Dolgopolov se adueñó de Buenos Aires

Y habría que decir de la Argentina toda. Porque el ucraniano Alexandr Dolgopolov fue el dueño del torneo de la ATP que Buenos Aires organiza, sin interrupciones, cada febrero desde 2001. Y ya es más que el abierto de la Ciudad. Desde hace un par de temporadas se lo denomina Argentina Open, con reminiscencias de lo que fue un glorioso e histórico Abierto de la República, que durante muchísimos años engalanó el tenis vernáculo.

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El ucraniano no falló. Ya había tenido una semana brillante, donde mostró una solidez y un juego muy efectivo. Arrancó con Tipsarevic, en un encuentro de primera ronda muy atractivo. Ganó con autoridad por 6-3 y 6-3. Después dio cuenta del uruguayo Pablo Cuevas por 6-3 y 7-6. En cuartos fue el turno de Melzer, quien no pudo aguantarle el ritmo en un viernes caluroso y muy húmedo: 7-5 y 6-4.

Ya era el candidato de la gente, porque si bien el torneo estaba armado en derredor de David Ferrer y Kei Nishikori, estas figuras no alcanzaron la dimensión de dominantes de la escena. Ferrer se fue en el debut y el japonés arrancó bien y comenzó a apagarse a  medida que pasaba las rondas, hasta ser sometido por el dominio del ucraniano en la gran final.

Dolgopolov crecía en cada encuentro y tuvo una semifinal muy buena ante Carreño, que terminó con un 7-5 y 6-2. Y llegó a la final entonado y con buen ritmo.

Ni el calor, ni la pesada humedad, ni la figura respetable del número 5 del mundo inhibieron al europeo. Salió decidido, jugó cada tiro a “matar” y fue muy certero en cada golpe: un servicio brillante, con un movimiento cortito, fuerte y preciso, acompañado de “winners” y “drops” bien ejecutados.

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El primer set fue parejo, aunque Dolgopolov siempre lució más sólido. Ganó sus servicios con más amplitud de lo que el japonés pudo hacer con los suyos; además se hizo rápido del tie break ya que sacó para 1-0, y tras la igualdad de Nishikori, quebró para 2-1. Mantuvo sus dos servicios: 4-1. Nishikori ganó los suyos siguientes: 4-3 para Dolgopolov, quien ganó los dos siguientes servicios (6-3), y tras el saque de Nishikori (6-4), otro quiebre del ucraniano selló el 7-4 del desempate.

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Pareció que en el segundo set, el asiático se metía en el partido. Ganó su saque, se puso 1-0 y apretó a al ucraniano en el segundo game. Pero era la tarde de Dolgopolov, y más cuando tenía su servicio. Igualó en 1, luego Nisihikori mantuvo, 2-1. Igualó Dolgopolov en 2, se adelantó el japonés y el ucraniano igualó en 3. No encontraba soluciones Kei. Intentó ser más agresivo en la defensa, responder el saque de su oponente más adentro de la cancha y atacar, pero no funcionó. Y Dolgolpolov aprovechó su chance: quebró en el séptimo para llegar a un 4-3 promisorio. Sacó con potencia y precisión, 5-3. Nishikori mantuvo su servicio: 5-4. Arrancó el ucraniano con alguna duda y un 0-15 que pronto remedó: fue 6-4 y partido.

Se lo llevó quien lo fue a buscar. Alexandr Dolgopolov mostró su garra desde el primer partido, creció en cada encuentro de la semana y fue el dueño de la tarde del Domingo 19 de Febrero de 2017. Un campeón justo y merecido.

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Hernán O’Donnell

 

El tenis de Fognini inclinó la balanza para Italia

“El balance dice que hicimos una buena serie, jugamos todos los partidos, luchamos hasta el final, dejamos todo, pero Italia jugó un poco mejor y por eso se llevó el match”. En la síntesis que hizo el capitán argentino, Daniel Orsanic, está el resumen de lo que fue el fin de semana largo de Parque Sarmiento. Argentina no era favorito para esta serie; al contrario, la “cátedra” decía que Italia tenía muchas chances de pasar y sin sufrir como al cabo sucedió.

Porque si algo hay para rescatar del equipo argentino fue la entrega, el compromiso, el no guardarse nada y dar pelea aún cuando el viernes había sido muy desfavorable. El 0-2 en los puntos presagiaba una tormenta mayor a la que se desataría en buena parte del país.

