Edgardo Bauza, el nuevo nombre para la Selección

Es un tema que le importa a casi todo el país. Como si fuera el ministro de economía, el presidente de algún club grande, la estrella más importante del espectáculo…Desde hace varios días, cuando la Comisión Regularizadora de la FIFA en AFA se constituyó y se supo del encabezamiento de la misma por parte de Armando Pérez, titular de Belgrano de Córdoba, las preguntas, las requisitorias, las necesidades de los cronistas no pasaban ni por el futuro de los torneos, ni por la situación económica del fútbol, ni siquiera por la televisación.

Todo el interés se sintetizaba en la elección del Dt del seleccionado nacional de fútbol. Allí estaban todas las preguntas, allí estaban todas las inquietudes. Desfilaron nombres de todo tipo. Con contrato en clubes, libres, recién llegados, postulados por un sector de la prensa…y el elegido fue Edgardo Bauza, con trabajo en Sao Paulo y de gloria reciente: fue Campeón de la Copa Libertadores de América en 2014 con San Lorenzo, y antes la había ganado en 2008 con Liga Deportiva de Quito, Ecuador.

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Ese envío ganador, sobre todo el haber conquistado la Copa tan ansiada por el Ciclón, le dió un espaldarazo muy grande.

“Esta posibilidad me llega en un momento donde estoy tranquilo y con muchas ganas. Me ilusiona el potencial de los jugadores; quiero ser protagonista”, señaló Bauza apenas conoció la noticia. “No le escapo a la exigencia de jugar bien y ganar. Siempre tuve una autoexigencia muy alta, así fue toda mi vida. Son presiones que me gustan; son desafíos por los que me preparé toda la vida”, agregó en una nota concedida a la cadena TyC Sports.

“Voy a tratar de encontrarme con Messi y charlar con él; lo que dijo después de la Copa América lo entiendo. Voy a tratar de sentarme a charlar con él, a hablar de fútbol”, afirmó el DT de Argentina.

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“Los equipos tienen que saber atacar y saber defenderse; no hay equipo en el mundo que ataque bien y defienda mal y pueda ganar algo; hablo del equilibrio. Hay que tener equilibrio. Acá en Brasil hay equipos que atacan con mucha gente y se encuentran con rivales que les cierran los caminos y le ganan de contragolpe…yo creo que debés saber defender. después elegís donde, si en tu área, en media cancha, en tres cuartos, con la pelota, o donde quieras”, analizó Bauza en la charla con el programa “Estudio Fútbol”, de TyC Sports.

“En una selección tenés más posibilidades; tenés la riqueza que te ofrece la posibilidad de elegir entre muchos jugadores. Eso me deja tranquilo. pero tenés que ponerte de acuerdo donde vas a robar la pelota cuando la perdés”, aclaró.

“Tengo una idea en la cabeza, pero no me gusta imponerla. Me gusta convencer. Conversar, hacerles ver. Hablar de la idea con los jugadores para que crezca. Prefiero charlar con ellos y que la idea crezca antes de imponerselá por la fuerza”, manifestó Bauza.

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“Argentina siempre te da la posibilidad de ver jugadores, y ver nuevas caras. Con Sabella hablé y es posible que vuelva a hablar. Me gustaría mucho charlar con el “Tata”, una charla con Martino me va a enriquecer, me va a transmitir sus vivencias, su experiencia”, apuntó sobre sus antecesores.

“La idea es hablar con muchos jugadores en Europa. Hablar de fútbol, conocer sus vivencias, sus pensamientos. Ver como están, como son los momentos que viven cada uno. Ya estamos enfocados en eso, veremos si el tiempo lo permite. Uno puede ir a Manchester, a España, a Italia, y ver a muchos jugadores…”, cerró.

Con la cordialidad y la educación habitual. Con el don de gente conocido; con la simpleza de su forma de ser y su andar respetuoso, Edgardo Bauza llegó a la Selección Argentina de Fútbol.

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Hernán O’Donnell

Salir segundo también da medalla y aplauso

En nuestra cultura, hace un tiempo que eso se perdió. Eso de que vale competir, que se puede perder, que está permitido salir segundo, que el esfuerzo siempre se hace para alcanzar el premio mayor, pero no lograrlo no debería significar que todo fue en vano, que todo se hizo mal, que nada sirvió.

