Juventus domina la Serie “A” de Italia casi sin obstáculos

A los 2’ de juego Paulo Dybala tomó el balón en el área, se filtró entre dos rivales, enganchó hacia adentro cuando el último marcador quería cerrarle el camino y sacó un remate fuerte, seco, arriba, que puso 1-0 a la Juventus en el amanecer del partido. En ese momento ya se podía prever la diferencia de jerarquía entre uno y otro equipo. Y no es que Torino haya jugado mal, para nada. Al contrario, realizó un esfuerzo enorme y por momentos dejó una imagen de paridad en el encuentro. Pero siempre resaltaban un poco más los valores la “Juve”. Y en cuanto tuvo las oportunidades, lo hizo valer.
Por eso, desde el arranque, se hizo amo y señor del derby de Turín.

Apenas se empezaban a acomodar en el juego y la “Vecchia Signora” marcaba diferencias. En esa jugada del gol del argentino Dybala hubo una acciòn previa de Juan Cuadrado quein realizó la maniobra anterior y empezó a dejar un surco en la banda derecha. por ese sector progresó de modo permanente el local en el primer tiempo. Tuvo el dominio y el manejo de las acciones. Muy activos los internos, Bentancur y Rabiot, con la dinámica inteligente de Dybala y la peligrosidad de Cristiano Ronaldo cada vez que toma el balón, el local mostraba mejor imagen.

Después de los quince minutos iniciales, Torino empezó a empujar. Con orgullo y amor propio. Con la iniciativa de lukic, Berenguer y la movilidad en ataque de Belotti, la visita emparejó las acciones. Peleaba con amor propio el clásico. Lucía comprometido con su honor y con lo que estaba en juego.

Hasta que Cuadrado marcó a los 28’ tras la habilitación de Cristiano Ronaldo para dejar el partido 2-0. Ahí volvió a sentir el golpe, porque a su noble tarea, a su esperanza de construir de a poco un partido parejo, cada destello de jerarquía de la Juventus le derrumbaba la ilusión como a un castillo de arena en la playa.

El primer tiempo se cerró con el penal por la mano de De Ligt y la conversión a lo 45+4’ de Belotti para dejar el partido 2-1. Era un incentivo para la visita, que se había ilusionado en un tramo del primer período y cuando mejor jugaba llegó el segundo golpe; entonces, irse al descanso tras haber achicado la ventaja.

En el complemento, Torino intentò arrancar con un esquema más ofensivo. La confianza de haber achicado el marcador lo llevó a salir un poco más, y de a poco tuvo algunas situaciones. Un tanto que no fue convalidado por off side previo, muy fino, de Belotti, un remate preciso y fuerte de Verdi que tapó con eficiencia Buffón a los 53′, y la actitud de apretar, de intentar jugar en el campo del local.

Juventus iba a apelar a sus cartas en el banco para desnivelar, para volver a tomar las riendas del partido. Primero con el ingreso de Matuidí por Pjanic a los 48′. Después, a los 54′, ingresó Douglas Costa por Bernardeschi, y enseguida se transformó en una pesadilla para la defensa visitante. A los 55′ se escapó a toda velocidad por derecha y sacó un remate cruzado con pierna izquierda que se fue muy cerca del palo derecho de Sirigu.

Y a los 60′ llegó el golpe de gracia con el estupendo tiro libre de Cristiano Ronaldo que colgó en el ángulo superior derecho del arquero visitante y dejó el partido en un 3 a 1 que ya parecía irremontable.

Sarri optó por un tercer cambio en la tercera ventana: iban 79′ cuando Gonzalo Higuain reemplazó a su compatriota Paulo Dybala. Tres cambios en tres ventanas, lo dejaron sin la chance de hacer las cinco variantes permitidas. Pero al equipo le vino bien, porque aceitó su juego, los que entraron se adaptaron rápido y aceleró el control del partiod y la definición.

A los 83′ un zurdazo de Rabiot se fue muy cerca; a los 86′ llegó el cuarto gol: centro desde la izquierda de Douglas Costa que buscaba la entrada de Higuaín y el defensor Djidji que quiso despejar pero no hizo más que meter el balón en su propio arco. 4 a 1 y partido liquidado, al margen de una última llegada de Torino a los 89′ cuando el remate de Berenguer fue rechazado muy bien por Buffón.

Juventus gana, golea y se aleja. Marcha hacia un nuevo “Scudetto” casi sin obstáculos.


Hernán O’Donnell