Sueños de Excursionistas…

Una tarde calurosa en el Bajo Belgrano. La gente que apura el paso, la cita obligada en la esquina de Pampa y Miñones que vio pasar a tantas generaciones de locos soñadores.

La hilera que se alargaba ante las ventanillas, “porque hay que pagar Marzo para poder entrar”, la parejita joven que aguardaba de la mano, los amigos que bajaban desde Barrancas, el papá y el hijo de la mano…Todos ansiosos, por ver al viejo y entrañable Excursionistas en su porteñísimo estadio.

Pero el partido ante Defensores Unidos de Zárate era casi una excusa. Una distracción en la tarde de verano; la gente, sus cantos, sus pensamientos y diálogos, estaban en otra cosa. Como si la realidad pasara por otro lado.

Y tal vez, será porque pasa por otra parte. Por otro campeonato. Los goles llegaron rápido y el “verde” se encontró 2 a 0. Una maniobra bien elaborada por el elenco visitante le permitió descontar cuando se cerraba la primera etapa. Pero la gente, estaba en otra…En la Copa Argentina, claro.

El verde piensa en Olimpo y después...

Porque todos hablaban del partido con Olimpo, que se jugará el jueves 22 de marzo en el estadio de Almagro; porque los cantos de la hinchada sólo hacían referencia a ese encuentro, a “que vamos a copar Almagro”, al desafío de enfrentar a un equipo de Primera División…Pero hay algo más, claro. Un cosquilleo que recorre el viejo Bajo Belgrano, el de los habitantes tranquilos y prudentes, el del vecino conocido, el del almacén y el kiosko. Muy lejos del barrio de hoy, invadido por aspirantes al “mundo fashion” que ignoran la historia y el romanticismo de una zona que tuvo habitantes ilustres, cuando no estaba de moda y los terrenos eran una rara mezcla de ganarle tierras al río, las casas no tenían teléfono y apenas circulaban algunas líneas de colectivo.

Ese Bajo Belgrano que vio jugar a Jorge “Lulú” Sanabria, un crack que luego brilló en Huracán e Independiente; que tuvo un wing como Villagra, que más tarde lo compró Atlanta. Que forjó a Ricardo Mazariche, despues transferido a Quilmes, al “Beto” Horvath, a Heinrich, a Machín, Fernando Policella, Oscar Fonseca Gómez.

Ese Bajo Belgrano que se relajó en el segundo tiempo cuando el tercer tanto sellaba el 3 a 1 y el ingreso de Orode le daba un toque más espectacular a la victoria.

Ese Bajo Belgrano que sabe que Excursionistas está en sus raíces, como el Colegio San Román y el Instituto Santa Ana, como los comercios de la calle Migueletes y la iglesia, “la FIAT” que ya no está, los laboratorios “Alex”, los Parques y la cercanía a la Costanera, también las manzanas de emergencia, donde supo vivir el genial René Orlando Houseman, campeón del Mundo con Argentina en 1978, y enamorado del Club desde siempre…

Ese Bajo Belgrano que no cambió aunque lo quieran hacer cambiar a la fuerza. Ese Bajo Belgrano que espera que “Excursio” trepe alguna categoría, se entrevere con otras instituciones, tal vez con algunas que se le parezcan en el arraigo popular y cantidad de fieles seguidores…

El sueño de la gente del Bajo Belgrano

Ese Bajo Belgrano que sabe que esta bendita Copa Argentina trajo una alegría grande con la victoria sobre el tradicional Huracán y ahora le depara Olimpo de Bahía Blanca.

Y que nadie quiso decir, como un pacto tácito donde no había (no hay) que adelantarse a los hechos, pero esa ilusión que está escondida le puede dar un resarcimiento a los viejos habitantes del lugar, que lo construyeron muy lejos del exhibicionismo y las poses que hoy lo invaden.

Ese Bajo Belgrano que supo de sacrificios y sonrisas, de humildad y perseverancia, de orgullo y pertenencia, hoy acuna un sueño y lo alimenta con el mismo espíritu de tantas generaciones que supieron amar el Barrio.

 

Hernán O’Donnell