Juventus detuvo la marcha del Milan y encendió el campeonato italiano

Fue un primer tiempo a todo ritmo, con dominio alternado, varias llegadas claras, muy buen trato de balón por parte de los dos equipos y algunas jugadas sobresalientes. Mucho ritmo y vocación ofensiva. El choque de los dos colosos de Italia, Milan y Juventus, generó un encuentro lleno de emociones y alternativas interesantes.

A los 7’ Milan tuvo su chance con un disparo de Castillejo, quien aprovechó un error de Betancur, que se enredó en la salida y dejó atrás el balón; el remate del delantero local se fue cerca del palo derecho de Szczesny.

Tras esos minutos iniciales, Juventus tomó la “batuta” del partido. Se hizo dueño del balón, empujó al local contra su campo y lo maniató en ese territorio. Con las trepadas de Danilo y Frabotta, el trabajo ordenado de Bentancur, la dinámica de Rabiot y las pinceladas de Paulo Dybala, la “Vecchia Signora” aguardaba por la aparición rutilante de Cristiano Ronaldo para definir todo lo que empezaba a generar.

A los 15′ tuvo una oportunidad clara; tras varios cabezazos en el área local, Chiesa sacó un remate fuerte que dio en el palo derecho de Donnarumma. Y a los 17′ Chiesa se fue por derecha, enganchó hacia adentro, superó a Hernández, se la pasó a Dybala y el cordobés, con una genialidad, se la devolvió de taco en profundidad para que entrara libre por el callejón derecho. Chiesa aprovechó la asistencia y con un remate cruazdo abrió el marcador: 0-1 para la Juventus.

Milan sintió que debía acelerar el paso para salir del asedio. estaba atrapado en su campo y con el resultado adverso. Apostó a la velocidad de Leao, quien a los 21′ probó desde afuera y su remate se fue muy cerca. A los 26′ Hauge habilitó al portugués y Leao, de media vuelta, sacó un tiro potente, que Szczesny desvió al corner. Y al final logró el empate; iban 40′ cuando Leao se fue por izquierda, cruzó el balón al medio y Calabria, habitual lateral que esta vez jugó de volante junto a Kessie, sacó un remate bárbaro, que se metió en el ángulo superior izquierdo del arco visitante. 1 a 1 y fin de un primer tiempo con dominio alternado.

En el segundo tiempo Juventus retomó el dominio de las acciones. Volvió a apoyarse en el talento de sus individualidades y el trabajo colectivo asociado. creció la figura de Ramsey. Aumentó la dinámica Chiesa. Dybala se contactó aún más con la pelota. Y a los 61′, tras una asistencia del ex hombre de Instituto, Chiesa volvió a marcar para la Juve, que pasó al frente por 1-2.

Y fue concretar y rearmar las líneas. Pirlo determinó, a los 62′ las dos primeras modificaciones en la visita: D. Kulusevski entró por el lesionado F. Chiesa y el estadounidense W. McKennie ingresó por Paulo Dybala; salían los dos mejores de Juventus, pero los ingresantes iban a cumplir muy bien su rol.

Después Stéfano Pioli metió mano en su equipo; a los 67′ entró Barhim Diaz por Hauge. Pero se le hacía difícil al local, Juventus ya estaba muy acomodado en el partido. a los 70′ Ronaldo habilitó a McKennie y este sacó un tiro fortísimo que Donnarumma desvió al corner. Y de ese tiro de esquina el arquero local atrapó el balón, cedió a Theo Hernández, este se fue solo, y cuando llegaba al área, Danilo le robó el balón para luego pisarlo. El referí entendió que hubo falta, y el tiro libre de Calhanoglu se fue muy cerca del palo izquierdo.

Juventus iba a hacer dos cambios más a los 73′ en tanto se acercaba la definición del partido. El brasileño Arthur entró en lugar del uruguayo R. Bentancur y F. Bernardeschi reemplazó a A. Ramsey.

