La Argentina se perdió en la altura

La jornada no podía comenzar peor. Con la confirmación de la suspensión a Leonel Messi, a pocas horas del partido, toda la carga emocional que tiene siempre un encuentro por la Competición preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 se veía aumentada por la geogarfía siempre traumática de la altura de La Paz y un cimbronazo mayor con las 4 fechas de suspensión al capitán argentino.

Entonces, la ansiedad fue en aumento: los rumores de la destitución del entrenador Edgardo Bauza, el partido ante Bolivia, los efectos de la altura y la suspensión de Messi. Todo junto en unas pocas horas.

Con toda esa carga emocional, la Argentina salió a jugar. Le costó hacer pie. Porque al factor altura se le agregó el muy mal estado del campo, que hacía que la pelota no circulara con precisión y se perdiera en piques indescifrables. Así, el dominio, el control del balón se tornó un tema más a las preocupaciones ya descriptas. Le costó a Banega parar la pelota; pifió Funes Mori dentro del área…a la Argentina se le dificultaba el partido. Aún así, contó con alguna oportunidad, en contragolpes que elaboraron Di María con su velocidad y Angelito Correa con su habilidad. Un desborde de Di María no encontró conexión con Pratto y una gran jugada de Correa habilitó a Di María, pero su remte lo tapó el arquero local, Lampe, con la cara.

A los 30 llegó el gol de Bolivia. Un resbalón de Sergio Romero previo al centro de la derecha, lo dejó descolocado. Cuando Arce conectó de cabeza al arco, “Chiquito” se reincorporaba; no estaba en su mejor posición y no pudo evitar el gol. 1 a 0 y a sufrir aún más el partido.

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Argentina contó con un par de centros, el ingreso de Matías Caruzzo por el lesionado Funes Mori y no hubo mucho más. A decansar, barajar y dar de nuevo. Se había jugado un primer tiempo correcto, pero una desgracia deportiva le permitió al local ponerse en ventaja.

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El gol de Marcelo Moreno Martins a los 7 minutos del segundo tiempo cerró el partido, aunque le restaban más de 40 (incluído el tiempo adicional) para que finalizara el horario reglamentario. Perdió Facundo Roncaglia la marca en el sector derecho, el desborde y el centro que encontró a Morneo Martins sólo y la definición implacable.

2 a 0 y partido liquidado. Argentina nunca tuvo la convicción como para ir a buscar el descuento y el eventual empate. es cierto que la altura jugó un factor preponderante, pero el seleccionado no transmitió una imagen de rebeldía, de empuje, creencia. No. Atacó por inercia, buscó porque así lo demandaba el resultado, y avanzó, también, porque Bolivia decidió replegarse y mantener el resultado.

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Agüero ingresó por Correa, pero mostró muy poco; Marcos Acuña entró por Enzo Pérez, e insinuó más participación, más compromiso y más influencia en el desarrollo. Un cabezazo de Lucas Pratto se fue bastante desviado cuando la posición era más que factible. Y poco más.

La Argentina se perdió en la altura. No contó con su principal estrella, no encontró respuestas físicas y le faltó convicción. Así como le alcanzó con muy poco para vencer a Chile, también a Bolivia le fue suficiente aprovechar dos errores para llevarse la victoria. No estuvo muy por encima de “La Roja” ni muy por debajo de Bolivia en La Paz. Pero en el balance y en el resultado, la Argentina dio un paso atrás.

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Hernán O’Donnell

 

 

Un partido brillante

El rostro adusto, serio. El tono firme, convencido. Edgardo Bauza “enfrentó” a la prensa, tras el trabajoso triunfo ante Chile por 1 a 0, y uno de sus primeros conceptos fue rotundo y polémico: “No creo que hayamos tenido un partido flojo, al contrario para mí jugamos un partido brillante”; y acto seguido, cuando le consultaron que aspectos del equipo no le habían gustado, respondió: “Me gustó todo”.

La medianoche se aproximaba y el DT argentino le ponía un cierre a una jornada larga, intensa, controvertida.

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Una catarata de fuegos artificiales recibió al equipo argentino (ya se ve la mano de Marcelo Tinelli), una recepción ruidosa y alegre, que transmitía un clima de fiesta y optimismo.