En nuestra cultura (sobre todo la futbolística) hace mucho tiempo que perder (mejor dicho, no ganar, o salir segundo para abajo) es casi una deshonra. Algo que no sólo debe esconderse, como nos hemos escondido o arrebatado del pecho las medallas de plata obtenidas, sino que hasta debe ser criticado. Castigado.

En nuestra cultura futbolística, hace rato que nos hemos enfermado con el “ganar a toda costa”. Con el dicho “sólo sirve salir primero”. O peor aún, el segundo es el primer perdedor. O el más hiriente, el primer fracasado.

Y así estamos. Enloquecidos detrás de la victoria final, que sólo está reservada para uno de los competidores. Y no valoramos lo que se ha trabajado, lo que se ha conseguido, que en el caso de salir segundos, no es poco.

Pero no. No lo aceptamos. No lo toleramos. En realidad, no toleramos que le pase a un equipo o deportista individual que nos represente o al cual idolatramos. No lo toleramos si le pasa a Messi, Higuaín, Biglia o Del Potro. Pero si a cualquiera de nosotros nos ofrecen la mínima posibilidad de ser segundos del mundo en el trabajo que ejercemos, firmamos con los ojos cerrados. Y se lo contaríamos, con legítimo orgullo, a todo el mundo. Sí, de modo literal, a todo el mundo. Vía Facebook, twitter o la red social que prefiera.

Ind del Valle

Independiente del Valle de Ecuador acaba de salir segundo en la Copa Libertadores de América. Con un fútbol de alto vuelo, con mucha hidalguía y armas nobles, progresó en la Copa hasta convertirse en una gratísima revelación.

Eliminó a River en el Monumental; venció a Boca en la Bombonera y lo sacó de la competencia. Jugó una final dignísima ante un gran equipo como Atlético Nacional de Medellín, al cabo el campeón.

Pero Independiente del Valle nunca perdió la línea ni las formas. Ni en el campo de juego, ni fuera de él. Fue un equipo cabal. Luchó con limpieza hasta el último minuto. Fue una amenaza que lo tuvo en jaque al equipo colombiano y la multitud que lo acompañaba hasta el último instante.

Y a la hora de perder, demostró grandeza. Para derrotar el último prejuicio, ese que lo tildaba de equipo pequeño. Fue inmenso para aceptar el resultado final, quedarse en la premiación y valorar la medalla de plata obtenida. No lloró, no pataleó, no se retiró ofendido ni produjo ningún escándalo. Aceptó la contienda deportiva. Y demostró que salir segundo también merece un premio y un aplauso.

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Hernán O’Donnell

El equipo empieza a asomar

Ya había dado muestras de buen fútbol, de orden y de funcionamiento ante Colombia. En ese primer amistoso, el sub 23 de Argentina que conduce tácticamente Julio Jorge Olarticoechea, jugó un buen partido y cerca estuvo de ganar. De hecho, contó con un penal a favor a los 89 minutos y Calleri desvió la ejecución por arriba del travesaño. Se esfumó así la chance de coronar con una victoria una buena presentación.

Ante Haití, ante un calor sofocante en Miami, el equipo hizo un buen partido y pudo llevarse la victoria.

Arg vs Haití

Jugó bien en el primer tiempo. Tuvo la pelota, reguló la intensidad y a los 44 logró abrir el marcado con un golazo de Mauricio Martínez.

En la segunda parte llegó el penal de Correa, y aunque Haití encontró el descuento, sobre el cierre, una gran jugada de Lo Celso derivó en un pase a Giovanni Simeone que definió con un golazo. 3-1 final.

“Sabíamos que no iba a ser un partido fácil, todos los países mejoraron”, sostuvo el DT. “Hoy jugamos bien, pudimos salir con precisión y creamos situaciones”.

“Se ganó bien, pero falta todavía”, agregó el entrenador.

