El Fútbol se gana un lugar en el mapa de Estados Unidos

Todavía no se puede hablar de “quinto deporte”, detrás de los cuatro grandes de la Nación (Baseball, Football, Basquetbol y Hockey), porque hay muchas disciplinas consolidadas como el Tenis, el Boxeo, el Atletismo y todas sus vertientes, la Natación, el Volleyball y varias más.

Pero el “Soccer” se ha ganado un lugar. Importante. Está desparramado por todo el país. Se lo suele ver en las cadenas deportivas y en los noticieros informativos. Está presente en los periódicos y en las estaciones de radio.

Se han organizado las Ligas masculina y femenina con destacado suceso. La primera ya cuenta con más de 20 equipos, bien distribuidos en los diferentes estados, y la integran jugadores de gran trayectoria, que se destacaron en las grandes carteleras de Europa.

Además se organizaron campeonatos relevantes en el concierto internacional: La Copa del Mundo de la FIFA-USA 1994 y la Copa América Centenario USA 2016, que fueron un rotundo éxito comercial y deportivo; los estadios se llenaron y los partidos fueron muy atractivos.

Este verano trajo un nuevo menú con ofertas superadoras: Se jugaron partidos de envergadura con equipos distinguidos de Europa, como Manchester City, Juventus, París Saint Germain, Manchester City, y “El Clásico”, el partido que conmovió a Miami y repercutió en todo el planeta: Real Madrid vs Barcelona.

Llegará en unas horas el juego entre las estrellas de la liga, la MLS Stars contra el Real Madrid, en el Soldier Field de Chicago, en un cierre de verano de alto nivel.

No sabemos si el “Soccer” ya es el cuarto deporte, pero se ha ganado un lugar importante en el mapa deportivo del país y eso vale más que cualquier ranking armado por gustos y subjetividades.

 

Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Key Biscayne, Florida, USA)

Estados Unidos se quedó con el Oro

Un torneo largo, apasionante, con un recorrido amplio por todo el país. Varios equipos con marcados progresos, alguna sorpresa y la desazón de México, quien no pudo sortear las semifinales.

Estados Unidos fue el más prolijo, el más consistente, el más sólido. y se llevó la Copa de Oro 2017, tras una final bien ganada frente a Jamaica, la grata sorpresa del certamen.

 

 

El equipo de Bruce Arena conquistó por sexta vez la Copa de la CONCACAF. Tuvo un rendimiento regular, y figuras destacadas como su arquero Howard, el volante Michael Bradley, el delantero Altidore y un compromiso global de todo el conjunto.

Se destacaron Costa Rica y Panamá. Canadá mostró progresos y Jamaica rompió, una vez más, todos los pronósticos.

Pero el dueño de casa tenía todas las luces encendidas, hizo un torneo contundente y se quedó con el Oro.

 

Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Miami, Florida, USA)

 

Jamaica, la sorpresa de la Copa de Oro

No se la esperaba. Si bien estaba en el lote de los buenos equipos, aquellos que podían hacer una buena campaña, nadie imaginaba que estaría en la gran final.

Jamaica integraba ese grupo de animadores junto a Costa Rica, Panamá, Canadá, tal vez Honduras…pero muy pocos lo pensaban en la final.

Sin embargo, con humildad, esfuerzo y momentos de buen fútbol, llegó al partido decisivo.

Se sostuvo en Andre Blake, su notable arquero, quien es bien conocido por sus actuaciones en el equipo de Philadelphia Union, de la MLS. También en Kemar Lawrence, un defensor sobrio y en su delantero Romario Williams, autor del tanto frente a Canadá. Lawrence marcó el histórico gol ante México, cuando el partido llegaba a su fin, en el minuto 88. Y enseguida les recordó a sus compañeros que aún faltaba, que no debían desconcentrarse pues había unos minutos más por jugar.

Ahora quieren más. En unas horas se viene la gran final ante el local y favorito, Estados Unidos. Pero Jamaica no se conforma: “Queremos hacer historia y hay una sóla forma de lograrlo; ganarle la final a Estados Unidos”, dijo Lawrence. Es parte del sueño de Jamaica, que en unas horas tendrán la oportunidad de intentar hacerlo realidad.

 

Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Key Biscayne, Florida, USA)

 

Canadá y Costa Rica, dos protagonistas que postulan su candidatura

México es el candidato por naturaleza. Estados Unidos, también. por localía, crecimiento y ambición. Pero habrá que tener en cuenta a dos equipos que, en silencio, ya empiezan a pensar en los cuartos de final.

