Un fantasma llamado Colombia

Desde aquel ya lejano 5 de septiembre de 1993, cada vez que la Argentina recibe a Colombia por las eliminatorias de la Copa del Mundo de la FIFA, un fantasma se agita sobre el Río de la Plata. Como si aquella goleada por 5 a 0 en la clasificación a USA 1994 fuera una daga aún clavada, cada vez que se acerca una nueva edición de este enfrentamiento se habla de aquel partido y todo lo que generó. Como si no hubiera habido otros, antes y después. La maldición del 5 a 0 es recurrente en las charlas de café, en las oficinas, en los medios, en los programas de TV que recorren el historial…

Aquella tarde noche del Monumental se vio un equipo lúcido y atildado que desplegó un fútbol virtuoso y estético de la mano del inigualable “Pibe” Valderrama, acompañado por Rincón, el “Tren” Valencia, Leonel Alvarez, “Barrabás” Gómez, el arquero Córdoba entre otros. La Argentina no había hecho un mal primer tiempo, pero ante el 0-1 con que se cerró la primera parte, en el complemento salió a jugarselá (el empate no le alcanzaba), dejó muchos espacios abiertos que el equipo de Francisco Maturana supo aprovechar y redondeó la goleada final.

El Monumental se vestirá de gala...
El Monumental se vestirá de gala…

A partir de entonces, siempre se vuelve a aquel momento. Se teme al fantasma que dejó al borde de la eliminación a nuestro seleccionado. Y, a veces, ni siquiera se repara en la actualidad.

Hoy, Colombia es, luego de un tiempo de sequía, un equipo difícil, complicado, que intenta jugar bien y que ha recuperado el estilo y los resultados de la mano de José Pekerman. La Selección Colombia intenta tener el balón. A partir de allí, elaborar juego. Y paciencia, para moverlo de un lado a otro, hasta conseguir los espacios; si no se puede entrar, el pelotazo del fondo hacia Radamel Falcao o Teófilo Gutiérrez es una alternativa. James Rodríguez intenta por afuera, aunque puede convertirse en organizador. Macnelly es otro armador.

Tal vez el secreto radique en su intención de apretar bien arriba, esto es, de que la defensa jugue bien lejos de su arco y cerca de la media cancha, lo que le permite tener un equipo “corto”, con delanteros que estén siempre cerca de recibir el balón. Si puede, busca recuperar en terreno contrario. De lo contrario, se repliega con orden y mucha gente.

Es un típico equipo de José Pekerman. Que ha recuperado su identidad, que ha conseguido resultados y que sueña con llegar a la Copa del Mundo FIFA Brasil 2014. Y tiene elementos para alimentar ese sueño.

 

Hernán O’Donnell