Claro que sí; claro que falta, Vasco. Pero se ve un equipo. Un grupo que se hace fuerte. Y que invita a soñar…

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Hernán O’Donnell

Los Jaguares se despidieron con un triunfo

Fue una buena victoria, valiosa, merecida. No se había jugado bien en el primer tiempo, al menos no se pudieron disimular las fallas, y cada error se pagó caro. pequeños errores, que a veces pasan inadvertidos, en esa primera parte se tradujeron en puntos para los Lions. Y el acierto a los palos, la mente puesta siempre en sumar, en mantener el partido a tiro, en saber que si había una mínima chance, un penal, por ejemplo, siempre era mejor sumar de a tres que buscar un hipotético try.

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Los Jaguares entendieron que el partido significaba mucho en cuanto al futuro. La despedida, el cierre, el saber que la última imagen iba a perdurar hasta el año que viene, cuando otra vez se abra esta competencia y el Super Rugby esté en el calendario internacional.

Por eso la decisión de sumar de cualquier forma y lugar, para irse con la victoria. Para que la gente que pobló la helada noche de Buenos Aires se vaya del Estadio “José Amalfitani” con una sonrisa. La primera parte se sufrió con dos tries en contra, pero el acierto en 4 penales nos llevó a un parcial de 12-15 y un marcador ajustado, para sentir que el equipo estaba en el partido.

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Una duda en la marca en el comienzo del segundo tiempo le permitió a los visitantes visitar el in goal por tercera vez y sumar con la conversión, lo que les dio un parcial de 12-22.

Allí apareció la garra de los argentinos. La vergüenza deportiva y la decisión para revertir la situación. Facundo Isa fue el abanderado; lo siguió Lavannini y Petti, que buscaron poner siempre al equipo en ataque. Montoya no estuvo preciso en los lines, pero fue duro en el choque y en los rucks. Hernández supo utilizar con precisión su pie y Cordero aportó su habitual audacia. Los Jaguares crecieron y se superaron.

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Entonces llegó el try de Isa: el público se levantó y el marcador quedó 17-22. Otra vez estábamos cerca.

Y si el line no funcionaba, sí lo hacía el scrum. A los 17 del complemento el try penal convertido por Sánchez permitió revertir el marcador: 24-22 para los locales. Enseguida el try de Alemanno, también convertido por el tucumano Sánchez. Entonces el marcador quedó 31-22. El estadio ya vibraba con gritos y los argentinos no cesaban en el tackle y la búsqueda ofensiva.

Se jugaba en terreno visitante, que nunca pudo frenar el avance de los Jaguares. Poco quedó del equipo ofensivo y habilidoso del primer tiempo. Los Lions sufrían una amonestación y en inferioridad numérica fueron superados. Otro penal de Sánchez selló el 34-22 final.

Un triunfo justificado en el segundo tiempo, a partir de la decisión de ir a buscarlo. Los Jaguares querían despedirse de su gente, que siempre fue fiel en el acompañamiento, y en el último encuentro, tuvo su recompensa.

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Hernán O’Donnell

El vasco y su familia

Fue un gesto natural, noble y generoso. Propio del principal protagonista, Julio Jorge Olarticoechea, el DT que asumió el compromiso de dirigir al seleccionado sub-23 que actuará en los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016; el hombre que nació en Saladillo y nunca perdió las costumbres y los modos de los pueblos chicos, humildes y bondadosos. Surgió en Racing, jugó en River y Boca, también en Mandiyú de Corrientes; en la selección nacional lo hizo por más de una década. Integró el equipo que ganó la Copa del Mundo de la FIFA-México 1986. Nunca se la creyó…

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“Me parece una buena oportunidad de presentarle a toda la gente que trabaja con nosotros; acá está el capitán Víctor Cuesta y el sub capitán Gerónimo Rulli, pero también utileros, cocineras, la gente de limpieza, cancheros, cuidadores…todos los que nos ayudan a formar un equipo”, dijo el vasquito.

Y agregó: “Trabajamos como podíamos, a medida que llegaban los jugadores. Algunos venían con poco entrenamiento, por lo que teníamos que cuidar el nivel de exigencia y equilibrar las cargas; hay plantel para armar sistemas muy buenos. Estoy muy confiado en los jugadores. No pongo excusas: Son muy buenos jugadores y yo deberé estar a la altura desde lo táctico, estratégico y en el convencimiento al jugador. Vamos a necesitar mucho esfuerzo para vencer a rivales muy difíciles”.

