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Los Jaguares enamoran a la gente

Más de 3000 personas se sumaron a la fiebre de los Juaguares; tras la última victoria, la noche helada de los 73 puntos, el show de tries y el hat trick de Leo Senatore, donde alrededor de 12.000 personas desafiaron la gélida noche y fueron a Vélez Sársfield, ahora ante los Shraks el número de acompañantes creció a más de 15.000. Hast se habilitó la popular local, para que la gente tuviera más espacio. Y el equipo, a pesar de perder, respondió.

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Respondió porque puso garra, corazón y actitud; porque ante un adversario bravo, le metió presión y defendió con hidalguía su in-goal. Porque se levantó de la lesión prematura de la “Pantera” Montero, y metió dos tries antes que el visitante pueda llegar al primero.

El problema fue el de siempre: alguna indisciplina y la pérdida de puntos por penales, que los Sharks supieron capitalizar muy bien. Jaguares fue un equipo comprometido, pero en ese punto, falló. Así lo entendió Senatore al finalizar el encuentro: “Los Sharks anotaron penales por todas nuestras indisciplinas, eso no lo pudimos corregir durante el partido y debimos hacerlo. Debemos madurar, no podemos cometer algunos errores. La defensa hoy fue buena, pero nos penalizaron mucho. Estuvimos agresivos, fuertes y no nos quebraron nunca. La actitud del equipo fue muy valiosa porque los arrinconamos, los fuimos a buscar, intentamos pasar siempre y pasamos en muchas, pero bueno… no se nos dio. Hemos mejorado”

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Es bueno el análisis del rosarino. El equipo argentino fue audaz y presionó muy bien, sobre todo en el segundo tiempo. Durante diez minutos arrinconó a un adversario muy duro, lo puso en sus 25 yardas y lo obligó a defender de modo heróico su in-goal; de hecho, 4 scrums consecutivos se repitieron a favor del local, con un aroma a try que invadía el estadio.

El inside Matías Orlando lo resumió muy bien: se hicieron tres tries y hubo muchas cosas para justificar un resultado favorable, que no se dio. “Me voy dolido, amargado. Hicimos lo que teníamos que hacer tanto en la parte ofensiva como defensiva, pero nos equivocamos y nos penalizaron. Creo que dominamos el juego, el campo, la pelota, todo. Metimos tres tries y un cambio de actitud importante, pero bueno, no se dio. El triunfo hubiera sido más justo. Hoy fuimos contundentes en defensa, agresivos, muy duros en el contacto. No nos pudieron someter ahí. Nuestro juego lo pudimos hacer. Ellos fueron muy frontales, mucho uso del pie. Hay que seguir aprendiendo”.

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Es que eso deja la tarde-noche de Liniers. Una enseñanza más. En un año de iniciación, cuando se prueba por primera vez este troneo, cuando los equipos, los adversarios son todos nuevos, cuando se compite en el mayor torneo por equipos del mundo, lo primero que hay que saber es que de todo se aprende. Que es muy difícil arrancar y ganar, clasificarse, pelear arriba…Todo eso lleva su tiempo. Ahora es el tiempo de aprender, de sumar, de hacer camino al andar. La gente lo ha entendido, por eso se suma al tren de los Jaguares y cada vez son más los que quieren apoyar y disfrutar de lo que ofrece el Super Rugby y el camino que han emprendido estos muchachos que, al mergen de su actuación con Los Pumas, con esta nueva camiseta se empiezan a meter en el alma de la gente del rugby argentino.

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Hernán O’Donnell

 

Jaguares, volvieron una noche

Como el tango que interpretó Carlos Gardel y luego lo hicieron tantos otros, los Jaguares volvieron una noche, tal vez cuando ya pocos lo esperaban. Es que la serie de caídas provocó un desencanto y una dosis de pesimismo, aunque desde este lugar siempre sostuvimos que la participación en el Super Rugby, en esta primera oportunidad iba a traer más golpes que alegrías, que el precio de la primera vez casi siempre se paga y que existe un momento para acomodarse, adaptarse, entender desde adentro de qué se trata una nueva competencia.

Y eso le ocurrió, entre otras cosas a los Jaguares: partidos duros, ante rivales complicados, con experiencia en el torneo, muchos viajes largos y extenuantes, giras extensas que provocan cansancio físico y mental…Y el rugby, la parte deportiva, por supuesto.

