Para muchos, la noticia pasó casi inadvertida. pero lo cierto es que el sueño de tener una ciudad argentina olímpica, empezó a tomar forma: Buenos Aires albergará los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018.
Es un Juego Olímpico. No la categoría máxima y tradicional como son los Juegos de verano, que se celebran, en la era moderna, desde 1896. Tampoco como los juegos de invierno. Pero es una cita altísima, bastante nueva, con pocas ediciones celebradas. Son los Juegos Olímpicos de la Juventud. En ellos compiten atletas de 14 a 18 años; se celebran cada cuatro años, y también, como los de mayores, tienen una versión de verano y otra invernal.
La primera edición se realizó en 2010 en Singapur; la segunda en 2014 será en Nankín, China y la ya comentada de 2018 en Buenos Aires, Argentina.
El abrazo de Claudio Morresi, Secretario de Deportes de la Nación y Francisco Irarrazaval, Secretario de Deportes de la Ciudad de Buenos Aires, es todo un símbolo. Quizás, lo que la mayoría de los argentinos queremos ver: dos hombres de propuestas políticas distintas que puedan trabajar en común y fundirse en un abrazo tras haber logrado el objetivo. Quizás sin darse cuenta, dieron un ejemplo de grandeza.
Felicitaciones para ambos. Y para aquellos que trabajaron para que Buenos Aires tenga esta hermosa oportunidad. Como Gerardo Werthein, artífice del crecimiento olímpico argentino; Mario Moccia, incansable y constante en su tarea; Agustín Pichot, un líder que vuelca todos sus recursos humanos en lograr el objetivo, tal como lo hizo con The Rugby Championship; los dirigentes políticos, como Macri y los deportivos como los mencionados Morresi e Irarrazaval; y todos aquellos que que trabajaron en silencio.
Buenos Aires tiene un sueño olímpico hecho realidad. Sepamos aprovechar esta oportunidad y demonos la chance de hacer las cosas bien.
Habrá que decir que las protestas habituales en la Copa Confederaciones se produjeron hasta el dia final. Que los manifestantes señalaron su desacuerdo con las erogaciones para la organización del torneo. Que preferían que ese dinero se invirtiera en salud, educación y seguridad. Que hasta la Presidente Dilma Rousseff optó por no concurrir al encuentro final, para evitar malos momentos; que la efervescencia política creció, tal como creció una parte importante de la población que demanda más calidad de vida y mejores condiciones para trabajar y desarrollarse. Un pueblo que no se conforma con lo conseguido, sino que quiere aún progresar.
En ese clima, Brasil conquistó la Copa Confederaciones 2013. El ensayo general previo a la Copa del Mundo, el “pequeño mundial”, el certamen que reúne a los ganadores de cada continente.
Y lo hizo de manera categórica ante el campeón mundial vigente, España.
Apenas dos minutos de juego, y Fred celebraba…
Le bastaron dos minutos de iniciado el partido para abrir el marcador; una pelota que boyaba en el área chica, la arremetida del centrodelantero Fred, el rebote, y desde el piso, el derechazo del delantero para derrotar a Casillas…1 a 0 e inicio de una tarde feliz.
A partir de allí creció el “Scratch”. Brasil se hizo dueño de la pelota y las mejores acciones: Luis Gustavo era un pulpo para recuperar balones, Paulinho y Oscar le daban sentido al juego, la potencia de Hulk hacía temblar a la defensa roja, y, por supuesto, la habilidad desequilibrante de Neymar provocaba sustos en cada intervención.
España lucía desconcertada. Se apoyaba en la movilidad de Iniesta, pero el resto del conjunto no acompañaba. Perdido Torres, confundido Pedro, desconocido Xavi, sólo los reflejos de Casillas impedían que Brasil aumentara el marcador.
Sin embargo, cuando se cerraba la primera parte tuvo una chance clara, que David Luiz salvó sobre la línea de gol; era el empate. Y en la siguiente acción, Neymar, con un fuerte y preciso remate marcó el 2 a 0. Terminaba el primer tiempo y parecía cosa juzgada.