Evitó cualquier polémica: “Los campeones del ’86 tienen las puertas abiertas para venir acá o a Río de Janeiro; hoy, por ejmplo, vino Nery Pumpido, y su experiencia nos vino muy bien”, sostuvo Olarticoechea.

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Siempre con la sonrisa a mano; lleno de energía que le brota por todo el cuerpo. La pasión y las ganas que le inflan el pecho y la voz fuerte, aún cuando la tenga un poco gastada en estos días de frío, lluvia y múltiples indicaciones en cada entrenamiento. El “Vasco” no afloja nunca.

“Los rivales serán muy duros. Portugal, para comenzar, no es nada fácil. ya tenemos bastante información, hoy por internet se consigue todo, y hay videos cortos, no como en la época nuestra que Carlos nos hacía ver los videos de los rivales y eran larguísimos…” Y las risas se desparramaron por la sala de conferencias.

El “Vasco” Olarticoechea está en su salsa. Sabe que la parada es difícil, pero así le gusta. Entiende que hay un paralelismo con las dificultades que había en sus años en la selección, cuando “Burruchaga tiraba los centros en francia, para que Ruggeri los cabecee en España”, decía entonces el entrenador Carlos Bilardo. Sabe, el “Vasco”, que la unión hace la fuerza. Que todos juntos conforman un equipo. Y que ahí está la base del triunfo. contagia fe y optimismo. Merece esta oportunidad. Y que la suerte, si existe, se sume a este barco que está a punto de partir.

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Hernán O’Donnell

 

Cristiano Ronaldo conquista Europa

Tiene el objetivo entre ceja y ceja. Quiere ser considerado el mejor jugador del mundo; aunque haya ganado varios balones de oro, y ese distintivo pueda ir implícito, entiende que es una distinción anual y por lo tanto, efímera. O por lo menos, corta. Porque varias veces también lo ganó Leo Messi; porque alguna vez estuvo considerado Andrés Iniesta. Porque para esta temporada, si el campeón era Francia, Antoine Griezmann era el más firme candidato a llevarse el premio. Por eso, para Cristiano Ronaldo el ganar el balón de oro es un premio importante, sí, pero que se ditingue más si se logran títulos importantes, Copas, torneos continentales y mundiales, con el club y con la selección. Eso puede distinguir a un jugador y llevarlo a ser el mejor de una era.

Portugal I

Cristiano pensó mucho en esta EURO. Sabía que tenía una posibilidad magnífica. Su rival directo, Leo Messi se había quedado sin la Copa América Centenario USA 2016. Pensaba que era la oportunidad de sacar una ventaja. Campeón de Europa con su club, Real Madrid, el hecho de sumar Champions League y Eurocopa era toda una invitación a soñar.

Y despertó para darle rienda al sueño. Para hacerlo realidad. Se vistió de líder y llevó al equipo por el sendero correcto en busca de la gloria.

Apareció cuando había que ejecutar penales. Fue determinante en el encuentro ante Gales. Marcó un golazo de cabeza que lo encumbró en la cima por si algún distraído pensaba en bajarlo del sitial. Y fue protagonista de la final, aún cuando sólo estuvo 20 minutos en la cancha.

Portugal II

El golpe de Payet que lo excluyó del partido no pudo arriarlo de la definición. Intentó seguir, pero fue en vano. Dejó la cancha entre lágrimas, se fue al vestuario y en 45 minutos del complemento retempló el ánimo.

Volvió para el final y lanzó una arenga grupal e individual para los 30 minutos de prórroga. Les habló a todos y cada uno. Predijo el gol de Eder (Algo así como “hoy te convertís en héroe…” dicho alguna vez); les dio ánimo y confianza. Sabía que su ambición individual estaba en los pies de sus compañeros, y en las manos de Rui Patricio.

Fue un líder en todo el sentido de la palabra. Dirigió junto al entrenador Santos; discutió tácticas y se cruzó por delante de Deschamps y todo el banco francés para demorar un cambio. Jugó el partido desde afuera.

