Chile ratifica su ambición por la Copa con una goleada en su debut

Bajo la tutela de Reinaldo Rueda, La Roja empezó su camino en la Copa América Brasil 2019 con un rotundo 4-0 ante Japón.

Chile encontró dificultades para convertir el primer gol, y al mismo tiempo se vio obligado a no descuidar su valla en la búsqueda de la primera alegria. Japón tuvo llegadas que alarmaron y pusieron en aprietos al vigente campeón de América. Hasta que en el minuto 40, Erick Pulgar a través de un preciso cabezazo abrió el marcador y le brindó mayor tranquilidad a La Roja para afrontar lo que restaba del encuentro.

En el complemento, Eduardo Vargas estiró la diferencia tras culminar una gran jugada colectiva, en el minuto 53. Japón insistió e incomodó a Chile a pesar de la desventaja, pero le faltó profundidad y definición para concretar. No fue sencillo para La Roja, recién en el minuto 82 pudo aliviarse cuando Alexis Sánchez anotó el tercer tanto del partido. Segundos después, Gabriel Arias envió un balón largo hacia Eduardo Vargas que definió de manera exquisita ante la salida del arquero y le puso punto final al partido.

La Roja buscará realizar un buen papel en este certamen y promete hacer lo posible por retener el trofeo que conquistó en las últimas dos ediciones. Atrás quedó la decepción por no alcanzar la clasificación a la Copa del Mundo de Rusia 2018, hoy la mirada está en la Copa América actual y empezó con el pie derecho en busca del gran objetivo.


Martín O’Donnell

La Argentina perdió una posibilidad, pero le quedan dos y sólo depende de si misma

Lo que se había observado en los amistosos, ante Nicaragua, México, incluso en la derrota frente a Venezuela, era un esbozo de conjunto. Los primeros apuntes, las primeras ideas, el diseño inicial de una idea de juego que no pudo ser plasmada en el debut oficial del equipo. Que no alcanzó a mostrarse en el primer partido oficial del entrenador, Lionel Scaloni. Lo que era el comienzo de la construcción de un nuevo grupo y una nueva identidad de juego, quedó suspendida ante la caída ante Colombia.

La selección se vio desbordada en el primer tiempo por su rival. No encontró la pelota, estuvo ahogada en su campo, cada intento de salida limpia era maniatado por la presión “cafetera” y desde el inicio de cada jugada, la Argentina sufría. Le pasó a Armani cuando intentó salir con Otamendi; le pasó a Pezzella o a Saravia, que no encontraban salida. La pelota no pasaba de los volantes, excepto las intenciones y la movilidad de Lo Celso, pero era muy difícil acercarselá a Messi, Aguero o Di María. Y entonces, el dominio era de Colombia, que se ordenaba bien en un 4-5-1 para recuperar el balón y lastimaba en ataque.

Cuando la Argentina se adelantó en el campo, ya en el complemento, cuando empezó a ser un poco más profunda, cuando Messi encontró socios para elaborar y Paredes había metido dos remates fuertes y peligrosos, cuando un cabezazo de Otamendi fue controlado de apuro por Ospina y Messi no pudo convertir de rebote, en ese momento de mejoría albiceleste, llegó el golazo de Roger Martínez y, casi, el fin del partido. El equipo nacional ya no se pudo levantar de ese golpe.

Pero la noche de Salvador quedó atrás. Nos fuimos de Bahía con la pena de la derrota y algunos sabores más positivos, en cuánto el equipo tiene material para mejorar. Tiene cosas para creer, mostró algunos rasgos para valorar y cuenta con futbolistas muy capaces como para darle forma a este conjunto.

La selección ya está en Belo Horizonte y lo que le espera es un partido duro ante Paraguay, con la exigencia de sumar. Si es de a 3 puntos, mejor. Pero no puede resbalar otra vez, porque el precipicio estaría mucho más cerca, aunque el sistema del torneo favorece a los que tienen una primera fase irregular: entran dos terceros de los tres grupos, es decir que de la primera ronda se clasifican 8 selecciones y sólo se eliminan 4 equipos de los 12 participantes. Son muchos más los que se clasifican que los que quedan eliminados. Pero la Argentina no puede distraerse, porque después del encuentro con Paraguay deberá enfrentarse con un Qatar que es un equipo rápido y peligroso.

“Nos duele la derrota, pero tenemos que mirar hacia adelante. Este grupo está preparado para este desafío y va a intentar sacarlo adelante”, reflexionó el capitán Lionel Messi, con tranquilidad y calma.

Sabe Leo que esto no está terminado. Que hay muchas posibilidades de avanzar, pero no hay que dormirse ni distraerse. La Argentina gastó una posibilidad, le quedan dos y puede aprovecharlas. De ella sola depende.


Hernán O’Donnell