Kulusevski consiguió el balón por derecha y asisitió a Mckennie, quien en el medio del área y con un tiro fuerte, seco y al medio, marcó el 1-3 para Juventus. Los ingresantes habían estado a la altura de los que habían reemplazado un rato antes. Y así como el primer gol llegó de una combinmación de Dybala y Chiesa, el tercero vino por una asociación de quienes los reemplazaro, Kulusevski y McKennie.

Ya jugado en el partido, Pioli metió tres variantes a los 79′: P.K. Kyatengwa entró en lugar de D. Calabria, A. Conti ingresó por S. Kjaer y D. Maldini reemplazó a D. Dalot.

Milan iba a tener una última chance clara con un tiro fuerte de Calhanoglu que Szczesny controló bien a los 83′. Luego hubo un par de maniobras fallidas, una de Maldini quien se jugó por la individual cuando Brahim Diaz estaba solo y el cambio final en cada uno de los conjuntos: iban 86′ cuando M. Demiral entró por G. Frabotta en la visita y Colombo por Castillejo en el local.

Fue para Juventus porque tuvo un poco más de control, de dominio y de poder de fuego. En un partido vibrante, la “Vecchia Signora” supo hacer valer su jerarquía, golpeó en los momentos justos, detuvo la marcha del Milan y le puso emoción al campeonato italiano.

Hernán O’Donnell

Boca y Santos aburrieron, pero dejaron la serie abierta

Aburrieron Boca y Santos. Como los viejos partidos de la Copa Libertadores, con menos pierna fuerte, es verdad, sin los foules descalificadores de otrora pero con la cautela, la prudencia y el orden a rajatabla permanente. Casi sin sorpresas ni emociones. Una llegada clara de Boca en el primer tiempo, con la aparición de Sebastián Villa por izquierda y su remate en el travesaño.

Los dos tomaron muchos recaudos. Santos se paró en su campo, con una defensa cerrada, pero con la habilidad de Yeferson Soteldo como eje para la distribución y la conducción en cada arranque. Boca fue el Boca de siempre; con mucho orden, atento y concentrado, y con los pelotazos largos a Villa como un argumento fundamental de ataque.

Así tuvo otra chance en el primer tiempo cuando Esteban Andrada sacó largo, Tévez aguantó el balón, habilitó a Villa, el colombiano arrancó a toda velocidad y puso un pase preciso para el pique de Eduardo Salvio. Y el “Toto” se apresuró en la decisión final, pues largó un centro apresurado y el balón se perdió arriba del travesaño. Tévez venía tranquilo y solo por el medio, era cuestión de esperarlo para cederle la pelota por el centro.

En el complemento, se cuidaron más. Boca fue superior en el inicio; tuvo quince minutos muy buenos, en los que mostró algunas variantes en el juego y un par de aproximaciones, con desbordes por los costados y algunos centros. Fue curioso que se soltara más Jara que Fabbra, pero lo cierto es que Boca insinuó más de lo que concretó.

El ingreso de Cardona por el “Pulpo” González a los 62′ fue un mensaje que se pudo tomar con optimismo; meter a un creativo en reemplazo de un hombre de marca y despliegue. Pero el colombiano se recostó sobre la izquierda y estuvo controlado y contenido. Y a los 72′ Russo puso a Buffarini en reemplazo de Salvio, por lo cual el equipo recibió un nuevo mensaje: mayor cautela, prudencia y conservación del cero en el arco propio. También entró “Wanchope” Abila por Soldano, más como una estrategia de cederle minutos de juego al delantero cordobés de cara al desquite.

Santos mantuvo su idea. Persecuciones individuales, circulación en el medio y tranquilidad para mantener el partido frío. Y dejaba la sensación de tener alguna carta en la manga.