Ayer empataron 1 a 1 con goles de Alphonso Davies a los 26′ para Canadá, y a los 42´ Francisco Calvo igualó, de cabeza, para Costa Rica.

Fue el equipo centroamericano el que dominó las acciones; tuvo más tiempo la pelota, buscó, sobre todo en los primeros minutos, el arco contrario y estuvo cerca de marcar.

Sin embargo fue Canadá el que abrió el marcador, y con Davies, mostró un joven con un futuro alentador; después fueron los “Ticos” quienes empujaron y llegaron al empata sobre el cierre de la primera parte.

El segundo tiempo fue parecido, con dominio costarricense y un Canadá que amenazaba de contraataque. Costa Rica dominó, pero con el correr de los minutos se bajó la intensidad y al final los dos se conformaron con el empate.

Era un punto valioso, que les permite seguir el camino y soñar con un futuro venturoso en esta Copa de Oro CONCACAF-USA 2017.

 

Hernán O’Donnell 

 

 

 

 

La Copa de Oro 2017 enciende el fútbol de la CONCACAF

Es un torneo tradicional y apasionante. La Gold Cup ya es algo más que el certamen de Norte y Centro América. Es el campeonato que siempre se observa en el resto del mundo, porque hay promesa de buen fútbol, de valores promisorios y de tradicionales animadores (México, Estados Unidos) y naciones que progresan y buscan su lugar en el mapa del balompié.

Este año se juega en Estados Unidos; habrá partidos por toda la nación, de costa a costa, con el inicio en New York y el final en Santa Clara, California. En el medio, un montón de encuentros desparramados por diferentes ciudades, para llevarles a todos la belleza del fútbol.

El comienzo ya nos trajo algunas sorpresas. Canadá venció con cierta facilidad a Guayana Francesa en la apertura del campeonato. Y Costa Rica derrotó a Honduras, todo en el Red Bull Arena de New Jersey. Y el local no pudo con Panamá, que ya había tenido buenas presentaciones en la Copa América Centenario USA 2016.

Martinica venció a Nicaragua y dio la primera sorpresa del torneo; México ganó en su debut y se perfila como el más firme candidato. Jamaica disfrutó de su debut ante Curacao con un claro triunfo por 2 a 0.

Y la ronda sigue…El fútbol, bendito deporte, siempre tiene un torneo, una competencia, un certamen, para seguir y disfrutar.

 

Hernán O’Donnell

Alemania Campeón, dos palabras de unión natural

La victoria por 1 a 0 ante Chile en la final de la Copa FIFA Confederaciones llegó por un haber forzado un error en la salida del equipo sudamericano. Intentaba maniobrar Marcelo Díaz cuando dos hombres fueron a presionarlo, bien cerca del arco de Claudio Bravo, y lograron obtener el balón. de ahí vino el gol de Stindl cuando se jugaban 20′ y el partido se sentenció.

Poco pesó lo que había pasado hasta ese momento. Un Chile que intentaba prevalecer, que había llegado en dos oportunidades con cierta claridad y un institnto de querer manejar el partido. Poco importó. Apenas Alemania tuvo una chance, facturó.

Después fue una constante en el desarrollo: el manejo del balón de La Roja, el criterio táctico de los europeos.

Se soltó Chile por los laterales; tanto Beausejour como Isla se ofrecieron como salida limpia desde los costados, y Vidal comandaba la batuta de cada ataque, con la movilidad de Sánchez y el talento de Hernández. le costó sumarse a Vargas, aunque fue este último quien sacó un remate preciso que controló Ter Stegen.

El encuentro no tuvo la intensidad ni el ritmo que había tenido el de la primera fase. Había más recaudos, más temores, mayores cuidados. Desde ese punto, no se pareció al primer encuentro. Fue más rico el primero, más tenso el segundo.

Esa fricción se notó en el complemento, cuando Gonzalo Jara le aplicó un codazo a Werner y el referí, tras consultar al VAR, sólo lo amonestó, cuando lo indicado era mostrarle el cartón colorado.

Pero no se desmadró el partido. Se mantuvo en su cauce y Chile se la jugó en los últimos minutos, aunque siempre chocó con Ter Stegen, al cabo, elegido como la figura del partido.

Chocó Chile con la pared alemana. Esa máquina de jugar al fútbol de todoas laas maneras posibles: al ataque, de contra, con presión alta, o con acumulación de volantes…esta vez eligió replegarse en una suerte de dos líneas de cuatro para partir rápido en contraataque y asustar con Werner, Draxler, o las llegadas de Stindl, Emre Can cuando ingresó, y el respaldo de Rudy, de buen partido.

