Un ballet, con forma de partido de fútbol

Cuando apenas se jugaban 5 minutos y tras una buena acción de presión ofensiva,  Alexis Sánchez marcó su golazo, el que abrió el marcador entre Alemania y Chile, todos supimos que estábamos en las puertas de un partidazo, de esos que hacen vibrar al planeta, de los que nadie se puede perder esté en el lugar que esté y sea la hora que sea en el mundo.

Era el puntapié inicial de un partido para coleccionar. A todo ritmo, con llegadas, dinámica y búsqueda de ataque permanente. Dos equipos de alto nivel. En ese primer tiempo se vio el fútbol moderno, el que domina en estos tiempos: salida clara, prolija, cuidado del balón, once jugadores para defender, once para atacar…y cuando aparecen las individualidades, y el toque preciso se multiplica, pueden aparecer acciones como las del gol del empate alemán: dominio de Can, toque preciso a la izquierda, centro rápido y rasante, aparición de Stindl por el medio y un remate seco y potente que decretó el 1 a 1 a los 40′. Luego lo tuvo Alexis con una excelente maniobra individual de izquierda hacia el centro, pero su tiro fue bien controlado por Ter Stegen.

Así se cerró un primer tiempo lleno de luces, plagado de emociones y un ritmo futbolístico descomunal, propio de la excelencia de estos tiempos.

Chile con una propuesta muy atractiva; las subidas permanentes de sus laterales, Isla y Beasejour, con la llegada de Arturo Vidal y los movimientos de Vargas y Alexis Sánchez, siempre ponía cinco hombres en ataque. Alemania con la dinámica de Can, Draxler, Goretzka, Rudy, Stindl también sumaba muchos hombres cuando avanzaba. Y el respeto sagrado por la pelota hacía el resto: un ballet con forma de partido de fútbol.

Con el correr de los minutos empezó a bajar la intensidad. Una cuestión lógica, empezaron a máxima velocidad, la mantuvieron durante la primera etapa, trataron de conservar ese ritmo en el complemento y cuando faltaban quince minutos empezaron a desacelerar. En el fondo, comprendieron que el empate era un buen resultado, y si bien generaron algunas llegadas hasta el final del encuentro, en los últimos minutos la conformidad les ganó la partida. El show ya lo habían brindado y pensaron en el futuro, que tal vez los vuelva a encontrar en la instancia final.

 

Hernán O’Donnell

Portugal y Cristiano quieren conquistar el mundo

A los 7 minutos apareció el número 7. El famoso CR7, el ya legendario Cristiano Ronaldo, metió un cabezazo estupendo, potente, demoledor, tras recibir un buen centro de Raphael Guerreiro. Abrió el marcador y marcó el clima de un partido que en esta Copa FIFA Condefedraciones Rusia 2017 se asemejaba a una final anticipada. El Spatak Stadium lucía completo y Moscú vibraba con un partido que también nos transporta al mundial del año que viene.

Un ambiente fabuloso y dos equipos de enorme vocación ofensiva, aunque Portugal siempre lució más prolijo, más jerárquico. Es que se apoyó en la enorme sabiduría de Cristiano Ronaldo, pero contó con un acompañamiento estelar: Bernardo Silva desparramó todo su talento, William Carvalho su ubicuidad y Pepe su solidez defensiva.

Rusia no encontró los caminos en el primer tiempo. Apenas una contra que no pudo aprovechar Smolov. Se fue entonces, ese primer período, con un ostensible dominio del equipo visitante.

Salió un poco más decidido el local en el complemento; pero chocó con la jerarquía de Portugal, que a los 48′ ya tuvo otra oportunidad de aumentar el marcador.

Y a los 55′ un remate de Cedric fue controlado por el arquero Akinfeev con cierta dificultad. Portugal era más y lo demostraba en la cancha. Cristiano elevó, a los 64′, un remate factible; pero le entró muy abajo y el balón se fue muy arriba. Hasta esas curiosidades nos presentaba el partido.

Rusia salió de la confusión con entrega y vergüenza deportiva. Sumó hombres en ataque y buscó llegar con rapidez, con pases largos y velocidad. Pero no le alcanzó porque le faltó profundidad y siempre tuvo enfrente un rival peligroso, amenazante.