Pero el equipo se sobrepuso a esa situación incómoda y no se dio por vencido. Descontó en el dobles, y Charly Berlocq estiró la esperanza la tarde larga del domingo.

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Y en un lunes atípico, Guido Pella peleó todo lo que pudo ante un Fabio Fognini que comenzó errático, tenso, apagado, pero que luego de ceder los dos primeros sets, se consolidó en el tercero, se adelantó 4-3, quebró, ganó con su servicio y después ya fue el italiano que conocemos en su mejor versión: Sólido, lúcido, con un tenis rico y variado, en el cuarto set tras el 1-1 inicial quebró el servicio de Pella se adelantó 3-1 y si bien en el 3-2 Guido tuvo una chance de acercarse, fue Fognini el que se llevó el juego 4-2. Y lo ganó por 6-4.

En el juego definitivo, un clima enrarecido ya había invadido al Parque Sarmiento. La idea de abrir las puertas y que entrara la gente gratis era interesante en la teoría y en la práctica resultó contraproducente: mucha gente se acercó, estuvo en una larga hilera y tardó un tiempo en enterarse que ya no había más lugar. Otros, menos civilizados, rompieron un alambrado, ingresaron a toda velocidad al predio y se metieron a las corridas.

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Los insultos a Fognini, los silbidos, las agresiones inaceptables, impropias de una  conducta humana cerraron una tarde que no merecía pasar por esa vergüenza. Igual que el entredicho entre algunos miembros del equipo local y del visitante; algo que no se vincula con el deporte, ni los valores que debe transmitir.

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Una pena terminar con esas imágenes, porque lo de Argentina en la serie había sido digno. Y cayó ante un rival que fue mejor, tal como lo dijo Orsanic. No sólo se es grande en la victoria; aceptar la derrota ante un rival superior, reconocer lo que sucedió en la competencia, también hace a la grandeza deportiva. El equipo argentino dio un ejemplo cuando se cerró este largo fin de semana de tenis.

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Hernán O’Donnell

 

 

…Y la historia aún continúa

Empezó pocos minutos después de las 11 de la mañana y finalizó pocos minutos antes de las 8 de la noche. Fue una batalla larga, épica, cortada y cambiante. Arrancó Paolo Lorenzi a toda orquesta, se llevó la primera manga por 6-4 cuando la lluvia ya había anunciado su protagonismo. Porque el italiano tuvo mucho ritmo y precisión para ponerse 4-2 arriba, pero cuando el clima se iba a meter de lleno en la jornada, las cosas cambiaron. 4-4, interrupción, luego la reanudación para Lorenzi y el partido ya entraría en el terreno de lo atípico.

Pero Charly ya había dicho que tenía un plan. Que sabía lo que tenía que hacer, como jugar el partido. Y empezó a volcarlo para su lado. Con la iniciativa, tratando de dominar el juego, más allá de la elaboración. Así lo torció a un 6-4 en la segunda manga y en el tercer set se fue muy rápido 6-1 arriba.

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Pero el partido iba a tener más interrupciones. Viento, lluvia, humedad. Todo complicado para jugar al tenis. Y Lorenzi que recuperó el partido con un 6-3 muy luchado, y un fallo controvertido que pudo sacar a Berlocq de la concentración necesaria.

Pero era su tarde. Se adelantó con un quiebre muy rápido, porque ganó su servicio (1-0), empató Lorenzi (1-1), ganó Charly (2-1), quebró (3-1) y mantuvo (4-1)!

Después fue cuestión de mantener el saque para sellar un 6-3 final con sabor a gloria.

Falta un paso más. Se perdía 0-2 y se llegó a un 2-2 que deja todo para que se defina en un “SuperLunes” que promete ser muy atractivo.

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Hernán O’Donnell

 

Argentina puso el alma y estira la definición

La desazón de Simone Bolelli, el fastidio de Fabio Fognini y la serenidad del capitán Corrado Barrazzutti en la conferencia de prensa posterior al match, eran la imagen del equipo que no sólo había perdido un partido increíble y cambiante, sino que había dejado pasar una oportunidad magnífica para cerrar la serie y avanzar a la ronda siguiente.