Alemania ganó otra final, como ganó la final del Mundial hace tres años, como acaba de ganar el Europeo Sub-21. Ganó porque creyó en un estilo, en una manera de trabajar, porque no se aparta de ella ni se confunde por algún traspié transitorio.

El mundo de la pelota está preocupado y alerta. La máquina alemana no se detiene, y parece que no lo hará por un largo tiempo.

 

Hernán O’Donnell

La máquina alemana no se detiene nunca

Lo liquidó como había liquidado a Brasil en su mundial hace tres años. En apenas 8 minutos de juego, Alemania sentenció la serie semifinal ante México. A los 6′, Goretzka entró sólo por el medio en una furtiva maniobra y derrotó con un disparo fuerte a Ochoa; a los 8′, se repitió el veloz ataque y otra vez Goretzka doblegó a Ochoa con un tiro cruzado.

Olor a knock out, aunque la sangre mexicana no se rinde tan fácil y entonces empezó a aparecer Chicharito Hernández, a juntarse con Giovanni Dos Santos y a atacar. Con más vergüenza que fútbol, pero con una dósis de optimismo. A los 35′ armaron una maniobra colectiva prolija y punzante, pero el remate de Chicharito se fue alto, cuando el gol era factible.

México vio que podía progresar con su libreto conocido: tener la pelota, asociarse, buscar progresar en el campo. Así, empezó a empujar a Alemania contra su arco. y los europeos perdieron el mando; se replegaron en dos líneas de cuatro, se pararon cerca de su área y cuando la recuperaban, les costaba meter el contragolpe. El conjunto azteca empezó a dominar la situación, y los últimos 20 minutos los tuvo como protagonista, pero no le alcanzó para descontar en el maarcador.

Cerró un primer tiempo digno, pero no pudo remdiar, en esos 45′ iniciales, las distracciones que le costaron dos goles de desventaja. No aprovechar las oportunidades cuando Alemania te permite un respiro es un pecado mortal. En el segundo tiempo quedaría demostrado..

A los 50′ Jimenez tuvo una situación para descontar, se demoró en rematar, emganchó hacia adentro y su tiro final perdió sorpresa y potencia: terminó bien controlado por Ter Stegen.

Enseguida Werener tuvo un mano a mano que no pudo defniri porque lo empujaron de modo sutil cuando estaba por sacar el tiro; a los 58′ llegó el tercero, tras otra gran maniobra colectiva, en la que Draxler habilitó por la izquierda a Héctor, el lateral entró libre al área y la tocó al centro donde estaba Werner descuidado, y con un toque suave convirtió el tercero. México era muy descuidado en defensa y poco eficaz en ataque: lo pagaría.

A esta Alemania no se le puede dar ninguna ventaja. No se puede ser tan ingenuo en la defensa como fueron los hombres de verde, ni tan erráticos en ataque. México no aprovechó ni una de las varias chances que tuvo para convertir, pero no dejó de regalar ventajas en defensa. Un combo letal, al que ni siquiera le hizo un guiño la fortuna: a los 74′ un buen cabezazo de Jimenez pegó en el travesaño cuando ya no llegaba el arquero alemán, que antes había tapado un remate fuerte y difícil.

Fue contundente Alemania. Golpeó al principio, para meter dos manos de esas que definen un combate. Un 2 a 0 a los 8′, demuelen a cualquiera. Por momentos, desarrolló un fútbol exquisito; en otros, se tiró atrás y aguantó. Y cuando el mexicano Fabián sacó un remate fortísimo desde 40 metros, tras recibir el pase rápido de un tiro libre, para convertir y achicar la distancia a 3-1, Alemania borró enseguida cualquier atisbo de emoción o incertidumbre que podía presentarse: Younes, a los 90′, apareció por izquierda tras otra buena maniobra colectiva, y amplió el marcador a 4-1 final.

Alemania no detiene su marcha. Ni en la Copa FIFA Confederaciones Rusia 2017 ni en el proyecto que desarrolla con su fútbol, que hace que este equipo, que algunos llaman “B” y otros lo catalogan como sub 24, esté otra vez en una final y sea, como siempre, uno de los grandes animadores de cualquier certamen en que se presenten para jugar a este deporte.

