Los Pumas tras la nueva aventura

Los Pumas recibieron a Stade Francais

Una tarde fría, gris, desapasible. Sin  embargo, la pasión de la gente que no sabe de mal tiempo ni otra clase de impedimentos la convocan a Veléz Sársfield: Juegan Los Pumas, el seleccionado argentino de rugby, el equipo de todos, y allí hay que estar.

Los Pumas reciben al Stade Francais, uno de los grandes equipos del país galo. Puede ser una prueba, una buena medida para prepararse para la gran aventura que viene. Es una tarde muy fría de agosto, pero la gente de rugby acude, como lo hace cada vez que Los Pumas llaman.

Hay nombres que hablan por sí solos: Juan Martín Hernández (un jugador descomunal que ya está en la galería de los mejores de nuestra historia en este deporte); Fernández Lobbe que estrena capitanía; Patricio Albacete, Roncero, Agulla, González Amorosino, el “Chelo” Bosch…una constelación de estrellas.

 

Hernández, la figura de Argentina

El público, los jugadores, cuerpo técnico, dirigentes. Todos tienen en mente lo que viene: Ese enorme desafío llamado The Championship. El Torneo de las 4 Naciones. Medirse ante las máximas potencias de éste juego: Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica.

Por eso, este encuentro tenía sabor a despedida del público de Buenos Aires. Es cierto que el viernes hay un encuentro en Santa Fe, pero para el corazón del rugby porteño esta era una suerte de despedida antes del viaje a Australia y el inicio de la nueva etapa.

Y el equipo no respondió. Mostró muchas dificultades en el manejo, en la posesión y en algunas formaciones. Tuvo aciertos, dominó el primer tiempo por la inteligencia de Hernández y las ganas de todos, pero recién sobre el cierre de la etapa pudo quebrar la sólida defensa francesa y llegar al primer try.

El rugby se mudó a Liniers

 Cuatro cambios para arrancar la segunda etapa. Más decisión, más ímpetu en ataque y un nuevo try le permitieron al equipo argentino tomar distancia en el marcador. Parecía que la tarde helada terminaría con una sonrisa, pero…

Habrá que ver que buscaba el entrenador, lo cierto es que se sucedieron cambios hasta el infinito. Y, así, a medida que pasaban los minutos se modificaba una y otra vez el equipo hasta llegar a tener casi un conjunto distinto al que comenzó el juego. No es malo probar y generar nuevas oportunidades a los jugadores, pero hacer tantas variantes, de a una o dos cada cinco minutos durante todo el segundo tiempo, terminó por desdibujar el equipo. Era parar por alguna interrupción del juego y arrancar con una cara nueva.

Así, el equipo perdió la brújula y se vio superado por un conjunto francés, que si bien también hizo muchas variantes, demostró tener mayor conocimiento y no resintió su estructura.

Al contrario, tras esa ventaja de Los Pumas de 21 a 12, llegaron un try convertido (21-19), un penal (21-22) y sobre el final otro acierto a los palos (21-25) de los visitantes que sellaron el marcador.

Los Pumas, al Championship

Y los galos festejaron con mucha alegría. Valoraron la victoria. Se notó en el campo, en la entrega del trofeo, en los abrazos, y los saltos de felicidad.

Para Los Pumas, una derrota que duele. Caer de locales ante un equipo de club no es una buena noticia para el rugby argentino. No es para dramatizar ni rasgarse las vestiduras, hubo cosas positivas en el equipo. Y aunque haya un disgusto en el presente, quedó claro que se busca un futuro.

 

Hernán O’Donnell

 

 

 

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