La emoción de Leo Mayer, el optimismo de Carlos Berlocq y la sensatez del capitán Daniel Orsanic un rato más tarde, en la misma sala de prensa, eran la cara del vencedor. Un equipo que sigue abajo en el marcador, pero que conquistó un punto que le permite llegar al domingo con posibilidades.

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Leonardo Mayer y Carlos Berlocq jugaron con el alma y el corazón. Tuvieron dos sets muy buenos, donde aprovecharon las dudas de Simone Bolelli y los errores de Fognini, que recién se enchufó en el tercer set, en un momento clave: perdían 3-4 y 0-30 con su servicio y se afiló para revertir e igualar la manga en 4. Sacó Charly, que venía de dos sets muy buenos y falló. 5-4 para Italia, defensa sólida de su saque y obtención del tercer set. Otro partido comenzaba.

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Con la confianza por las nubes, los italianos se llevaron 6-2 el cuarto set. Igualados. Como regla general en el tenis, en los partidos a cinco sets, cuando se llega al quinto, la historia dice que puede pasar cualquier cosa.

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Y pasó de todo. Paridad hasta el 3-3; un dominio de Argentina; un match point con el score 5-3. El equilibrio de Italia en 5. La igualdad en 6 y a sufrir en el tie break…¿Sufrir? Argentina se puso muy rápido 4-1; y enseguida, 6-2. Todo parecía definido…Bueno, esto es tenis. Y nada está dicho hasta la última pelota. Italia tuvo frialdad para descontar cuatro match points y llegar al heróico 6-6. Y eso no fue todo. Se puso 7-6 para ganar…Pero Fognini erró una pelota no complicada, le picó mal y le dio en el marco, y Argentina igualó y ya no se detuvo: 9-7 el infartante tie break.

Todo está en juego. La Argentina se acordó del campeón, puso el alma y forzó la serie hasta el último día.

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Hernán O’Donnell 

 

 

 

Argentina, con todas las alarmas encendidas

“Creo que las declaraciones de Guido (Pella) tras jugar en Australia fueron impulsivas. Es cierto que no tuvo un buen día con Bautista Agut, pero a la jornada siguiente jugó el dobles y lo hizo muy bien; fue un jugador mucho más fresco, más suelto, por eso creo que estaba para esta serie”. Serio y seguro como acostumbra, el capitán Daniel Orsanic definió en la conferencia de prensa posterior a una jornada dura, sofocante e improductiva, sus razones para convocar a Pella a esta serie ante Italia, cuando el tenista había dicho, en el Abierto de Melbourne, que estaba agotado tras la final de la Davis en Zagreb, que se le había “quemado la cabeza” y necesitaba un descanso y rearmar esta temporada.

Sin embargo, prevaleció la opinión del capitán y Pella fue convocado a jugar. Como estaba en lo físico y, sobre todo, en lo emocional, sólo el tenista lo sabe. lo cierto es que saltó a la cancha a medirse ante un creciente Paolo Lorenzi con esos antecedentes frescos para la opinión pública: la de un jugador que estaba con la cabeza más enfocado en descansar y rearmar su año que en afrontar una competencia dura en el arranque y sin respiro tras el duro final pasado.

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En la mañana del viernes 3 de febrero de 2017, mientras el público cantaba “Dale Campeón” y se gozaba la presentación de la Davis en casa, empezó a desarrollarse una serie que trae más preocupaciones que certezas a futuro. Porque la idea de festejar el título tan deseado no tuvo un eco masivo en el público, aunque vale una de las razones que expresó Orsanic en la conferencia: “En general, el viernes es el día que menos público va a ver la Davis”. Eso es cierto y sucede en todos los países del mundo. Habrá que ver como continúa la convocatoria mañana.

La prestación de Guido no fue la mejor. No encontró nunca el partido, no pudo acomodarse y siempre se vio dominado por Paolo Lorenzi, que construyó su victoria con paciencia y eficacia.

“No pude entrar en el partido; no me sentí cómodo, y lo que probé no resultó”, señaló Pella tras el final. “Guido no tuvo un buen partido, tuvo más inconvenientes en lo emocional que en lo técnico” dijo Orsanic. En las rondas de preguntas no se profundizó demasiado el tema, pero queda claro que tuvieron percepciones diferentes.

