En un mundo paralizado, la Antorcha Olímpica continúa de viaje

La pandemia que ha generado el coronavirus trajo una parálisis mundial. Ciudades detenidas, tránsito restringido, aeropuertos reducidos y fronteras cerradas son las primeras consecuencias. El deporte también ha entrado en un paréntesis que parece ser largo.

Sin embargo, el símbolo máximo del deporte parece no alterarse. Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 siguen en pie y aún no hay ninguna declaración o señal que indique algún atisbo de suspensión, postergación o cancelación. La familia olímpica sigue la rutina preparada con anterioridad y la antorcha viaja de país en país sin cambios en lo establecido, aunque vale aclarar con algunas medidas de seguridad.

El símbolo de los Juegos llegó a Japón en un vuelo especial, aterrizó en la ciudad de Matsushima, y se efectuó una breve ceremonia de bienvenida; breve, concisa y pequeña. Dos atletas destacados fueron los encargados de recibir a la antorcha: el judoca Tahiro Nomuda y la luchadora Saori Yoshida, quienes se mostraron emocionados con la llegada de la antorcha.

El camino de la llama olímpica no se detendrá. Paseará por varias ciudades del Norte de Japón y tras una semana de exposición, se trasladará a muchas de las ciudades del país, para recalar en Tokio el 24 de Julio próximo.

Pero el tema no está definido ni cerrado. El presidente del Comité Olímpico Internacional, el alemán Thomas Bach, le ha concedido una entrevista al New York Times en la que afirmó que se manejan distintas variables. Una elegante forma de decir que todo aún puede suceder.

“Analizamos en base a posibles acontecimientos. No sabemos cuál será la situación en tres meses. Consideramos diferentes escenarios pero al contrario que otras organizaciones deportivas o ligas profesionales nosotros contamos todavía con cuatro meses y medio para el comienzo de los Juegos. Nosotros tenemos fecha de inicio a fines de Julio, aún hay tiempo”, declaró.

“No es cuestión de poner una fecha en este momento, nadie sabe que pasará en una semana, en dos, en un mes. No es responsable poner una fecha en este momento”, señaló el titular del COI.

Por ahora, la rutina sigue. Aunque algunas voces se alzaron en contra de la continuidad de los pasos y la posibilidad de hacer los Juegos, tal como declaró el judoca Kaori Yamaguchi, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y actual miembro del Comité Olimpicó de Japón , quien expresó su preocupación: “La situación mundial no es para entrenarse y prepararse para los Juegos. No se puede poner en riesgo la salud de los deportistas”, se quejó.

La llama llegó a Japón y se aproxima la sede de los Juegos. La fecha se aproxima y el “Mundo Olímpico” se prepara para recibir a los Juegos, aunque no se sabe si cada día se acercan más o el tiempo los pondrá en una lejanía definitiva.


Hernán O’Donnell

La Fórmula 1 rearma su calendario y el Gran Premio de Mónaco es una incógnita

La pandemia mundial por el coronavirus, la incertidumbre y la angustia generada alrededor del planeta, la incógnita por el futuro. Todo eso se vive en estas horas. El mundo no sabe que será de él en los próximos meses, cuando todo esto, tal como se anhela, se haya superado. Pero es difícil preverlo hoy, muy difícil, porque no se sabe que sucederá en las próximas horas, como serán los próximos días. Todo, se calcula, estará detenido hasta mayo, por lo menos. Quizás, hasta junio. Y ahí habrá que ver cual es el estadode situación. Si se regularizan los viajes, si se liberan las fronteras, si se normaliza la vida…

La Fórmula 1 no es ajena a toda esta situación. Como no lo es ningún deporte. Ni ninguna actividad comercial. El mundo entró en paréntesis. Y se rearman las agendas. La de la máxima categoría internacional empieza a delinear su futuro. Y también ha tomado medidas en cuánto al presente y el futuro inmediato.

Los Grandes Premios de Países Bajos, España y Mónaco han sido postergados. Pero pueden llegar a quedar afuera del calendario, por esta temporada. Porque se ha hecho un principio de reprogramación y no parece haber lugar para todos.