Para colmo, otra vez al inicio del segundo tiempo, Fred clavó un golazo. 3 a 0. Todo dicho. La visita desperdició una inmejorable oportunidad: Sergio Ramos desvió un penal cuando quedaban 30 minutos por jugarse y la historia aún podía modificarse.
Brasil se sintió cómodo en la cancha y con el resultado. Se tiró unos metros más atrás y lanzó contragolpes como misiles. Así, contó con varias chances para aumentar el marcador. Así, se fue expulsado Piqué por una violenta falta a Neymar cuando este se iba derecho a señalar el cuarto gol. Así, armó un festival de fútbol, lleno de lujos.
Es cierto que España tuvo algunas chances claras; dos de ellas desviadas de modo magnífico por Julio César, en las manos del arquero también se sostuvo el resultado.
Brasil Campeón Copa Confederaciones 2013
Claro que entre la solidez de Thiago Silva y David Luiz, las proyecciones de Dani Alves y Marcelo, el sacrificio de Luiz Gustavo, la potencia de Hulk, los goles de Fred, la habilidad de Neymar se construyó un gran equipo. Que cuenta con la seguridad de Julio César, la colaboración de Paulinho y Hernanes, la dinámica de Oscar, la marca de Lucas, la capacidad de Jadson o Bernard…y la enorme sabiduría de “Felipao”…Un estratega fenomenal, un DT de gran experiencia y sagacidad. Luis Felipe Scolari fue convocado para reemplazar a Mano Menezes y llevar a Brasil a conquistar el Título del Mundo en su tierra. Para borrar de un plumazo los viejos fantasmas que aún se agitan por aquella “tragedia deportiva” que fue el “Maracanazo” de 1950. Y atención, que por lo visto en estos días, el trabajo de Scolari amenaza con terminar con aquel mito derrotista y devolverle la sonrisa al pueblo futbolero de Brasil.
Esta Copa Confederaciones FIFA – Brasil 2013, será recordada como el torneo donde las manifestaciones sociales tuvieron un protagonismo y repercusión mayores a la de los partidos. El clima efervescente por cuestiones políticas y económicas superó a la pasión deportiva.
Mientras el planeta futbolero posaba sus ojos en Brasil para observar el ensayo general de la Copa del Mundo FIFA – Brasil 2014, lo que recibía eran marchas de protesta de un pueblo (futbolero como pocos en el mundo) que reclamaba mayores inversiones en educación, seguridad y salud. Y entre esas imágenes se desarrollaron los encuentros…
Las semifinales eran previsibles; y además, resultaron atractivas, ya que reunían dos clásicos continentales: Brasil – Uruguay por un lado; España – Italia, en representación de la vieja Europa…
El primero tenía el antecedente tan lejano y tan presente como lo estará cada vez que se midan estos colosos en cualquier escenario: El mítico Maracanazo de 1950. Aquella final en Río de Janeiro que Uruguay logró ganar tras estar abajo 1-0 y revertirla para triunfar 1-2 y coronarse Campeón del Mundo, amén de inaugurar una eterna leyenda…
Un intenso Brasil – Uruguay…
Otra vez los duendes de la leyenda se asomaron por tierras brasileñas. Aquel legado de Ghiggia, Obdulio Varela y tantos héroes de aquella final tomó forma en el carácter charrúa: Uruguay controló a Brasil, empujó y tuvo una chance muy clara en el penal que Forlán no pudo convertir. La atajada de Julio César le dio un envión a Brasil que se fue al descanso con un gol de Fred cuando se cerraba el primer tiempo.
En el amancecer del segundo, el empate de Cavani. Y a partir de ahí, un partido intenso, luchado, muy físico, con el crecimiento sostenido del local a partir del despliegue de Paulinho, las subidas de Marcelo y Dani Alves, la fuerza de Hulk y la habilidad de Neymar.