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El triple 6-3 que logró el italiano Lorenzi es más que una curiosidad en el score. El desarrollo indica que pudo ser más amplia la victoria y la imagen que dejó el partido es la de un triunfo incuestionable del jugador visitante.

Como si hubiera habido un efecto contagio, Andreas Seppi tuvo un comienzo arrollador y se llevó las dos primeras mangas por 6-1 y 6-2. Parecía definido, porque Charly Berlocq tampoco encontraba la dinámica del partido. Pero el corazón y la garra del jugador de Chascomús dijeron presente y enderezaron el juego con un contundente tercer set que se llevó por 6-1. Luego vino la recuperación de Seppi y algunos vaivenes en Berlocq: el cuarto set fue una montaña rusa de sensaciones. Ganaba 5-2 Seppi con su servicio; Charly lo remontó y recuperó dos quiebres para adelantarse 6-5. El italiano igualó en 6 y fueron a un tie break también eléctrico. Seppi se imponía por 6-3, Berlocq igualó en 6 y tuvo su servicio para pasar al frente. No pudo aprovecharlo, y ya con el 7-6 a favor y el saque, el italiano consiguió el segundo tanto de diferencia para ganar ese tie break, el set y el partido.

La calurosa tarde del Parque Sarmiento tuvo un debut poco amigable. Una caída dura en los dos encuentros, un partido decisivo el sábado y los posibles que vendrán el domingo. La Argentina ya no tiene margen, debe ganar todos y cada uno de los puntos en juego para seguir en la Primera División del Grupo Mundial o deberá jugar el repechaje en Septiembre, con la pesada carga de evitar el descenso a segunda.

Las alarmas están todas encendidas, pero ningún partido está perdido antes de jugarlo. La Argentina Campeona del Mundo en tenis, lo sabe. Y tiene una chance más para demostrarlo.

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Hernán O’Donnell

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una Copa que promete muchas sorpresas

En unas horas se presenta el campeón. Sí, el campeón del mundo de tenis. Aunque la ciudad aún aparezca un poco desierta, como cada verano, aunque no se viva un clima desbordante de festejos. Lo cierto es que en unas horas, el seleccionado argentino de tenis saltará al court armado en el Parque Sarmiento para ofrendarle a su gente la bendita Copa Davis, y jugar la serie (muy complicada, por cierto) ante Italia.

La Argentina vive horas de alegría y compromiso. Primero, por poder ofrecerle al sufrido público del tenis, que acompañó a cada jugador y sobre todo siguió a la Davis con paciencia y devoción, en los estadios del mundo y a través de la TV, el premio mayor. La Copa está en casa y la podemos disfrutar. Después de tanto tiempo de desearla.

Pero enfrente está Italia, que quiere tomarse desquite de la derrota en Pesaro el año pasado y cuenta con jugadores formidables para buscar la victoria: Fabio Fognini, verdugo implacable en la primera serie jugada en febrero de 2014 en Mar del Plata; Andreas Seppi, posible segundo singlista, de muy buena actuación en Australia donde llegó a octavos y cayó ante Wawrinka, Paolo Lorenzi, para muchos el candidato a ser segundo singlista en lugar de Seppi y Simone Bolelli, un experto en dobles, que viene de una recuperación física.

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Pero los locales no se amedrentan. Están con unas ganas bárbaras. Leo Mayer y Charly Berlocq jugaron un partido de entrenamiento a todo trapo, con gran intensidad y mucho ritmo.

Pareció que el correntino lució un poco más afirmado y más ofensivo. Se puede pensar en una primera jornada con Mayer y Pella como primeros singlistas. Veremos, porque hay que esperar la recuperación física de Schwartzmann, aunque todo indica que jugaría el domingo, en caso de ser necesario.

Hay muchos interrogantes para esta serie, muchas dudas por los jugadores que actuarán (Sólo Fognini y tal vez Pella tengan el lugar asegurado) y por todo lo que promete vivirse este fin de semana de festejos, competencia y las grandes sorpresas que siempre depara la bendita Copa Davis.