Portugal ganó con justicia más allá de algún sobresalto final. Lució como un equipo poderoso, fuerte y hábil. Es candidato para este torneo y se revela como una amenaza para el año que viene…

 

Hernán O’Donnell

La Copa Confederaciones abrió con emociones

La Copa FIFA Confederaciones Rusia 2017 abrió con todas las emociones juntas. Es cierto que aún no vimos estadios llenos, pero el marco la ocupación de un 70 o 75% le da un color especial, y a la vez un clima de comienzo próspero que hace imaginar que muy pronto se verán tirbunas colmadas.

Pero lo más importante está en el verde césped, y allí se vivieron emociones iniciales que nos entusiasman con ver un buen torneo.

El debut de Rusia fue prometedor. Es verdad que Nueva Zelanda es un equipo entusiasta, sólo entusiasta, y con muchas limitaciones a la hora de la alta competencia futbolística. Pero no quita que el conjunto local se haya mostrado sólido, veloz, con una clara aptitud ofensiva.

Un gol en contra de Boxall y una entrada furtiva de Smolov le dio la ventaja definitiva de 2 a 0 al conjunto local.

Luego, uno partido emotivo y vibrante, que tuvo un favorito (Portugal) que se floreó en la primera parte y un adversario (México) que nunca se rindió, jugó al ataque y siempre mantuvo el optimismo.

Entre idas y vueltas, más el protagonismo del VAR (Video Assistant Referee), se armó un encuentro interesante, dinámico, atractivo. Quaresma marcó a los 34′, cuando Portugal dominaba y parecía que se adueñaría del juego. Sin embargo, a los 41′ una maniobra por derecha derivó en un centro y el cabezazo de “Chicharito” Hernández le dió el gol del empate al equipo azteca.

Era la igualdad y nos esperaba un segundo tiempo de alto voltaje; Cristiano Ronaldo fue el hábil conductor de un Portugal que pretendió hacerse de la pelota. México también mantuvo su propuesta: tener el balón y darle buen destino para progresar en ataque. Llegó el tanto de Cedric a los 86′ y parecía sellada la victoria de Portugal. Pero los americanos no se rindieron. Con el último aliento llegó el empate: Corner de Jonathan Dos Santos y cabezazo de Héctor Moreno que dejó sin chance a Rui Patricio cuando se jugaban 91’…

El cierre de la jornada fue la victoria de Chile por 2 a 0 sobre Camerún. Los trasandinos dominaron todo el partido, pero recién sobre el final consiguieron los tantos, cuando Arturo Vidal concretó a los 81′ y Eduardo Vargas aumentó a los 91′. Un triunfo importante para vencer a un oponente duro en la defensa.

Así arrancó la Copa FIFA Confederaciones Rusia 2017. Con goles, emociones y promesas de un gran torneo que acaba de comenzar.

 

Hernán O’Donnell

“Un homenaje al viejo y querido fútbol argentino”

Cuando la selección nacional ganó la Copa del Mundo de la FIFA-Argentina 1978 y se consagró por primera vez como la mejor del mundo, el Dt de aquel equipo, César Luis Menotti sentenció: “Fue un homenaje al viejo y querido fútbol argentino”. En esa frase quiso resumir el significado del logro y el modo en que se consiguió. Un reflejo de, por entonces, alrededor de 100 años de juego, donde se hizo carne el buen trato del balón, la búsqueda ofensiva, la propuesta generosa y la habilidad individual. Todo eso quiso resumir el seleccionado que le abrió las puertas de la gloria a nuestro fútbol.

Jorge Sampaoli intentó hacer lo mismo en el amistoso ante Singapur. Un homenaje a nuestro viejo y querido fútbol. El 2-3-5 tan usado durante décadas. El esquema que sintetizaba delanteras míticas, formaciones que hoy se repiten de memoria. Guzmán en el arco, y luego Mammana y Fazio; Salvio, Biglia y Acuña; Di María, Dybala, Correa, Lanzini y Gómez. Un clásico de aquel fútbol de los años 40 y 50…

Había que ver cuánto podía resistir el equipo local, que alineó una hilera de 5 defensores, más adelante 4 volantes y un sólo hombre desprendido en posición ofensiva. El desarrollo fue una constante: Argentina dueña de la pelota, posicionada en el campo adversario y con la intención de mover la pelota, ya sea por combinaciones o por maniobras individuales, hasta conseguir el espacio y el momento para definir.

La defensa local aguantó 25 minutos: un corner y una entrada solitaria de Federico Fazzio abrieron el marcador. Ya no había más que esperar la llegada de más goles. A los 30′ Joaquín Correa sorprendió a todos por el primer palo y señaló el 2 a 0 con el que se cerró el primer tiempo.

