El Clausura, sin sorpresas

El comienzo dejó muy poco. Es verdad, es sólo el inicio del campeonato. Pero no hay grandes novedades: Todo lo que se presumía, sucedió. Y lo que todos nos imaginamos que va a suceder en el transcurso del Torneo Clausura 2012, es muy factible que ocurra.

La primera sensación es que Boca tiene paño para pelear en todos los frentes. Casi sin despeinarse derrotó a Olimpo; en la Copa Argentina Santamarina lo tuvo a maltraer en el primer tiempo (más por un posible relajamiento del xeneize, sumado a la motivación extra de los tandilenses -tal como sucede con los equipos que enfrentan a River), luego el conjunto de Falcioni lo emparejo, lo superó y obtuvo el pasaje en la tanda de penales. En pocas horas empieza su objetivo mayor, la Copa Santander Libertadores. Tiene plantel y un buen cuerpo técnico para intentar lo máximo.

Lanús demostró que tiene para dar pelea; luego de una caída inexplicable ante ¡Barracas Central! por la Copa Argentina, el triunfo en su debut ante San Lorenzo resultó muy alentador. Y la Libertadores será su sueño de otoño…

Racing mantiene su signo de interrogación; Tigre continúa con su agradable buen juego y la lucha por mantener la categoría. Varios equipos del interior demostraron que están muy bien: Atlético de Rafaela, San Martín de San Juan, Belgrano de Córdoba…

Y otros están con sus preocupaciones a cuestas: Banfield, Olimpo, Newell´s…

Pero los dos casos para el diván son dos grandes que caminan con más tropiezos que firmeza: Independiente y San Lorenzo.

Al rojo cuesta entenderlo: Tiene un buen plantel, cuenta con grandes arqueros, defensores de categoría (Velázquez) y experiencia (Milito, Tuzzio); Volantes de jerarquía (Patito Rodríguez, Godoy, Defederico) delanteros con gol (Parra, se agregó el “Tecla” Farías)…y el equipo no aparece. No suma, y a Ramón se le acaba el crédito.

San Lorenzo está en un laberinto; y la salida que se vislumbra es la peor imaginada. Todavía tiene tiempo de revertir la situación. Pero parece una empresa difícil: La dirigencia no acierta soluciones, el cuerpo técnico intenta contagiar optimismo, y el equipo no encuentra el rumbo.

Sólo el aliento incondicional de su hinchada, enorme , fiel y seguidora, se mantiene constante en la búsqueda de salvar el barco.

Todos (Jugadores, Cuerpo Técnico y Dirigentes) tienen que entender que están en medio del océano, y si dejan de remar, el bote se hunde. No hay otro camino: Unirse en todas las áreas y tirar para adelante sin descanso. Como lo demostró la gente ante Lanús, la noche del 1 a 4 vergonzante. A lo mejor, si todos reman duro y parejo, se puede llegar a la orilla.

 

Hernán O’Donnell