El de Mónaco es uno de los Grandes Premios más importantes, prestigiosos y tradicionales de la categoría. Es una de las pruebas más esperadas y valoradas, forma parte del calendario de la Fórmula 1 desde su primera edición realizada el 21 de Mayo de 1950, en la temporada inicial de la máxima categoría. Tuvo un par de interrupciones en 1951, 1953 y 54. Desde 1955, se corrió todos los años, en principio el día de la ascensión, jornada que celebra la comunidad cristiana 40 días después de la resurrección de Cristo y su ascensión a los cielos. Esta fecha, en general sucedía en mayo, y desde 2001 se estableció la fecha fija en el tercer domingo de mayo. Si la actividad se reanuda en junio, pareciera que no habrá posibilidad de tenerlo este año, si se quiere conservar esa tradición.

Tuvo, entonces, una continuidad marcada desde aquel lejano 1955. Y tiene otra distinción. Integra la “Triple Corona” del automovilismo internacional, junto a las 24 hs de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis. Aquel piloto que logra ganar en las tres pruebas, gana la “Triple Corona”, un logro que no es oficial ni tiene otro valor que el reconocimiento de los medios, la prensa y los fanáticos del deporte motor.

El calendario tentativo está programado para comenzar el 7 de junio con el GP de Azerbaiyán. El último sería el 13 de diciembre en el Grand Prix de Abu Dhabi. En el medio, se intenta acomodar a Países Bajos, China, Bahrein y Vietnam. ¿Habrá lugar para Montecarlo? ¿Variará su tradicional fecha del tercer domingo de mayo?

Son todas preguntas que empezaron a flotar, mientras la Fórmula 1 intenta adecuarse a un año que es atípico por donde se lo mire.


Hernán O’Donnell

El deporte mundial se detiene, mientras los Juegos se imaginan en tiempo y forma

El deporte mundial se ha detenido. Las Ligas de Europa entraron en un paréntesis, los campeonatos continentales también. Se suspendió la Champions League y la UEFA Europa League. Se pospuso para el año que viene la EURO 2020; sólo continúan unos pocos campeonatos locales, como la Liga de Uzbekistán, o la de Nueva Zelanda. A puertas cerradas, claro. Lo mismo sucede en Palestina y Somalía. Pero, en el resto del mundo, la actividad se suspendió hasta el 31 de marzo, en algunos cvasos y hasta el 10 de abril, en otros, aunque las fechas son tentativas. Nadie puede asegurar cuando regresará la actividad. la pandemia por el coronavirus ha puesto en alerta al planeta en todas sus actividades.

La Fórmula 1, la máxima categoría del automovilismo internacional, también suspendió el inicio de la temporada al cancelar el Gran premio de Australia y aún debe seguir la marcha de los acontecimientos mundiales para ver como sigue. En una carta pública a los fanáticos, el CEO de la organización, Chase Carey, afirmó: “…En primer lugar, nuestra prioridad es la salud y la seguridad de los fanáticos, los equipos y las organizaciones de Fórmula 1, así como la sociedad en general. Pedimos disculpas a los fanáticos afectados por la cancelación en Australia, así como por el aplazamiento de las otras carreras hasta la fecha. Estas decisiones están siendo tomadas por la Fórmula 1, la FIA y nuestros promotores locales en circunstancias que cambian y evolucionan rápidamente, pero creemos que son las correctas y necesarias. También queremos extender nuestros pensamientos a los afectados, incluidos los de la familia de Fórmula 1…”

“(…) Todos quieren saber qué sigue para la Fórmula 1 en 2020. No podemos proporcionar respuestas específicas hoy dada la fluidez de la situación. Sin embargo, planeamos comenzar la temporada del Campeonato 2020 tan pronto como sea seguro hacerlo. Nos relacionamos diariamente con expertos y funcionarios a medida que evaluamos cómo avanzamos en los próximos meses. Lo mantendremos actualizado y le proporcionaremos detalles lo antes posible en Formula1.com. Agradecemos su apoyo y comprensión y les deseamos a usted y a sus familias lo mejor. Sinceramente, Chase”.

En esas palabras, textuales, la compañía F1 se dirigió al público en general para explicar la situación.

