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Dos horas de esperanza, angustia, y emoción, para que continúe la ilusión de Atlético de Madrid

La UEFA Champions League recorre sus meses más importantes, más trascendentes, más atractivos. El Torneo continental cierra su etapa de octavos de final, y los sueños empiezan a crecer, en algunos casos, y a desvanecerse en otros. En Madrid, Aleti recibía al Internazionale, y se aguardaba por un partido parejo, intenso, equilibrado. Y así sucedió. Fue un partido largo, intenso, pensado. Y al final, dramático, porque después de dos horas de fútbol, todo debió dirimirse en la tanda de los penales. Allí surgió un héroe, Jan Oblak, varios acompañantes que acertaron, y algunos villanos impensados, como Alexis Sánchez y Lautaro Martínez.

Atlético de Madrid venció por 2-1 al Inter en los ciento veinte minutos de juego, con lo cual quedó igualado 2 a 2 el resultado global, por el triunfo del equipo italiano en Milano por 1-0. lo que no se ganó en la cancha, debió resolverse por la vía de la ejecución de remates desde el punto del penal. Allí volvió a imponerse el equipo de Diego Pablo Simeone por 3-2.

El inicio había ocurrido casi tres horas antes. Con un local que intentó imponer condiciones desde el inicio, con la siguiente formación: Jan Oblak; Stefan Savic, Axel Witsel, y Mario Hermoso; Nahuel molina, Marcos Llorente, Koke, Rodrigo de Paul y Samuel Lino; Antoine Griezmann y Álvaro Morata.

El equipo italiano arrancó con Yann Sommer; Benjamin Pavard, Stefan De Vrij, y Alessandro Bastoni; Denzel Dumfries, Nicoló Barella, Henrikh Mkhitaryan y Federico Dimarco; Hakan Calhanoglu; Lautaro Martínez y Marcus Thuram.

El Aleti intentó dominar en el campo, pero las primeras llegadas claras fueron del Inter. A los 12′ Dumfries apareció por derecha y sacó un tiro que tapó Oblak. A los 17′ Lautaro Martínez remató de lejos, el balón pegó en Savic y Oblak controló sobre la línea.

Y volvió a llegar, con un contragolpe rápido, a los 32′, cuando Barella fue hasta el fondo, cruzó el centro atrás, y por el medio surgió Federico Dimarco para poner un remate seco y adelantar al Inter por 0-1, que, sumado al gol convertido en el partido de ida, daba un 0-2 en el marcador global.

Esto obligaba al local a convertir dos goles para igualar, pero no tuvo tiempo de intranquilizarse, pues a los 34′ empató Griezmann, con una aparición por el corazón del área. 1-1 en el desquite, y 1-2 en la suma de los dos partidos. Todo quedaba abierto, más aún cuando Griezmann armó una gran jugada individual, a los 42′, y Pavard salvó la caída al tapar el remate con una buena barrida.

Crédito: @ChampionsLeague

En el segundo tiempo se profundizó la autoridad del equipo madrileño. A los 51′ un centro de Llorente fue tomado por Griezmann, y su disparo fue controlado por Sommer.

Mientras el Aleti empujaba y la visita retrocedía, llegaron las ventanas de los cambios. A los 70′, Angel Correa entró por Rodrigo de Paul y Rodrigo Riquelme reemplazó a Samuel Lino, en el Aleti. Respondió Simone Inzaghi, el técnico del Inter, con dos variantes en su equipo: Mateo Darmian entró por D. Dumfries, y Francesco Acerbi ingresó por Alessandro Bastoni, cuando iban 72′ de juego.

El Inter, aún refugiado en su campo, contó con un par de contras que pudieron liquidar el pleito. A los 75′ se escapó Lautaro Martínez, cedió para Thuram, y el remate de este, desde una buena posición, salió arriba del travesaño.

El “Cholo” Simeone apeló a dos variantes más, a los 78′. Memphis Depay ingresó por Álvaro Morata, y Pablo Barrios entró en lugar de Nahuel Molina. Y pesaron las modificaciones, porque Angelito Correa armó una tremenda jugada, a los 79′, que Depay no pudo conectar, y el equipo contó con más peso ofensivo.

Pero el equipo italiano iba atener otro contragolpe, otra vez manejado por Lautaro Martínez, quien cedió a Nicoló Barella, y su tiro fue tapado por Oblak, a los 80′.

A los 83′ llegaron el tercer y cuarto cambio de la visita; Davide Frattesi entró por Nicoló Barella, y Yann Bisseck ingresó en lugar de Federico Dimarco.

El local quemaba las naves, porque la hora se iba y necesitaba un tanto para continuar en la Champions. la igualdad lo dejaba afuera. Depay pegó un tiro en el poste, a los 84′. Era el preludio del estallido. A los 86′ Koke le puso un pase milimétrico, Memphis Depay se perfiló para sortear la marca del zaguero rival, y ante Sommer sacó un tiro cruzado y bien colocado, que puso el 2-1 en el partido, ante el delirio de la gente local.

Y lo pudo ganar Atlético a los 90+2′, cuando Griezmann, la figura del encuentro, se fue por derecha, cruzó el balón a Riquelme, y este sacó un tiro muy fuerte y alto, que bien podría haber sido el remate de la victoria.

