Fue una actuación inolvidable. Gigante y descomunal. París Saint Germain rompió el maleficio, acalló voces críticas y apagó para siempre las miradas despectivas sobre su juego y su templanza. Aplastó al Internazionale de Milan por un contundente 5-0, que le permitió abrazarse a la esquiva UEFA Champions League, un sueño de tanto tiempo de parisinos, franceses y simpatizantes que tiene alrededor del mundo, que quedó convertido para siempre en realidad, una noche de primavera calurosa de Alemania. París fue una fiesta de principio a fin, y el recorrido tuvo un camino diáfano que coronó con una producción inolvidable.

Antes, hubo una pequeña historia de los finalistas. Internazionale y París Saint Germain llegaron a la Final de Münich, Alemania, con una esperanza grande. Al equipo italiano se le escapó la Serie “A” sobre el final, en la última fecha, donde el Nápoli pudo sacar una diferencia mínima. Pero había llegado con un envión importante tras la semifinal ante Barcelona, en la que mostró un coraje y optimismo sin igual, pues estaba eliminado con el tercer gol catalán, quedaban dos minutos y supo igualar en el descuento, para revertir el marcador en el tiempo suplementario.
París Saint Germain arribó con la enorme ilusión de hacer historia. Cuenta con un equipo bien orientado por su notable entrenador, con un buen trabajo de los medio campistas, y delanteros peligrosos. Y además, tenía el desafío de romper con ese mote despectivo que le han endilgado sobre su supuesta falta de temple, todo un desafío para derrocar. Y vaya si lo hizo.
El equipo francés formó con Gianluigi Donnarumma; Achraf Hakimi, Marquinhos, William Pacho, Nuno Mendes; João Neves, Vitinha, Fabián Ruiz; Désiré Doué, Ousmane Dembélé, Khvicha Kvaratskhelia.
La escuadra italiana alistó a Yann Sommer; Denzel Dumfries, Benjamín Pavard, Francesco Acerbi, Alessandro Bastoni y Federico Di Marco; Nicoló Barella, Hakan Çalhanoglu y Henrikh Mkhitaryan; Marcus Thuram y Lautaro Martínez.
La superioridad de PSG fue notable, y se manifestó de principio a fin. Presionó con suma intensidad sobre las barbas del propio Sommer. Dembelé se multiplicaba para ir sobre los centrales y el arquero del Inter. Lo mismo hacían los extremos, Doué y Khvicha Kvaratskhelia. Los volantes también pisaban los tres cuartos de cancha, y los defensores jugaban en campo rival. El ahogo para Inter era total, y empezó muy pronto a sufrir el partido.

A los 11′ se abrió el marcador, con un tanto de Achraf Hakimi, quien solo tuvo que empujar la pelota luego de una jugada combinada entre Vitinha y Doué. PSG quedó adelante por 1-0, y era merecido.
No aflojó la presión, y a los 19′ Desiré Doué puso el 2-0 para París Saint Germain, con un fuerte tiro que se desvió, de manera leve, en Federico Di Marco.
La asfixia era muy grande, no podía salir el equipo italiano, y el parisino dominaba a voluntad. La pelota pasaba por sus volantes, Joao Neves, Fabián Ruiz y Vitinha, que le daban buena circulación, mientras cambiaban posiciones de modo permanente. Inter recién tuvo una llegada a los 22′ con un cabezazo de Francesco Ascerbi, y otra a los 36′, tras un tiro de esquina y el cabezazo peligroso de Thuram.
Pero PSG estaba dispuesto a mandar en el partido, y cerró el primer tiempo con un dominio total. A los 43′ Dembelé no pudo conectar bien, cuando entraba solo, y Khvicha Kvaratskhelia estuvo muy cerca de aumentar, cuando iban 45+2′ de juego.

Mejoró un poco Inter en el comienzo del segundo tiempo, y PSG se paró unos metros más atrás, para tener sufiecntes espacios e imponer su juego.
Simone Inzaghi, el DT de Inter, hizo dos cambios a los 53′: Yann Bissek entró por Benjamín Pavard, y Nicola Zalewski reemplazó a Federico Di Marco.
Pero no lograron influir demasiado en el juego. Incluso, Bisseck se lesionó enseguida y debió ser reemplazado por Carlos Augusto, a los 61′ de juego. en esa misma ventana, Matteo Darmian ingresó por Henrikh Mkhitaryan.
Y llegó el golpe de knock-out del conjunto francés. Iban 62′ cuando Desiré Doué puso el 3-0 y dejó la sensación de que el juego estaba liquidado.
París empezaba a ser una fiesta, y su gran entrenador, luis Enrique, dispuso hacer la primera modificación: Bradley Barcolá entró por Desiré Doué, a los 65′.
A esa altura, ya no había partido. Un equipo era dueño y señor del juego, el otro se esfumaba como un fantasma. Y cuando Khvicha Kvaratskhelia colocó el 4-0 a los 72′, el telón imaginario empezó a bajar sobre el Münich Football Arena. Nada quedaba por discutir, excepto elegir quien podía ser la figura en un elenco lleno de primeros actores.
Cuando iban 77′ Lucas Hernández ingresó por Nuno Mendes, en París Saint Germain.
El dominio era tan grande, que solo se veían llegadas del ganador. Barcolá lo perdió, solo, a los 80′. Luis Enrique decidió hacer tres variantes en la tercera ventana de cambios reglamentaria. Warren Zaire-Emery entró por Fabián Ruiz; Senny Mayulu reemplazó a Joao Nevez, y Gonzalo ramos ingresó por Khvicha Kvaratskhelia, a los 83′.
Fue suspirar, y ver otra jugada exquisita, llena de toques y combinaciones, para la definición de Mayulu, que puso el 5-0 a los 85′.

París Saint Germain conquistó Europa con una actuación formidable. Pagó su deuda histórica, si es que la tenía. Acalló las voces irrespetuosas que creen que los resultados deportivos no se consiguen por falta de temple, porque no es así. Los objetivos deportivos no se logran, en general, porque hay un rival que hace más méritos para conseguirlos. Terminó con las burlas de los que miran desde afuera. Tuvo su dulce revancha.
París Saint Germain abrazó a la esquiva UEFA Champions League el Sábado 31 de Mayo de 2025, en una noche primaveral de Münich, cuando las estrellas se alinearon, relucieron brillantes, e iluminaron una actuación inolvidable, que selló para siempre su idilio con la gloria del fútbol.

Hernán O’Donnell