Argentina encontró una sonrisa

Un estadio hermoso, imponente. Refugio de muchas tardes de la Copa del Mundo FIFA-Alemania 2006, el Commerzbank Arena, enclavado en medio de un bosque frondoso y espectacular de Frankfurt recibió otra vez a la Seleecion Nacional de fútbol.

Así como en aquel mundial la Argentina de José Pekerman igualó con Holanda 0 a 0, esta vez la Argentina encontró una gran sonrisa ante Alemania.

Argentina salió a pelear el partido. A la presión de Alemania, intentó contrarrestarla con salidas por las bandas; pero eran los locales los que tenían más la pelota y ejercían el control del partido. A los 12′, una proyección por izquierda de Klose, desborde y centro hacia Ozil que pudo controlar Romero fue una advertencia. Alemania ya contaba con su primera aproximación.

Las subidas de Bender, el manejo de Thomas Muller, la movilidad de Ozil, el despliegue de Khedira…Todo era de Alemania: la posesión del balón, el dominio territorial y las situaciones de gol.

Al llegar a los 20′, Argentina empezó a acomodarse. Creció Di María, se movió Higuaín, Messi comenzó a mostrar chispazos…De un corner que Messi, tocó corto con Sosa, este se la devolvió y la pulga prolongó hacia atrás, Zabaleta (que había recibido) lanzó un centro pasado: Rojo, por atrás de todos cabeceó al centro y Garay metió un segundo cabezazo, que fue controlado por el arquero alemán. Argentina decía presente en Frankfurt.

A los 30′, un partido entero en un minuto: pelotazo en profundidad a Sosa que sorprende a toda la defensa local; la salida desesperada del arquero Zieler, Sosa que llega antes y le puntea la pelota; el arquero que lo embiste abajo y lo derriba…penal para Argentina, expulsión (correcta) al arquero Zieler. Mientras Leo Messi se prepara para Joachim Low decide que el arquero suplente Ter Stiegen ingrese por ¡Thomas Muller! y seguían las sorpresas. Messi que se para tranquilo; el arquero ingresado que se mueve y baila en la línea…el remate a su izquierda y Ter Stiegen que adivina, atrapa la pelota y es héore en un minuto. Del banco a la tapa de los diarios.

Y sobre el cierre del primer tiempo, otro blooper: Corner que ejecuta Messi desde la izquierda, no demasiado peligroso, a baja altura…Khedira quiere rechazar con la pierna derceha, pifia, y con la izquierda la envía hacia atrás. Sorprende al arquero Ter Stiegen, a todos…gol en contra, Argentina gana 1 a 0  en el primer tiempo.

Claro que faltaba la segunda etapa. El ingreso de Aguero se reclamaba dado que la Argentina necesitaba mayor profundidad en atque y contaba con un hombre de más. Sabella lo entendió así y acertó. 6 minutos del complemento, Di María habilita a Aguero, el Kun la abre a la izquierda para Higuaín, el Pipita con una generosidad ilimitada abre el centro bajo, bien atrás, para la entrada de Messi, y Leo que sentencia porque es el mejor jugador del mundo ( a pesar de errar un penal): remate seco, fuerte, rasante y Argentina que gana 2 a 0.

Argentina ya se siente cómoda y segura. La selección tiene la pelota, la hace circular y sin mostrar grandes destellos futbolísticos, amenaza cada vez que la agarra alguno de los de arriba. Un tacazo de Gonzalo Higuaín, a los 20′, habilita a Messi quien la pica ante el arquero y la pelota se va apenas desviada. 

Era la tarde de la sonrisa argentina. 27′ del segundo tiempo y Di María que remata fuerte desde afuera: 3 a 0. Era el golpe de Knock Out.

Alemania estaba desbordada; pero, fiel a su historia, no se rindió. Porque si algo caracteriza al fútbol teutón es su espíritu de lucha; más allá  del estilo que proponga en cada época, el alma de esta gente los lleva a luchar siempre, auqnue el partido parezca irremontable. Los argentinos lo sabemos, el Mundial de México ’86 lo atestigua.

Así, una buena triangulación por la derecha, desembocó en un centro atrás y el cabezazo cruzado del lateral Howedess que vence a Romero: 1 a 3 y Alemania que no se rinde, aunque queden apenas 9 minutos.

9 minutos que se van, entre el control de balón de Argentina y el empuje alemán; el equipo de Sabella se llevó un triunfo, una sonrisa y la tranquilidad de saber que, con trabajo y tiempo, se puede.

 

Hernán O’Donnell