Mario Saralegui, y una nueva etapa en Peñarol

Es un hombre conocido de la casa. Fue un volnate de buen andar, siempre por el costado derecho, que en su mezcla de buen manejo y espíritu de lucha le permitió llegar al seleccionado celeste, jugar en Europa en el Elche de España, después pasar a un River Plate de Buenos Aires que hizo historia, porque integró aquel equipo que ganó Campeonato local, Copa Libertadores e Intercontinental en 1986. Más tarde se integró a Estudiantes de La Plata y cerró su carrera como futbolista en el Peñarol que lo vio nacer, con un paso intermedio por Barcelona de Ecuador.

Dirigió muchos equipos del interior de Uruguay, y luego comenzó su vínculo con Peñarol; primero en las divisiones inferiores, después en la tercera. Luego se hizo cargo de la primera división en dos ocasiones; esta es la tercera vez que asume la conducción del plantel “Aurinegro”.

“Siento felicidad y responsabilidad a la vez; Peñarol tiene un gran equipo, mucho mejor de lo que la gente cree, y tiene la obligación de pelear arriba”; y también se refirió a la Copa Libertadores: “La gente quiere la sexta y estamos en carrera por ella. Todos los equipos tienen posibilidades, así que depende de cada uno y de lo que pueda luchar por el objetivo”, declaró el lunes por la noche.

El martes al mediodía fue su presentación formal en el Palacio Peñarol. “Afronto un desafío muy especial, que me genera una gran responsabilidad con la institución, con los hinchas. Tengo muy en claro el lugar donde estoy”, declaró en conferencia de prensa. “El campeonato tiene muchas fechas aún, se puede mejorar. Es un torneo parejo, más que lo que era antes y hay equipos que juegan bien; el primer objetivo debería ser la Copa Libertadores, para estar a la altura de la historia de este club. Me dirán que estoy loco, pero ese debe ser el objetivo. También hay que ganarle al tradicional rival y luego hay que jugar la final del Torneo Uruguayo”, resumió Saralegui.

“No miro la edad de los jugadores, miro el rendimiento. Va a jugar el que mejor esté para hacerlo; yo no puedo hacer ahora un diagnóstico de lo que pasa, hay que observar y dilucidar que condiciona el rendimiento”, señaló en referencia al equipo y su situación. “Han cambiado algunas reglas, pero en lo básico el fútbol es el mismo de siempre. Es estrategia pura, Una parte es jugar, otra pensar y otra engañar”, explicó el DT.

Se habló, en los pasillos, de refuerzos. Uno podrìa ser Lucas Viatri, habría que ver la situación contractual con Colón y si existe una deuda que le permita salir al delantero argentino del equipo de Santa Fe y regresar a Montevideo…

Tiene sangre “aurinegra” y es odiado por los hinchas del clásico rival. Reúne dos condiciones indispensables, entonces, para ser un Dt avaldo por el pueblo “Manya”, dentro de todo lo que se comprende por folcklore futbolero bien entendido. Se crió en el club y dijo que esperaba este llamado desde hacía 11 años, el último día de su segunda etapa en el club. Apenas se había ido de Peñarol y ya deseaba regresar. Ahora le apareció la oportunidad, y Mario Saralegui no está dispuesto a dejarla escapar.


Hernán O’Donnell

Diego Forlán conoció muy pronto los sobresaltos de su nueva profesión

Luego de un domingo oscuro, con una derrota impensada y una imagen preocupante, Diego Forlán conoció muy rápido los sinsabores de su nueva profesión y fue despedido de la dirección técnica de Peñarol este lunes 31 de Agosto, tras nueve meses en el cargo. Tres partidos ganados, tres empatados y tres perdidos. En 9 fechas del Torneo Uruguayo, Forlán no pudo encontrar el funcionamiento del equipo, tampoco halló un equilibrio en los resultados y empezó a extraviar la confianza de los dirigentes, en tanto aparecieron las voces críticas de las expresiones de los hinchas a través de las redes sociales. La última derrota de local ante Montevideo Wanderers caló hondo en todo Peñarol, porque es un equipo acostumbrado a pelear y ganar campeonatos, que a lo largo de la historia ha sido protagonista siempre y cuyos objetivos desde el inicio de cada torneo son los vinculados a las más altas posiciones. Hoy el equipo navega en la mitad de la tabla y el malestar se ha trasladado al entrenador, un hombre con un pasado glorioso como futbolista tanto en Europa como en el seleccionado celeste. Y toda esa estela que lo acompañó en su presentación, un DT joven, inteligente, educado, instruido y con una cultura modelada en Europa, se desvaneció. Las críticas lo alcanzaron como a cualquier hijo de vecino, cuando uno de los dos equipos más populares de Uruguay no logran resultados.