Pero no sucedió y se debieron jugar treinta minutos de prórroga. Ahí se repartió un poco el partido. A los 93′ Thuram cabeceó alto un centro bien hecho. Cuando iban 96′, el local armó una de las mejores jugadas de la noche. Ángel Correa la cruzó de dercha a izquierda, recibió Antoine Griezmann, quien proyectó el balón a Riquelme, este se fue por la banda izquierda y sacó un buen centro, que tocó Depay, pero controló muy bien Sommer.

A los 98′ César Azpilicueta reemplazó a Marcos Llorente, en el quinto cambio local, mientras que la quinta variante del Inter ocurrió a los 102′, cuando Alexis Sánchez entró por Marcus Thuram.

Para comenzar el segundo tiempo suplementario, Saúl reemplazó a Antoine Griezmann. Era el sexto cambio habilitado para tiempo adicional, mientras que la sexta modificación del equipo italiano fue a los 110′, con la entrada de Davy Klaasen por Mkhitaryan.

En este tiempo, el dominio cambió de manos. El equipo español había sentido el esfuerzo y se repleg{o en su campo, a la espera de acertar un buen contragolpe. Inter fue el dominador, hasta tuvo un tiro libre, a los 112′, que Calhanoglu ejecutó un poco alto, en la última chance clara del partido.

Crédito: @ChampionsLeague

La definición por penales comenzó en los pies de Calhanoglu, quien adelantó al Inter con un remate bien ejecutado. 0-1, que pronto fue igualado por Memphis Depay, con otro tiro formidable, para poner el 1-1.

Aquí apareció el drama y la angustia que siempre tiene este tipo de resoluciones. Un experto como Alexis Sánchez no pudo convertir; Oblak le tapó con el cuerpo su remate al medio. Tampoco pudo Saúl sacar ventajas, pues apareció Yann Sommer para atajar su tiro y mantener el 1-1.

Había un héroe que ya había anticipado algo en el tiempo del juego. Jan Oblak atajó el remate de Klaasen. Riquelme convirtió el suyo y puso el 2-1, con tres remates por equipo.

Empezaba la cuarta tanda y un ambiente de tensión recorrió al planeta fútbol. Acerbi pateó fuerte y al medio, para poner el 2-2; pero quedaba el disparo del “Ángel” del fútbol de este tiempo. Con toda la desfachatez y serenidad del mundo, el ex jugador de San Lorenzo, Angelito Correa clavó un disparo alto que puso la serie 3-2.

En la quinta ronda, para el Inter no había más alternativa que convertir, para igualar, y esperar que no hiciera el tanto el local. Necesitaba meter dos plenos, pero toda la esperanza se le fue lejos, como el remate de Lautaro Martínez, que pasó muy encima del travesaño. 3-2 final para Atlético de Madrid.

La locura, la alegría, la emoción. Todos esos sentimientos afloraron en la noche madrileña. El Aleti supo jugar y sufrir para vivir a pleno dos horas de intenso dramatismo y mantener vivo su sueño de tantos años detrás de la Copa.

Hernán O’Donnell

Cuando parecía la noche de Sevilla, PSV dio vuelta el partido y se quedó con el festejo final

Durante más de una hora, era la noche del Sevilla. Dominante, creativo, feroz en ataque…el equipo andaluza dominó el primer tiempo y más de un cuarto de hora del complemento, sacó una ventaja importante en el marcador, y parecía que se aseguraba el resultado, para meterse en la discusión de la clasificación de la UEFA Champions League. Peo el fútbol es maravilloso por esto, porque un partido que parece tener un rumbo claro y definido, unos pocos detalles, o una incidencia, pueda torcer de manera brusca ese destino previsto, y cambiar todo el desarrollo de la película. Tal vez fue la expulsión de Ocampos, tal vez unos cambios discutibles, lo cierto es que en poco más de veinte minutos, PSV Eindhoven torció el camino, y revirtió el resultado, para conseguir tres puntos de oro, y soñar con la clasificación.

El conjunto de Diego Alonso formó con Marko Dmitrovic; Jesús Navas, Nemanja Gudelj, Sergio Ramos y Marcos Acuña; Djibril Sow, Fernando e Iván Rakitic; Lucas Ocampos, Youssef En-Nesyri y Dobi Lukebakio.

El equipo holandés se alineó con Walter benítez; Jordan Teze, André Ramalho, Olivier Boscagli y Sergiño Dest; Jerdy Schouten y Joey Veerman; Johan Bakayoko, Guss Til y Hirving Lozano; Luuk de Jong.

El partido comenzó con un Sevilla dispuesto a atacar, sobre todo con la velocidad de Lukebakio y Ocampos por los costados. A los 21′ tuvo una chance clara, con una entrada de En-Nesyri por izquierda, y Walter Benítez supo taparla bien.

A los 23′ abrió el marcador; empezó con un tiro libre de Iván Rakitic, el centro fue al corazón del área, y Sergio Ramos la empujó para poner el 1-0 para Sevilla.

Tuvo otro contacto con la red, a los 38′, por intermedio de Sow, pero el VAR advirtió que el suizo había recuperado el balón con la mano, y el juego siguió con la mínima diferencia para el local.

Volvió a tener una llegada a los 40′, tras un centro desde la derecha, y el cabezazo de En-Nesyri dio en el poste izquierdo de Benítez.

De contra, a los 41′ Hirving Lozano sacó un buen tiro para PSV, pero Dmitrovic desvió al corner. Del remate, Lozano quedó lesionado, y los reemplazó Yorde Vertessen, a los 43′ de juego.