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El equipo argentino arrastraba muchas frustraciones y sabía que en la helada noche de Liniers podía encontrar una satisfacción: Un adversario irregular, con carencias, jugar otra vez en Buenos Aires, empezar a aplicar los golpes de la experiencia. Todo junto y con una decisión elogiable, los Jaguares salieron a comerse al rival. Southern Kings opuso muy poca resistencia. En pocos minutos se sucedieron 4 tries, el primero de Juani Hernández, dos de Nicolás Sánchez y uno fántastico de Leonardo Senatore (después haría dos más) le dieron una ventaja importante, que sellaría el destino del juego. Hubo un penal de Southern Kings luego del primer try argentino, pero la seguidilla de invasiones al in goal le dió a Jaguares esa ventaja de 28-3, que en pocos minutos dió por sentenciada la noche.

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Después, fue el tiempo de gozar. De atacar sin pausas, de buscar los espacios y jugar con los señuelos de una “falsa” línea de pases, para atacar con los jugadores que se paraban por detrás de esa línea. Y fue una lluvia de puntos.

El primer tiempo se cerró 40-15 y todo estaba definido. Las más de 12.000 personas que se acercaron a Vélez Sársfield enetndieron que los Jaguares estaban de vuelta. Y que era un momento para disfrutar. Así vieron como se sucedieron los tries hasta alcanzar un 73-27 lapidario.

“Estamos muy contentos. Hoy volvimos a ser lo que éramos. Veníamos con bajones anímicos, queríamos ganar de local, merecíamos ganar de local y hoy nos volvimos a reencontrar con nosotros mismos. Muy agradecidos a la gente que nos bancó. Queda un partido contra Sharks en quince días y esperamos poder volver a hacer lo que hicimos hoy”, dijo Facundo Isa.

El capitán Agustín Creevy, sostuvo: “Estamos contentos, sabíamos que no veníamos jugando bien, pero hoy nos salieron las cosas en las que habíamos fallado, sobre todo en la actitud”.

Y agregó: “Hicimos mucha autocrítica durante la semana, y hoy se hizo un buen partido, no solo por el resultado sino también por el estilo de juego que propusimos, salimos bien de abajo, fue algo lindo. Salió bien el line y el scrum, el tackle, algo que veníamos fallando, se cumplieron las cosas que hablamos y por eso me pongo contento”.

Y tuvo un párrafo para la gente:“Fue emocionante que la gente se haya acercado y haya venido a alentar más allá del frío que hacía. Muchos chicos y le agradezco de todo corazón a la gente, que pese a los resultados que veníamos teniendo vinieron a alentarnos. Nosotros los necesitábamos a ellos, espero que hayan disfrutado del partido”.

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Una noche para recordar. El equipo que quiere meterse en la gente, volvió una noche. Y, si bien no hubo una multitud, un buen número de gente respondió. Más de 12.000 personas no es poco. Por el frío y los resultados que se repetían, bastantes se acercaron. para brindarles su apoyo, su aliento y su confianza. porque ellos también entienden que es un año de aprendizaje, de ganar experiencia y de meterse en el Super Rugby. Y los Jaguares están en ese camino. Por eso, no los olviden. volvieron una noche.

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Hernán O’Donnell

Para Jaguares, aún es tiempo de aprender

“Estamos aprendiendo; es tiempo de seguir sumando experiencia y aprender de los errores”. Así, sencillo y claro, se expresó el Capitán de los Jaguares, Agustín Creevy. Hacía referencia a la derrota reciente del equipo, por 8-13 ante Stormers, en otra presentación en el estadio de Vélez.

Y no había mucho más para agregar. Jaguares fue un equipo irregular, que repitió errores del sábado anterior ante Chiefs (en el manejo de la pelota, en algunas fallas en el desarrollo de las fases, en alguna marca) y retrocedió en cuanto al scrum, que tuvo inconvenientes en la primera línea, y en el line out, donde no se pudo obtener con limipieza la pelota.

Esto marcó un retroceso, aún cuando en este partido tuvo más actitud el equipo y un corazón enorme para volcar el juego en el campo adversario en el segundo tiempo (ante Chiefs, el segundo tiempo fue un monólogo de la visita). Esta vez hubo mucho corazón.