 

Hernán O’Donnell 

 

 

Chile fue más Bravo que nunca

Eduardo Vargas entró sólo al área, demoró un instante y cuando se acomodó para sacar su remate, la salida rápìda del arquero portugués Rui Patricio le tapó el disparo. Enseguida, una maniobra veloz de Portugal en contraataque, el pase preciso de Cristiano Ronaldo para la entrada de André Silva y cuando parecía que tenía el arco para abrir el marcador, la salida veloz de Claudio bravo le ahogó el grito. Iban 6 minutos y Chile y Portugal nos avisaban como iba a ser el partido. Aunque esa promesa, como los amores de estudiantes, se iba a derretir con el paso del tiempo…

Dos equipos de la elite mundial. Dos conjuntos rápidos y con jugadores de gran jerarquía, con vocación ofensiva y asociaciones productivas. Más profundo Portugal, con el maestro Ronaldo movedizo y práctico, acompañado por la tremenda habilidad de Bernardo Silva, la rapidez de André Silva y la ubicación táctica de William Carvalho.

Después de los 25′ Chile empezó a equilibrar el juego. La movilidad del Tucumano Hernández y el despliegue de Arturo Vidal le empezaron a cambiar la cara al equipo. Tuvo más contacto con la pelota, la supo administrar y llevó peligro al área de Portugal. Charles Aránguiz tuvo una oportunidad, pero se apuró en el remate. Y con las subidas de Beausejour y la sociedad con Alexis Sánchez, creó peligro por esa banda.

Claro que Portugal siempre mantuvo la amenaza latente. Ronaldo siempre genera esa sensación. Y Bernardo fue un socio apropiado, aunque le faltó, al equipo, profundidad en la ofensiva.

El correr del tiempo enfrió el ímpetu, y se cerró el primer tiempo con un leve retroceso en el volumen del juego. Habían protagonizado un encuentro de alta categoría, con mucha riqueza individual y colectiva, pero el final los encontró en una suerte de declive y conformismo. Había que aguardar, descansar y volver a empezar en el complemento.

El inicio del segundo tiempo fue muy parecido al del primero: dos situaciones pegaditas cuando iban 52′. Primero, Eduardo vargas metió una chilena estupenda, que sorprendió a todos menos al arquero Rui Patricio, que la sacó con esfuerzo al corner. Enseguida, Portugal metió una contra a toda velocidad que derivó en Crstiano Ronaldo. Su remate, fuerte y seco fue controlado por Bravo. Otra vez, quedaban mano a mano.

Habían bajado la intensidad. ya no se jugaba a un ritmo frenético y alocado; al contrario, parecían más estudiados y controlados los movimientos. Era parejo y equilibrado. Con dos equipos que empezaban a respetarse demasiado y a pensar en cuidar hasta el mínimo detalle para no echar por la borda el pase a la final por un error.

El partido se desvaneció. portugal le cedió la pelota a Chile, para que los sudamericanos hiceran su libreto: salida prolija desde el fondo. Y en cuanto la recibía el volante central, Marcelo Díaz, dos hombres a apretarlo. Entonces, el toque atrás de Díaz y volver a empezar. Así, empezaron largos minutos de cuidado y tedio hasta llegar a los 90′ reglamentarios con un 0 a 0 que estuvo lejos de lo que prometieron en los minutos iniciales.

El alargue no trajo alguna novedad. Fue más de lo mismo. El partido que nos habían prometido ya no existía. No había ni un vestigio de aquello que insinuaron en los primeros minutos. Las respuestas físicas tampoco eran las mismas; el agotamiento mostraba su cara. El camino a los penales parecía inexorable. Hasta que en el minuto 117 una maniobra de Chile sacudió la modorra. Desborde desde la derecha, centro pasado, la toma Silva, quien se la cede atrás a Vidal: su remate pegó en el palo y el rebote de Martín Rodríguez pegó en el travesaño. Chile apostó en la última bola de la noche, pero no tuvo fortuna.

En los penales, la suerte, la pericia y la experiencia de Chile, prevaleció. El pase a la final se concretó, por un Chile que fue más Bravo que nunca.

 

Hernán O’Donnell

 

 

 

 

Una Copa llena de sorpresas

Cuando todavía se vive con cierto estupor la eliminación del organizador en primera ronda de esta Copa FIFA Confederaciones Rusia 2017, nuevas sorpresas aparecen en la jornada.

En el grupo B parecía que todo estaba definido. Que Alemania y Chile se habían clasificado tras el empate que se forjó tras un excelente partido, y que los partidos ante Camerún y Australia, respectivamente, serían un mero trámite.