Sevilla aumentó a los 46′, apenas iniciado el segundo tiempo. Un buen pelotazo del “Huevo” Acuña para la entrada de En-Nesyri, quien definió de emboquillada ante la salida de Benítez, y el partido quedó a favor de Sevilla por 2-0.

Tuvo una chance la visita, con un cabezazo de de Jong que controló el arquero local, a los 49′, y respondió el Sevilla con un disparo desviado de Ocampos, a los 52′.

El primer cambio del conjunto español llegó a los 57′; Juanlu reemplazó a Jesús Navas, quien manifestaba una molestia física. En PSV, el entrenador Peter Bosz decidió hacer dos variantes más. Malik Tillman entró en lugar de Guus Til, mientras que Ismael Saibari reemplazó a André Ramalho. Debía jugarselá el equipo de Eindhoven.

El partido lucía muy controlado por el conjunto andaluz. Tenía una ventaja de dos tantos, dominaba el medio campo, aceleraba de contragolpe. Todo indicaba que tras más de una hora de juego, podía llevar el partido hasta buen puerto. Pero el fútbol tiene incidencias que cambian el rumbo, como los vientos en ultramar. Iban 65′ cuando Lucas Ocampos quiso perseguir a Yorbe Vertessen, cuando lo fue a marcar se tropezó, lo barrió y el juez sancionó la falta, con una amarilla que se sumaba a la primera. Expulsado el jugador argentino, y el local debía afrontar lo que restaba con un futbolista menos.

Para colmo, enseguida, a los 67′, Sergiño dest sacó un buen centro de la izquierda y Saibiri puso el descuento para la visita. El partido quedaba 2-1 para el local, que sintió que un nubarrón atravesaba el hermoso Estadio Ramón Sánchez Pizjuán.

También pareció preocupado el DT Alonso, porque determinó tres variantes de corte defensivo; iban 73′ cuando hizo ingresar al defensor Nianzou Kouassi por el extremo D. Lukebakio; al volante Joan Jordan por el interior D. Sow, y delantero por delantero, Rafa Mir ocupó el lugar de Y. En-Nesyri.

El libreto cambió de modo abrupto, y ya era PSV el equipo que atacaba con voracidad, mientras Sevilla se refugiaba en su campo.

Cuando iban 81′ llegó el segundo golpe visitante. El centro surgió de la derecha, por la izquierda, y a la espalda de todos, apareció Vertessen para cabecear a la valla, el balón dio en Gudelj e ingresó al arco, para poner el partido 2-2.

Bosz ya tenía los dos últimos cambios preparados, y los hizo a los 82′; Patrick van Aanholt reemplazó a Olivier Boscagli, mientras que Ricardo Pepi ingresó por Jerdy Schouten.

Diego Alonso intentó salir por más, y a los 83′ efectuó la quinta modificación en Sevilla: Oliver Torres reemplazó a Fernando.

Quiso reaccionar el equipo andaluz, y a los 88′ Ivan Rakitic armó una buena jugada en la que asistió a Rafa Mir, pero el delantero demoró en el giro y sacó un tiro débil que no trajo consecuencias.

A esa altura, el humor de la gente local ya era malo, pero aún faltaba lo peor, porque a los 90+1′ Pepi aprovechó un buen centro de la izquierda y con un cabezazo seco puso el 2-3 a favor de PSV Eindhoven.

Todo había virado para mal para el local, y que pudo rozar el desastre cuando Saibari se perdió el cuarto gol , a los 90+4′, tras una entrada y el rebote que le quedó, pero el tiro final se fue afuera.

Sevilla parecía tener una noche de fiesta, pero terminó pasada por agua. PSV encontró un agujero, golpeó la pared, y se puso a tiro de la clasificación.

Hernán O’Donnell

Sobre el final, París Saint Germain rescató un punto que merecía

La resistencia de Nick Pope duró hasta casi el último segundo del partido. Fue una noche muy destacada del arquero inglés, que sostuvo a su equipo, Newcastle, con la ventaja del marcador hasta que Mbappé convirtió el penal agónico. Así, París Saint Germain alcanzó la igualdad, en un partido que lo tuvo como amplio dominador. Pero entre la falta de eficacia, el embudo que le propuso el equipo inglés, y la noche brillante del arquero Pope, recién en el cierre los franceses rescataron algo de lo que merecían, y se mantienen expectantes en una zona dura y compleja.

El conjunto local formó con Gigi Donnarumma; Hakimi, Skriniar, Danilo Pereira y Lucas Hernández; Fabián Ruiz, Manuel Ugarte y Lee Kang-In; Kylian Mbappé, Randal Kolo Muani y Dembelé.

El equipo inglés se alineó con Nick Pope; Kieran Trippier, Lascelles, Fabian Schar, Valentino Livramento; Lewis Miley, Bruno Guimaraes, Joelinton; Miguel Almirón, Alexander Isak y Anthony Gordon.

El local salió con la intención de dominar el juego, y muy pronto generó una chance. Iban 8′ cuando de la derecha surgió el centro de Hakini y Mbappé conectó de taco, pero apareció Nick Pope, para mostrar que iba atener una noche brillante.

En la primera llegada clara, Newcastle abrió el marcador. Una gran jugada de Livramento, de la izquierda al centro, siguió con el balón a la derecha del ataque inglés. De allí salió el tiro de Miguel Almirón, Donnarumma dio rebote y Alexander Isak entró libre y solo para poner el 0-1 a los 24′ de juego.