Uruguay era garra, fuerza y contragolpes muy veloces con Cavani a la cabeza. Si bien Brasil dominaba, parecía que estaba para cualquiera. Sobre el final, un corner cerrado de Neymar, la duda del arquero Muslera, la aparición de Paulinho y el cabezazo para decretar el 2 a 1…Brasil finalista.
España tuvo que sudar mucho para superar a Italia. En rigor, los “Azurri” fueron mejores en el primer tiempo. Luego, el toque permanente del equipo de Del Bosque comenzó a torcer el rumbo.
Pero no alcanzó para abrir el marcador. Ni en el tiempo regular ni en el alargue. Un tiro de Italia en el palo cuando empezaba la prórroga, un disparo de España que desvió Buffón y luego dio en el poste sobre el final fueron las acciones más claras…
España celebró en los penales
Cuando llegó la tanda de penales, se vio la jerarquía de estos conjuntos. Apenas uno sólo fallado entre 14 remates. Lo de los jugadores españoles al momento de patear los penales, fue sublime. Siempre ejecutaron en segundo término, y al llegar al quinto debían convertir para no perder. Lo mismo sucedió en el sexto. Y en el séptimo, convertir para ganar. La manera extraordinaria en que patearon Mata, Sergio Busquets y Jesús Navas esos remates, habla de la inmensa calidad de estos futbolistas. Tal como antes lo habían hecho Xavi, Iniesta, Piqué y Sergio Ramos.
Todos lo ejecutaron con maestría. Igual que los italianos Antonio Candreva, Alberto Aquilani, Daniele De Rossi, Sebastian Giovinco, Andrea Pirlo y Riccardo Montolivo. Sólo Leonardo Bonucci tuvo la mala suerte de fallar.
Un inmenso duelo que quedó para España.
Ahora, la gran final. Brasil – España, el duelo que el mundo espera. Un partido que promete mucho, en una Copa donde las voces trascienden este hermoso juego de la pelota…
Fuera de horario, sin jugar, a la espera del resultado del complemento de un partido que se había suspendido 10 días atrás, con el equipo en una provincia distinta a la de su localía (Chaco), y a la espera de un partido por otro torneo (Copa Argentina) ante un rival de otra división, (Talleres de Córdoba, ascendido al Nacional B)…
Con todos esos pequeños detalles, Newell’s Old Boys se consagró Campeón del Torneo Final 2013 del fútbol argentino.
Lanús no pudo con Estudiantes, el pincha mantuvo el 2 a 0 original y la fiesta se trasladó al Parque Independencia, donde muchos simpatizantes comenzaron los festejos. La tarde rosarina celebró un resultado en La Plata mientras el equipo estaba en Resistencia…
El Parque Independencia celebró el resultado de La Plata…
Pero Newell’s es un merecido campeón más allá de todas estas cricunstancias. Es un equipo que ganó con justicia el campeonato; que mostró solidez y equilibrio, que reunió a jugadores con experiencia y jóvenes con hambre, a un técnico muy capacitado y un plantel de jerarquía.
En el club aguardaban noticias de más de 300 kilómetros
Así, podemos desmenuzar algunas claves del campeón. El técnico, está dicho. pero vale agregar que es un hombre serio, preparado, trabajador y que tiene una clara vocación ofensiva. Cada partido Newell’s sale a ganar, sin especulaciones, sin trampas, con la intención permanente de buscar el arco contrario. Así consiguió la mayoría de sus triunfos. El ejemplo más claro es el partido ante Racing; parecía definido con el 2 a 0 favor, la Academia se lo empató, y el conjunto rosarino siempre buscó la victoria, que llegó al final. Una noche de resultados cambiantes nunca lo dejó conforme con el empate.
La base del equipo tiene una enorme jerarquía. Guzmán es un buen arquero. Vergini, cada vez más afirmado. Heinze, de enorme experiencia internacional. Igual que Maximiliano Rodríguez, un jugador que aún puede ser de selección. Pablo Pérez es pura dinámica; Víctor Figueroa, puro fútbol. Villalba se muestra como un 5 de enorme crecimiento. Tonso refleja calidad; Bernardi y Mateo transmiten marca, experiencia y sacrificio.