Pero el fútbol es hermoso porque tiene estas cosas. Porque siempre hay un lugar para la sorpresa, para que surja aquello que parece imposible, inverosímil. En eso, en ese carácter impredecible, no hay deporte que se le parezca. Ni por asomo.

En los papeles, Chile se presentaba como un rival muy superior a Australia. Casi, de otro nivel. El conjunto sudamericano ya está, por rendimiento colectivo y jerarquía individual de sus futbolistas, en la elite del fútbol mundial. Australia, en cambio, parece aún estar en el segundo escalafón.

Pero nada de eso se vio en el primer tiempo. Al contrario, lució más ofensivo el equipo oceánico. Fue para adelante con sus limitaciones, presionó con mucha gente en ataque y forzó un error en una salida desde el fondo de Chile. De ese enredo y esa pérdida de balón, llegó el gol de Troisi a los 41′. Antes había avisado con una aparición solitaria de Luongo, que Claudio Bravo pudo tapar y después tuvo una clarísima chance para aumentar el marcador, pero el remate se fue alto.

Chile no estaba en sintonía. Mantenía su identidad, su forma de jugar, pero no podía desbordar a los australianos; el empuje y la habilidad tremenda de Alexis Sánchez era su principal carta, y así llegó a una clara situación que Alexis no logró rematar cuando le faltaba el último toque. Y un disparo de Aranguiz se perdió en un rebote, en otra ocasión clara.

Inquieto e impaciente, el entrenador Pizzi decidió reemplazar a Aranguiz y Fuenzalida por Rodríguez y Pablo Hernández. Chile necesitaba salir de su confusión. Tomar las riendas y sacar adelante un partido que se había complicado y ponía en riesgo la clasificación.

El ingreso de Martín Rodríguez fue fundamental. No sólo por el gol que marcó a los 66′, que significó el empate 1-1 y la tranquilidad para “La Roja”, sino porque le dio frescura al ataque, liberó a Sánchez de tener que asumir todas las responsabilidades ofensivas y le dio más aire a Vargas y a Arturo Vidal.

Tras la igualdad, tuvo Chile el control del juego, pero Australia siempre amenazó, y se perdió un par de goles desde situaciones inmejorables, pero les faltó pericia a sus delanteros. Y cuando querían progresar en ataque, chocaban con Paulo Díaz (la figura de la defensa) y la experiencia de Jara y el arquero Bravo.

El empate le dio la clasificación a Chile, que no fue el mismo equipo que dominó a Alemania y que sufrió una sorpresa inesperada, de esas que el fútbol siempre nos regala para recordarnos por qué es el deporte más hermoso del mundo.

 

Hernán O’Donnell  

 

Rusia cayó antes de tiempo

El renovado México tiene todos los méritos. Es un equipo de intenciones ofensivas, de buen trato de balón y de un despliegue interesante en el campo. Con la llegada de Osorio al banco de suplentes, el equipo busca jugar siempre.

Sorprendió a Rusia y lo eliminó. Primera sorpresa en la Copa FIFA Confederaciones Rusia 2017: el local se quedó afuera.

Quizás resultó un poco injusta su eliminación, pues Rusia había hecho una buena serie y jugó partidos para destacar. Lo hizo ante Nueva Zelanda, también con Portugal e incluso en el primer tiempo ante México.

Después se desdibujó. Y si el empate parecía lo más acorde al desarrollo del match, un pelotazo largo que no fue bien cubierto por la defensa local (hubo un lento retroceso y una salida apurada y fallida del arquero), derivó con el gol de Lozano que decretó el partido. Rusia, que ganaba por 1 a 0, se vió con el partido dado vuelta. Samedov lo había puesto en ventaja a los 24′ y a los 30′ igualó Araujo.

Le faltó rebeldía al conjunto organizador. Fue al ataque, generó situaciones a través de centro, pero siempre parecieron avances livianos, sin potencia, sin fuerza, sin generar sensación de peligro. No tuvo siquiera un desorden para atacar por suma de jugadores en avanzada.

Se rindió a los pies del conjunto azteca, que terminó dueño del balón, del manejo del partido y de una clasificación merecida.

Es una pena por Rusia, porque había hecho méritos para avanzar. Le faltó una pizca de audacia final cuando la realidad le marcaba que iba a protagonizar el primer simbronazo de esta Copa, con una eliminación que no estaba en los planes de sus seguidores.

 

Hernán O’Donnell