Es cierto que el adversario no opuso ningún riesgo. Que lució como un conjunto de principiantes, con pocas habilidades individuales, sin juego colectivo y carente de toda astucia o destreza para este nivel que exige el equipo argentino. Un conjunto de cualquier categoría  vernácula tiene más alto grado de peso futbolístico. Pero lo que vale destacar es la intención del entrenador y la disposición del equipo.

Vale premiar a Sampaoli porque hizo de entrada un planteo ofensivo a cara decsubierta, porque no se acomodó a ninguna cautela. ¿Que sentido tiene arrancar con un esquema clásico, digamos 4 defensores, 3 volantes, enganche y dos puntas, si luego con el correr de los minutos hay que sacar defensores o volantes retrasados para que ingresen hombres de ataque? No tiene ningún sentido. Mejor empezar así.

La segunda parte fue más tediosa. Argentina se desdibujó y Singapur no salió de su letargo. Los cambios le quitaron fluidez al desarrollo; la pelota se mantuvo siempre en poder de la visita. Y Alejandro Gómez tuvo la virtud de explotar una variante intersante: el remate de media distancia; desde afuera y a los 59′, marcó el 3 a 0.

A los ’74, Paredes elaboró una maniobra individual y marcó el 4 a 0. Y sobre el cierre, llegaron dos goles para decorar la noche de Asia. a los 89′, Alario. Y a los 91′, Di María escribieron el 6 a 0 final.

Argentina tuvo un entrenamiento televisado, con público, en un estadio grande y mostró una imagen de neto corte ofensivo, con una predisposición constante de atacar y un esquema que se remontó a las viejas décadas de gloria de nuestro viejo y querido fútbol.

 

Hernán O’Donnell

 

Argentina, un nuevo modelo que invita a la ilusión

En el primer tiempo se pareció al equipo de Bielsa que superó a Brasil en 2001; en la segunda parte, por momentos nos pareció revivir el històrico enfrentamiento de los octavos de final del Mundial de Italia 1990, en Turín.

Hubo un equipo que presionó e intentó asfixiar al adversario y otro que sufrió y por momentos se abrazó a la fortuna. Dos versiones de un seleccionado que condensó en 90 minutos dos recuerdos de partidos importantes.

La Argentina propuso un modelo que invita a la ilusión: una disposición en el campo de juego de neto corte ofensivo, con salida limpia desde el fondo, traslado seguro y presión alta en el campo rival. En ese contexto fue muy buena la aparición de José Luis Gómez, quien se ofreció como salida clara, con buen manejo y proyección, tanto en el lateral abierto como en diagonales con toques asociados. También se destacó la tarea de los volantes centrales, Biglia y Banega, de correcta labor en la elaboración del juego.

Pero el más importante en ese lapso fue Angel Di María. Tuvo velocidad, habilidad e inteligencia para abrir a la defensa brasileña y mostrarse como la herramienta principal para la ofensiva argentina; por su sector llegaron las mejores jugadas. De arranque, un desborde y un remate suyo en el palo derecho avisó que por la banda izquierda, la Argentina sería una pesadilla.

Luego tiró el centro que cabeceó Otamendi, rebotó en el poste izquierdo y Mercado supo aprovechar el desvío para convertir con el arco desguarnecido.

Argentina había redondeado un buen primer tiempo, con muchas intenciones declaradas, una postura que se le exige a la historia de la albiceleste y se llevaba el premio del marcador.

En la segunda parte, cambió el argumento de la película. Brasil tomó las riendas, se animó y fue en busca de la igualdad. Se movieron con más profundidad Gabriel jesús y Renato Augusto, mientras que Philippe Coutinho se hizo dueño de la pelota y el armado de la ofensiva “verdeamarelha”.

A los 62′ tuvo una clara y propicia situación: Gabriel jesús superó con gambeta larga la salida del arquero Sergio Romero, pero no pudo convertir: su remate se etrelló en el poste derecho, y del rebote Wiilian quisó asegurar el disparo con un tiro fuerte, pero Romero logró desviarlo. Era la situación más clara de un brasil que emuló a sus antecesores del ’90, pero otra vez la fortuna estuvo con la albiceleste.

Los cambios le restaron poderío al equipo de Sampaoli. Más allá del esfuerzo de todos, las salidas de Gómez, Mercado, Higuaín y más tarde Banega, se sintieron. Los ingresantes mostraron entusiasmo, algunos para seguir con atención (Guido Rodríguez), otros con los nervios lógicos de los inicios (Mamanna, Tagliafico) otros con altibajos (Joaquín Correa). Todos con el crédito abierto para el futuro.