Ignacio Scocco es un delantero temible. Hábil, potente y con un tremendo poder de gol, es el mejor atacante del fútbol argentino. Urruti también es un gran punta. Entre todos, con el aporte de Cruzado, Cáceres, Casco, y muchos más, conformaron un gran equipo.
Ganaron y gustaron. En algunos partidos, golearon. Y fueron, más allá del tiempo, muy dignos campeones.
Una situación clara a los dos minutos, el desborde de Rodrigo Palacio al arquero Domínguez, la infracción, el penal y la conversión del “Kun” Agüero. Todo eso en el amanecer del partido. La Argentina conseguía, como casi nunca, ponerse en ventaja en la altura. 1 a 0 y tratar de dormir el partido. Parecía que, esta vez, “la pelota iba a doblar…”
El problema es que es muy difícil “planchar” un partido durante los 90 minutos. Es casi imposible en el llano, mucho más en la altitud de Quito. Y se hizo uesta arriba. Porque la selección iba, pero no volvía. Sólo Di María, pero a Agüero y a Palacio no les era tan sencillo. Mascherano tenía menos ritmo del habitual y por las bandas sufrían Peruzzi y Rojo. Llegó la igualdad de Ecuador tras un centro y la pérdida de la marca de Federico Fernández, apareció Castillo libre y a partir de ahí fue aguantar hasta el final de la primera parte.
Como siempre, el ingreso de Messi era la esperanza Argentina. A partir de Leo se podía imaginar otro desarrollo. La magia del rosarino siempre aparece y puede generar situaciones, peligro, opciones casi de la nada misma. Argentina se veía apurada, presionada, iban 15 minutos del segundo tiempo y Ecuadro había acumulado 4 corners casi consecutivos.
Entre Ayoví, Valencia y Caicedo se las arreglaban para desbordar a la Argentina y someterla a puro centros. El equipo de Sabella buscab con rápidos contragolpes, por medio de Di María, Palacio y Leo, que ingresó a los 15 por Sergio Agüero.
Sin embargo, poco pudo hacer “La Pulga”. Apenas un tiro al arco, un pase a Di María y alguna clarificación en la mitad de cancha. En tanto, se sucedían los desbordes de Ecuadro, los centros a la “multitud” dentro del área de Romero y los repetidos corners.
La expulsión de Mascherano terminó de definir la postura Argentina: ya había ingresado Lucas Biglia, y se le agregó Rodrigo Braña. Aguantar hasta el final fue la consigna.
Argentina logró un punto importante, que suma. Pero comprobó, una vez más, que en la altura, la pelota aún no dobla…
El gran desafío era jugar sin Leo Messi, tener un partido bravo, serio, por los puntos ante un rival calificado como Colombia y poder afrontarlo sin el as de espadas.
¿Como respondería el equipo? ¿Como se “plantaría”? ¿Como jugaría, cual sería su fortaleza anímica?
Todas esas preguntas encontraron una rápida respuesta, a partir de la convicción que tuvo el conjunto para afrontar este duro examen. la Argentina salió decidida, con un Angel Di María con las luces encendidas, veloz y picante. Un Lucas Biglia que se disfrazó de “Gago” y la potencia de Gonzalo Higuaín para preocupar en cada intervención. Argentina tuvo 20 minutos muy buenos, de dominio territorial, con intensidad en el juego y firmeza en la defensa, sostenida en la gran labor de Federico Fernández.
Argentina igualó ante Colombia
Después llegaron las expulsiones, injustas y apresuradas de Zapata e Higuaín. Tal como analizó luego del partido Alejandro Sabella, allí cambió el desarrollo y la Argentina perdió un hombre que preocupaba en ataque, lo cual generó una pérdida en la línea de juego. Colombia sufrió menos, se acomodó mejor a esa coyuntura. Enseguida se lesionó James Rodríguez e ingresó Cuadrado que tuvo una gran actuación.
