Fue un partido de 20 minutos: Los que transcurrieron entre los 2 y los 22 del primer tiempo. En ese lapso, se produjo lo mejor del encuentro y casi una síntesis perfecta de todo lo que tiene el seleccionado nacional de fútbol: Un tremendo poder de ataque, velocidad en el contragolpe de Di María, capacidad goleadora en Gonzalo Higuaín, talento en el Kun Agüero, y la magia imprevisible de Leo Messi.
También algún desequilibrio en mitad de cancha y desacople en el aspecto defensivo: así llegó el empate transitorio de Suecia, y también la contundencia argentina para volcar el partido a su favor.
No hay mucho más para agregar del partido que se jugó el miércoles 6 en estocolmo. Era la primera prueba del año para el conjunto de Sabella, y la superó con holgura. Aunque se repite en las mismas virtudes y defectos. Está claro que el poder ofensivo del equipo le da una seguridad y tranquilidad importante: siempre pareciera que va a convertir en el arco rival.
Es la gran aptitud de esta camada; así como hace unos años atrás se caracterizaba por la generación de buenos centrales, Roberto Ayala, Gabriel Heinze, Walter Samuel, Nicolás Burdisso, Gabriel Milito, y varios más que lucieron en los mejores equipos de Europa, hoy el potencial de Argentina está en el ataque.
El director técnico Alejandro Sabella, regresa a nuestro país tras permanecer en Europa, junto al preparador físico Pablo Blanco. Allí, aprovechó unos días, tras el encuentro en Estocolmo, para reunirse con algunos jugadores, entre ellos Mauro Icardi, que actúa en Sampdoria de Italia, y observar varios partidos de Champions y Europa Ligue.
Y ése es nu nuevo nombre para el ataque explosivo de la selección: Mauro Icardi, para que ” sufran más de lo que sufrimos nosotros en nuestro arco”…
Por ahora, ese es el camino y el estilo. Y mal no le va…
Hernán O’Donnell