Se ganó y sirve porque las victorias siempre estimulan. Pero lo más importante de este debut de la selección de Jorge Sampaoli es que mostró intenciones, propuestas y virtudes, que invitan a la ilusión de volver a ver una selección argentina siempre protagonista, voraz y respetada.

 

Hernán O’Donnell

 

La tranquilidad de Brasil pone a prueba a la Argentina

El debut de Jorge Sampaoli al frente del seleccionado no podr{ia haber sido m{as complejo y dificultoso. Brasil será la mesa examinadora. El rival más importante de la Argentina en los últimos 50 años (en los inicios del fútbol el verdadero clásico era con Uruguay) estará enfrente para exigirle al máximo en el inicio de este ciclo. Y con una situación favorable, ya que marcha primero y tranquilo en la competición preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018, y eso lo lleva a encarar el amistoso de otra manera.

Brasil vive una suerte de luna de miel. Está en medio de un romance con su público. El equipo recuperó la memoria. Gana, por momentos golea, y siempre gusta. Recobr{o su identidad y vuelve a ser temible. Hilvanó 9 victorias consecutivas, ya tiene el pasaje asegurado al Mundial y no lo acosan las urgencias.

No estará Neymar y además Tite le dio descanso a Dani Alves y Marcelo, tras la final de la Champions League que jugaron el pasado sábado 3 de junio en Cardiff.

Pero el equipo no se confía; sabe que tiene un oponente de valía. “Cada clásico es una historia distinta y esta se va a desarrollar en los próximos 90 minutos”, respondió el arquero Weberton previo al partido.

El volante Fernandinho aseguró que el cambio de entrenador en Argentina puede tener un efecto positivo: “En el fútbol, cuando pasas un momento complicado, una de las alternativas es cambiar el entrenador. A nosotros nos pasó eso y ahora estamos muy felices”.

Se manejan con la habitual alegría, la despreocupación que forma parte de su identidad. Pero no subestiman al adversario. Saben del poderío de la albiceleste y sus mejores futbolistas. Brasil es más Brasil que nunca, sereno, relajado y respetuoso ante el examen que va a tomar en Australia.

 

Hernán O’Donnell

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Jorge Sampaoli, el nuevo sello del seleccionado

Ya empieza la era de Jorge Sampaoli en el seleccionado argentino; ya comienza su gestión. Después de idas y vueltas, negociaciones trabadas y discusiones de todo tipo, Jorge Sampaoli ya se encuentra en pleno trabajo, porque en unas horas debuta al frente del seleccionado albiceleste.

El tan solicitado Mauro Icardi está junto al equipo. Como somos muy aficionados a las polémicas y a pedir siempre un jugador como salvación (la ausencia de Tévez en el mundial de Brasil 2014 fue el último ejemplo), esta vez no habra demasiadas excusas. El jugador que todos piden, está. Aunque no es unánime, ni tampoco alcanza esa estatura gigante de Leo Messi, Icardi se volvió en los útlimos tiempos en una especie de “ángel salvador”, al que todos – o muchos- pedían como solución para todos los males.

Icardi está en el equipo y la Argentina trabaja para enfrentar a Brasil. Si hubo o existió una lista negra, ya quedó en el pasado. Ahora es el tiempo de mirar hacia adelante. “El objetivo del entrenamiento de hoy era el juego y la recuperación post pérdida. Lo que se requiere es dominar. Para la recuperación post pérdida, lo único que queda es viajar juntos. Para jugar, que nos una el pase”, sostuvo el entrenador.

En la primera práctica, Sampaoli no sólo abrió las puertas sino que hizo hincapié en el trabajo realizado y su difusión. La página de la AFA se encargó de divulgar que tareas se hicieron y con qué objetivos:

1- Construir un juego de posición y de posesión para tener el control.
2- Lograr callejones internos y externos, con jugadores cerca y jugadores alejados estratégicamente, para eliminar la presión del rival.
3- Buscar constantemente la superioridad numérica.