La Argentina arrancó con buen ritmo, mucha movilidad y algunos encuentros interesantes entre los hombres de arriba. Higuaín mostró despliegue, sacrificio y buena conectividad; Agüero insinuaba con ataques punzantes y Messi ofrecía mucho de su repertorio. Por la izquierda, Di María corría por toda la banda. En un ataque inventó una falta, el árbitro brasileño Ricci “compró” y sancionó un penal que no había existido. A los 17 minutos, Leo Messi abrió el marcador y ya no se modificaría.

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Después, el partido empezó a transformarse. La selección tuvo una chance en Di María, que quiso  picársela a Claudio Bravo y el portero chileno resolvió con eficacia. Y la última fue sobre el cierre de la primera parte, cuando Nicolás Otamendi no pudo conectar una pelota en el área chica y su remate se fue por arriba del travesaño.

Pero el final del primer tiempo ya mostraba indicios de lo que iba a ser la continuidad del juego. La Argentina perdió presencia, se desdibujó en la cancha y cedió las riendas del partido. Chile se animó, a partir de la tenencia de la pelota, la buena circulación y la movilidad de Alexis Sánchez. Con el ingreso de Jorge Valdivia el control de Chile se acentuó, e incluso el “Mago” le agregó fantasía a la posesión del balón.

Un tiro libre de Alexis se estrelló en el travesaño y congeló a la multitud presente en Nuñez. Enseguida, una jugada muy bien elaborada terminó en las manos de Sergio Romero con suspenso.

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Y un instante más tarde, la selección de Juan Pizzi tuvo una tercera posibilidad, con una llegada por izquierda, el centro atrás de Beasejour y el joven Nicolás Castillo desvió su remate desde una posición inmejorable.

Fueron momentos largos de dominio visitante y una Argentina que se empeñaba en la defensa y en la lucha del partido. Ese es un punto a valorizar; en una coyuntura difícil, el equipo se puso el overol y trabajó el encuentro. Se sumó Banega, y todos dijeron presente a la hora de correr y de marcar.

Por eso se sostuvo la victoria. Por aprovechar al máximo una mínima chance, por comprometerse con la camiseta y por dejar hasta la última gota de sudor para conservar el resultado. A la selección le alcanzaron esos argumentos para sumar tres puntos, crecer en la tabla y mirar el futuro con más tranquilidad. Pero que, Bauza también lo sabe, no alcanzan para creer que jugó un partido brillante.

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Hernán O’Donnell

 

A las puertas de una noche decisiva

Edgardo Bauza le saca dramatismo. Declara con su habitual tranquilidad y una pizca más de audacia. Saltea la importancia del partido del jueves 23 a la noche en el Estadio de River Plate y proyecta su ilusión de consagrarse en Moscú una tarde de julio de 2018. Suena paradójico, pero para el entrenador el partido inmediato parece no inquietarlo demasiado. Tiene un objetivo mayor en el horizonte, aunque para llegar a esa meta debe sortear con éxito el enfrentamiento con Chile.

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Pero el técnico está confiado. Y la Argentina luce serena, aunque sabe el plantel que está frente a un partido clave.

Poco tiempo de entrenamiento, pocas horas de estar juntos. Apenas el martes por la mañana, un ensayo que insinuaba un equipo con Romero; Mercado, Otamendi, Rojo y Mas; Mascherano y Biglia; Messi, Agüero y Di María; Higuaín. Sólo la posibilidad de incluir (parece difícil) a Paulo Dybala en reemplazo del Kun asoma como una duda en la selección.

Del resto, no hay inquietudes.

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Enfrente, Chile. Con todo lo que eso significa. La rivalidad, la historia deportiva reciente, con dos finales entre ambos en las que (por penales, hay que recordarlo) “La Roja” se llevó la gloria.

