Brasil ya está en casa

Los nervios lo traicionaron en el primer partido. La presión, los fantasmas repetidos hasta el hartazgo del “Maracanazo” de 1950, la situación social, todo se conjugó para que Brasil arrancará la Copa del Mundo con más presión de la normal.

Un equipo casi “obligado” a ganar, golear y gustar. Pero esa coyuntura lo llevó a jugar con los pies de plomo, atado, nervioso y con un gol en contra a los pocos minutos de juego.

Brasil CroaciaBrasil era un manojo de nervios. Hasta que aparecio Neymar e igualó ese primer encuentro ante Croacia. Luego llegó el penal inventado por el árbitro japonés Nishimura y el 2 a 1 que lo aventajaba en el marcador pero no le garantizaba un triunfo tranquilizador. Incluso, otro error del juez privó a Croacia del empate. Y al final, el 3 a 1 liberó las tensiones.

NeymarEl empate con México produjo algunos errores de apreciación. Más de los de afuera que de los de adentro. Se pensó que Brasil no había jugado bien, que el equipo “no estaba”. Sin embargo, un análisis desapasionado decía que el “scrtach” había hecho un correcto partido, que el rival fue durísimo (México es uno de los mejores equipos que han jugado), y la figura fue el arquero Gabriel Ochoa.

Brasil apareció con una dimensión mayor ante Camerún. Habrá que reconocer que el adversario es delos equipos más debiles de la Copa. Pero fue impecable el comienzo, tremendo el trabajo de Neymar, muy bien acompañado por Hulk y Fred, los medios se soltaron, Luis Gustavo se hizo eje del juego y consiguió una goleada que despierta expectativas.

Es paradójico, pero hasta ahora el punto más flojo es la defensa, cuando la “cátedra” afirmaba que era lo más firme del equipo. Sin embargo, se mostró dubitativa y con errores individuales sorprendentes. Dani Alves no tuvo las proyecciones esperadas. Thiago Silva alternó buenas y malas. David Luiz no jugó a la altura de lo que de él se espera. Marcelo, tras el error ante Croacia, tuvo más nervios que soltura. Y Julio César está muy lejos del arquero que fue.

Brasil tendrá que ajustar ese aspecto. Tiene material; sólo es cuestión de que los jugadores alcancen su nivel conocido. Por lo demás, el “scratch” está en casa y ya se metió en la definición directa. No habría que subestimarlo ni olvidarlo. Brasil ya está encaminado en su sueño de transformar el “Maracanazo” en un día de alegría, cantos y festejo.

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Hernán O’Donnell