Y cuatro ejercicios para sostener las ideas a las cuales se quiere adherir el equipo:

1) Ancho y angosto: ancho para jugar y angosto para presionar, se disponen tres jugadores libres ubicados en línea vertical y dos grupos de futbolistas que se alternan para recuperar agrupados la pelota y para pasarla generando espacios.
2) Conducción de centrales: en un cuadrado, con los defensores conduciendo, se disponen dos grupos, unos marcando y otros atacando, que intenta generar y aprovechar la superioridad numérica.
3) Inferioridad numérica para la recuperación: en un rectángulo, se dividen dos grupos, uno de 10 y otro de 6. Los que están en inferioridad tienen que recuperar la pelota, agrupándose y definiendo cuál es el momento exacto para presionar y quedarse con el balón.
4) Ataque sostenido: en situación ofensiva, un equipo completo de diez jugadores, todos volcados hacia una de las mitades de la cancha, van generando oleadas de ataques, construyendo situaciones de gol, desde la posesión.

La Argentina vive una nueva etapa. Empieza a clarificarse el trabajo y ya se observa el ideario y los lineamientos del nuevo entrenador. Un hombre de conceptos modernos, estudioso y metódico. Nuevas señales de un equipo que empieza a construir un nuevo camino.

 

Hernán O’Donnell

 

Jorge Sampaoli, el dueño de la nueva ilusión

Por estas horas está en pleno vuelo a Australia. Está metido en sus pensamientos, en sus ideas, mientras termina de elaborar la realidad que le presenta este nuevo cargo: el de DT del seleccionado argentino de fútbol, lo que soñó toda la vida y siempre lo visualizó lejano, casi inalcanzable.

Pero ahora es una realidad. Ahora es el entrenador de la albiceleste, el que debe darle forma a un equipo que tropieza en la marcha de las eliminatorias y debe conseguir su boleto para la ronda final de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018.

“Hay una frase de José Larralde que dice que ‘es lindo estar cerca de lo que de lejos se admira’, y yo a este lugar lo admiré siempre y me parecía muy lejano. Ahora que se concretó me genera mucha ilusión; no sólo a mí, también a Jorge (Desio, el preparador físico) y Sebastián (Beccacece, ayudante de campo) y agradezco que me hayan esperado”.

Fueron sus palabras iniciales: “Hay más de 100 jugadores en observación y seguimiento. Acá no hay bajas, sino altas. Se suman jugadores a la selección. Y en cuanto al estilo, quiero que juegue con una presión desmedida”.

“Este es un momento de unión”, continuó en la nutrida conferencia de prensa. “Hasta el cuerpo técnico se volvió a unir para construir este equipo, que no le pertenece a nadie sino a los 40 millones de argentinos”, aclaró para responder una inquietud vinculada a las amistades que puedan dominar el ingreso al plantel.

Consultado por este medio acreca de lo irregular que han sido los equipos en la zona sudamericana, con la excepción de Brasil, respondió: “Las eliminatorias en sudamerica son muy complejas, en general. Creo que hemos visto una competición preliminar con muchos vaivenes, como usted comenta. Excepto Brasil que se consolidó con el cambio de entrenador, el resto han tenido partidos muy buenos y otros no tanto. Por eso no se han definido los que van a clasificar; estas fechas serán definitorias. Esperemos poder conseguir la clasificación, hay muchos equipos muy buenos que también buscarán eso. Las eliminatorias sudamericanas siempre son muy complejas”.

Y también le preguntamos por la realidad de nuestros seleccionados juveniles: “Desde lejos, sería irresponasable de mi parte hacer una evaluación. Nos sentaremos con los dirigentes para hacer un análisis, pero quisiera retomar el camino de la época de Pekerman y Tocalli, cuando todos nos levantábamos en cualquier lugar del mundo para ver a esos equipos y disfrutarlos. Yo confío mucho en que esto cambiará en poco tiempo”.

Habló de Messi, de la selección local, de las 4 o 5 maneras de jugar, de plantear los partidos, de la fuerza disímil que puedan oponer en estos amistosos Brasil y Singapur, de la posibilidad de que nIcolás Diez sea el DT de la sub 20, de la llegada de Verón a un puesto directriz, de la inclusión de Jorge Burruchaga como mánager, de la construcción de la relación con los jugadores…

“Estamos todos bajo la bandera. Hay algo muy importante por lo que jugamos y la razón por la que estamos acá. Cada futbolista debe tener el orgullo de jugar acá, de emocionarse y brindar el 100%; con Jorge y Sebastián, siempre transmitimos eso.”

Y se fue envuelto en el cariño de su familia y todos los amigos del club Alumni de Casilda, que vinieron hasta Buenos Aires para darle abrigo y calor en una tarde muy fría en la que Jorge Sampaoli pudo abrazar el sueño de su vida.

