Bayern Münich ganó en Bremen y es el campeón de la Bundesliga

Salió con todo el ímpetu y las ganas de llevarse el partido para lograr el objetivo soñado. Sabía que dependía de sí mismo, que si bien faltaban tres juegos antes de comenzar su visita a Werder Bremen, una victoria le daba el campeonato y la tranquilidad de terminar lo antes posible con el objetivo tan deseado.

Para Bayern Münich los tres puntos eran algo más que la meta trazada en cada uno de los partidos en que se presenta; los tres puntos eran alcanzar la Bundesliga por octava vez consecutiva, un récord que sólo tiene la Juventus en las Ligas grandes del planeta. Y por eso salió con la decisión de llevarse el partido y el campeonato.

Con el estandarte de Lewandowski en su regreso al equipo tras la suspensión, con la vuelta de Thomas Müller, Coman y Davies, el equipo de Hans-Dieter Flick saliò al campo con la formación de gala. Los titulares, los que construyeron esta campaña asombrosa, llena de victorias, triunfos contundentes y una marcada superioridad a cada uno de los adversarios. Un equipo que se sostiene en el pressing asfixiante, en pararse en el campo contrario, tener los defensores centrales más allá de la mitad de la cancha, el arquero como líbero y la posesión paciente del balón hasta encontrar el agujero para armar la jugada desequilibrante, la maniobra del gol.

El primer tiempo fue cerrado, con dos posturas muy definidas. Porque al ataque permanente de Bayern Münich, el local le opuso una defensa férrea, dura, sistemática. Tuvo una chance a los 12´con una escapada por la banda de Bittencourt, pero no prosperó y no contó con más oportunidades en ese período. Bayerno no fue demoledor, pero si dominante. Contralaba el juego, aunque le costaba perforar la defensa de Wereder Bremen.
Hasta que a los 42’ se abrió el marcador, tras una buena habilitación de Boateng para la entrada en diagonal de Robert Lewandowski y la conversión del polaco para marcar el 0-1 cuando ya terminaba el primer tiempo.

En el complemento el partido mantuvo el mismo libreto. La visita no se conformó con el resultado parcial que lo favorecía. Continuó con la misma postura. Boateng y Alaba parados en el campo local; Pavard casi como un extremo derecho, Davies lo mismo por izquierda. Kimmich y Goretzka en el patrullaje permanente de la zona media hacia adelante. Gnabry, Coman y Müller en el rol de asistidores de Lewandowski, amèn de ser creativos, dinàmicos y ofensivos. Y el arquero Neuer bien adelantado, casi en el rol de líbero, por el cual debió salir dos o tres veces bien lejos de su área para cortar los contraataques del local. El primero lo anticipó con la cabeza, el segundo con dos cortes consecutivos con las piernas. Y por si fuera poco un manotazo para evitar el empate del local luego de un buen cabezazo del japonés Osako, cuando iban 80′ y Werder Bremen se empezó a animar.

El local reaccionó recién en los últimos veinte minutos del partido. Cuando empezó a perder el temor, soltó amarras y decidió ir por el empate. Había aguantado hasta ese momento en su campo y cada vez que quiso salir de contra, se ahogó en la marca y presión a la que lo sometía el bayern Münich. Le costaba mucho elaborar juego al local; intentaba salir desde el fondo con pelota asegurada, pero la perdía rápido y casi siempre en su propio campo. por eso no podía salir del encierro. Recién al final tuvo esa chance de Osako y luego unos diez minutos finales con centros y algún apuro que la defensa visitante supo contener. Para Bayern, un doble enganche de Coman en el área y su remate elevado fueron las posibilidades más claras.

El campeón jugó los últimos minutos en el corner de la derecha de su ataque. Una vez que logró el primero de una serie de varios consecutivos, entretuvo allí el balón hasta forzar otros tres tiros de esquina seguidos. No quería salir, ni arriesgar más de la cuenta. Solo deseaba que el tiempo corriese y poder terminar el partido para gritar Campeón. Los méritos ya los había realizado.


Hernán O’Donnell