Gritó el gol con todas sus ganas. Se abalanzó sobre el racimo de compañeros portugueses que celebraban el tanto cuando restaban 10 minutos.

Lloró y festejó. Besó la copa y se dejó fotografiar con ganas. Sonrió al mundo. Su batalla estaba ganada.

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Hernán O’Donnell  

El niño mimado se fue de casa

Se hablaba como una posibilidad, pero nadie creía que podía llegar a ser cierto; estaba el rumor, pero en el condado todos pensaban que iría a haber un final feliz. Sin embargo, la noticia cayó, las puertas se abrieron y el niño mimado de Miami Heat, el jugador que llegó a la franquicia hace 13 años, que se ganó un lugar importante en el equipo, que conquistó el corazón de los fanáticos por encima de cualquier otra estrella, que logró los tres campeonatos que la ciudad festejó en las temporadas 2005/2006, 2011/2012 y 2012/2013, que se clasificó a 11 play off de post temporada, que provocó aplausos y ovaciones, que generó remeras que tachaban el “Dade” County para reemplazarlo por “Wade” County, el niño mimado del condado dijo adiós…

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Dwayne Wade decidió marcharse a su ciudad natal, Chicago y unirse al equipo que la representa: Bulls. Los famosos Toros de Chicago tendrán, a partir de ahora una super estrella, un jugador muy valioso que los podrá ayudar a recobrar la gloria pasada, cuando un tal Michael Jordan, un tal Scottie Pippen y otro tal Dennis Rodman conformaron un equipo avasallante, imbatible, fabuloso…

En Miami quedan las lágrimas por la despedida. Y la controversia, claro. Porque en esta historia del divorcio entre la franquicia y el jugador hay dos campanas que suenan y hay que escuchar. Wade cree que no le dejaron opción. Que fue la organización la que le dió la espalda, la que no hizo el esfuerzo para que continúe, o que por lo menos no mostró total interés. Notó que se ponían más esmeros en la llegada de Hassan Whiteside, o en la propuesta de buscar otros jugadores, como Durant.

El jugador siente que hizo un esfuerzo importante en la temporada pasada, que se esmeró y logró hacer, junto a sus compañeros, un equipo competitivo. Pero no encontró eco en la dirigencia. La diferencia pudo estar en el monto del salario o en la duración del contrato: por dos años querían unos, por tres pretendía Wade…todas razones, argumentos, que se fueron en distanciar las posiciones.

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Ahora los caminos se han separado. Se rompió algo muy fuerte. Se partió el corazón que unía al jugador más querido con la afición. “El Miami Heat ya no parece ser la familia que siempre creímos que era”, comentó un aficionado en las redes sociales. “Creía que la salida de Le Bron James era una decisión personal, pero que la permanencia de Wade le daba un sentido total de pertenencia a la franquicia”, razonó otro. Son ellos, los fanáticos del Heat quienes más sienten el golpe del divorcio. Como los hijos, que muchas veces son quiene más sufren la separación de los padres, los aficionados se han quedado perplejos y desilusionados.

El ídolo entendió que una carta directa a la ciudad era la mejor forma de comunicar a la gente las razones de su partida. Y eso escribió de modo textual:

“Estimado Miami,

Esta ha sido una decisión muy emocional y difícil. Después de 13 años, he decidido embarcarme en un nuevo viaje con los Chicago Bulls. No fue una decisión fácil, pero siento que he tomado la decisión correcta para mí y para mi familia.

Empecé mi carrera en la NBA con los Miami Heat en el 2003 y ha sido un honor haber jugado con ellos y ayudar a construir una franquicia ganadora con tres campeonatos de la NBA. Miro hacia atrás con orgullo y admiración por todo lo que hemos logrado juntos. Quiero expresar mi agradecimiento a la familia Arison, Pat Riley, al entrenador Erik Spoelstra, el cuerpo técnico y toda la organización del Heat de Miami.

Desde el fondo de mi corazón, quiero dar las gracias a la comunidad de Miami y especialmente a #HEATNATION por todo su amor y apoyo a lo largo de los años. Ha sido realmente increíble. Estoy profundamente conmovido y agradecido por los mensajes positivos de mis fans que expresan que quieren lo mejor para mí y van a apoyar mi decisión. Las memorias que incluyen desfiles de campeonato y cinco títulos de conferencia son increíbles momentos que hemos compartido y que van a permanecer cerca de mi corazón al comenzar el siguiente capítulo de mi vida.