 

Hernán O’Donnell

 

No hubo auxilio y el juvenil quedó eliminado

Es una ley de la vida. Todo debés proveerteló por ti mismo. Nadie mejor que uno para ayudarse; hasta el célebre libro “Martín Fierro” señala, entre tanta sabiduría que desparraman sus versos, que más allá de los amigos, “siempre el amigo más fiel es (tener) una conducta honrada”. Nadie te ayudará más que tú mismo.

La Argentina había tenido un para de resbalones en sus primeras presentaciones en la Copa del Mundo U20 de la FIFA-Corea del Sur 2017 y necesitaba ganar (y si era posible golear) para tener alguna posibilidad de clasificación a octavos de final.

El primer paso lo dió: goleó a Guinea por 5 a 0. luego, la ayuda externa no llegó. Costa Rica venció a Zambia, Arabia le igualó a Estados Unidos  y Japón e Italia protagonizaron un papelón al  finalizar el partido, donde estuvieron 7 minutos sin atacarse para sellar el empate 2 a 2 en un acuerdo tácito que deshonra al juego limpio.

Pero todo esto termina en un detalle o en una anécdota. La Argentina, como cualquier equipo del mundo, no debe desviar la responsabilidad en terceros. No pudo ganar los partidos anteriores, o por lo menos sumar puntos para no depender de nadie más que de su trabajo. Que no haya merecido perder es harina de otro costal; otro tema de discusión. El equipo llegó con muchas turbulencias a la clasificación en Ecuador (allí también necesitó la ayuda de un tercero,que llegó) y con poco tiempo de preparación y una infraestructura sin desarrollo ni sosten arribó a la aventura en Asia.

Queda la lección para aprender. Hace rato que la Argentina no figura en los torneos juveniles. Así como quedó eliminado en primera ronda de este certamen, en el último Sub 17, la Copa del Mundo U17 de la FIFA-Chile 2015, también quedó eliminado en primera ronda. Y si revisamos la clasificación final, la albiceleste terminó 24º de 24 equipos participantes… Desde el último mundial sub 20 ganado, allá por Canadá 2007, las frustraciones se repitieron. Y repercute en el seleccionado mayor. tal vez aún no nos damos cuenta que la base de los equipos nacionales está en las selecciones menores, más allá del trabajo de los clubes y la explosión y desarrollo de los futbolistas en sus propias carreras, desarrollo hecho por sus propios medios y esfuerzos. Pero ese trabajo de los clubes y de los futbolistas, no alcanza para la conformación de un seleccionado. La base son los equipos juveniles: los que le dan identidad, sentido de pertenencia y enetendimiento de una idea futbolística. La Argentina perdió ese rumbo desde hace un tiempo. Es hora de reencontrar el camino.

 

Hernán O’Donnell

 

Una goleada para esperar con ilusión

Había que dar un paso al frente. Ganar, golear y gustar. Había que alejar a los fantasmas, las malas ondas y jugar un partido convincente, más allá del adversario. Había que presentar una buena imagen en esta Copa del Mundo U20 de la FIFA-Corea del Sur 2017, aunque fuera la última. Argentina debía (y se debía) un partido acorde a su riquísima historia.

El equipo de Claudio Ubeda salió decidido al ataque. Tl como lo había hecho en los encuentros anteriores. Claro que frente a inglaterra y al local Corea del Sur, se encontró con dos equipos fuertes y con ideas claras de juego, que se mantuvieron sólidos en la defensa, supieron retroceder y achicar espacios, y lanzar contragolpes rápidos, audaces y certeros.

En cambio, esta vez la débil Guinea poco pudo hacer. A la Argentina le faltó un poco de serenidad para abrir el marcador. Pero cuando el “Chelo” Torres señaló su tanto a los 33 minutos, los goles empezaron a caer como uvas en una parra que madura.

A los 43 marcó un golazo Lautaro Martínez y se acabaron las incógnitas por el resultado. Sólo había que aguardar hasta donde llegaría la goleada albiceleste.

En el complemento Zaracho señaló a los 50, el zaguero de San Lorenzo, Marcos Senesi logró el cuarto gol a los 74′ y a los 79′ cerró la cuenta Lautaro Martínez.

Una goleada estupenda que devolvió a la Argentina a las marquesinas a las que está habituada.

Ahora es el tiempo de esperar. Los resultados del sábado y domingo determinarán cuales son los cuatro mejores equipos ubicados en los terceros puestos de cada zona. A eso aspira Argentina. A obtener uno de los últimos boletos para el último vagón del tren que defin e el torneo. Y su obsesión es subirse, aunque sea colgado del estribo.

 

Hernán O’Donnell