A partir de allí, PSG volcó el juego al campo rival, y tuvo otra llegada a los 32′, con un centro de Dembelé, el tiro de Danilo y la aparición de Pope. Igual que al final del primer tiempo, cuando Ruiz probó de lejos, a los 43′, y controló el portero inglés, o a los 45+2′, en el que un centro de Mbappé fue conectado por Dembelé y el balón dio en Schar.

El dominio del local se acentuó en el segundo tiempo. Y con el correr de los minutos se transformó en un monólogo. A los 60′ llegaron los primeros dos cambios. Vitinha entró por Manuel Ugarte, mientras que Barcola reemplazó a Randal Kolo Muani.

A los 65′ un centro de Mbappé fue conectado por Bradley Barcola, y otra vez intervino Pope. Enseguida, a los 66′, Barcola ingresó libre por izquierda y su tiro se fue afuera.

París atacaba, pero Newcastle se cerraba con mucha gente acumulada en la puerta de su área, y el local no encontraba los caminos para perforar esa fortaleza. A los 81′ un buen centro de Lucas Hernández fue conectado por Dembelé, y la pelota pasó cerca. Luis Enrique, el Técnico local, fue por dos variantes más. Primero, a los 81′, Marco Asensio entró por L. Kang-In, y un poco más tarde, a los 84′, Gonzalo Ramos ingresó en lugar de Danilo Pereira.

Un buen tiro de Asensio, a los 85′, fue controlado por Pope, en señal de que aún los ingresados iban a sufrir con él. A los 86′ Mbappé entró por derecha, sacó un tremendo remate, y Pope respondió con el peco. El rebote, el delantero lo cruzó desviado.

París empujaba y recién en el minuto final del descuento encontró su premio, tras una mano en el área, y el penal que Kylian Mbappé convirtió, a los 90+7′, para poner el 1-1.

Fue una noche de esas en que las brujas pasean por París y parece que van a desteñir los sueños. Esta vez, el verdugo fue el arquero Inglés, Nick Pope, que cortó muchas oportunidades del local, pero que en el instante final rescató parte del premio que merecía, para que París Saint Germain mantenga vivo su sueño por esta Copa tan esquiva.

Hernán O’Donnell

Una noche de otoño, París volvió a ser una fiesta

Es el sueño de ambos. Para uno, París Saint Germain, es aún más, una obsesión. Para el Milan, volver a disfrutar las mieles de una coronación que lo vio tantas veces sonreir, y que ahora parecen un recuerdo lejano, aunque la Serie “A” italiana lo mantiene en lo alto de las expectativas. Pero para ambos equipos, la UEFA Champions League es el gran objetivo de la temporada. Y en un grupo que se tornó duro, parejo y complicado, por todo lo que amenazan Newcastle y Borussia Dortmund, cada partido se vive como una final. Este caso no fue la excepción. Los dos fueron por la victoria, pero París tuvo más soltura, profundidad y frescura, para llevarse los tres puntos.

El equipo de Luis Enrique formó con Gianluiggi Donnarumma; Achraf Hakimi, Marquinhos, Milan Skrinniar y Lucas Hernández; Warren Zaire-Emery, Manuel Ugarte y Vitinha; Ousmane Dembelé, Randal Kolo Muani y Kylian Mbappé.

El conjunto de Stéfano Pioli comenzó con Mike Maignan; Pierre Kalulu, Malick Thiaw, Fikayo Tomori y Theo Hernández; Yunus Musah, Rade Krunic y Tijani Reijnders; Cristian Pulisic, Olivier Giroud, y Rafael Leao.

En el inicio, Milan apretó bien arriba. Intentó ahogar la salida del local, y mantuvo cierto dominio territorial. París estaba aplacado y le costaba salir. Hasta que se sacudió la modorra, se despertó con un tiro de Mbappé a los 21′ que atrapó bien Maignan, y a partir de allí creció en el control del partido.

Milan respondió con un remate de Rafael Leao, a los 25′, que pasó muy cerca. Pero ya empezaba a ser un partido del equipo parisino. Dominaba con el buen trabajo de Zaire-Emery en la derecha, la calidad de Vitinha por izquierda, y la potencia temible de sus delanteros. A los 29′, un tiro de Kolo Muani se fue apenas alto.

Un remate preciso de Kylian Mbappé puso el 1-0 a favor de París Saint Germain, cuando iban 31′ del partido. Fue el principio de una serenata de fútbol del conjunto local.

Milan empezó el segundo tiempo con una variante. Davide Calabria reemplazó a Thiaw. A los 47′ Dembelé metió un gran contragolpe que finalizó con una exquisita definición, pero el VAR no convalidó el tanto por falta de Manuel Ugarte en el inicio de la jugada.

Se sentía el dominio local, a pesar de que a los 49′ Pulisic cedió a Giroud, y este disparó desde una posición incómoda, para que el balón salga afuera. Era solo una señal, porque enseguida París volvió a lastimar, cuando Kolo Muani puso el 2-0 para el local, a los 52′ de juego.

Pulisic no perdía la fe, y a los 62′ enganchó de derecha al medio, sacó un buen tiro y contuvo Donnarumma.

A los 70′ llegaron los primeros dos cambios del equipo francés. Fabián Ruiz entró por Manuel Ugarte, y Lee Kang-In reemplazó a Ousmane Dembele; a los 76′, Pioli hizo la segunda y tercera variante en la visita. Y. Adli ingresó por R. Krunic, mientras que T. Pobega reemplazó a Y. Musah.