La situación más clara de la visita fue a los 75′ cuando Marinho se fue por derecha, le ganó la posición a Izquierdoz y a Fabbra, y cuando se iba al fondo, “Cali” Izquierdoz lo cruzó, en una falta que ni el árbitro ni el VAR creyeron ver penal.

Después de eso, no hubo mucho más. Boca chocó contra una defensa cerrada de la visita, el Santos mantuvo el orden y la amenaza latente, mientras que el juego global se diluyó en el aburrimiento de la ausencia de emociones, de situaciones que alteraran la monotonía.

Todo quedó abierto para la semana que viene, en Brasil. Allí tendrá que jugarselá Boca Juniors, no le alcanzaría con aguantar como argumento único, si bien el resultado le puede llegar a sonreir porque ahora cada gol va a pesar mucho. Pero Santos, imaginamos, cambiará. Saldrá un poco más, buscará con mayor ahínco. Aunque no podrá descuidarse, porque Boca es un grande de América y le puede hacer daño en cualquier momento.

Será un duelo emocionante. Más que este que acabamos de ver, seguro.

Hernán O’Donnell

Palmeiras supo sacar partido de la noche oscura de River

Fue una noche oscura, apagada, deslucida y sufrida para River Plate. Tuvo una derrota de esas que duelen y preocupan, aunque nada está decidido ni terminado. Pero el golpe fue fuerte, el 0-3 en contra obliga a una hazaña en Brasil que no es imposible, pero que conlleva un esfuerzo y un ingenio especial para dar vuelta la serie. Será difícil, no imposible. Pero lo que cuenta, por ahora es esta suerte de “primer tiempo” de noventa minutos de un partido largo de ciento ochenta. Y en ese sentido, River tropezó. Aunque con muchos matices y muchas cosas a tener en cuenta, detalles que hay que describir y señalar, porque en definitiva son los argumentos que le permiten al equipo de Marcelo Gallardo mantener la ilusión viva.

River comenzó bien la noche, con la disposición habitual de presionar al rival, empujarlo contra su arco y la intención de imponer condiciones en el juego. Fueron unos veinte minutos importantes, en los que funcionó bien el trabajo de los volante Fernández, De la Cruz y Carrascal, con el apoyo de Borré permanente, con una dinámica y un compromiso elogiable. Era más el equipo local, en tanto Palmeiras se agrupaba en su campo y amenazaba con salidas rápidas.

Hasta que a los 26′ una jugada que no traía mayores problemas se convirtió en un dolor de cabeza. Un centro desde la derecha que iba a ser controlado por Rojas fue rechazado en forma apresurada por Armani; el balón le cayó a Rony, y este con un fuerte remate marcó el 0-1.

Ahí se complicó el local. Se aturdió, aunque contó con algunas posibilidades para marcar. Buscó modificar con Carrascal a la izquierda y Fernández a la derecha, pero ya se abrían espacios entre los volantes y los defensores, y Palmeiras comenzó a aprovechar esos territorios. Rony y Scarpa se mostraron, Gabriel Menino, De Paula y Matías Viña empezaron a tener más contacto con la pelota y las amenazas empezaron a tomar seriedad.

River cerró la etapa con un tiro libre de Ignacio Fernández que pegó en la parte superior del travesaño, señal que River estaba en partido.

Pero el fútbol es siempre una caja de sorpresas y nada se puede predecir. Se puede presumir que algo puede suceder, pero luego hay que confirmarlo. Y cuando arrancó el segundo tiempo y muchos imaginábamos una reacción de River llegó enseguida el segundo gol de Palmeiras, con una contra letal en la que Luiz Adriano le ganó la posición a Rojas, se fue derecho al arco local y cuando le salió Armani definió entre las piernas del arquero; 0-2 a los 46′ del partido.

Y muy pronto llegó el golpe definitivo. Una falta violenta de Carrascal desembocó en la expulsión del colombiano, a los 59′ y del tiro libre ejecutado desde la derecha vino el cabezazo de Matías Viña y a los 61′ Palmeiras quedó adelante 0-3.