Le costó al elenco nacional. Perdió profundidad en sus avances, y mientras Agüero chocaba con Mario Yepes, Di María cambiaba de banda y se diluía en el juego, mientras Walter Montillo se preocupaba más por las trepadas de Zúñiga que por crear en ataque.
Y con el comienzo del segundo tiempo se profundizaron las intenciones: ingresó Luis Perea para rearmar la línea de cuatro, se solidificó el visitante en defensa y a los 11 minutos el técnico de la albiceleste echó mano a la carta ganadora: Messi, por Montillo, a la cancha.
No pudieron quebrar el cero…
Se levantó la gente, se encendieron los cantos y creció el entusiasmo. Messi provoca con dos amagues, un giro, un pique, que la gente enseguida sienta que algo bueno está por pasar. Sucede en el Monumental y en Barcelona.
Tuvo varias aproximaciones la Argentina, pero chocó contra la buena noche de Ospina. Un tiro de lejos de Mascherano fue una posibilidad, pero que también revela la falta de oportunidades por generación de juego. Colombia colocó a Mejía para “seguir de cerca a Messi”, según declaró el entrenador José Pekerman, y declaró todo su plan. No tuvo más porque la noche de Jackson Martínez y Radamel Falcao fue opaca.
Le queda a la Argentina la tranquilidad de haber jugado un buen partido, de haber respondido en el aspecto físico, futbolístico y anímico sin la presencia de su máxima estrella. Tuvo muchas virtudes, y cosas para rescatar. Hizo un buen partido cuando los ojos los tenía más encima que nunca. Y además, enfrente estaba Colombia, un rival siempre complicado para el seleccionado nacional.
Por todo lo que se habló, por lo que significó jugar más de un tiempo sin Messi, por el adversario, y todas las situaciones que presentó el partido, el punto suma, no tenga ninguna duda.
Tantas veces se habló, analizó y especuló sobre como sería el seleccionado sin Messi, que ahora que parece que no va a jugar esta noche ante Colombia, las dudas y los fantasmas surgen en la mente de los aficionados. Están aquellos que protestan porque pagaron la entrada por verlo jugar; otros, que consideran que el equipo bajaría mucho su nivel. También están los que piensan que es un hermoso desafío para el resto de los jugadores, y quienes desafían al entrenador Alejandro Sabella a dar una prueba de conocimiento y capacidad profesional sin el “as de espadas”.
La argentina enfrentará a Colombia, se dice, sin Leo Messi. ¿Que puede pasar? El señor Sabella dio algunas pistas en la conferencia de prensa de ayer: “Vamos a trabajar liviano, luego de pelota parada y después definir el equipo. Biglia va a jugar en el lugar de Gago; si no juega Leo de arranque, el que más posibilidades tiene de reemplazarlo es Montillo”
“Es una doble jornada muy difícil, por todo lo que representan Colombia y Ecuador. No en vano son los 2 equipos que están bien arriba en la clasificación y ya quedaron libres en el fixture. Es un examen más, y nuevo para nosotros.”
El Sr. Sabella ante el doble examen
“Messi tiene el alta médica, la única duda que tenemos es la inactividad que tuvo en todo este tiempo. Ha entrenado poco y ha jugado poco; para tomar una decisión tenemos en cuenta la inactividad que tuvo y eso lo consideramos para cualquier jugador, más allá de que Leo es especial”.
“Gago es un jugador muy importante: colabora con Mascherano y es un gran asistidor de Messi, pero lo veo muy bien a Lucas (Biglia), lo he seguido mucho tiempo, lo vi bien esta semana, es un jugador de mucha calidad. Tiene marca y buena visión de juego, tiene pase y puede resolver lo que ve”.