Mientras PSG tenía el control psicológico del juego, Milan intentaba. Con centros, como el de los 80′, que Giroud cabeceó bien, pero atrapó Donnarumma.

Una gran jugada local, a los 81′, se cerró con un tiro de Mbappé que se estrelló, tras ser desviado por Maignan, contra el poste izquierdo del arquero visitante.

El tercer cambio de PSG sucedió a los 82′. Gonzalo Ramos reemplazó a Kolo Muani. Y continuó el empuje local, que se coronó, una vez más, a los 88′, con el gol de Lee Kang In, quien aprovechó un centro de la derecha para marcar el 3-0 a favor de París Saint Germain.

Pioli propuso la cuarta variante del Milan a los 89′; Simon Kjaer reemplazó a Tomori. El cuarto cambio del local, fue a los 90+2′: Nordi Mukiele reemplazó a Hakimi.

Y así se cerró el partido. Bajo una llovizna, en una noche otoñal, en la que brillaron las estrellas del equipo francés, y París volvió a ser una fiesta.

Hernán O’Donnell

El aluvión de Newcastle fue imparable para París Saint Germain

Un clima único para un torneo único. En el norte de Inglaterra, allí donde Escocia empieza asomar su frontera, Newcastle despierta una pasión acorde al tradicional fútbol británico. Y ante París Saint Germain el Estadio St James’ Park  fue una caldera que recibió el partido con cánticos, gritos y una atmósfera que desbordaba todo el ambiente. Y así lo jugaron. Con una mezcla de ataque, presión constante y dientes apretados.

El local formó con Nick Pope; Trippier, Lascelles, F. Schar y Burn; S. Longstaff, Bruno Guimaraes y Sandro Tonalli; Miguel Almirón, Alexander Isak y Anthony Gordon.

El equipo parisino comenzó con Gianluigi Donnarumma; Achraf Hakimi, Marquinhos, Milan Skriniar y Lucas Hernández; Manuel Ugarte y Warren Zaire-Emery; Ousmane Dembelé, Kylian Mbappé, Randal Kolo Muani; Gonzalo Ramos.

Lo primero que se destacó en el partido fue la disposición del equipo local. Bien ofensivo, buscó presionar la salida del rival desde su área. Los tres hombres de ataque, Almirón, Isak y Gordon, se paraban en el borde del área grande para ir a buscar apenas moviera Donnarumma en la salida del arco. Y a partir de allí, buscar el error del equipo francés.

Sin embargo, la primera llegada fue de la visita. Iban 4′ cuando Dembelé sacó un remate cruzado desde la derecha, que pasó muy cerca del palo derecho de Nick Pope.

Pero era más fuerte la presión local, y a los 16′ logró abrir el marcador. Se equivocó Marquinhos en una salida, recibió Isak, y su remate de media vuelta fue rechazado por Donnarumma, pero el balón le quedó a Miguel Almirón, quien puso el 1-0 para Newcastle.

PSG trataba de salir de la presión, y a los 22′ encontró una chance con un disparo de Warren Zaire-Emery, que pasó muy cerca del poste izquierdo de Pope.

Respondió el local con un tiro de Fabian Schar, tras un tiro de esquina, que fue peligroso, cuando iban 24′ de juego.

Hasta que a los 39′ llegó una jugada rápida en ataque del local, el centro desde la izquierda y el cabezazo de Dan Burn puso el 2-0 a favor de Newcastle.

En el segundo tiempo, continuó el “aluvión” del local. Apenas iban 49′ de juego cuando, Longstaff metió un tremendo remate que no pudo detener Donnarumma, y conquistó el 3-0 para Newcastle.

Cuando todo parecía definirse, el equipo francés halló una jugada que le dio vida. Warren Zaire-Emery vio pasar por un pasillo a Lucas Hernández, lo habilitó con precisión y el lateral Hernández resolvió con eficacia para poner el descuento de PSG a los 55′. El partido quedaba 3-1 para el equipo local.

Allí Luis Enrique decidió una variante. Barcola entró en lugar de Kolo Muani, a los 56′. Un rato más tarde, a los 64′, hizo el segundo cambio; Vitinha ingresó por Manuel Ugarte. Un jugador con más llegada por un volante de equilibrio.

Mientras, a los 64′ vino también el primer reemplazo en el equipo inglés. Elliot Anderson ingresó por Sandro Tonalli. A los 70′ hizo la segunda variante: Jacob Murphy entró por Miguel Almirón.

Durante varios minutos PSG dominó el juego. Generó algunas llegadas, pero no tuvo precisión ni profundidad para herir al local. A los 84′ un disparo de Kylian Mbappé se fue afuera; cuando iban 85′ Mbappé habilitó a Vitinha, y el remate de este se fue por arriba del travesaño. Y se diluyó, hasta volver a sucumbir.

Cuando llegamos a los 90′ Fabián Schar metió un gran remate de lejos, y clavó el 4-1 para Newcastle.

Le quedó tiempo para hacer una tercera modificación. Iban 90+2′ y Matt Targett ingresó en lugar de A. Gordon.

Era el último detalle de una tormenta que se había desatado al Norte de Inglaterra. Fue el aluvión Newcastle, imposible de sostener para París Saint Germain.

