Fue un partido bárbaro. Con todos los condimentos que el Fútbol puede ofrecer. Goles en cantidad, penales, llegadas claras, errores increíbles, un ritmo vertiginoso y una lluvia copiosa para darle el marco justo de épica y frustración. Benfica y Barcelona hicieron un partido electrizante, donde el local tuvo una ventaja de dos tantos en dos oportunidades, pero no la pudo sostener y vio como el castillo que había edificado a lo largo de más de ochenta minutos, se le derrumbo en el final, y el equipo catalán, envuelto en la bandera de la fe y la creencia en su fútbol, se llevó todo el botín de Portugal.
El equipo de Lisboa formó con Trubin; Tomás Araujo, Antonio Silva, Nicolás Otamendi y Álvaro Carreras; Fredrick Aursnes, Florentino, Orkun Kokcu; Muhammed Kerem Aktürkoğlu, Vangelis Pavlidis y Andreas Schjelderup.
El conjunto catalán alineó a Wojciech Szczesny; Jules Koundé, Ronald Araujo, Pau Cubarsí y Alejandro Balde; Marc Casadó y Pedri; Lamine Yamal, Gavi, Raphinha; y Robert Lewandowski.

A los 2′ Pavlidis puso el 1-0 a favor de Benfica, con una entrada potente por el medio y tras recibir un buen centro de Carreras.
Fue un golpe para Barcelona, que salió a buscar pero se expuso al peligro del contragolpe.
A los 12′, la visita tuvo su premio a la constancia, y de penal, Robert Lewandowski marcó el 1-1.
Pero iba a durar poco, porque Pavlidis iba a aprovechar a fondo el primer error grosero de la jornada. Todo sucedió a los 21′, cuando la visita salió con un pelotazo largo, Alejandro Balde iba a controlar el balón, se apuro Szczesny en la salida, volteó a su compañero!, y la pelota le quedó a Pavlidis, quien marcó con el arco libre, para poner el 2-1 para Benfica.
En otra salida descuidada, Szczesny derribó a un delantero rival, el árbitro sancionó penal, y el propio Vangelis Pavlidis puso el 3-1 para Benfica, cuando ya iban 29′ de juego.

En el complemento, Barcelona fue más ofensivo. Llegó con Koundé, a los 48′. A los 61′ Hansi Flick hizo dos variantes; Frenkie de Jong entró por Marc Casado, y Fermín Lopez ingresó por Gavi.
En el local, a los 61′ Leandro barreiro reemplazó a Aursnes.
Pero otro error individual iba a poner un mojón en el camino. Sacó mal el arquero local Trubin la pelota le quedó corta y en la cabeza a Raphinha, quien casi sin proponerseló marcó de rebote, a los 64′, y el partido quedaba 3-2.
Pero muy pronto iba a respirar otra vez el local, cuando Ronald Aráujo marcó en contra de su arco, y el encuentro quedó 4-2 para Benfica, a los 67′ de juego.
Entonces, Bruno Lage, el DT local, hizo dos cambios. Iban 70′ y A. Bah entró por K. Akturkoglu, mientras que Ángel Di Maria reemplazó a A. Schjelderup. En la visita, a los 74′ Ferrán Torres ingresó por Alejandro Balde, mientras que Eric García lo hizo por Koundé. Más tarde, a los 80′, Bruno Lage volvió a hacer dos modificaciones en Benfica: Benjamín Rollheiser entró por O. Kokcu, y Z. Amdouni ingresó en lugar de Vangelis Pavlidis.
El atardecer del invierno luso era un diluvio, y Barcelona iba. Carreras tomó a Yamal, a los 75′, y el juez no dudó en cobrar penal. Lo pateó Robert Lewandowski, a los 77′, y achicó a 4-3 la ventaja del local.
El partido era un torbellino y el estadio, una caldera. Barcelona atacaba, Benfica contraatacaba. Y a los 85′ tras el enésimo centro del equipo catalán, Erica García metió un frentazo que significó la igualdad: 4-4.

Lo pudo ganar Benfica, a los 88′ con un contragolpe de Angelito Di María, pero el arquero polaco le tapó el remate. Lo pudo definir la visita, a los 90′, pero el tiro libre de Raphinha se fue apenas alto.
Y cuando todo parecía concluir, con el local volcado en ataque, y el reloj marcaba 90+5′, del área visitante salió un tremendo contragolpe para el pique veloz de Raphinha, quien le ganó el pique a Carreras, enganchó frente al lateral y metió un disparo fuerte, que rompió el arco y remontó el partido. Era el 4-5 para Barcelona, cuando los locales reclamaban un penal a favor en la jugada anterior.
Una locura. La Champions League en otra de sus tardes inolvidables, con un festival de fútbol, goles, gambetas y también errores, que le dieron a Enero la primera gran fiesta del Fútbol del año.

Hernán O’Donnell