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Pero el equipo no lució preciso. Aún en ese lapso favorable. Y las fallas se vieron tanto en lo colectivo como en lo individual; la pareja de medios no tuvo una buena noche, y en el caso de Nicolás Sánchez se notó más, pues el pateador estuvo lejos de su precisión habitual.

Y todavía no se logra armar el juego que por momentos se insinúa. Da la sensación de que es difícil quebrar al adversario cuando no se cuenta con la velocidad de Santiago Cordero, o no se aprovecha la ductilidad de Moroni.

WP_20160326_024El equipo, aún en una noche desfavorable, mostró algunos aspectos para destacar: el empuje del segundo tiempo, la vergüenza deportiva para insistir aún cuando no se manejaba bien la pelota, el optimismo de ir a buscar el partido, la concentración para mantener el resultado “cerca” hasta el final y no permitir que el adversario “se corte” y resuelva el juego mucho antes del final…Son puntos importantes que deben acompañar al conjunto en su desarrollo.

Ahora viene una gira trascendente por Nueva Zelanda, con partidos muy duros y complicados. Es el momento de aprovechar y empezar a aplicar lo que se aprendió en estos primeros cuatro partidos.

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Hernán O’Donnell

El Super Rugby llegó a la Argentina

Lo que tanto se esperaba, de lo que tanto se había hablado este año, el famoso torneo de Super Rugby, que reúne a las franquicias más poderosas de la SANZAAR, el campeonato profesional de rugby más importante del hemisferio sur, llegó a la Argentina. Lo que hubiera sido inimaginable tan sólo 10 o 15 años atrás, que nuestro rugby se entrevere en un torneo profesional, ayer a la tardecita-noche de Buenos Aires, se lo vivió en el Estadio de Vélez Sársfield.WP_20160319_011Los Jaguares se toparon con un equipo duro, combativo. En una muestra de lo que se juega en cada paratido y de la manera en que se lo desarrolla desde el punto de vista estratégico y táctico, los Chiefs y los Jaguares plantearon un juego “nuevo” muy lejos del rugby tradicional donde los 8 forwards se movían juntos como un todo, buscaban la obtención de la pelota y enseguida la cedían al medio scrum para que este y el medio apertura desarrollaran el juego con los backs. Eso se terminó. Son 15 hombres por lado,  desparramados a lo ancho de la cancha, con la propuesta de jugar uno contra uno y romper por los costados. Los Chiefs les mostraron la dureza y la aspereza en la marca, con una presión constante. A los 3 minutos facturaron un penal y a los 6 igualó Nico Sánchez.

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Después llegaron las emociones. Con más corazón que juego, los argentinos llegaron al try de Creevy con un empuje del pack de forwards que pareció haber sido traido de otros tiempos. El try de McNicol sobre la bandera igualó el marcador en 8 tantos.

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No hubo demasiado respiro en la paridad; el try de McKenzie (la figura de la cancha) inclinó el resultado 8-13 para la visita, y dos penales de Nico Sánchez revirtieron el marcador 14-13 para los Jaguares.

El segundo tiempo fue mucho más complicado. Los Chiefs se plantaron en campo argentino, y no retrocedieron. A su juego intenso le agregaron más ritmo, más presión en la marca y una concentración total para capturar y facturar cada error que pudieran cometer los locales. Fueron superiores en el manejo y control del juego y propusieron un partido siempre dentro de las 40 yardas de los Jaguares.

A los 6 minutos, un penal de McKenzie les permitió subir en el marcador: 14-16; el try de Lowe, convertido por el full back estiró la diferencia: 14-23. Y todo se hizo cuesta arriba.

Los Jaguares intentaron quebrar al oponente, pero la marca dura, y a veces violenta como la que sufrió Tetaz Chaparro, hacían muy difícil la tarea de los locales. No había agujeros o canales para progresar en ofensiva. Fueron 30 minutos de dominio de los Chiefs.

