Es el mismo de siempre. No lo cambiaron los años, ni los momentos vividos, ni los títulos logrados.
José Nestor Pekerman es, aún, el hombre que sueña. El que se presentó con toda humildad a un concurso para dirigir a los seleccionados juveniles. El que consiguió es puesto, y puso a la Argentina otra vez en el mundo. Porque se destaca que la selección consiguió ese (y otros) mundial del ’95, pero lo más importante es que ganó el premio Fair Play, luego de haber estado ausente del mundial anterior por suspensión por mala conducta. Ese fue el giro que propuso José: cambiar el comportamiento, dejar de ser los “guapos” para ser los caballeros de este deporte.
Y crecieron los juveniles argentinos. Y José llegó al seleccionado mayor, hasta hacer un buen mundial en Alemania 2006.
Estuvo un tiempo en silencio. Y llegó a la Selección Colombia. Tomó un equipo que estaba caído, que no había logrado llegar al Mundial de Sudáfrica 2010 y que navegaba entre las dudas de la transición.
Lo recuperó. Lo potenció. Empezó a ganar, a sumar putnos, a crecer en la tabla de posiciones. Y llegó bien alto: acaba de vencer a Ecuador por 1 a 0, pero que pudo ser más amplio. Colombia fue un equipo valiente, ofensivo, que supo aguantar los embates de Ecuador. Por que la visita fue también un conjunto sólido, audaz, que salió a apretar.
Y consiguió la victoria porque juegan Falcao, Teo Gutiérrez, Jackson Martínez…Un poder ofensivo envidiable, en un match muy complicado.
Pékerman admitió que Ecuador es “un gran equipo, de muy buen nivel y con un cuerpo técnico excelente”, que le planteó a Colombia “un partido difícil” en el que se sufrió mucho pese a que terminó con diez hombres.
“El equipo dio un paso gigantesco, pero no se siente clasificado”, aseguró el entrenador.
Claro, pero el paso está dado. Y José va a insistir, porque, como dice el tango, tiene una quimera…
Hernán O’Donnell