Un equipo que parece haberle tomado la mano a la Argentina. Un seleccionado que creció mucho en los últimos tiempos. Con un arquero de experiencia, como Claudio Bravo, y jugadores como Medel, Paulo Díaz, Hernández, Silva, Valdivia, Alexis Sánchez, Eduardo Vargas…

“En lo emocional, vuelvo a un estadio donde jugué un año. Y tengo amigos en la Argentina. Pero en lo deportivo, no me altera nada, en absoluto”, dijo el DT Pizzi. “No se puede comparar este partido con la última final jugada; es otro contexto, otra ciudad, otra competencia. Incluso, jugar en Buenos Aires da otro contexto”

Y agregó, el DT argentino que dirige a Chile: “Estoy contento, ilusionado, orgulloso y agradecido del plantel que me toca dirigir. Hemos conseguido en este año cosas que eran difíciles de conseguir. Podemos disputar de aquí en adelante muchas cosas y nuestra mente debe estar focalizada en que podemos seguir consiguiendo cosas”.

“No se si es un clásico, pero si me atrevo a decir que no hay en esta eliminatoria un partido del nivel de Argentina y Chile, con jugadores que están entre los mejores del mundo. Si es un clásico, o no, no me parece relevante”.

Ahí está la clave. Clásico o no, un partido diferente. de jerarquía y por tres puntos de oro.

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Hernán O’Donnell

 

Ante una semana decisiva…

La agenda del fútbol está marcada por la actividad diaria. No va más allá, no puede ir más allá. Hoy se habla de lo que hoy es tema: La Copa Libertadores, ahora denominada CONMEBOL Libertadores Bridgestone, los partidos de la semana, la convulsionada AFA y las empresas que tendrán los derechos de televisación. Esa es la agenda y de eso se habla. Aunque estamos a una semana del gran choque entre la Argentina y Chile, la reapertura de la Competición preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018. Ya estamos al borde de dos partidos muy importantes (luego del partido del 23 en el estadio Monumental, el 28 la Argentina se mide en La Paz frente a Bolivia), y sin embargo, poco se dice al respecto.

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Hace una semana que Ezequiel Lavezzi se entrena en Ezeiza. Hace varios días que el DT está en línea directa con varios futbolistas, para empezar a vivir el clima del partido; ya se contactó el nuevo secretario de selecciones nacionales, aunque aún no se haya oficializado en su nuevo cargo; hace varios días que la gente arrasó con las entradas, a la espera de una recuperación de la selección nacional.

Hace una semana que Juan Antonio Pizzi definió que Jorge “El Mago” Valdivia regrese a la selección de Chile. El entrenador entiende que puede ser muy importante; los hinchas especualn con sus pelotazos y sus posibles habilitaciones a Alexis Sánchez, un delantero de temer, y a Eduardo vargas, un centroforward para respetar.

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La cuenta regresiva está en marcha, aunque no nos demos cuenta. La Argentina tiene armada su semana. Los entrenamientos serán lunes a la tarde, abierto a la prensa, martes en doble turno y cerrado, miércoles cerrado, luego conferencia del DT Edgardo Bauza y el jueves a la cancha.

Pizzi también tiene su organigrama definido: ” Es una oportunidad para ganar en Buenos Aires. Nunca lo hemos hecho, así que si uno pretende buscar algo especial, ese sería el punto. Ilusionarnos con competir y disputar el partido de igual a igual”.

Bauza dice que “lo único que se me cruza hoy por la cabeza son los dos objetivos que tenemos: primero clasificar, después llegar a la final del Mundial”, según le afirmó a es.fifa.com, la página oficial de la FIFA, y en la cuál agrego: “Yo no diría que es una final, sí un partido determinante. Debo sacar al equipo del pensamiento de las últimas dos finales que jugaron y no perdieron, sino que perdieron por penales. A la rivalidad con Chile, que siempre existió, tendremos que reducirla a este partido, que es importante y ante un rival directo. Sólo debemos pensar que si ganamos los pasamos”.

Es que se juega mucho del presente y sobre todo, del futuro. Por eso parece extraño que se hable muy poco de este encuentro, al que le falta sólo una semana y del que mucho de lo que vendrá se juega en él.

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Hernán O’Donnell

Chile se pone en marcha

La competición preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 pone en marcha una nueva jornada, ya en el año final de las famosas “eliminatorias”. Entramos en el año decisivo, los partidos ahora tienen un valor superlativo y para la Argentina se empieza a achicar el margen de error. El equipo está en la zona de repechaje, esto es, cuenta con una posibilidad de llegar al Mundial, pero no debe distraerse ni perder puntos imprescindibles. Ya llega el enfrentamiento con Chile, duro, difícil, complejo y con antecedentes que obligan a prestarle atención.