WP_20160319_019Pero la noche iba a estar cargada de emociones. Cuando ya faltaba poco y parecía que el rumbo estaba definido, llegaron las sorpresas. Los argentinos lograron romper la defensa visitante en dos oportunidades y sacudieron la fría noche de marzo; porque todo era de la visita cuando se armó esa jugada colectiva que nació en la velocidad y el ímpetu de Santiago Cordero, para terminar en el try de Landajo y la conversión de Sánchez a los 31 minutos del segundo tiempo. Entonces el marcador quedó 21-23. Y el público entró en calor. Los gritos nacieron sobre el final y de contraataque, dos minutos más tarde, una corrida electrizante de Matías Moroni terminó en un try en la bandera y el abrazo gigante de los Jaguares en esa esquina. En dos ataque se revertía el marcador y quedaba 26-23.

Pero la noche no estaba terminada. Más allá de la alegría y los fuegos artificiales que se encendían ante cada conquista local. Los Chiefs mostraron todo su repertorio en esos minutos que quedaban: capturaron la pelota, abrieron de un lado a otro y McKenzie preparó el terreno para que el medio scrum ingresante Brad Weber llegara al try cuando faltaba un minuto para terminar. 26-30 para los visitantes.

La experiencia valió la pena. El público acompañó con su presencia, aunque le costó hacerse “hincha” del equipo. En definitiva, no es su club ni tampoco Los Pumas. Una franquicia nueva en un torneo profesional. Habrá que adaptarse y tomarle cariño con el paso del tiempo. Por ahora queda el balance de un encuentro duro, difícil, donde los Jaguares tuvieron sus chispazos, pero la victoria, justa, quedó para los Chiefs, por lo hecho en el segundo tiempo.

Fue el comienzo, en la Argentina, de un nuevo rugby: Profesional, desarrollado, con un marco de show y espectáculo alrededor, y con equipos, como el que nos visitó que nos muestra que dentro del campo, el juego es intenso y comprometido los 80 minutos.

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Hernán O’Donnell

 

 

 

 

El Super Rugby, mezcla de show y excelencia

Como la NBA en el básquetbol, como la Fórmula 1 para el automovilismo, la Champions League en fútbol o un Grand Slam de tenis. Así es el Super Rugby. Un torneo fabuloso, de altísimo nivel, con los mejores equipos del planeta y una mezcla siempre atractiva de deporte, espectáculo y show.

La Argentina contará, por primera vez, con un equipo: Los Jaguares. Un conjunto conformado por una mayoría de jugadores profesionales, con experiencia en Los Pumas, que fueron contratados por la UAR y conforman casi la totalidad de quienes brillaron en el Mundial de Inglaterra 2015. De esta base de 30 jugadores se llegará a un plantel de 45; puede haber algunos amateurs, pero está claro que este equipo de Jaguares, cuyo Head Coach es Raúl Pérez, tendrá una jerarquía importante

“Para mí es como jugar en la NBA -dijo el capitán, Agustín Creevy- es el torneo que soñé de chico, que siempre vi y al que siempre quise acceder”.

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“Nos vamos a preparar a conciencia, y como digo siempre -agregó Creevy- vamos a ir por el objetivo máximo. Como lo hacemos en cada uno de los torneos que jugamos, nosotros vamos para ganarlo. Si después se da o no, es por circunstancias de juego, pero el objetivo siempre es buscar llegar a lo más alto.”

“Para mí es un sueño, no sólo por jugar en el mejor campeonato del mundo, sino poder estar en Argentina, vivir y jugar en mi país, estar cerca de mi club, todo eso es impresionante y muy gratificante. Con respecto a Jaguares, es algo histórico también: que haya un equipo profesional argentino, en un torneo como éste en el que se juega el mejor rugby del mundo… Todavía hoy lo pienso y me emociona. Esto nos va a ayudar mucho, no sólo a unirnos como equipo sino a darle continuidad al mismo. Ahora, vamos a tener la oportunidad de seguir en franco crecimiento personal, de conocernos cada vez más en cuanto al juego y a estar más aceitados como equipo.
Si tengo que expresar algo por la capitanía, no tengo otras palabras para hacerlo: ser capitán es y representa para mí un orgullo gigante. Es muy importante en lo personal, muy gratificante, muy lindo y espero llevarlo con mucha honradez. Quisiera agradecerles a los entrenadores por el apoyo, y también a los jugadores. Esperemos que sea un gran año, de un crecimiento importante para todo el rugby argentino”, finalizó el captán argentino.

