Los Pumas y otro abrazo a la historia

Como en 1965 en Sudáfrica; como el empate con Francia en 1977;  como  las victorias ante Wallabies en 1979, Francia 1985, el empate con los All Blacks en Ferro…Como el tercer puesto en el Mundial de Francia…

Como en tantas tardes y algunas noches de gloria, Los Pumas volvieron a asombrar  al mundo. Esa mezcla de coraje y talento, de calidad y  garra, técnica y corazón dijo presente una vez más. Esta vez en Mendoza.

Los Pumas salieron decididos a llevarse por delante a Sudáfrica. Maniataron cada intento con un tackle firme y seguro. Dominaron el line, y en una jugada colectiva llegaron al try de Santiago Fernández. Antes habían abierto el marcador con un penal. El 10 a 0 sacudía la Cordillera…Un 13 a 3 para el cierre parcial y la mezcla de esperanza y algarabía inundaban Mendoza. Lo que parecía una utopía se hacía realidad. Los Pumas acariciaban la gloria. Entre la seriedad de la defensa, la concentración, un buen juego de manos, cierta actitud ofensiva, el seleccionado argentino cerraba 40 minutos de muy buena producción. El desafío era repetirlo en un lapso de tiempo similar.

Sin embargo, Sudáfrica no se rindió. Empujó con amor propio, descontó con un penal (13-6), se acercó (se repitieron las infracciones de Argentina que derivaron en penales en contra) al marcador tras otro penal que habían tenido Los Pumas (16-9, entonces) y llegaron al try para igualar, tras la conversión, el partido.

Se sellaba el 16-16. Los Pumas se sintieron desconsolados tras el empate; las miradas reflejaban más pena que alegría. Es que estuvieron tan cerca, sintieron tan próxima la victoria…Entre abrazos y sollozos, el desconsuelo se veía en sus miradas…

¡Animo Pumas! Esta vez, el empate tiene sabor a victoria…

 

Hernán O’Donnell