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Hernán O’Donnell

 

Mauro “El Rayo” Godoy inauguró el año

Mauro “El Rayo” Godoy encendió la temporada. Puso en marcha el 2017, con una pelea tremenda ante el cordobés Luques Castillo y marcó el inicio de un año que promete tener de todo, hasta el imprevisible desarrollo de nuestro fútbol. Pero la cálida y agradable noche de Neuquén no se enredó con luchas poder, conflictos ni tramas secretas y abrió de modo generoso y atractivo abrió el año deportivo.

La velada fue rica y variada; con presentaciones interesantes, como Alberto Palmetta que venció a Nicolás Palacios en fallo unánime en 6 rounds; con un buen marco de público y un combate de fondo que tenía historia, antecedentes, y se profundizó más en la rivalidad durante los días previos: las declaraciones, el color de la pelea y los pálpitos previos le dieron un condimento extra a la pelea principal.

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El antecedente entre los contendientes marcaba un triunfo de Luques Castillo por Knock Out en el primer round. Todo un desafío para el local: intentar ganar la corona argentina de los  superligeros ante el hombre que se la había arrebatado y lo había dejado sin invicto.

“Esa noche cometí algunos errores y no volverá a suceder”, dijo Godoy en los días previos. “En boxeo aprendí que se puede ganar y perder, pero lo importante es crecer. Ya no me volverá a ocurrir lo de aquella vez”.

Luques Castillo, en cambio, tuvo inconvenientes de principio a fin. No pudo dar el peso reglamentario, no acudió a la segunda oportunidad de pesaje, dejó el título en la balanza y, a pesar de que mostró coraje y valentía en rodeo ajeno, muy rápido se lo vio cansado y repitió hasta el cansancio el recurso de arrojar el protector bucal. Primero le descontaron un punto, luego dos, y en el noveno, cuando la situación era insostenible, pues lo dejaba caer dos veces por round, el árbitro lo descalificó.

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El estadio, que había estallado en el cuarto round cuando los dos se cruzaron con vehemencia, Luques Castillo tiró al local y luego Godoy logró derribarlo, festejó de modo ruidoso la conquista.

Había vuelto el campeón. Había recuperado su cinturón y su orgullo. Había hecho una gran pelea, ante un rival corajudo que siempre aceptó el combate, no rehuyó al cruce de golpes y así armaron una tremenda contienda, para abrir el año 2017 con una impactante noche de boxeo.

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Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Ciudad de Neuquén, Provincia de Neuquén) 

Comienza un 2017 cargado de deportes

Lo mejor es el porvenir. Una temporada que promete ser maravillosa. Cargada de actividad deportiva. Con actividades para todos los gustos; futbol, tenis, boxeo, rugby, automovilismo, hockey, atletismo,..

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En Europa el futbol no para; Inglaterra nos ofrece su liga en continuado. La búsqueda de la gloria es un camino sin interrupciones. Y alli van Chelsea, Liverpool, Arsenal, Manhester City, Tottenham Hotspurs..,

Lo mismo podemos decir de los torneos de Italia, Francia, Alemania, Portugal, las propuestas de Barcelona, Aleti, Real Madrid, Sevilla…Y en la Argentina se viene el ciclo de verano y la reanudación de todos los certámenes

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El basketball es otra actividad que no para: en la NBA tenemos ofertas diarias, igual que en la Liga Nacional o el querido TNA. Y los campeonatos de Europa, competitivos y atractivos.

El automovilismo ya arrancó con otra edición del rally Dakar con un recorrido nuevo: Paraguay, Bolivia y la Argentina.

Ya empieza el tenis en Oceania. Y el boxeo presenta combates en cualquier lugar y horario. El ciclo del rugby sigue con el circuito de seven y la preparación de los equipos de 15. Mientras que el 11 de enero arranca el Mundial de Handball.

Vamos, metase en el deporte, que, mientras buscamos los acentos, comienza una temporada espectacular…

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Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a San Martín de los Andes, Neuquén) 

Cristiano Ronaldo consagra al Real Madrid

Fue el dueño de la noche. Más allá del gran y digno partido que jugó el equipo japonés Kashima Antlers, del orden y sacrificio que puso, de las ganas y de lo cerca que stuvo de dar el batacazo mundial…Más allá del esfuerzo de sus compañeros, las brillantes tapadas de Navas, el sacrificio de Modric, la movilidad de Benzemá, más allá de todo, Cristiano Ronaldo fue el héroe que le dio al Madrid la victoria en la final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2016.