Lo mismo piensa el entrenador Raúl Pérez. “Vamos a buscar lo más alto posible. Lo importante es desarrollar nuestro juego”. Los Jaguares comenzarán a trabajar el 4 de enero, los entrenamientos serán en Buenos Aires y  habrá un par de amistosos de pretemporada antes del debut ante los Chiefs, el 19 de marzo a las 18 hs en el Estadio de Vélez Sársfield.

Super Rugby

Un reloj en la entrada de la Sede de la Unión Argentina de Rugby marca los días, horas, minutos y segundos que faltan para el primer partido. Como una cuenta regresiva ansiosa y expectante, se espera por otro torneo. Por ahora, las entradas se venden por un sistema de membresía que se publica en la web de la Unión. La TV está confirmada, el lugar y los horarios también. Hay mucho entusiasmo en los jugadores; nadie faltó a la presentación. Pumas de otras épocas también dijeron presente. La prensa desbordó la sala. Las cámaras de televisión y los reporteros gráficos trabajaron a destajo.

Un nuevo tiempo se viene para el rugby argentino. Un nuevo desafío que marca su crecimiento y su inserción a los tiempos modernos. El rugby nacional decidió, hace unos años, ponerse de pie, adaptarse al mundo y crecer. Y lo hace de manera inexorable.

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Hernán O’Donnell

Esta vez, el vaso quedó medio vacío

Todos imaginábamos, presumíamos que el partido iba a ser muy diferente al que se había jugado en Sudáfrica. Pensábamos que los Springbocks iban a plantear un partido más duro, que llegarían con el cuchillo entre los dientes y que buscarían un desquite de lo que fue la paliza propinada por Los Pumas el sábado 8.

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Y así fue, nomás. Los sudafricanos salieron decididos, marcaron territorio y aprovecharon cada oportunidad que se les presentó. Lambie marcó de penal a los seis minutos, Los Pumas igualaron, pero a partir de los diez de la etapa inicial, volcaron el juego hacia el campo adversario. Y dominaron con mucha claridad. Así llegaron dos tries, El primero, aprovecharon un descuido de la defensa y Habana concretó. Otro penal, y el marcador 3-13; un tryazo por una excelente jugada colectiva marcó otra diferencia. Los Pumas sumaron dos penales más y el resultado del primer tiempo se selló en 9-20.

WP_20150815_017  La segunda parte tuvo la misma tónica. Un equipo, el visitante que presionó, que jugó mucho con el físico y que a los dos minutos volvió a ampliar el marcador con un penal. 9-23. Otro descuento para el 12-23 y un penal más para Sudáfrica para cerrar en 12-26.

Lo que vale aquí no es el resultado ni los cambios en el tanteador. lo que queremos dejar es un análisis más amplio. Los Pumas fueron un equipo distinto al de siete días atrás. Un equipo que puso el corazón, pero que no le alcanzó. Que tuvo esfuerzo, pero falencias que se marcaron en algunas fallas defensivas, la imprecisión en los tackles y una merma en el ataque.

Se vieron superados por un oponente que se mostró muy duro, que no los dejó jugar y los dominó los 80 minutos. Duele decirlo, pero esta vez Los Pumas casi no pasaron la mitad de la cancha. Nos quedó más el medio vaso vacío que el medio lleno.

Es cierto que hubo ausencias importantes. Ayerza es una; Senatore, otra. Pablo Matera, también. Tomás Cubelli es una pieza claveen el equipo. El “Chelo” Bosch, es titular indiscutido. La experiencia de Juan Martín Hernández es muy necesaria. Son hombres que deben estar en el 15 titular. También hay que decir que Los Pumas jugaron con cierta presión (tal vez inconsciente) por la lista final que se daba a conocer en estas horas para ir al Mundial.

Se perdió, pero se sacan conclusiones. Se sabía que el partido iba a ser duro, intenso y de mucha exigencia física. Dolió perder. Pero la búsqueda es otra; llegar lo mejor posible al Mundial. Que este test-match  sirva para sacar lo mejor por que lo más exigente, está por venir.

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Hernán O’Donnell

 

 

El legado del ’65: Orgullo y pasión

Ese try formidable, cuando apenas se jugaban 2 minutos y de un line, Juani Hernández se la abrió a De La Fuente, el ingreso de Imhoff por el centro, la combinación con Bosch y el try del Chelo, limpio y contundente, despertaban la sopresa, abrían la ilusión y contagiaban un entusiasmo en una tarde que, de a poco, se hizo grandiosa e inolvidable.