River había tenido sus ocasiones, pero no pudo concretar y cuando faltaba media hora se encontraba golpeado y confundido. Palmeiras, con la tranquilidad del resultado, empezó a hacer los cambios que le permitieran renovar el aire del equipo. Así, a los 66′ Ze Rafael entró por Danilo, y a los 70′ Breno Lopes ingresó por Rony y R. Veiga reemplazó a G. Scarpa.

Gallardo también intentó encontrar soluciones en el banco. A los 73′ Leonardo Ponzio ingresó por Matías Suarez y F. Girotti reemplazó a Milton Casco. Se paró con línea de tres, con Pinola por el lateral izquierdo. Y fue, a riesgo de sufrir contragolpes. A los 77′ E. Santos entró por de Paula y Willian por Luiz Adriano en Palmeiras. Y sumaba contras que amenzaban con la llegada del cuarto gol.

El DT de River tomó nota, y así como dispuso el ingreso de Jualián Alvarez por Ignacio Fernández a los 81′, enseguida decidió que Paulo Díaz entrara por Enzo Pérez, a fin rearmar la defensa y preservar al equipo de un resultado irremontable.

Su decisión fue la correcta. Palmeiras pudo haber hecho uno o dos goles más y hubiera sido lapidario. River tuvo una noche oscura, pero hubo muchas cosas para analizar y detallar, y son las que le permiten esperar el desquite con una llama de ilusión.

Hernán O’Donnell

Río Cuarto se ilusiona con la campaña de Estudiantes

El campeonato de Primera Nacional está en su etapa de definiciones; ya queda sólo una jornada por jugar para ver quienes entran a la gran final por el primer ascenso y como se acomoda el resto para luchar por el segundo ascenso a la máxima categoría, la Liga Profesional. Por eso no se termina la ilusión si no se accede al primer puesto de un grupo y por ende a la finalísima. También el segundo lugar otorga un pasaje a semifinales y el resto de los que integran las dos zonas “Campeonato” tienen chances de subir.

El tema es que el primer puesto da muchas oportunidades, y por eso todos están con ganas de llegar allí. Para Atlanta y Estudiantes de Río Cuarto era una inmensa posibilidad que le ofrecía el calendario en esta tarde calurosa del Domingo 3 de Enero de 2021. Una tarde para jugar, buscar los tres puntos y soñar con el primer puesto en la Zona Campeonato “A”.

Estudiantes arrancó con todo. Se paró bien adelante, lanzó a los laterales Benavídez y Suarez por los costados, los centrales se pararon cerca de la media cancha y Bottino se convirtió en el eje de un equipo profundo y dinámico.
Así armo una muy buena jugada a los 5’ con muchos toques y movimientos sincronizados, y el remate de Hesar que Ferrero desvió al córner con esfuerzo.
Atlanta se recompuso a los 10’ y avisó con un buen tiro de Dramisino que Ardente supo controlar. No fue muy peligroso, pero el local avisó que estaba en partido.

Después el encuentro se hizo de ida y vuelta. A los 20’ Bottino tuvo un remate forzado, al que le costó perfilarse, pero con buena dirección. Y a los 22’ la visita realizó su mejor jugada de la etapa con la subida de Suarez, la pared con Hesar, el lateral llegó al fondo y largó un centro atrás que Bottino supo rematar al arco pero con esfuerzo Ferrero despejó y Tecilla completó al córner.
Sin embargo, el local iba a abrir el marcador a los 33’ cuando Valdez Chamorro sacó un buen centro de la derecha, pasó toda el área y por el otro lado llegó Ochoa Giménez para marcar el 1-0 para el local.