El desafío de jugar sin Messi: “Leo es un jugador tan extraordianrio que no tenerlo es un desafío para cualquier equipo. Si Barcelona que es el mejor equipo de los últimos 30 años lo sufrió cuando no lo tuvo, a cualquier equipo le va a pasar…”
Y sobre Colombia y el partido de esta noche, respondió: “Colombia es un muy buen equipo con un gran entrenador; futbolisticamente ha crecido mucho, juega muy bien, tiene buen manejo de balón y ha ganado confianza. Del partido tengo una idea, creo que, como dice usted, Colombia va a venir a proponer, pero si bien uno siempre imagina como va a ser el partido, prefiero no hacer público lo que imagino del partido…”
Sabella, ante la prensa…
Sabe que enfrente esta Pekerman…y Falcao: “José es muy serio, trabajador y respetuoso. Tiene un pasado ilustre en el fútbol argentino. Me genera buenas sensaciones, es una persona muy importante en el fútbol argentino, ha formado jugadores y personas, su trabajo ha sido muy bueno”.
“Falcao es un jugador muy intenso. No da ninguna pelota por perdida. Es el primer defensor cuando su equipo no tiene el balón, y cuando la tienen sus compañeros está de modo permanente en la búsqueda del gol. Es un ‘animal del gol’, por así decirlo, y hay que estar muy concentrados.”
Por último, dejó un concepto sobre el particular momento que viven los futbolistas en cuanto al momento de la temporada: libro de pases abiertos, posibilidades de cambiar de equipo, transferencias anunciadas, rumores y comentarios amén de la finalización con el cansancio acumulado: “Hay jugadores que tienen la posibilidad de pasar otros clubes, es una etapa del año en que pasan estas cosas, pero más allá de esto los veo metidos en la responsabilidad, y el compromiso de tener que jugar con la selección estos partidos tan importantes”.
Agradeció y se fue. A pensar en el equipo, en el partido, en Colombia y en el desafío de jugar sin Messi.
Desde aquel ya lejano 5 de septiembre de 1993, cada vez que la Argentina recibe a Colombia por las eliminatorias de la Copa del Mundo de la FIFA, un fantasma se agita sobre el Río de la Plata. Como si aquella goleada por 5 a 0 en la clasificación a USA 1994 fuera una daga aún clavada, cada vez que se acerca una nueva edición de este enfrentamiento se habla de aquel partido y todo lo que generó. Como si no hubiera habido otros, antes y después. La maldición del 5 a 0 es recurrente en las charlas de café, en las oficinas, en los medios, en los programas de TV que recorren el historial…
Aquella tarde noche del Monumental se vio un equipo lúcido y atildado que desplegó un fútbol virtuoso y estético de la mano del inigualable “Pibe” Valderrama, acompañado por Rincón, el “Tren” Valencia, Leonel Alvarez, “Barrabás” Gómez, el arquero Córdoba entre otros. La Argentina no había hecho un mal primer tiempo, pero ante el 0-1 con que se cerró la primera parte, en el complemento salió a jugarselá (el empate no le alcanzaba), dejó muchos espacios abiertos que el equipo de Francisco Maturana supo aprovechar y redondeó la goleada final.
El Monumental se vestirá de gala…
A partir de entonces, siempre se vuelve a aquel momento. Se teme al fantasma que dejó al borde de la eliminación a nuestro seleccionado. Y, a veces, ni siquiera se repara en la actualidad.
Hoy, Colombia es, luego de un tiempo de sequía, un equipo difícil, complicado, que intenta jugar bien y que ha recuperado el estilo y los resultados de la mano de José Pekerman. La Selección Colombia intenta tener el balón. A partir de allí, elaborar juego. Y paciencia, para moverlo de un lado a otro, hasta conseguir los espacios; si no se puede entrar, el pelotazo del fondo hacia Radamel Falcao o Teófilo Gutiérrez es una alternativa. James Rodríguez intenta por afuera, aunque puede convertirse en organizador. Macnelly es otro armador.
Tal vez el secreto radique en su intención de apretar bien arriba, esto es, de que la defensa jugue bien lejos de su arco y cerca de la media cancha, lo que le permite tener un equipo “corto”, con delanteros que estén siempre cerca de recibir el balón. Si puede, busca recuperar en terreno contrario. De lo contrario, se repliega con orden y mucha gente.