La campaña, tras la reanudación del torneo por la pandemia, fue irregular. Comenzó con un empate ante Nacional el pasado 8 de agosto que pudo haber sido un trampolín, porque el equipo pudo sobrellevar el hombre de menos por la expulsión de Matías Britos, mientras perdía por 1 a 0; pero así y todo se sobre puso y logró empatar 1 a 1.

Después le ganó a Boston River por 2 a 0 y cuando se suponía que el barco iba a enderezar su rumbo, llegaron las dificultades. Derrota concluyente ante Deportivo Maldonado en Punta del Este por 2-0, empate de local 2 a 2 con Rentistas tras ir en ventaja por 2-0 y recibir dos goles para sufrir el empate cuando restaban quince minutos de juego, un triunfo ante Cerro Largo también por 2-0, y la caída ante Wanderers que sembró de dudas a la dirigencia.

La noche del domingo fue candente y determinante, porque la derrota dejó muy preocupado al pueblo “Aurinegro”. El equipo no mostró una idea clara de juego, no tuvo propuestas y dejó muy acentuada la falta de respuestas anímicas, porque Peñarol, después del primer tanto visitante se empezó a caer y luego del segundo ya se mostró vencido. La imagen del entrenador se desdibujó y le criticaron todo lo que sucedió esa noche: la alineación titular, el planteo táctico, el juego del equipo, los cambios tardíos. Y en ese sentido, a la distancia, resultó llamativa la ausencia en la alineación titular de Facundo Pellistri, el futbolista más hábil del equipo. Igual que la prescindencia de Fabricio Formiliano en la zaga central, confinado al banco de suplentes.

También le cuestionaron las desvinculaciones de algunos futbolistas. Muchos destacaron a Ignacio Lores como el mejor futbolista del último partido, influyente en el triunfo de Wanderers, y se preguntan por qué Forlan lo dejó ir de Peñarol. Asimismo le critican a la dirigencia la salida de Lucas Viatri del equipo, a comienzos de este año.

El entrenador saliente tomó la decisión con tranquilidad y se expresó a través de sus redes sociales: “Gracias por la oportunidad que me dieron, fue un orgullo para mí dirigir al Club Atlético Peñarol; a los jugadores muchas gracias por su respeto, su paciencia, su entrega y sus enseñanzas. A los que trabajan día a día en Los Aromos, de corazón, gracias. Por último, gracias a los hinchas por el cariño. No me quedan reproches, así es el fútbol. Exitos en lo que venga, ¡Arriba peñarol!”, escribió a modo de despedida, en un nuevo ejemplo de su integridad, su educación y su hombría de bien.

Diego Forlán, el futbolista que surgió en Independiente, que brilló en Manchester United y Atlético de Madrid, que obtuvo dos veces la Bota de Oro, en las temporadas 2004/2005 y 2008/2009, que fue distinguido con el Balón de Oro al mejor jugador de la Copa Mundial de la FIFA-Sudáfrica 2010, que jugó en Internazionale de Milan e Internacional de Porto Alegre, que se mezcla entre los mejores futbolistas de la historia de Uruguay, que vivió con suma educación las mieles de la fama, en este año debut en la nueva tarea de Director Técnico, empieza a conocer los efectos de la “silla eléctrica”, las críticas punzantes que se destinan a los entrenadores fecha a fecha, el cargo cuestionado en forma permanente y los sobresaltos que caracterizan a su nueva profesión.


Hernán O’Donnell