Allí se quedó Estudiantes. No pudo despertar de ese golpe. Encima a los 35’ Atlanta tuvo otra oportunidad cuando Ferrero sacó largo y Milton Gimenez se resbaló cuando iba a resolver ante la salida de Ardente.
Y sobre el cierre del primer tiempo lo tuvo Dramisino con un rodillazo tras recibir de un tiro de esquina desde la derecha y Luis Ardente, atento, controló. El período inicial, que había sido controlado por la visita al comienzo, terminó con una leve superioridad local.

En el complemento Estudiantes se presentó con un cambio que iba a ser fundamental en el desarrollo del partido. Entró el joven veloz y hábil Arismendi en reemplazo de Maximiliano Comba. Y el equipo de Vázquez empezó a crecer, a dominar otra vez el partido. Y muy pronto llegó a la igualdad. Iban 50′ cuando Arismendi lanzó el centro desde la izquierda y Nicolás Ferreyra aprovecho de cabeza para marcar el 1 a 1.

Atlanta respondió a los 62′ con una buena maniobra de Ochoa Giménez, quien habilitó a la derecha a Dramisino, pero su disparo se fue muy afuera. A los 64′ Padilla ingresó por Suárez en la visita, que realizó una variante táctica interesante. Retrasó a Bottino, que había jugado bien adelantado en el primer tiempo, a la posición de volante central y Brealdi, que lo había hecho en ese lugar en el primer período, se soltó más en la media cancha, casi como un enlace con los delanteros.

Después empezó a acelerar la visita; a los 66′ se lo perdió Sepúlveda, con un remate ancho tras varios rebotes en el área “Bohemia”. Atlanta necesitaba retoques y las variantes llegaron desde el banco; a los 67′ Luis López ingresó en lugar de Milton Giménez y Talpone reemplazó a Dramisino.

Y enseguida marcó dos cambios más: a los 73′ Fabricio Pedrozo entró por Julián Marcioni y Previtali por Ochoa Giménez. En el equipo cordobés Parisi ocupó el lugar de Hesar.

Luego de las variantes, continuó el dominio visitante. A los 79′ tuvo una gran ocasión tras una chilena de Parisi y una magnífica reacción del arquero local, Facundo Ferrero, quien supo reaccionar para volar y desviar el tiro. En Atlanta hubo otra modificación Axel Ochoa por Molina a los 81′ para buscar ampliar la salida por derecha.

Sin embargo, el premio le iba a caer al equipo que había jugado un poco mejor; iban 82′ y Benavídez sacó un buen centro de la derecha y Sepúlveda metió un cabezazo para marcar el 1-2 y desatar la locura del festejo del “León del Imperio”.

Allí busco “cerrar” el partido con dos cambios a los 85′ de juego: Lautaro Formica entró por Cainelli, y Emanuel Schmidt ingresó en reemplazo de Bottino.

Estudiantes había hecho méritos para llevarse la alegría del triunfo a Río Cuarto. Incluso pudo ampliar el marcador, porque a los 90+2′ Arismendi armó una jugada bárbara por izquierda, habilitó a Parisi, y este solo con el arco a disposición, elevó el remate.

Atlanta fue digno y luchó hasta el final. Perdió fuerza y sintió el golpe de la modificación de los torneos. Estuvo adelante en el marcador en los tres partidos de local y no pudo sostener la victoria. Pero le queda una chance más y podrá aprovecharla.

Estudiantes celebró de modo muy ruidoso este triunfo en un vestuario plagado de gritos, cantos y alegría. es que Río Cuarto sueña con el ascenso a la Liga Profesional y este equipo le da motivos para creer.

Hernán O’Donnell

El año se abrió con un Superclásico lleno de emociones

Fue un partido bárbaro, con goles, llegadas, emociones y un resultado que se mantuvo oscilante de principio a fin. Fue más River en general, en el manejo de la pelota, la actitud ofensiva y el control del juego. También en el dominio territorial. pero Boca no perdió la fe y pudo rescatar un punto, cuando ya se quedaba sin nada a pesar de tener durante gran parte del encuentro las tres unidades en el bolsillo.