Creciendo en Robbins, Ill., Nunca soñé que una carrera en la NBA podría haber sido incluso posible y que un día iba a llevar una camiseta de Chicago Bulls. Viendo a los Bulls mientras crecía me inspiró a una edad temprana para perseguir mi sueño de convertirme en jugador de baloncesto. Mis recuerdos más preciados eran ver a mi padre jugar al baloncesto en las canchas de la Escuela Primaria de Fermi y el desarrollo de mi juego en el Centro Recreativo de Blue Island. Nunca he olvidado de donde vine y estoy agradecido de tener la oportunidad de jugar para el equipo que alimentó mi primer amor por el juego. Muchos de los miembros de mi familia todavía viven en Chicago y estoy muy contento de volver a casa a una ciudad muy cerca de mi corazón.

Estoy deseoso de volver a mis raíces y ver lo que se avecina.

Mucho amor y respeto,

D. Wade”

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En Miami quedaron lágrimas y palabras de despedida. Quienes creyeron que tenían un jugador franquicia para siempre, que su carrera estaría sólo ligada al Heat y se conformaría un referente para la ciudad y su gente, hoy se ven desilusionados.

Para quienes ven el deporte con otra óptica, quizás menos romántica pero más pragmática y más ligada a la realidad de estos tiempos, entenderán que Dwayne Wade fue un eslabón importante, muy importante, quizás el más importante, de una cadena de estrellas como Alonzo Mourning, Dan Majerle, P. J. Brown, Eddie Jones, Tim Hardaway, Shaquille O’Neal, Chris Bosh y tantos otros que construyeron la gloria del equipo, lo sostuvieron y dejaron el legado para que en el futuro aparezcan nuevos deportistas que mantengan la llama de la pasión encendida.

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Hernán O’Donnell

 

Una noche de lluvia, barro y emociones

Fue el reencuentro con la victoria y con la satisfacción del deber cumplido. Los Jaguares elaboraron un triunfo amplio y merecido, y se reencontraron también con su gente, que fue reducida por las inclemencias del tiempo, pero fiel en la presencia y en el apoyo a los jugadores.

Los Jaguares hicieron pie en el barro del Estadio “José Amalfitani”. Sobrellevaron el penal en contra y muy rápido Nico Sánchez puso el 3-3 con un penal. Después llegó el try convertido para ponerse 10-3 y el try de Creevy donde todos empujaron para establecer el 15-3 parcial. Descontaron los Bulls con un penal y nos fuimos a refugiar de la lluvia y el viento tras un primer tiempo auspicioso: 15-6

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El segundo tiempo se jugó con más ritmo y fiereza. Crecieron los argentinos por la garra de Creevy, el empuje de Lavannini, el talento de Sánchez, la capacidad de Tuculet y la audacia de Cordero.

Un penal de Nico Sánchez, y 18 a 6. Buen momento para desarrollar las facetas del juego. Tackle y creatividad. Y garra y corazón. Otro empuje coordinado, otra avalncha de peso en una banda y otro try del capitán Agustín Creevy, muy parecido al del primer tiempo: 23-6, ante un rival duro y peleador.

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Un try de Bulls achicó la diferencia a 23-11 y otro penal de Sánchez la volvió a estirar a 26-11.

Enseguida, otra vez el tucumano Sánchez acertó un penal a los palos y los argentinos se adelantaron 29-11.

Llegó el momento del rugby desplegado, abierto, duro e intenso. Los Bulls no se achicaron y pelearon el partido. Con más vergüenza que rugby fueron a buscar el descuento. Los locales contestaron con tackles y propuestas de contraataque. Fueron cinco minutos, los finales, donde se vio un rugby de nivel, jugado con honor e intensidad.

Y con toda la alegría de volver a cantar victoria, ante un público fiel y una tormenta permanente que regó de esfuerzo y sacrificio la victoria de los Jaguares.