Hernán O’Donnell

Real Madrid, y su eterno romance con la Copa de Campeones

Duelo de punteros en el Grupo “C”. Nápoli y Real Madrid, dos candidatos naturales, habían ganado su primer compromiso y el choque en el Estadio “Diego Armando Maradona” era una propuesta más que interesante para seguir en esta nueva jornada de UEFA Champions League. por supuesto que también existían los interrogantes por algunas dificultades que atraviesan ambos equipos, más en el entorno que en la actualidad futbolística, que es buena en ambos casos. Pero el conflicto que la entidad generó con Víctor Osimhen, quien se vio afectado por algunas publicaciones en la cuenta oficial de Tik Tok del club, y las bajas de Courtois, David Alaba y Eder Militao en el equipo español, también trajeron nubarrones antes del partido.

Pero a la hora del juego, hubo mucho para ver. Un partidazo de punta a punta. Con dominio alternado, un marcador cambiante, y el final que encontró, una vez más, a Real Madrid vencedor. Como una constante en este torneo, que nació como Copa de Campeones y el tiempo, el marketing y el dinero, la transformó en la UEFA Champions League.

Nápoli formó con Alex Meret; Giovanni Di Lorenzo, Ostigard, Natan y Mathias Olivera; André Zambo Anguissa, Stanislav Lobotka y Piotr Zielinski; Matteo Politano, Víctor Osimhen y Khvicha Kvaratskhelia.

El conjunto de Carlo Ancelotti comenzó con Kepa; Daniel Carvajal, Antonio Rudiger, Nacho y Eduardo Camavinga; Federico Valverde, Aurelien Tchouameni, Toni Kroos y Jude Bellingham; Vinicius y Rodrygo.

El comienzo fue a todo ritmo, y en ese contexto las estrellas del Madrid brillaban en el firmamento napolitano. Vinicius, Rodrygo, y Bellingham atacaban y asustaban, hasta que en una llegada clara, el local tuvo una chance que no iba a desaprovechar.

Iban 18′ cuando llegó el centro hacia la izquierda, el cabezazo de Natan pegó en el travesaño, y Ostigard apareció como una tromba para poner, de cabeza, el 1-0 para el Nápoli.

Parecía que el local tomaba el control. Sin embargo, bastó que Bellingham hallara un error en la salida de Di Lorenzo, para asistir a Vinicius que, de modo sutil, puso el empate, 1 a1, a los 26′ de juego.

Y una gran jugada individual de Jude Bellingham le permitió a Madrid pasar al frente; 1-2, cuando el partido había llegado a los 33′.

Hubo, entonces, un ataque sistemático d la visita, que estuvo al borde de liquidar el partido. Fueron cinco minutos de atropello, pero Nápoli resistió, y cerró el primer tiempo con la esperanza de mantenerse a tiro en el partido. A los 38′ Osimhen sacó un tremendo tiro que desvió Kepa con un vuelo, y a los 40′ Politano enganchó y remató, pero otra vez apareció el arquero visitante.

En el segundo tiempo crecieron las emociones. Nápoli llegó a la igualdad tras un penal por mano de Nacho, que ejecutó Zielinski, para poner el partido 2-2, a los 53′ de juego.

Fue el momento del local. A los 55′ Khvicha Kvaratskhelia sacó un tremendo disparo que pasó muy cerca. Luego, a los 56′, fue Zielinski el que remató y desvió Kepa.

Entonces, a los 63′, Ancelotti hizo dos variantes en el Madrid. Luka Modric reemplazó a Toni Kroos, y F. Mendy ingresó por Eduardo Camavinga, cuando iban 63′. En el local, el primer cambio fue a los 69′: Eljif Elmas entró en lugar de Matteo Politano.

Y el partido volvió a pasar a manos del Real Madrid. Vinicius hizo revolcar a Meret a los 73′. El ataque visitante empezaba a ser pesado, una vez más. Raspadori entró por Zielinski, en el local, y Joselu ingresó por Rodrygo, en la visita, cuando iban 74′ de juego.

A los 77′ llegó la gran explosión. Un disparo de lejos, fuerte y exacto, de Federico Valverde, volvió a revertir el marcador. La pelota pegó en el travesaño, rebotó en la nuca de Meret y se metió en el arco local, para que Real Madrid pasara a ganar por 2-3.

Dani Ceballos entró por Vinicius, a los 83′, en la cuarta variante de la visita.

Rudi García, el entrenador del equipo local, decidió hacer los tres cambios que le quedaban en su tercera ventana permitida. Jens Cajuste entró en lugar de S. Lobotka; Giovanni Simeone ingresó por A.Z. Anguissa, y Mario Rui reemplazó a Mathias Olivera, a los 87′.

Fue el Nápoli, pero recién tuvo su chance en el final, cuando iban 90+5′, y Ostigard recibió en el área para sacar un tiro que controló Kepa.

Fue un partidazo, de ida y vuelta, con dominios alternados. Pero, al margen de los momentos del partido, el resultado, al final, se quedó con el Madrid, como un guiño del destino que tiene este club con la añeja y célebre Copa de Campeones.

Hernán O’Donnell

PSG va tras un sueño y ante Borussia Dortmund dio el primer paso

Empezó la etapa decisiva de la UEFA Champions League. La parte más competitiva, diversa y atractiva. Luego de las etapas de clasificación, comienza la fase de grupos, donde los protagonistas principales ya toman una actuación relevante, se empiezan a perfilar los candidatos, y el gran público que sigue este deporte, lo vive con total intensidad en todos los rincones del planeta.