Los Pumas fueron más pumas que nunca ese primer tiempo. Dominaron el partido sin tener más la pelota y sin jugar más en el campo de Sudáfrica que en el propio. Pero a pesar de que no dominaron en esos puntos, fueron inteligentes para golpear en cada momento y sacar una buena ventaja.

Llegó la gran jugada de Hernández para contraatacar, la genialidad de Tomy Cubelli y el segundo try de Argentina, el primero de Imhoff. Y una gran salida de Senatore de un scrum, otra maniobra de Cubelli y el tercer try que llega de la mano de Imhoff, el segundo personal. Un try de Sudáfrica marcaba que no había que desconcentrarse, pero se cerró el primer tiempo con un penalazo de Chelo Bosch desde la mitad de la cancha y al descanso con el tanteador inimaginado: 13-27 para el visitante.

Y el segundo tiempo comenzó con la misma intensidad; penal a favor, distracción de Sudáfrica, Hernández sorprende y Juan Imhoff mete el cuarto try de Los Pumas y tercero personal.  13-34 para Los Pumas. El tiempo de soñar…

Un try de Le Roux, tras una corrida fantástica achicó el marcador. 20-34, falta media hora y a luchar…De la mano del  full back Sudáfrica creció. Fue más intenso en el juego, se movió más rápido en el juego de manos y entró de punta con mucha dureza en cada ataque profundo. Los Pumas tackleaban y aguantaban con Senatore y Leguizamón como estandartes de la defensa. Y el reloj corría…Un drop de Marcelo Bosch fundamental cuando faltaban 20 minutos: 20-37 para la visita y más aire para Argentina. Los cambios dieron una vuelta de oxígeno. Para soportar la presión local, para mantener la presencia en el partido. Un try de Havanna achció las distancias: 25-37 y dos minutos para jugar..

Y para pelear cada pelota como la última. Para tacklear, para correr y para luchar. Con la emoción de vivir una jornada inolvidable, con la presencia de Los Pumas del ’65 en el estadio, con el himno completo, con la camiseta, medias y pantalones de toda la vida, con la estrategia de Hourcade y la fuerza y compromiso de todos…

Los Pumas jugaron como nunca. Fuero más Pumas que nunca. Para no olvidarlo jamás.

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Hernán O’Donnell

Los Pumas 7 celebraron en Chile

WP_20150118_011[1]Un fin de semana ideal, a puro rugby, con un Seven bien organizado y partidos en continuado para empacharse de este deporte y su modalidad de 7 jugadores por lado, que lo hace dinámico y atractivo.
Los Pumas jugaron de menor a mayor. Perdieron en su presentación con Estados Unidos 28 a 14, pero a partir de alli crecieron y no se detuvieron hasta llevarse el trofeo mayor.
El sabado remontaron con las victorias ante Invitación 7 y Canadá.
El domingo fue el dia de gloria. Tras vencer a Peru con cierta holgura, tuvieron una dura semifinal ante Brasil. De hecho, caían cuando terminaba el primer tiempo por 5 a 0. “Fue muy chivo”, nos dijo Joaquin Diaz Bonilla, la figura de Argentina, al finalizar el torneo.
Por otro lado llegaban Chile y Uruguay, que protagonizaron una semifinal muy picante. En el juego, los Teros fueron superiores. Pero abundaron las fricciones, las infracciones y el clima se puso muy caliente, al punto que al concluir el match se trenzaron jugadores, suplente y auxiliares en un intercambio de golpes duro y violento, que se prolongó por varios minutos.

Uruguay habia ganado, pero esa batalla campal le paso factura: llegó muy cansado a la final con Argentina, y poco pudo hacer: Los Pumas los superaron con amplitud, y los vencieron por 31 a 0. Terminante. La caballerosidad se vio en la premiacion, donde uruguayos y argentinos se saludaron hidalguía y se hiceron “el pasillo” en forma de reconocimiento.
“Fue una gran alegría -agrego Diaz Bonilla-, ahora viajo a Las Vegas para seguir en el equipo de 7”
Los Pumas fueron contundentes, dieron la vuelta olímpica y se llevaron el reconocimiento y el aplauso del público local, como muy pocas veces le sucede a un equipo argentino cuando viaja al exterior. Por eso se llevan un premio muy grande, que excede al campeonato ganado y les abre un futuro venturoso.