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El partido se inició con un gol de Benzemá que presagiaba un triunfo cómodo del equipo español. Nada de eso ocurrió. Kashima se animó, confió en su juego y equilibró el partido. Shibasaki llegó al empate cuando el primer tiempo finalizaba y en la segunda parte, a los 52 minutos, sacó un remate fortísimo que dio vuelta el partido: 1-2 para Kashima y el mundo que enmudecía. Real Madrid perdía la final ante un ignoto conjunto japonés…

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No se desesperó el equipo blanco. Enseguida llegó el empate por quien se convertiría, a partir de ese momento, en la figura estelar de la noche. El tiro de Cristiano fue preciso, seco, cruzado y esquinado. 2 a 2 y a volver a empezar.

El Madrid empujó, pero Kashima no se cayó. mantuvo el orden defensivo, cerró espacios y buscó velocidad en las contras con el ingreso de Fabricio.

Los últimos 10 minutos lo encontraron dominante, con la pelota y maniobras elaboradas. Sobre los 90 tuvo una muy clara, que era el partido y la hazaña, pero el remate de Endo se fue desviado. Era el gol de la victoria, ya no quedaba nada por jugar…

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El suplementario fue todo de Cristiano. A los 98 aprovechó un pase de Benzemá y marcó con  un remate bajo y preciso el 3 a 2. A los 104 minutos metió el tercero de su cuenta personal. Encontró una pelota en el área, tras un tiro defectuoso de Toni Kroos y se acomodó para sacar el tiro elevado y cerrar el partido cuando aún quedaba 15 minutos de la prórroga.

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Todos los abrazos, los festejos y los premios fueron para él. Tuvo un año fantástico y lo cerró de la mejor manera. Rescató a su equipo en un partido que se había complicado y al que estaba “obligado” a ganar. Aunque el equipo español está acostumbrado a codearse con la gloria, esta vez fue Cristiano Ronaldo quien llevó al Madrid a la cima del mundo.

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Hernán O’Donnell

Hablamos de Real Madrid

La presencia intimida. El porte de sus jugadores, la prestancia, la magia que destila su juego y el aura que parece rodear a sus mejores hombres. El Real Madrid se presentó en el “Mundialito”, como en España llaman a la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2016. Para ellos es un torneo internacional, pero que no alcanza la gran dimensión de una Champions League, por ejemplo, por lo tanto es un Mundial, pero pequeño. de ahí el diminutivo.

Está claro que lo toman con total seriedad, pero no los desvela ni le va la vida en él. Creen que hay que ganarlo, pero más como una obligación deportiva de acuerdo a su linaje, que a un objetivo soñado. No se desviven por obtenerlo. Van y cumplen con sus obligaciones profesionales.

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Y así tomaron el partido de semifianles ante el América de México. Con su fútbol sobrio y desbordante. Dominaron y amenazaron durante la primera etapa, hast que sobre el cierre llegó el pase de Kroos a Benzemá, y el francés ingresó por izquierda y con un remate fuerte y cruzado, abrió el marcador. 1 a 0 para cerrar el primer tiempo.

En el complemento, Real Madrid mantuvo el mismo ritmo: tranquilo y seguro. Compartió la pelota con América, que siempre intentó jugar y progresar, pero una y otra vez chocó ante una muralla. Modric, Kroos y Casemiro eran los dueños del medio campo, y si lograban pasar, Varane, Carabajal y Marcelo se encargaban de diluir sus ilusiones. Sólo un centro de Michael Arroyo llevó un poco de peligro. Pero no hubo mucho más por parte de los mexicanos.

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El equipo español sumó ataques a los que le faltaron la última punzada para definir el encuentro. Un remate de Ronaldo desviado por Paolo Goltz, un cabezazo fallido del portugués, algún centro controlado por el arquero Muñoz…No sobraba nada, pero la sensación dominante era que el marcador no se modificaría. Digamos, que el conjunto de México estaba lejos de la igualdad.

Y cuando llegaba el segundo tiempo a su fin, igual que en el primero, el Madrid marcó. Un pique de Cristiano Ronaldo por derecha, el remate cruzado y el 2 a 0 final.

Real Madrid está en la final del mundo. Como se esperaba. Con su dominio total, su impronta ganadora, su profesionalismo y su manejo del juego a voluntad.

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Hernán O’Donnell