Las estrellas del futuro

Una sensación de nostalgia nos invade cuando despedimos y cerramos este Campeonato Mundial Sub 17 de la FIFA-Chile 2015. Una mezcla de melancolía por despedir a unos jóvenes que se prodigaron en busca de su porvenir, su futuro, y la gloria que siempre encierra alcanzar lo máximo en cualquier competencia que se encare. Los chicos del mundo se juntaron durante tres semanas en Chile para mostrar sus habilidades, desparramar su desfachatez y soñar con todo lo que puede llegar a venir.

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Nigeria se llevó el premio máximo. Un conjnunto lleno de habilidosos, potentes y veloces futbolistas que con la enorme jerarquía de su centrodelantero Osimhen construyó un camino que lo condujo al título. Fue lo más destacado, junto al finalista, Mali, que también mostró sus cualidades. Koita se destacó en el subcampeón, que poco pudo hacer en el partido final. El conjunto de Emmanuel Amuneke fue superior a lo largo de los 90 minutos; desperdició un penal a los tres minutos (brillante atajada del arquero Diarra y ayuda del travesaño en el rebote) y mantuvo la vocación ofensiva hasta marcar dos tantos en apenas 4 minutos (53 y 57) para liquidar el pleito.

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Nigeria fue un justo campeón; contó con las mejores individualidades y la sabiduría de Amuneke en la conducción táctica, un hombre que supo jugar en el Mundial de la FIFA-Estados Unidos 1994, y lo hizo muy bien.

Por el tercer puesto hubo un muy lindo encuentro entre Bélgica y México. Entretenido y parejo, las emociones llegaron en el segundo tiempo, donde se lució el delantero europeo Dante Vanzeir, auotro de dos golazos y asistente genial en el primero de su equipo.

Es que el dribbling de este pontente puntero dentro del área mexicana desairó a dos hombres y le sirvió el pase en bandeja a su compañero Van Vaerenbergh para que abriera el marcador a los 53′. Enseguida, la mano del defensor belga Faes en el área fue sancionada con penal y segunda amarilla para el defensor. Empató México y se suponía que con un hombre más podía llevarse el partido. Pero estaba Vanzeir. Y de contraataque definió de modo magistral ante la salida del arquero Romero: se la picó y de emboquillada marcó el 2-1 para Bélgica a los 73′. Los “Diablos Rojos” armaron dos líneas de cuatro y el centrodelantero para aguantar. Y soportaron los embates mexicanos hasta que a los 88 el defensor Venegas, que se había adelantado para acutar como un delantero más, definió con tiro cruzado y logró el empate en dos tantos.

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Pero no estaba todo terminado. Y si alguien pensaba que México podría volcar el hombre de más en esos cuatro minutos agregados, o que los penales nos encontrarían en la definición, se equivocaba. O se había olvidado de Vanzeir. El potente y morrudo delantero, de notable esfuerzo en el partido, esperó una contra bien abierto y con México jugado en el ataque, supo abrirse para aprovechar otro contragolpe de izquierda a derecha, aparecer libre, ganarle la pulseada a su marcador y amagarle al arquero cuando salía para definir con un tiro seco cuando se jugaban 2 minutos después de los 90 reglamentarios. Bélgica se llevaba el tercer puesto gracias, en gran parte, a la actuación de Dante Vanzeir.

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Era el aperitivo de la consagración de Nigeria. ¿Que nos dejó Argentina? Muy poco. Una actuación desteñida, sin luces, con una propuesta muy débil y sin nada para destacar. Cuando todo esto que narramos sucedía en la tardecita de Viña del Mar, lejos quedaba en el recuerdo un equipo albiceleste que cayó en sus tres presentaciones: ante México (0-2), Alemania (0-4) y Australia (1-2). Fue el peor equipo del campeonato. Duele decirlo y duele mucho escribirlo. Pero fue la triste realidad. No sumó ningún punto, terminó 24º entre 24 equipos y si buscamos algo positivo sólo podemos destacar el comportamiento. Se perdió ante Australia sin grandes escándalos y sin los puntapies ni los incidentes de épocas lejanas que no queremos volver a pasar. Se perdió, pero si se mantiene la conducta y el comportamiento, creemos que hay algún punto de partida para retomar el camino.

Porque de eso se trata este tipo de competencias: encontrar un camino, un sendero, una educación y un aprendizaje para ser los hombres y las figuras del mañana.

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Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Viña del Mar, Chile)