Lo que todos imaginábamos, el final feliz de esta historia, el desenlace previsto llegó dos fechas antes del final. En cuanto se enderezó la nave, se sorteó con templanza ese momento de incertidumbre tras el empate con Bolivia en el Monumental y se logró la victoria en Colombia, se presumía que la Argentina llegaría sin inconvenientes a la Copa del Mundo FIFA Brasil 2014.
Y todo quedó concluído anoche. Se veía venir. Cuando el equipo derrotó en la ronda anterior a Paraguay en Córdoba y a Uruguay en Mendoza, empezamos a hacer cuentas para ver cuando se iba a producir la clasificación y como serían los pasos a dar para llegar de la mejor manera al Mundial.
Un año después, el primer objetivo está logrado: La Argentina se clasificó a la fase final del año que viene.
El equipo cumplió una muy buena actuación; al margen de los errores del árbitro Ossés, que sancionó dos penales a favor de la Argentina que no existieron, el equipo tuvo orden y profundidad para llegar al área adversaria.
Así, contó con el talento natural de Leo Messi, la potencia del “Kun” Agüero, la velocidad de Palacio y el despliegue de Di María. Y amenazó en cada ataque.
Quedaron algunos desajustes en defensa. No fue buena la noche de Sergio Romero, pero a las críticas feroces que aparecieron, se le podría argumentar que es la primera vez que tiene una mala noche luego de varios años de continuidad destacada en el arco argentino. Hasta ahora, Romero siempre respondió. Es el primer partido de todos los que jugó, en el que cometió alguna falla. No debería cuestionarse su titularidad.
La zaga central definida del Sr. Sabella es Federico Fernández y Ezequiel Garay. Ayer jugaron Hugo Campagnaro y Fabricio Coloccini. Tuvieron desacoples, pero los lógicos entre dos jugadores que nunca habían actuado en dupla.
El resto, la habitual muestra de poderío ofensivo del equipo. Que dio un paso muy grande, aunque parezca pequeño en estas tierras tan futboleras y de exigencias, a veces, desmedidas…
Hernán O’Donnell