Porque así fue el Superclásico más tempranero de la historia. Parecía que era de Boca, al final de River, y ya en el cierre, fue empate.

Boca abrió el marcador en un momento en el que el partido se empezaba a acomodar y en el que la visita comenzaba a marcar los tiempos de juego. River había llegado a fondo, había tenido su chance con la aparición de Beltrán, pero fue el local quien logró inaugurar el marcador. A los 9′ Emmanuel Más se mandó por izquierda sacó un pelotazo cruzado y Ramón Abila le ganó la espalda a los centrales de River para marcar el 1 a 0 ante la salida de Franco Armani. En su primera aproximación al área rival, el equipo de Miguel Angel Russo se puso en ventaja.

River insistió con su fórmula. Presión constante, subida de los laterales Montiel y Pinola, manejo de De la Cruz y Carrascal, despliegue de Enzo Pérez y presncia ofensiva de Borré. Así, a los 15′ tuvo una chance con una llegada colectiva y el disparo de Carrascal que se estrelló en el palo derecho de un inseguro Andrada.

A los 37′ volvió a avisar el “Millonario” con un remate de De la Cruz desde lejos que pudo atrapar el arquero de Boca. El entretiempo los encontraba con una ventaja para el local aunque la visita había dejado una imagen óptica superior.

El conjunto de Marcelo Gallardo empezó la segunda parte con dos variantes: Ignacio Fernández por Zuculini, y Matías Suárez por Lucas Beltrán. Más apuestas ofensivas para River.

Boca se paró más cerca de su área, le cedió el control a River y apostó al contraataque. Tuvo una chance a los 53′ cuando un pelotazo de Buffarini para Abila, quien partió en off side, lo encontró a “Wanchope” mano a mano ante la salida de Armani. Su compañero Mauro Zárate llegaba solo por el medio y de pasarle el balón, el segundo tanto era factible. Abila prefirió intentar la gambeta y el arquero de River le robó el balón. Boca perdió una chance clara y el DT resolvió reemplazar a los dos. Iban 57′ cuando Carlitos Tevez entró por Mauro Zárate y Franco Soldano ingresó por Ramón Abila.

Pero allí comenzarían los infortunios para el local; a los 58′ se fue expulsado Campuzano por doble amonestación. Boca se iba a atrasar más, aunque de contra Tévez habilitó a Villa, quien tras un enorme pique quedó ante Armani y el arquero visitante le sacó su remate al corner. Para acomodar el medio, Russo dispuso que Jara ingresara por Cardona a los 62′; así, Capaldo se vio apoyado por el ingresado Jara, y Villa y Soldano se ubicaron en las bandas.

River comenzó a apretar con mayor intensidad. A los 67′ F. Girotti entró por J. Carrascal y Cristian Ferreira por Javier Pinola; acumulaba mucha gente en ataque y cuando a los 70′ Ponzio entró por De la Curz, su propuesta se hizo clara: iniciar por el medio, abrir a los costados y llenar de contros el área local para aprovechar a los cuatro delanteros que había puesto en el campo de juego.

Así pudo igualar y revertir el marcador. A los 73′ Ponzio abrió a la derecha, Montiel sacó un buen centro y Girotti metió un cabezazo alto que se convirtió en el empate 1 a 1.

Boca dio señales de vida a los 75′ con un tiro libre de Villa, su mejor figura, que se fue apenas desviado del ángulo superior derecho de Armani.

Pero River ya había volcado todo el juego a su favor y a los 76′ volvió a marcar; una jugada de derecha a izquierda, el centro de Fernández, el rebote corto de Zambrano, el nuevo centro y Borré que le gana el anticipo a Izquierdoz para marcar el 1-2 para River Plate.