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Esos antecedentes hablan de dos finales perdidas (las dos por penales, es cierto), dos partidos decisivos donde la selección nacional no pudo hacer la diferencia, ni siquiera quebrar el marcador. Dos empates en cero, que a la hora de resolver un ganador, “La Roja” tuvo más serenidad, más puntería o más suerte, como quiera usted definirlo. Pero lo cierto es que ganó Chile las dos veces.

Y eso, pesa. por lo menos ahora, que encuentra a la albiceleste en un momento donde no puede fallar. La Argentina sabe ( lo saben Bauza y los jugadores), que es un partido clave: para llevarse los tres puntos. ¿Y enfrente que piensan?

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Pizzi piensa que la ausencia de Jorge Díaz y Arturo Vidal es importante, pero el conjunto lo puede reemplazar, aún cuando cree que son dos jugadores muy importantes.

“Nunca ganamos en Argentina y creo que es una buena oportunidad para hacerlo. Podemos jugar de igual a igual e intentar el triunfo. El rendimiento nuestro nos invita a pensar que podemos hacerlo”, afirmó Juan Antonio Pizzi.

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Ya está decidido que se sumen Carmona y Jorge Valdivia. Dos futbolistas con experiencia. Y que la pueden hacer valer. ¨No puedo decir como vamos a jugar, eso sería darle información al rival, pero todos sabemos que será un partido de ritmo alto, de intensidad”, dijo el entrenador.

Una semana que ya se empieza a vivir. La Argentina y Chile, un duelo que lleva más de tres puntos incluído.

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Hernán O’Donnell

El fútbol argentino, enredado en su laberinto…

Por estas horas, nadie puede decir si el fútbol argentino retoma su calendario. Nadie puede asegurar si se juega la fecha, cuando se juega, en que horarios, si es sólo con público local, si de ése público local sólo pueden concurrir socios y abonados, si se permite el acceso de los simpatizantes visitantes, o si se los disfraza de “neutrales”; si los futbolistas continúan el paro o lo levantan; si los clubes presentan equipos juveniles, amateurs o pierden los puntos en la cancha…nadie puede asegurar nada. Ni tampoco la cadena de TV que se haga cargo de las transmisiones en la próxima temporada, ni cuando se elegirá presidente o se modifica o no el artículo 87 del nuevo estatuto.

Un caos absoluto. Nadie sabe nada. y el socio aún paga su cutoa social, y los abonados a plateas ya han pagado su asiento para todo el año, y en muchos casos el estacionamiento. Pero no hay respuestas para ellos.

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El fútbol argentino está enredado en su laberinto. Las luchas intestinas de poder dejan golpeados y heridos que no se resignan cuando una batalla parece terminar: contragolpean por otro lado. Cuando parecía que el reordenamiento entre los dirigentes tenía una posibilidad de solución, cuando parecía que el organigrama para elegir presidente podía armarse, cuando la rescisión del Fútbol para Todos se votaba para dar paso a una nueva cadena de TV que comprar los derechos audiovisuales del fútbol, aparece un nuevo conflicto: el dinero adeudado a los futbolistas, que de modo legítimo reclaman lo que les corresponde.

Y todo vuelve a fojas cero: no hay fútbol por ahora, y no se sabrá cuando habrá. Pero cuidado. Que en esta lucha intestina e interminable no terminen por liquidar a la gallina de los huevos de oro. Que este fútbol nuestro, tan querido, hermoso y valioso por lo que las cadenas están dispuestas a pagar, que no lo terminen matando. La gente hace rato que ve muchas ligas (atractivas, competitivas y de calidad) cada fin de semana por TV. Más allá de la nostalgia, no hay demasiada queja del espectador común, el que consume, paga y siempre pone de su bolsillo para sostener el espectáculo. Tiene cada fin de semana una oferta muy grande por TV. Que los que están dentro del “negocio” del fútbol no se equivoquen, y no liquiden al fútbol. Lo van a extrañar más de lo que se imaginan.

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Hernán O’Donnell