París Saint Germain vive la Champions como una obsesión. Es el título que le falta, uno de los poderosos de Europa que no lo ha conseguido aún. “No hay que obsesionarse con algo, porque si es así, uno no lo consigue. Hay que tenerlo como objetivo, pero no como una obsesión”, declaró a propósito el DT del equipo parisino, el español Luis Enrique. Marcó las pautas, y dispuso su idea y concepción, para buscar ese trofeo esquivo, con un primer paso ante el fuerte Borussia Dortmund, de Alemania.

El equipo de Luis Enrique formó con Gian Luigi Donnarumma; Achraf Hakimi, Marquinhos, Milan Skriniar y Lucas Hernández; Manuel Ugarte, Warren Zaire-Emery y Vitinha; Ousmane Dembelé, Randal Kolo Muani y Kylian Mbappé.

El conjunto alemán comenzó con Gregor Kobel; Niklas Süle, Mats Hummels y Nico Schlotterbeck; Marius Wolf, Julian Brandt, Emre Can, Marcel Sabitzer y Julian Ryerson; Donyel Malen y Karim Adeyemi.

De entrada intentó tomar el control el equipo local. Bien adelantada la defensa, con movilidad en el medio, buscó explotar la velocidad de los atacantes. Dortmund trató de acomodarse a esa realidad, pero tuvo un primer golpe a los 12′ con la lesión de Marcel Sabitzer, quien debió dejarle su lugar en el campo de juego a Felix Nmecha. Así y todo contó con una chance, a los 13′, con una escapada de Malen y su remate fuerte, que tapó bien Donnarumma.

Respondió el local, a los 18′, con un disparo de Vitinha que pegó en el poste y salió.

PSG dominaba, pero el equipo alemán avisaba de contragolpe. Por ejemplo, a los 22′, con un tiro alto de Emre Can. El control parisino se empezó a reflejar en varias llegadas. A los 29′, otra vez Vitinha disparó con criterio, pero se desvió en un zaguero y el balón fue al corner. Cuando iban 32′ el que remató fue Kolo Muani, y otra vez pegó en un cuerpo visitante para irse al tiro de esquina.

Las cosas se le facilitaron mucho al local en el inicio del segundo tiempo. A los 46′ hubo una mano de Süle dentro del área, el árbitro Jesús Gil Manzano, de España, sancionó el penal, y el VAR lo corroboró. Se hizo cargo Kylian Mbappé, y a los 48′, con un gran remate, puso el 1-0 a favor de París Saint Germain.

No terminaron de acomodarse, que el equipo parisino amplió el marcador. Hakimi se fue por derecha, trazó una pared con Vitinha, recibió en el área, gambeteó a dos rivales, y marcó un golazo que puso el resultado 2-0 a favor de París Saint Germain.

La visita estaba en shock. Edin Terzic, el entrenador de Borussia Dortmund , abrió la segunda ventana de modificaciones e hizo el segundo y tercer cambio de la visita. Niklas Fullkrug entró por D. Malen, y Marco Reus ingresó por Julian Brandt, cuando iban 61′ de juego.

El libreto del partido, cambió. Salió un poco el Dortmund, en tanto PSG se paró unos metros más atrás, para explotar el contragolpe. A los 75′ llegaron los últimos dos cambios en la visita. J. Bynoe-Gittens entró en lugar de Emre Can, y R. Bensebaini reemplazó a Marius Wolf, cuando se jugaban 75′.

Y fue el propio Bynoe-Gittens quien contó con una buena oportunidad, a los 78′, pero su tiro pegó en el palo y se fue afuera.

Luis Enrique decidió hacer los dos primeros cambios a los 79′ de juego. Gonzalo Ramos ingresó por Kolo Muani, y Lee Kang-In reemplazó a Vitinha.

Se metió rápido Ramos en el partido. A los 83′ tuvo un disparo por arriba del travesaño. Respondió la visita con un cabezazo de Fullkrug, a los 86′, que pasó muy cerca. El tercer cambio local llegó a los 87′. El portugués Danilo entró en lugar de Lucas Hernández.

Y pudo ampliar el PSG. A los 90+1′ Mbappé tiró de emboquillada, ante la salida de Gregor Kobel, y el tiro salió cerca. A los 90+3′, Gonzalo Ramos habilitó a Mbappé, Kylian enganchó y remató, pero el balón se fue desviado.

Fue una noche de triunfo y alegría. París Saint Germain va por un sueño. Si no lo enloquece la obsesión, podrá darle forma.

Hernán O’Donnell

El eterno romance del Real Madrid con la Copa de Campeones

Ahora se la llama Champions League, es universal y el planeta fútbol vive y gira alrededor de ella. Es el certamen de clubes más visto, valorado y reconocido en el mundo. Se observa a través de la televisión y las diversas plataformas que hoy dominan la tecnología, en todo el planeta. Pero con una u otra denominación, con televisión en blanco y negro, o con las aplicaciones que llevan las imágenes a cualquier rincón del mundo, el romance que vive el Real Madrid con la vieja Copa de Campeones es eterno. Con cualquier nombre, formato y sistema de disputa, el equipo madrileño parece el amante perfecto de esta Copa.