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Hernán O’Donnell

Una Copa que perdurará en la memoria

Para bien o para mal, esta Copa América Centenario USA 2016 perdurará en la memoria de los aficionados al fútbol; es decir, a una inmensa población que lo sigue y lo respira en Sudamérica, en Centroamérica, en México y, cada vez más, en Estados Unidos. Una Copa que se jugó a lo largo y ancho de un territorio inmenso, que tuvo partidos por todos lados, repartidos en la superficie que equivale a un continente y que constó de buenos partidos, goles vibrantes, sorpresas, decepciones, grandes figuras y dos equipos que sobresalieron del resto y se encontraron en la final.

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Perdurará en la memoria de la gente de Panamá, que hizo una buena Copa, le ganó a Bolivia, sufrió con Argentina y siempre desplegó un fútbol vistoso. Perdurará en las intenciones de Colombia y la madurez que empieza a alcanzar Venezuela.

Perdurará en Perú, que se acomodó a lo que pretende Gareca y crece. También quedará en la memoria de Brasil; un fracaso rotundo, porque más allá de golear a Haití por 7 a 1, quedó afuera en la primera ronda. Y eso es grave para un seleccionado de tamaña riqueza e historia.

Quedará en la memoria de los amantes del fútbol nacidos en Estados Unidos, que aún son minoría en el país, pero que crecen y cada vez, de a poquito, suman más. Una encuesta reciente publicada por The Wall Street Journal, dice que entre los jóvenes de 12 a 24 años, el “soccer” ya es el segundo deporte.

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Quedará en la memoria de Ramón Díaz: el primer partido, ante Costa Rica en Orlando, le quitó todo el aire y buena parte de las chances de clasificación. Empató 0-0 bajo el calor sofocante de la tarde de la Florida y tras esos dos puntos perdidos el equipo no pudo recuperarse y Ramón dejó su puesto.

Perdurará en la memoria de Chile. Empezó de menos a más. Fue superado por Argentina en el primer partido, pero el gol que marcó en el descuento para cerrar la derrota por 1-2 le dio un empuje que se tradujo en la seguidilla de victorias siguientes ante Bolivia (con un penal discutido y un arbitraje polémico), Panamá, la goleada 7-0 a México, la victoria en semis ante Colombia 2 a 0 bajo el diluvio de Chicago y el triunfo por penales ante la Argentina por 4 a 2.

Chile llegó como candidato y tuvo la madurez y la claridad para respaldar esa candidatura.

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Quedará, como un martillazo doloroso, en la memoria de la Argentina futbolera. El torneo que se construía de a poco, que enhebraba victorias y buenas actuaciones, que edificaba la ilusión de cortar 23 años de sequía, se derrumbó como un castillo de arena en la tanda de los penales de la gran final.

La Argentina jugó por momentos bien, pero siempre estuvo muy encima de sus adversarios (hasta las semifinales) más por la jerarquía de sus futbolistas que por el rendimiento colectivo. No fue una maquinaria de fútbol. Fue, más bien, la supremacía de sus futbolistas por encima de los jugadores rivales. Luego de vencer a Chile, le ganó en fila a Panamá, Bolivia, Venezuela y Estados Unidos. Todos equipos entusiastas, con algunas virtudes más destacadas en unos que en otros, pero ninguno tiene la estatura futbolística que pueda exigir a una selección de primerísimo nivel. Y el equipo de Martino los superó más con superioridad técnica que con juego colectivo.

Ante Chile, la selección mereció ganar. Ahí tiene razón el “Tata” Martino. Tuvo varias situaciones que le pudieron dar la ventaja. Pero no mostró superioridad de conjunto. Y hasta sufrió algunas contras que salvó “Chiquito” Romero.

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No pudo la Argentina. No pudo convertir en 120 minutos, no pudo doblegar la férrea defensa chilena, no pudo entrar el cabezazo de Agüero al final, no pudo en los penales…

Perdurará en la memoria porque se perdió en otra noche triste, porque no se cristalizó lo que se veía tan factible y porque luego de la caída llegó un golpe más fuerte y contundente: Leo Messi declaró que el seleccionado se había terminado para él. Y duele, claro porque aún tiene muchísimo para dar. Puede ser una declaración “en caliente” y que pasado un cierto tiempo, más frío y sereno, revea esa decisión. Pero perdurará esta Copa América Centenario USA 2016, también por eso: porque a la pena por la caída en la final, se le sumó una despedida que, de concretarse, será mucho más dura de sobrellevar.

