Le costó mucho más trabajo que en anteriores ocasiones. Para México, llegar a la competición final de una Copa del Mundo es, por historia, algo lógico y natural. En la CONCACAF siempre fue el equipo dominante y su acceso a los Mundiales se repitió a lo largo del tiempo.
Pero, desde hace unos años, el fútbol de Estados Unidos creció. Y hoy se puede hablar de un dominio regional compartido. Y para México, la clasificación a Brasil 2014 se volvió sinuosa y complicada hasta el extremo de pensar que no se lograría; sólo en el repechaje ante Nueva Zelanda apareció la tranquilidad.
La conquista del oro olímpico parecía que iba a ser el lanzamiento del seleccionado tricolor al lugar de las grandes potencias. Sin embargo, sólo logró dos victorias en diez partidos, y la derrota en septiembre de 2013 ante Honduras en el Estadio Azteca, su tradicional escenario, provocó la destitución de José Manuel de la Torre cuando quedaban tres partidos para terminar la serie. Víctor Manuel Vucetich, técnico experimentado y exitoso con Monterrey, dirigió los dos últimos partidos, pero sólo gracias a la ayuda indirecta de EEUU, con una victoria en Panamá, logró el Tri asegurarse el puesto para el repechaje intercontinental.
Miguel Herrera, campeón del fútbol mexicano con el América, asumió la conducción para esa serie decisiva y apostó fuerte: confió exclusivamente en jugadores del torneo mexicano para enfrentar a Nueva Zelanda. 5 a 1 y 4 a 2 fueron las victorias que consiguió y aseguró su presencia en la 15ª fase final de una Copa Mundial de la FIFA de su historia. ¿Que ofrecerá México? Su inestabilidad genera grandes interrogantes. Tiene figuras como “Chicharito” Hernández, Giovanni Dos Santos, Peralta, Andrés Guardado, y varios más.
Pero los sobresaltos que sufrió para llegar a la Copa del Mundo FIFA-Brasil 2014 le abre una gran duda a su rendimiento y posibilidades.
Hernán O’Donnell