Tigre desplegó todo su fútbol, gritó Campeón y regresó a Primera

La final del Campeonato de Primera Nacional 2021, la que definía al Campeón de la temporada y le otorgaba el primer pase a la Liga Profesional de Fútbol, la vieja Primera División, empezó a jugarse mucho antes del pitazo inicial en la cancha de Banfield. Desde el mismo momento en que quedaron clasificados Tigre y Barracas Central, el debate, la polémica, todas las opiniones y las controversias le dieron el puntapié inicial a un partido que fue de los más largos, hablados y discutidos de los últimos tiempos. Con el ingrediente de las redes sociales, cajas de resonancia de voces identificadas y anónimas de estos tiempos.
Pero el partido se jugó en la cancha y una multitud se acercó al “Florencio Sola” en un lunes de noviembre de intenso calor que con el correr de las horas le dio paso a un viento fuerte que hizo una noche mucho más fresca.

Y cuando cayó la noche, el estadio rebalsaba. Con una expectativa enorme, Tigre salió a buscarlo, a hacer pesar el valor de su jerarquía, sobre todo con los volantes. Blondel por derecha, Sebastián Prediger en el medio, Zabala por izquierda y Lucas Menossi más adelantado, como una suerte de enlace con los delanteros Protti y Magnín. En el arco Gonzalo Marinelli y una línea de cuatro clásica con Víctor Cabrera, Fernando Alarcón, Abel Luciatti y Sebastián Prieto.
A los 9’ avisó Magnín con un tremendo remate qué pasó al lado del palo derecho de Gagliardo, el arquero de Barracas.
El conjunto de Victoria manejó el desarrollo del del juego con la ductilidad de sus volantes, aunque le costó perforar la sólida defensa del “Guapo”, que se armó con un esquema de 4-1-4-1. Glaby, Cabrera, Fernando González y Paz; adelante Arce, luego Colitto, Vázquez, Ivan Tapia y Valenzuela, y Leonel Buter como centro atacante.
Sobre el final del primer tiempo, Tigre volvió a mostrar sus garras. Tomó el control del centro del campo, dominó a Barracas y tuvo un cuarto de hora final de la primera etapa a todo trapo. A los 35′ Cristian Zabala tomó un balón de un centro, le entró de zurda y la pelota pasó cerca del palo izquierdo del arco de Barracas.

A los 42′ Maximiliano Gagliardo sacó largo con el pie, pero la pelota no llegó a destino, porque por el camino la cortó Zabala. Se metió de izquierda hacia el centro y desde muy lejos sacó un disparo fuerte, combado y preciso, para marcar el gol del campeonato. Tigre se ponía 1 a 0, y a los 45+1′ Menossi sacó un buen remate que pasó apenas alto.

Barracas salió con una variante en el complemento: Germán Estigarribia ingresó en lugar de Leonel Buter. Se adelantó el “Guapo”, buscó la paridad y, por cierto, ofreció espacios a las espaldas de su línea de cuatro que Tigre siempre amenazó con aprovechar con eficacia.

A los 59′ Zabala se mandó por la izquierda, tocó atrás para la entrada de Sebastián Prieto, y el lateral enganchó para luego sacar un remate que se fue alto. A los 60′ llegó otra variante en Barracas Central; Facundo Stáble ingresó en lugar de Juan Vázquez. Pero era más el conjunto de Victoria y a los 62′ Protti ganó una pelota difícil en el área y Gagliardo la capturó con sagacidad. Barracas tuvo una llegada a los 63′ cuando un tiro libre al área fue conectado de cabeza por Cabrera, pero no prosperó. El “Guapo” se había adelantado en el campo, en tanto Tigre se preparaba para meter el contragolpe que definiera todo.

A los 75′ Diego Martínez hizo la primera modificación en su equipo: Agustín Cardozo reemplazó a Cristian Zabala. El juego se hizo intenso, luchado, con más ardor que ideas, con el grito del público que le ponía un sonido especial, que parecía olvidado.

A los 84′ Valentín Viola entró por Carlos Arce y Mauro Albertengo reemplazó a Bruno Cabrera, en Barracas Central. Mientras que en Tigre, a los 85′ Diego Sosa ingresó en lugar de Lucas Menossi. Y la útlima variante fue a los 90′, cuando Milton Celiz reemplazó a Protti.

Casi sin tiempo, a los 90+2′ un tiro libre para Barracas le dio un toque de dramatismo y suspenso al final, pelota que Prediger desvió al corner.

El final marcado por el árbitro Patricio Loustau, de buena tarea, desató la locura de todo Tigre. Jugadores, cuerpo técnico y simpatizantes. Todo fue un abrazo mancomunado, una alegría y un desahogo, por ver al hijo pródigo de Victoria otra vez codearse con el fútbol grande.

Hernán O’Donnell