Hernan en Vina del Mar, Chile

 

Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Vina del Mar, Chile).

 

 

Final de juego

Llegó el final del primer Rugby Championship. La gran aventura del seleccionado argentino de rugby en la elite de este deporte se ha cerrado con una caída ante Australia por 19 a 25 en Rosario.

Es tiempo de balance, de analizar todo lo que ha sucedido con Los Pumas en este largo periplo. Desde el debut ante Sudáfrica hasta el cierre ante los Wallabies.

El equipo de Phelan empezó con un partido muy duro ante los Springbooks; los nervios del debut, la emoción de competir con las principales potencias de este juego y toda la ansiedad acumulada se reflejó en un partido donde se cometieron errores básicos que se pagaron con tries en contra y una fuerte derrota. Dolió, pero había que arrancar.

El empate en Mendoza dejó, en muchos, un sabor agridulce. Porque se estuvo muy cerca de la victoria, y se empató. Sin embargo, más allá de haber jugado un buen partido, habrá qu tener presente que Los Pumas terminaron muy apretados, y que si bien estuvieron al frente durante un buen lapso, quedó la sensación que luego del empate de Sudáfrica, si el partido duraba 5 minutos más se perdía. De hecho, el instante final lo encontró al visitante muy cerca del in-goal argentino, y un error podía desembocar en un penal y derrota.

El empate, al cabo, tuvo mucho valor. Porque después vendrían los sinsabores en cadena.

En Australia se jugó, quizás, el mejor partido del campeonato; muy cerca de alcanzar la victoria, Los Pumas desplegaron un buen juego de ataque, lograron vulnerar el in-goal local y se arrimaron a la victoria. Fue derrota, como lo fue ante Nueva Zelanda de visitante en esa gira, en este caso con el ya “clásico” dominio de 60 minutos y los 20 finales de desgaste donde se suman errores propios y aciertos ajenos: La caída ante los All Blacks fue muy digna, pero produjo un efecto de confianza que terminó una ilusión sin demasiadas bases, quizás producto de algunos factores que permitían creer; algunos soñaron demasiado y en ese ambiente triunfalista se abordó el partido más importante de Los Pumas en el certamen: ante los fabulosos All Blacks en el Estadio Unico de La Plata.

Se lo presentó como una jornada histórica, no sólo del rugby, sino del deporte argentino. Se habló muchísimo en los días previos, el antecedente inmediato al que referíamos, la derrota apretada, hacían creer a muchos que había llegado el gran día, donde Los Pumas vencerían al mejor equipo del planeta. El “mundo rugby” argentino alimentaba esa confianza y se produjo un contagio exitista que alcanzó a los jugadores. Incluso el buen comienzo con un try a favor, un penal, y otro desviado por muy poco entusiasmó a los de adentro y a los de afuera.

Se celebró hasta el éxtasis el try de Landajo, como un gol definitivo en una final del mundo. Un gol puede significar un campeonato; un try al comienzo, es muy difícil que cierre un partido, o determine el rumbo del match.

Sin embargo, caimos todos en la locura general. Los Pumas jugaron un partido abierto, a toma y daca, cebados por todo lo que se hablaba y lo que sucedía en esos primeros 15 minutos.

Nos equivocamos todos. Los de afuera, porque no estamos tan cerca de Nueva Zelanda; los jugadores, porque creyeron que podían jugar abiertos, al ataque, a intentar de cualquier lado…Enfrente estaba el mejor equipo del mundo que tomó el compromiso con total seriedad y responsabilidad. La consecuencia: marcaron ¡7 tries! y ganaron por 54 a 15…

La derrota fue mucho más dura de lo esperado.

Con ese golpe se afrontó el partido en Rosario Central. Un equipo que había sufrido el desgaste físico y, sobre todo, mental de un torneo durísimo llegó a la “Chicago” argentina con la enorme presión de conseguir al menos una victoria, empujado por los exitistas de siempre y los “expertos” de última hora que insisten en augurar un nivel y jerarquía que aún está en vías de desarrollo. Para no fallar en eso de “tropezar dos veces con la misma piedra” los nuevos fans de este deporte volvieron a anunciar la “gran jornada” de Los Pumas y una victoria que llegaría vaya uno a saber por qué. 

