En el duelo de orientales, Uruguay y Japón no se sacaron ventajas

Cuando Luis Suárez sacó ese tremendo remate de larga distancia al minuto de juego y la pelota tocó la parte superior de la red, por fuera, tras pasar a centímetros del travesaño, una corriente de emoción recorrió el estadio y entre los gritos y expresiones de admiración, se advirtió que se abría un partido muy interesante, abierto y disputado. Además, resultó mucho más equilibrado que lo que se preveía en el análisis de antecedentes.

Japón ya había mostrado muchas virtudes ante Chile; habíamos comentado que el resultado para los trasandinos (4 a 0) había sido un poco exagerado y la victoria no había sido sencilla. Ganó bien Chile, pero Japón mostró muchas variantes en ataque y un par de goles pudo haber convertido. Anoche fue más certero. Atacó y lastimó.

El inicio fue llamativo, porque Japón se volcó al ataque y procuró llegar con velocidad al arco de Muslera. Uruguay se replegó, achicó espacios con inteligencia y mostró su capacidad de adaptación al partido. Es un equipo, el de Tabárez, que busca proponer con potencia, pero que sabe defenderse muy bien cuando lo atacan. Ayer cumplió con el retroceso de Nández, la marca de Cáceres y la solidez de Giménez y Godín. Y metía rápidas contras a través de Cavani y Suárez.

A los 25′ llegó la primera sorpresa. Miyoshi apareció por derecha, tras un ataque bien combinado y derrotó con un fuerte remate al primer palo al golero Fernando Muslera. Japón le ganaba 1 a 0 al gran candidato.

Uruguay no se desesperó. Adelantó sus líneas y fue en busca de la igualdad, que llegó muy pronto, tras un penal advertido al árbitro por el VAR en una jugada donde Ueda va a trabar con la suela arriba antes de que llegue el pie de Edison Cavani. Para el juez existió falta (nos pareció que era más jugada peligrosa que foul) y sentenció el penal que convirtió Suárez a los 32′.

Entre polémicas, mucha velocidad y cambio de roles, el primer tiempo se cerraba con mucha intensidad.

El complemento iba a mantener las emociones. Uruguay había emparejado hacía rato el control del juego y se empezaba a acomodar más cerca del arco de Kawashima. Un par de remates de Suárez fueron controlados con lo justo por el arquero nipón. Parecía que los celestes podrían torcer el resultado.

Sin embargo, otra maniobra colectiva bien jugada por Japón, volvió a ponerlos en ventaja. Condujo Nakajima por izquierda, siguió en Okazaki, el centro cerrado al área chica, el despeje de Muslera y el balón que le cae a Miyoshi que vuelve a convertir. Japón, a los 59′, otra vez se adlenataba en el marcador: 2 a 1.

Pero Uruguay no es de los equipos que se entregan con facilidad. Se sacudió la bronca y fue otra vez, con fuerza y empuje, a buscar la igualdad.

Entraron De Arrascaeta y valverde para tener más fútbol y refrescar la mitad de la cancha. En un corner desde la izquierda, apareció en el primer palo José María Giménez y de cabeza, cruzada al segundo poste, convirtió el tanto de la igualdad. Iban 66′ y el partido quedaba 2 a 2.

Ya no habría alteraciones en el tanteador, pero sí se mantendrían las emociones. El equipo del “Maestro” Tabárez no se detenía. Iba por la victoria que le asegurara la clasificación. Japón no se resignaba. Mantenía el entusiasmo y la velocidad para jugarle de igual a igual un partido que para ellos no admitía terminarlo sin sumar siquiera un punto. Por eso se aferró a su enorme voluntad, para llevarse algo que lo deje en carrera.

Se fueron conformes a pesar de no haber ganado. Se fueron satisfechos porque entendieron que el punto les sirvió a los dos, que el partido se presentó difícil, cambiante y equilibrado; que lo pudieron ganar, pero también perder.

Se fueron tranquilos porque los dos saben que están en carrera, pero sobre todo porque regalaron un gran partido, saben que han jugado bien y la CONMEBOL Copa América Brasil 2019 se llevó, en lo que va del torneo, una de las noches de fútbol más agradables.


Hernán O’Donnell