Ramón Díaz, el abanderado de la fe

Sus primeras palabras fueron una suerte de queja y lamento por las condiciones en que se desarrolló el partido. Sentía la obligación de decirlo, de defender a sus jugadores por el horario en que jugaron y por el terrible calor reinante.

Pero luego fue el Ramón de siempre. El más conocido por los argentinos, el Ramón chispeante, optimista, simpático.

“Creo que hicimos un gran primer tiempo, y en el balance global merecimos llevarnos algo más. Hubo muchas situaciones para nosotros, mientras que Costa Rica sólo tuvo el remate del final, que Justo (Villar, el arquero) desvió muy bien”, analizó el partido.

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Para Ramón, su equipo tuvo cosas positivas y otras para mejorar: “Siempre se puede mejorar, nosotros venimos con una idea y hay que seguir trabajando.” Consultado por esa idea y el vínculo con Ortigoza y cuánto podía influir su ausencia, respondió: “Ortigoza es un jugador muy importante para nosotros, pero Piris lo reemplazó muy bien. Creo que hay un buen plantel y todos están listos”.

Tampoco cree Ramón que se haya complicado la clasificación; “No está nada definido, ni nada resuelto. Y no creo que el próximo partido ante Colombia sea decisivo. No faltan 3 puntos, quedan 6 en juego. Está todo abierto, todo por jugar.”

El Díaz que uno conoce: optimista y ganador. Agradeció a la gente de Disney por las amabilidades en la concentración, aseguró que el césped estaba impecable (“en este país, cuando se proponen algo, van y lo hacen. Lo consiguen”, aseveró), no tuvo quejas con el árbitro ni con el juego brusco (“el fútbol es un deporte de hombres y así hay que tomarlo), no perdió la calma y la sonrisa.

Ramón Díaz, el abanderado de la fe, sigue en carrera.

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Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Orlando, Florida, USA)