Tenemos que entender de una vez que, por ahora, eso está lejos; que se enfrenta con los 3 seleccionados más poderosos del mundo, en cuyos países el rugby es más que el deporte nacional. Es religión. Como para los argentinos el fútbol. Imaginen a un país sin tradición en este deporte (el fútbol) o que no sea el primer deporte. Que tenga muchos adeptos, sí, pero que no sea religión como es el fútbol. Imaginen a un país así, que tenga que jugar un torneo anual de fútbol con Brasil, España y Alemania. O Argentina, Italia y Holanda. Un seleccionado que usted elija. ¿Como cree que saldría? Imagine, claro está, que esa potencias juegan con su mejores futbolistas: Neymar, Pato, Ganso, etc (en Brasil), Xavi, Iniesta, Pique, Puyol, Villa, Sergio Busquets, etc, en España; Messi, Higuaín, Agüero, etc en Argentina, Thomas Müller, Schweinsteiger, Klose, etc en Alemania…

¿Como saldría un equipo no tradicional en un torneo así? 

 Los Pumas han crecido mucho, muchísimo, en el concierto internacional. Pero estos rivales no detienen su marcha. No paran  de crecer; son hipercompetitivos. ¿Alguien pensaba, en su sano juicio, que los Wallabies iban a aflojar en este match? ¿Que, porque ya habían perdido sus chances y tenían unos cuantos lesionados iban a “tirar” el partido? ¿que no le iban a dar importancia? Por favor, juegan a muerte cada segundo, lo demostraron una vez más, no regalan nada. Menos un test match. Siempre van a jugar a ganar, el orgullo es más fuerte que cualquier desconcentración o “posible” desmotivación.

Los Pumas tienen que seguir su trabajo. Aprender todo lo que pasó en este primer Championship. Entender que el rugby de estos paises es muy serio. Está fuera de la “moda”, del mundo “fashion” y de otras costumbres que tienen más que ver con lo social que con lo deportivo. Hay que entrenarse más, estudiar más, competir más. Y no aflojar, no caerse por estos contratiempos. Seguir adelante con el objetivo trazado. Y no desesperarse por las victorias ni anticiparlas antes de los partidos.

Llegarán solas, sin que nos demos cuenta.

 

Hernán O’Donnell  

 

 

 

Los Pumas y otro abrazo a la historia

Como en 1965 en Sudáfrica; como el empate con Francia en 1977;  como  las victorias ante Wallabies en 1979, Francia 1985, el empate con los All Blacks en Ferro…Como el tercer puesto en el Mundial de Francia…

Como en tantas tardes y algunas noches de gloria, Los Pumas volvieron a asombrar  al mundo. Esa mezcla de coraje y talento, de calidad y  garra, técnica y corazón dijo presente una vez más. Esta vez en Mendoza.

Los Pumas salieron decididos a llevarse por delante a Sudáfrica. Maniataron cada intento con un tackle firme y seguro. Dominaron el line, y en una jugada colectiva llegaron al try de Santiago Fernández. Antes habían abierto el marcador con un penal. El 10 a 0 sacudía la Cordillera…Un 13 a 3 para el cierre parcial y la mezcla de esperanza y algarabía inundaban Mendoza. Lo que parecía una utopía se hacía realidad. Los Pumas acariciaban la gloria. Entre la seriedad de la defensa, la concentración, un buen juego de manos, cierta actitud ofensiva, el seleccionado argentino cerraba 40 minutos de muy buena producción. El desafío era repetirlo en un lapso de tiempo similar.

Sin embargo, Sudáfrica no se rindió. Empujó con amor propio, descontó con un penal (13-6), se acercó (se repitieron las infracciones de Argentina que derivaron en penales en contra) al marcador tras otro penal que habían tenido Los Pumas (16-9, entonces) y llegaron al try para igualar, tras la conversión, el partido.

Se sellaba el 16-16. Los Pumas se sintieron desconsolados tras el empate; las miradas reflejaban más pena que alegría. Es que estuvieron tan cerca, sintieron tan próxima la victoria…Entre abrazos y sollozos, el desconsuelo se veía en sus miradas…

¡Animo Pumas! Esta vez, el empate tiene sabor a victoria…

 

Hernán O’Donnell