podrá darle forma.

Hernán O’Donnell

El eterno romance del Real Madrid con la Copa de Campeones

Ahora se la llama Champions League, es universal y el planeta fútbol vive y gira alrededor de ella. Es el certamen de clubes más visto, valorado y reconocido en el mundo. Se observa a través de la televisión y las diversas plataformas que hoy dominan la tecnología, en todo el planeta. Pero con una u otra denominación, con televisión en blanco y negro, o con las aplicaciones que llevan las imágenes a cualquier rincón del mundo, el romance que vive el Real Madrid con la vieja Copa de Campeones es eterno. Con cualquier nombre, formato y sistema de disputa, el equipo madrileño parece el amante perfecto de esta Copa.

Y cada vez que juega, es el candidato natural. Porque la ha ganado más que nadie. A veces con más brillo; en otras, con un sistema defensivo sólido. En ocasiones, con la diosa fortuna de su lado. Otras veces, con la pequeña e inestimable ayuda externa, que puede ser muy pequeña, pero como ayuda. A veces, con los duendes que le sonríen en momentos inesperados. Y muchas veces con el peso de la jerarquía individual de las estrellas que pueblan sus planteles a lo largo de la historia. Como sea, Real Madrid, al final, siempre se abraza a la orejona. Y ya van quince veces que lo hace.

Esta vez no fue la excepción. La “Casa Blanca” estuvo “sitiada” en el inicio del partido. Porque Liverpool supo acorralarlo, a fuerza de presión en ataque, de proyecciones de sus laterales, sobre todo Alexander-Arnold, la slaida prolija de Konaté, el buen manejo de los volantes, Jordan Henderson, Fabinho y Thiago Alcántara, y la habilidad de Mohamed Salah.

Pero Madrid estuvo firme para contener. Retrocedía líneas, achicaba espacios y se sostenía en la seguridad inmensa que Courtois irradia desde la valla. después la línea de cuatro, firme y agresiva en la marca, con Dani Carvajal como abanderado, seguido por Eder Militao, Alaba y Mendy. En el medio Federico Valverde, Casemiro y Toni Kroos, y adelante de ellos Luka Modric. Karim Benzema con centro atacante y por el costado izquierdo, Vinicius Jr.

Pero el inicio fue del equipo inglés. tal es así que Alisson casi no intervino. Sí lo hicieron Alexander-Arnold, Konaté, Van Dijt y Andrew Robertson en defensa. Lo dicho, los volantes Henderson, Fabinho y Alcántara; y adelante, Salah, Mané y Luis Díaz. A los 14′ tuvo una buena llegada, tras una combinación entre Thiago, que sacó un pelotazo largo a la derecha para Henderson, este la bajó de cabeza para Arnold, el centro a Salah, y Courtois que supo resolver. A los 17′ el centro llegó desde la izquierda, conectó Salah y el balón fue atrapado por Courtois cerca del travesaño. Y la más clara, a los 20′, remató Mané de lejos, desvió Courtois, el balón dio en el palo y se desvió.

Recién a los 24′ apareció Real Madrid con un centro desde la izquierda de Vinicius para la entrada de Benzema, que Alisson resolvió bien. No fue una jugada de peligro, pero sí fue la señal del que el Madrid podía llegar y estaba vivo.

A los 33′ volvió a avisar el Liverpool. Konaté salió del fondo con una doble gambeta, abrió a la derecha para Arnold, el centro fue para Salah y su cabezazo fue controlado por Courtois, que a esta altura ya era figura.

El primer tiempo se cerró con una llegada del Madrid que Benzemá terminó con una buena definición, pero había recibido en off-side y así lo determinó el VAR. Pero Madrid mostraba su carta más peligrosa, amén de esa amenaza permanente que es cuando ataca. Porque lo puede hacer poco, pero cada vez que llega al arco rival, hay una temible sensación de gol.

En el complemento, el equipo español mantuvo la disposición del cierre del primer período; se adelantó en el campo y el juego lució equilibrado. Y cuando llegó, lastimó.

Fue a los 58′; desde la derecha apareció solo Valverde, cruzó un remate fuerte, de esos llamados “buscapié”, pasó a Benzema pero encontró la aparición de Vinicius por izquierda, que con un remate cruzado venció a Alisson Becker para poner el 0-1, ya que el Real Madrid cumplía las funciones de visitante.

Fue un golpe letal, de esos que definen esta clase d partidos. Porque la escuadra de Carlo Ancelotti se acomodó al juego que mejor juega y que más le gusta: agruparse en su campo, achicar espacios, cerrar caminos, y amenazar de contragolpe.

Kloop mandó a Diogo Jota por Luis Díaz cuando iban 64′. Y los rojos empezaron a inclinar la cancha a su favor, pero en cada llegada de los blancos había una gran sensación de gol. Así, a los 75′ Casemiro no supo aprovechar un tiro libre bien ejecutado que lo dejó solo para definir, pero prefirió el centro atrás. A los 76′ Keita entró por Henderson, y Roberto Firmino ingresó en lugar de Thiago Alcántara, en el Liverpool. Kloop se jugaba las últimas cartas.

Lo tuvo a los 79′ con una pared entre Salah y Firmino, que Jota remató y Courtois sacó al corner. luego vino otra llegada clara de Salah, que Courtois desvió al corner con su brazo derecho.

Carlo Ancelotti hizo su primera modificación a los 84′, cuando Camavinga reemplazó a Valverde. El Madrid se acomodó en su campo, cortaba con decisión y siempre estaba Courtois para solucionar el último inconveniente. A los 89′ Dani Ceballos entró por Luka Modric, en el segundo cambio del Madrid, y a los 90+2′, Rodrygo ingresó por Vinicius, en la tercera variante de la “Casa Blanca”.

Empujó Liverpool, pero Madrid no se quebró. Siempre hubo una pierna más para sacar, una hombre más para despejar, y Courtois para tapar cada vez que se lo requería.

Otra vez la Copa se abrazó a su amante preferido. El que la conquista a veces con besos; en otras, con inteligencia. Otras noches, con palabras elegantes, y a veces con la seducción del sacrificio y la humildad. Alguna tarde fue con un recital de fútbol, otras con regalos elegantes, y a veces con una dosis de fortuna. Con mucho brillo, o con pocas palabras. El Real Madrid siempre encuentra alguna razón para abrazar a su Copa más amada.

Hernán O’Donnell