Y cada vez que juega, es el candidato natural. Porque la ha ganado más que nadie. A veces con más brillo; en otras, con un sistema defensivo sólido. En ocasiones, con la diosa fortuna de su lado. Otras veces, con la pequeña e inestimable ayuda externa, que puede ser muy pequeña, pero como ayuda. A veces, con los duendes que le sonríen en momentos inesperados. Y muchas veces con el peso de la jerarquía individual de las estrellas que pueblan sus planteles a lo largo de la historia. Como sea, Real Madrid, al final, siempre se abraza a la orejona. Y ya van quince veces que lo hace.

Esta vez no fue la excepción. La “Casa Blanca” estuvo “sitiada” en el inicio del partido. Porque Liverpool supo acorralarlo, a fuerza de presión en ataque, de proyecciones de sus laterales, sobre todo Alexander-Arnold, la slaida prolija de Konaté, el buen manejo de los volantes, Jordan Henderson, Fabinho y Thiago Alcántara, y la habilidad de Mohamed Salah.

Pero Madrid estuvo firme para contener. Retrocedía líneas, achicaba espacios y se sostenía en la seguridad inmensa que Courtois irradia desde la valla. después la línea de cuatro, firme y agresiva en la marca, con Dani Carvajal como abanderado, seguido por Eder Militao, Alaba y Mendy. En el medio Federico Valverde, Casemiro y Toni Kroos, y adelante de ellos Luka Modric. Karim Benzema con centro atacante y por el costado izquierdo, Vinicius Jr.

Pero el inicio fue del equipo inglés. tal es así que Alisson casi no intervino. Sí lo hicieron Alexander-Arnold, Konaté, Van Dijt y Andrew Robertson en defensa. Lo dicho, los volantes Henderson, Fabinho y Alcántara; y adelante, Salah, Mané y Luis Díaz. A los 14′ tuvo una buena llegada, tras una combinación entre Thiago, que sacó un pelotazo largo a la derecha para Henderson, este la bajó de cabeza para Arnold, el centro a Salah, y Courtois que supo resolver. A los 17′ el centro llegó desde la izquierda, conectó Salah y el balón fue atrapado por Courtois cerca del travesaño. Y la más clara, a los 20′, remató Mané de lejos, desvió Courtois, el balón dio en el palo y se desvió.

Recién a los 24′ apareció Real Madrid con un centro desde la izquierda de Vinicius para la entrada de Benzema, que Alisson resolvió bien. No fue una jugada de peligro, pero sí fue la señal del que el Madrid podía llegar y estaba vivo.

A los 33′ volvió a avisar el Liverpool. Konaté salió del fondo con una doble gambeta, abrió a la derecha para Arnold, el centro fue para Salah y su cabezazo fue controlado por Courtois, que a esta altura ya era figura.

El primer tiempo se cerró con una llegada del Madrid que Benzemá terminó con una buena definición, pero había recibido en off-side y así lo determinó el VAR. Pero Madrid mostraba su carta más peligrosa, amén de esa amenaza permanente que es cuando ataca. Porque lo puede hacer poco, pero cada vez que llega al arco rival, hay una temible sensación de gol.

En el complemento, el equipo español mantuvo la disposición del cierre del primer período; se adelantó en el campo y el juego lució equilibrado. Y cuando llegó, lastimó.

Fue a los 58′; desde la derecha apareció solo Valverde, cruzó un remate fuerte, de esos llamados “buscapié”, pasó a Benzema pero encontró la aparición de Vinicius por izquierda, que con un remate cruzado venció a Alisson Becker para poner el 0-1, ya que el Real Madrid cumplía las funciones de visitante.

Fue un golpe letal, de esos que definen esta clase d partidos. Porque la escuadra de Carlo Ancelotti se acomodó al juego que mejor juega y que más le gusta: agruparse en su campo, achicar espacios, cerrar caminos, y amenazar de contragolpe.

Kloop mandó a Diogo Jota por Luis Díaz cuando iban 64′. Y los rojos empezaron a inclinar la cancha a su favor, pero en cada llegada de los blancos había una gran sensación de gol. Así, a los 75′ Casemiro no supo aprovechar un tiro libre bien ejecutado que lo dejó solo para definir, pero prefirió el centro atrás. A los 76′ Keita entró por Henderson, y Roberto Firmino ingresó en lugar de Thiago Alcántara, en el Liverpool. Kloop se jugaba las últimas cartas.

Lo tuvo a los 79′ con una pared entre Salah y Firmino, que Jota remató y Courtois sacó al corner. luego vino otra llegada clara de Salah, que Courtois desvió al corner con su brazo derecho.

Carlo Ancelotti hizo su primera modificación a los 84′, cuando Camavinga reemplazó a Valverde. El Madrid se acomodó en su campo, cortaba con decisión y siempre estaba Courtois para solucionar el último inconveniente. A los 89′ Dani Ceballos entró por Luka Modric, en el segundo cambio del Madrid, y a los 90+2′, Rodrygo ingresó por Vinicius, en la tercera variante de la “Casa Blanca”.

Empujó Liverpool, pero Madrid no se quebró. Siempre hubo una pierna más para sacar, una hombre más para despejar, y Courtois para tapar cada vez que se lo requería.

Otra vez la Copa se abrazó a su amante preferido. El que la conquista a veces con besos; en otras, con inteligencia. Otras noches, con palabras elegantes, y a veces con la seducción del sacrificio y la humildad. Alguna tarde fue con un recital de fútbol, otras con regalos elegantes, y a veces con una dosis de fortuna. Con mucho brillo, o con pocas palabras. El Real Madrid siempre encuentra alguna razón para abrazar a su Copa más amada.

Hernán O’Donnell