Es un típico equipo de José Pekerman. Que ha recuperado su identidad, que ha conseguido resultados y que sueña con llegar a la Copa del Mundo FIFA Brasil 2014. Y tiene elementos para alimentar ese sueño.
Hasta hace unos meses, el boxeo en la Argentina se encontraba sumergido en la pasión de sus fieles seguidores, los protagonistas (leasé boxeadores, entrenadores, referís, jueces, dirigentes, promotores, periodistas) allegados y entendidos. No muchos más. Ellos conformaban el “mundillo”, no demasiado grande, de esta actividad. Lejos habían quedado los tiempos en que el boxeo era claramente el segundo deporte del país. Los tiempos de Luis Angel Firpo, Justo Suárez, Pascual Pérez, Nicolino Locche, Carlos Monzón, Víctor Galíndez.
Durante décadas, el siglo XX se vio lleno de luces, gloria y frustraciones de la mano de los nobles boxeadores. Que paralizaban el país en cada una de sus presentaciones. Que podían perder, como Firpo ante Dempsey, o ganar como Monzón, que ha medida que aumentaba sus defensas crecía el público que lo acompañaba…Era tapa de la revista GENTE, salía con la mujer más admirada, despertaba euforia en el público…
Podría decirse que en los dorados ’80 (para el boxeo mundial) la inercia llevó a mantener el boxeo en alto: además, surgieron grandes campeones como Sergio Víctor Palma, “Latigo” Coggi, Gustavo Ballas, Santos Benigno Laciar, Uby Sacco, entre otros. Y comenzó a apagarse la luz, con el “Roña” Castro como último gran ídolo. Tal vez, la “Hiena” Barrios tuvo su momento de gloria
El célebre Luna Park
Llegó el cierre del Luna, y el baón de la actividad. Allí estábamos, aún cuando la reapertura podía tener la presentación de quien luego sería un gran campeón, Omar Narváez.
Ese día fue mucha gente. Y también al combate entre Marcelo Domínguez y “la Mole” Moli. Pero, el boxeo, a nivel popularidad, ya no era el del siglo pasado. No era el mismo. Hasta se vieron cuestiones más propias de estos tiempos: creció el boxeo femenino y fue Marcela Acuña (junto a Omar Narváez) quien convocaba más gente al Luna Park.
Pero el boxeo ya no estaba en boca de todos.
Hasta que llegó Sergio Gabriel Martínez. Una verdadera “Maravilla”. Con sus triunfos ante Kelli Pavlik y Paul Williams sacudió al boxeo nacional. Y creció su figura. Y se enredó con el show mediático, hasta convertirse en una figura popular, conocida, como las de antaño. Y fue tapa de las revistas del corazón. Y arrastró a miles de argentinos hasta Las Vegas, para ver una exhibición notable ante Julio César Chávez Jr. Y convocó a 40.000 personas en el estadio de Vélez, para ganarle de modo ajustado al inglés Martin Murray.
El boxeo volvía a estar en boca de todos. Como antes. Ya no era “propiedad exclusiva del mundillo”. Y conmovió a todos. Fue un sacudón; las conferencias de prensa pasaron de no más de 20 periodistas como máximo a más de 500…Y, como en la vida misma, a no todos les pareció igual.
Hoy es tiempo de gozar. De disfrutar. De Martínez; y de Lucas Mathysse; y de Omar Narváez, del “Chino” Marcos Maidana, de Brian Castaño y de los que vendrán…
Bienvenidos todos aquellos que se sumaron a partir del fenómeno Martínez. Esta noble actividad tiene lugar para todos. Hay muchas figuras para seguir, además de Maravilla, y el mundo presenta estrellas como Mayweather Jr, “Canelo” Alvarez, Nonito Donaire, el propio Shane Mosley, Cotto, Danny García, y muchos más.
Es un momento especial de un deporte que atrapó a muchos que lo ignoraban o miraban de reojo. Bienvenidos al tren.
Una multitud late y ruge en Wembley. Alemanes que han conquistado suelo inglés. Que han conquistado Europa, en realidad. Que no paran de saltar y cantar. Que supieron sufrir, para después gozar.
