Nápoli venció en su debut y sueña con insertarse arriba

El comienzo de la Serie “A” italiana, cada vez más valorizada, trae los primeros encuentros y las proyecciones y tendencias de los equipos. los que sueñan arriba, los que aspiran a lugares en las copas internacionales, los que aspiran a mantener la categoría. Otra vez el Calcio, a la búsqueda de recuperar la gloria perdida de una Liga que en algún momento fue la más importante del planeta y ahora trata de ubicarse en el podio, detrás de la Premier League inglesa y la Bundesliga alemana.

Nápoli fue a Parma con la premisa de ganar el partido y desarrollar un fútbol prolijo, con cuidado del balón, salida desde el fondo a través de Koulibaly, el manejo en el medio de Fabián Ruiz y Zielinsky, para llegar a sus delanteros: Lozano, Mertens e Insigne, tres futbolistas que componen un ataque interesante. Ahora, con la suma de Víctor Osimhen, un futbolista nigeriano de 22 años y mucho futuro, que se sumó en el complemento.

Parma, como oposición, le planteó dos líneas de cuatro, con el trabajo del brasileño Hernani en la organización, con la salida de Giuseppe Pezzella por izquierda y un público que pudo acompañarlo, en un número reducido, con distancia social y los cuidados recomendados, pero en un marco de felicidad contagiosa que saludamos con alegría. Fueron mil personas que le dieron color a un fútbol que lo necesita como nunca.

El primer tiempo tuvo poco ritmo. Se prefirió la prolijidad por la velocidad o el vértigo. Pero vale la propuesta de Gatusso, porque el equipo visitante siempre mostró buenas intenciones. Lo que faltaron fueron llegadas y emociones.

Así, la primera parte fue mejor el Nápoli, aunque no pudo traducirlo en el marcador. Porque hay algo que es una constante en el fútbol italiano, y que tiene mucho valor, y que prevalece aún cuando la mayoría de los equipos quieren jugar de la manera que se estila en los últimos tiempos, con salida prolija, cuidado del balón, pases cortos, participación del arquero, casi sin pelotazos desde el fondo; pero en Italia se mantiene, como un sello indeleble, el orden defensivo, la concentración en las marcas, el concepto de cuidar el arco y saber defenderse. Eso se mantiene de la vieja esencia italiana.

En el segundo tiempo, Nápoli tuvo la eficacia que le había faltado en el inicio del juego; o, mejor dicho, supo ser más profundo, lastimar a su rival, llegar al gol. Gennaro Gatusso dispuso que Osimhen ingresara por Demme a los 61′, en una variante ofensiva, porque sacó a un hombre de marca en el medio campo por un centroatacante. Quedó Fabían Ruiz de centrocampista, adelante de él, en posiciones más ofensivas, Lozano, Zielinski e Insigne, y Mertens y Osimhen como delnateros bien definidos. Un esquema más ofensivo aún que muy pronto le dio resultados.

A los 63′ se fue Di lorenzo por derecha, combinó con Lozano, “El Chuky” sacó el centro para Osimhen, el rebote le quedó a Mertesn, quien de derecha marcó el 0-1 para el Nápoli.

A partir de allí, la visita tomó el control definitivo del partido. El local intentó dos variantes: a los 68′ ingresaron Y. Karamoh por R. Inglese y J. Dezi en lugar de G. Brugman; pero fue Nápoli el que tuvo otra chance con un remate de Insigne en el poste, tras un buen pase de Osimhen, quien le dio más frescura y velocidad al ataque visitante.

Y a los 77′, tras la pausa de rehidratación, Nápoli llegó al segundo tanto, el que definió el partido. Una mala salida de Iacoponi, la pelota que le quedó a Lozano, el remate al arco, el arquero que dió rebote y Lorenzo Insigne aprovechó para marcar el 0-2 cuando entraba por el medio.

No hubo tiempo para más, más allá de las variantes aprovechadas en las ventanas de los cambios.

Nápoli aprovechó la debilidad de Parma que se manifestó en el segundo tiempo. Tuvo paciencia para elaborar juego, respeto por la pelota, un estilo definido y el ingreso de Osimhen para acompañar la producción de Mertens e Insigne, dos de sus figuras más destacadas. El equipo de Gatusso ostró su estilo, y sueña con meterse en la discusión de lo alto de la tabla.

Hernán O’Donnell