Todo estaba dado a pedir del equipo de Gallardo. Tenía el marcador a su favor, un hombre más, el control del juego y un rival con varios futbolistas que otra vez defeccionaron en un Superclásico. Sin embargo, la confianza mata al hombre y en un error evitable, Enzo Pérez cometió un foul; la segunda amarilla y la expulsión bien aplicadas dejaron a la visita en igualdad numérica con el local. Boca se animó y en una buena jugada de Carlos Tévez, quien se fue del medio hacia la izquierda, arrió a su marca, le cruzó el balón exacto a Villa y este tocó de pique al arco frente a la salida de Armani. 2 a 2 a los 85′.

El final fue a pura emoción, porque River volvió a ir al ataque y Boca ya se sintió más confiado. Le puso corazón al partido, dejó el alma en cada pelota y equilibró la superioridad riverplatense.

Fue un clásico vibrante para empezar el año. Con emociones e incertidumbre por el resultado hasta el final. Y con el augurio de un año lleno de buen fútbol.

Hernán O’Donnell

El año se inicia con un Boca-River, una oferta irresistible

Debe ser histórico. Un Boca-River oficial a jugarse el segundo día del año, tal como va a suceder el 2 de Enero de 2021. No hay registros en la memoria de un Superclásico oficial tan temprano en el calendario. Y con el agregado que ambos comparten la punta de la Zona Campeonato “A” de la Copa “Diego Armando Maradona” por lo cual es una instancia casi decisiva para determinar el finalista del grupo.

Es curioso porque se enfrentan con la cabeza también puesta en las semifinales de la Copa Libertadores de América. Ambos van a jugar esa fase, pero tienen muy presente la posibilidad de medirse en la gran final en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro.

Sin embargo, el entrenador de River Plate, Marcelo Gallardo, convocó a la concentración del 1º de Enero al mediodía en el Hotel Hilton, a 23 futbolistas que de modo habitual juegan en el primer equipo. No hay chicos ni sorpresas. Se entrenaron en el campus que el club tiene en la zona de Ezeiza y luego regresaron al hotel para pasar allí la primera noche del año.

Los convocados por el DT son: Arqueros, Franco Armani y Enrique Bologna. Defensores: Gonzalo Montiel, Javier Pinola, Robert Rojas, Paulo Díaz, Augusto Aguirre y Elías López. Mediocampistas: Enzo Pérez, Leonardo Ponzio, Bruno Zuculini, Nicolás De La Cruz, Santiago Sosa, Ignacio Fernández, Jorge Carrascal y Cristian Ferreira. Atacantes: Rafael Santos Borré, Matías Suárez, Julián Alvarez, Federico Girotti, Lucas Beltrán y Benjamín Rollheiser.

En Boca, Miguel Angel Russo decidió concentrar a 25 futbolistas: Esteban Andrada, Agustín Rossi, Javier García, Frank Fabra, Emmanuel Mas, Carlos Izquierdoz, Gastón Ávila, Lisandro López, Carlos Zambrano, Julio Buffarini, Leonardo Jara, Jorman Campuzano, Nicolás Capaldo, Cristian Medina, Alan Varela, Sebastián Villa, Agustín Obando, Edwin Cardona, Gonzalo Maroni, Eduardo Salvio, Carlos Tevez, Mauro Zárate, Franco Soldano, Ramón Ábila y Exequiel Zeballos.

La historia de Boca y River es inmensa, profunda, centenaria. Una rivalidad que será eterna, como su grandeza. Con capítulos y anécdotas de todos los colores y calibres.

Una historia marcada por alegrías y tristezas, por un país que late al compás de cada enfrentamiento y un rebote que se trasladas al resto del mundo. Aún en tiempos de pandemia, Boca y River siempre que se miden generan una fuerza, una expectativa y una ilusión que pcos espectáculos en el mundo lo pueden equiparar.

Ahora no más, bien prontito, apenas nace el año, tenemos una nueva exhibición de tamaño enfrentamiento.

Hernán O’Donnell