Europa tiene un nuevo dueño. Un conjunto que hizo gala de sus virtudes durante todo el torneo y que supo luchar el encuentro final. Un Bayern Münich que encontró en el epílogo, la puerta al cielo. Cuando parecía que todo concluía empatado, que el alargue prolongaría el suspenso, que los penales eran una alternativa válida, cuando iban ya 88 minutos un pelotazo largo encontró un rebote y la aparición fantasmal de Arjen Robben,que, como un rayo, se llevó la pelota sorteó a dos defensores en un zig-zag a toda velocidad y cuando salía el arquero Weidenfeller, la tocó suave, cruzada.
Fue el gol del triunfo, del desahogo, del festejo furioso y revanchista. El holandés Robben empezaba a pagar, para muchos, su deuda. Si algunos creían que era responsable de la final perdida en casa, el holandés se encargó de levantar el pagaré y desatar una locura inimaginable en el mítico Wembley.
Robben, el héroe de la final
Antes hubo un partido; y antes, una ceremonia intensa, significativa, con dos ejércitos que representaban a las fuerzas de Dortmund y de Münich. Soldados que simulaban enfrentarse para concluir en un cículo que los unía mientras dos gigantes banderas de cada uno de los finalistas, aparecían por los laterales. Y la Copa que emergía por el centro, muy cerca del tunel de salida de los jugadores. Rojos y amarillos y negros, a la cancha. Y a jugar la gran final…
Borussia Dortmund arrancó mejor; por lo menos, más incisivo, más audaz, con mayor determinación para ir a buscar el partido. Ahogó a los volantes de Bayern, Javi Martínez y Scweinsteiger, presionó bien arriba y encontró sus oportunidades. Lewandowski tuvo la más clara a los 16 minutos del primer tiempo.
Después lo tuvo Reus, ya corrían 22 mintuos y el Dortmund iba e iba…
Muller, Lewandowski, protagonistas de la final
El Bayern le oponía su experiencia y la habilidad de Robben y Ribery por los costados. Pero le costaba progresar. Sin embargo, comenzó a tener sus chances. A los 30, Robben sólo perdió con el arquero. A los 36, un corner fue conectado por Muller, y su cabezazo, apenas desviado. En el Medio, Neuer se lo tapó a Lewandowski, tras un gran pase de Reus.
No era un partido brillante, pero si contaba con situaciones. Y la más clara fue sobre el final del primer tiempo: Weidenfeller le tapó ¡con la cara! el remate de emboquillada que intentó el holandés Robben. 0 a 0, a barajar y dar de nuevo.
Con la misma intensidad arrancó la segunda parte. A los 59, una buena combinación entre Ribery y Robben, el centor de este, y Mandzukic, solo, convirtió. Un gol que hizo estallar a la mitad del estadio. 1 a 0 para Bayern, que empezó a manejar el partido.
Pero las emociones no se detendrían: llegamos al minuto 68, entra Reus al área y Dante, torpe, le propina un puntapie en la panza. Pierna bien arriba y penalazo, que Gündogan convierte para sellar el 1 a 1. Y otra vez, volver a empezar.
Un ataque por allí, un centro por acá…todos los caminos parecían conducir al alargue. Ya estábamos. Faltaban menos de dos minutos; había comenzado ese ya célebre minuto 88, partió un pelotazo desde el fondo del Bayern, a dividir, más para poner la pelota en campo contrario que para generar una acción ofensiva. Sin embargo, dos hombres que traban, un rebote que la deja, por unos segundo, suspendida en el césped, a la espera de que alguien vaya por ella…
…Y aparece un holandés veloz, hábil y punzante, que no le dio tiempo a nadie, que trazó un dribbling impresionante y batió la valla adversaria, para gritar su desquite, para celebrar con quienes más quiere, sus seres cercanos y más lo apoyan, su familia. Para romper el equilibrio, para sacarse los fantasmas de encima, para pagar alguna deuda reclamada, para gozar esos instantes sublimes que sólo el fútbol puede deparar.