Juan Martín Del Potro, a la hora del cercano adiós

Entró erguido a la sala de prensa, confiado, a paso seguro y vestido para la ocasión. Pero apenas comenzó a hablar, tan solo cuando pidió la palabra y enfrentó a los periodistas, se quebró. ”Tal vez esto sea mas una despedida que una vuelta”, anunció de modo sorpresivo, hasta que la emoción lo embargó.

Fue un sacudón y el ambiente enseguida se llenó de una mezcla de consternación, incertidumbre y sensaciones encontradas, entre la enorme expectativa por ver al tenista otra vez ante su gente en un Estadio que promete estar colmado el martes por la noche, y la melancolía de un adiós al tenista profesional que parece que esta vez se acerca de modo inexorable.

“Desde hace mucho tiempo pienso en el mensaje que quiero expresarles, es muy difícil para mí. Tal vez esto sea más una despedida que el anuncio de otra vuelta. La rodilla me tiene en una pesadilla, hace muchos años que intento alternativas, y tratamientos, médicos y diferentes maneras de solucionarlo. Y es el día de hoy que no lo logro. Nunca imaginé retirarme del tenis si no era en una cancha y no encontraba mejor torneo que el de Buenos Aires para hacerlo; después de estas semanas veré que hago de mi futuro. Hoy tengo que elegir poder vivir como una persona de 33 años, es una decisión difícil pero la quería comunicar”, comenzó su presentación.

“No veo la hora de entrar a esa cancha; voy a jugar el martes. Es el día de hoy que hago un esfuerzo tremendo para poder jugar porque amo este deporte, pero es muy difícil hacerlo con tantos dolores, y no poder dar el 100% como lo hice siempre”, agregó. “Me tocará hacerlo con un amigo como Fede (Delbonis)…Creo que no podía pedir otro rival para jugar que no sea Fede, porque juntos vivimos días muy lindos en nuestras carreras…” y ya las lágrimas fueron incontenibles, en una conferencia emotiva, profunda, impactante.

“Lo deportivo hoy está un poco al margen, aunque en mi esencia siempre está el querer ganar, aunque juegue con Fede, voy a querer ganar. Necesitaba estar en el torneo, ahí tengo el foco, necesitaba sentirme jugador, estar adentro de la cancha”, continuó Del Potro.

“Tuve muchas lesiones a lo largo de mi carrera, pero he logrado muchas cosas en el tenis. Quizás esta vuelta no sea milagrosa como las anteriores y el final esté a la vuelta de la esquina, porque los dolores ya no son solo dentro del deporte sino en la vida cotidiana. A mi me gusta estar con amigos, jugar al fútbol, estar activo, y todas esas cosas hoy no las puedo hacer, así que tengo que pensar en mi vida diaria. Entran en juego esas decisiones que antes no las tenía en cuenta y ahora sí las considero”.

Todo giró sobre esa posibilidad latente de decir adiós y la emoción que encierra un final de una carrera deportiva profesional. Por eso habló de esos momentos tan gloriosos, como el ganar el US Open tras vencer a Rafael Nadal y Roger Federer, la conquista de la ansiada Copa Davis y la medalla plateada en los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016. “Aunque lo del martes puede superar todo”, imaginó en lo que promete ser una noche inolvidable.

“Lo que puedo imaginar creo que va a quedar chico en cuanto a lo que pase, por como me lo hace sentir la gente, aquí en el club, en la calle…jugaré aquí y en Río, porque allí también fui muy feliz con el tenis”, señaló. “Va a estar mi mamá, que nunca me vio jugar…”, y la emoción volvió a aflorar en medio de los sentimientos más profundos.

Al final, consultado por este medio sobre si había hablado de esta decisión con tenistas, amigos, profesionales que haya compartido momentos, “la verdad es que lo hablé con los más íntimos, ustedes saben que siempre mantuve un perfil bajo y me gustó más hablar en la cancha. Era algo que yo tenía guardado desde hace mucho tiempo, y salir a contarlo no es fácil. Pero ahora me siento mucho más aliviado, de haber sido transparente como siempre lo fui. La gente más cercana me dice ‘no pienses en el tenis, tenés 33 años, pensá en tu vida’. Por eso tenía que hacer un corte y comunicarlo”.

Dejó un mensaje en inglés para todos los fanáticos que tiene alrededor del mundo, saludó con cierta timidez, y dejó la sala de prensa, a la espera de la próxima función, que puede ser la última o no, pero que ya se palpita como la del sello del amor eterno con su gente.

Hernán O’Donnell