Pasan los años, y la pelota sigue sin doblar

Una situación clara a los dos minutos, el desborde de Rodrigo Palacio al arquero Domínguez, la infracción, el penal y la conversión del “Kun” Agüero. Todo eso en el amanecer del partido. La Argentina conseguía, como casi nunca, ponerse en ventaja en la altura. 1 a 0 y tratar de dormir el partido. Parecía que, esta vez, “la pelota iba a doblar…”

Ecuador vs Argentina

El problema es que es muy difícil “planchar” un partido durante los 90 minutos. Es casi imposible en el llano, mucho más en la altitud de Quito. Y se hizo uesta arriba. Porque la selección iba, pero no volvía. Sólo Di María, pero a Agüero y a Palacio no les era tan sencillo. Mascherano tenía menos ritmo del habitual y por las bandas sufrían Peruzzi y Rojo. Llegó la igualdad de Ecuador tras un centro y la pérdida de la marca de Federico Fernández, apareció Castillo libre y a partir de ahí fue aguantar hasta el final de la primera parte.

Messi IIIComo siempre, el ingreso de Messi era la esperanza Argentina. A partir de Leo se podía imaginar otro desarrollo. La magia del rosarino siempre aparece y puede generar situaciones, peligro, opciones casi de la nada misma. Argentina se veía apurada, presionada, iban 15 minutos del segundo tiempo y Ecuadro había acumulado 4 corners casi consecutivos.

Entre Ayoví, Valencia y Caicedo se las arreglaban para desbordar a la Argentina y someterla a puro centros. El equipo de Sabella buscab con rápidos contragolpes, por medio de Di María, Palacio y Leo, que ingresó a los 15 por Sergio Agüero.

Sin embargo, poco pudo hacer “La Pulga”. Apenas un tiro al arco, un pase a Di María y alguna clarificación en la mitad de cancha. En tanto, se sucedían los desbordes de Ecuadro, los centros a la “multitud” dentro del área de Romero y los repetidos corners.

La expulsión de Mascherano terminó de definir la postura Argentina: ya había ingresado Lucas Biglia, y se le agregó Rodrigo Braña. Aguantar hasta el final fue la consigna.

Argentina logró un punto importante, que suma. Pero comprobó, una vez más, que en la altura, la pelota aún no dobla…

 

Hernán O’Donnell