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Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a New York City, New York, USA)

Un nuevo golpe a la ilusión

Los fuegos artificiales de New Jersey iluminan un cielo que estuvo tan cerca y quedó tan lejos. La Argentina se hunde en las lágrimas del desconsuelo y la derrota. La tanda de penales ha pasado y ya no hay nada que hacer. Si hubo una última esperanza, se acabó en esa definición. No alcanzó con la alegría efímera de Sergio Romero y el penal que le contuvo a Arturo Vidal, una de las figuras del partido. La otra, Claudio Bravo, se iba a encargar de contener el penal a Lucas Biglia y de esa forma encaminar el triunfo de Chile.

En el medio de esa tanda, el penal que desvió Messi ante la sorpresa e incredulidad generalizada. La Argentina perdió otra vez. Otra final, la tercera consecutiva. Cayó en la Copa del Mundo de la FIFA-Brasil 2014 ante Alemania; en la Copa América Chile 2015 ante el local. En la Copa América Centenario USA 2016 frente a Chile otra vez. Tres finales seguidas en tres años. Un sabor amargo que se profundiza cuando se empiezan a revisar algunas casualidades: tres partidos con alargue, 120 minutos de cada juego, 360 minutos en total y ningún gol.

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El Met Life Stadium que el día anterior estaba poblado de periodistas del mundo que esperaban (esperábamos) la consagración de Messi con su selección, quedó poblado de asombro. El festejo genuino de Chile no podía ocultar la tristeza generalizada, que trascendía a los argentinos e invadía a los que se han sumado al amor por Messi, sean del lado que sean.

La Argentina perdió otra chance. Se escapó al minuto, cuando el tiro de Banega se fue muy cerca del palo derecha de Bravo. Se fue en el minuto 20, cuando el remate de Gonzalo Higuaín se escapó por un centímetro.  Se fue cuando el cabezazo de Agüero que entraba en el ángulo, encontró la mano de Bravo y la descolgó cuando el gol parecía inevitable.

Chile se defendió bien. Supo cerrarse para evitar llegadas. Rodeó a Messi cada vez que recibí la pelota. Y le hizo infracciones cada vez que fue necesario. Así se fue expulsado Díaz, pero no cambiaron la estrategia. Por esa ley de las compensaciones, se fue expulsado Rojo y el partido equilibrado.

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Se fue el partido sin que se pudiera torcer el rumbo. La firmeza de los centrales con Mascherano de “6” y Funes Mori al lateral. La voluntad de Banega, que se suelta a partir del ingreso de Kranevitter, por el apagado Di María.

Y el ingreso tardío de Lamela, que en el suplementario le dio aire y frescura a la Argentina.

Pero no hubo caso. Y además, Chile contó con un par de situaciones bien claras que detuvo Romero y una salvada providencial de Funes Mori.

Pero estaba escrito que la tarde-noche de East Rutherford sería triste y melancólica. La tanda de penales llegó con los mismos presagios que el año anterior. Pero no está allí la causa de la derrota. La razón, las razones, pasan por los 90 minutos y la prórroga. Argentina no pudo conformar un equipo. No tuvo demasiado vuelo en lo futbolístico, y además no le acertó al arco.

Habrá que serenarse, reflexionar y ver como se sigue. En caliente, Leo dijo “la selección se terminó para mí”. Bueno, es una frase en caliente. Habrá que serenarse y pensar. Enfriarse, saber que se hizo bien y que cosas hay que corregir. Incluso Leo. La Argentina perdió una hermosa chance en East Rutherford, y la pena se expande por toda la patria futbolera. Un nuevo golpe a la ilusión. Pero no hay que destruir todo. Hay que construir sobre lo bueno que ya está. Por que en el deporte, como en la vida, siempre hay que levantarse y empezar de nuevo. Se gane o se pierda. Vamos, que la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 nos espera a la vuelta de la esquina, más cerca y más rápido de lo que nos imaginamos.

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Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a East Rutherford, New Jersey, USA)