Lo mismo podemos decir del tenis, suspendido por 6 semanas. No habrá torneos de la ATP, ni challengers ni futures. La actividad podría volver recién en el mes de junio. Veremos.

Y se detuvo el Basketball en el mundo, el hockey en todas sus formas y expresiones, igual que la natación y el rugby.

Pero lo que aún no ha tenido modificaciones es el calendario de los Juegos Olímpicos. Cita máxima de todas las expresiones deportivas en su conjunto, los Juegos no han sido ni suspendidos ni cancelados. Tras una reunión de los dirigentes que componen el Comité Olímpico Internacional, se determinó que los preparativos continúen pues todavía quedan cuatro meses para el inicio de los mismos cita deportiva y aún no deben tomarse “decisiones drásticas”.

“El COI sigue comprometido con los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y con más de cuatro meses por delante para su inicio aún no es necesario tomar en este momento decisiones drásticas”, señaló la dirigencia, que ratificó la fecha de inicio para el viernes 24 de julio y el domingo 9 de agosto como jornada de cierre.

Así están las cosas. El negocio es tan grande, el dinero aportado por los sponsors es tan inmenso que pocos quieren imaginar una suspensión, que por el orígen y forma de realizarse la máxima cita deportiva mundial, no sería fácil de posponer para el 2022, sino que habría que sortear la fecha y pasar de modo directo a los Juegos de 2024, tal como sucedió en varias oportunidades. Recuerde que los Juegos Olímpicos Berlín 1916 fueron cancelados por la primera guerra mundial y se pasó de forma directa a los siguientes, los Juegos Olímpicos Amberes 1920. Y en la segunda guerra mundial se suspendieron los Juegos Olímpicos Helsinki 1940, Londres 1944 y se retomaron en Londres 1948.

Esto genera un antecedente, pues los juegos fueron concebidos como el cierre de la Olimpíada, ciclo que se cumple cada cuatro años, en los que son bisiestos, tras una serie de juegos nacionales, regionales (ODESUR, por ejemplo) y continentales (Panamericanos). Modificar el calendario de los Juegos podría llevar a tener que cambiar el resto de las competencias programadas. Pero nada está dicho y todo puede ser. Se puede alterar el ciclo, cosa que hasta ahora nunca se hizo, pero el deporte ha cambiado y las tradiciones ya no tienen el valor de otrora. Una lástima.

Habrá que esperar el control total de esta peste que nos ha invadido y recuperar la salud mundial. Es lo urgente y lo importante. El resto, se verá. Hoy nos urge volver a tener un planeta sano y saludable. El deporte, el entretenimiento y el ocio, puede esperar.


Hernán O’Donnell

La Copa de la Superliga comenzó con una controversia que promete tener muchos capítulos

Es un momento muy particular el que vive el mundo, azotado por la pandemia del coronavirus que mantiene en vilo a la humanidad. Una enfermedad que comenzó en diciembre, en principió se creyó que se la controlaría y cuatro meses después genera angustia, miedo y preocupación. Se ha propagado a Europa, y de allí a todo el planeta porque el viejo mundo es un epicentro turístico insoslayable. Millones de personas de América, Asia y Oceanía viajan en busca de placer y paseos; miles de africanos lo hacen en búsqueda de un futuro más alentador. Y a eso hay que sumarle el intenso movimiento interno del continente. En Europa se vive como en un gran país, donde las fronteras son flexibles, la moneda casi única y las vías de transporte como rutas, ferrocarriles y aviación son amplias, numerosas y eficaces. Entonces, allí hay un movimiento humano constante; desde allí, la propagación del virus fue rápida. Y el mundo se ha detenido; el deporte no fue la excepción, y casi todas las actividades se suspendieron.

Muy pocos son los espectáculos que se mantienen. Algunos partidos del Super Rugby, algunos de la Super Liga Americana de Rugby, y por supuesto, la Copa de la Superliga Argentina de Fútbol. Nuestro amado y bendito fútbol, que parece vivir en eterno estado de sobresaltos, cambios y autonomía con respecto a lo que pasa en el mundo. El fútbol argentino es, casi por antonomasia, un lugar donde todo es diferente, donde existen sus propias leyes, códigos, temperaturas, climas y razones. Rozado por la política (la propia del mundo del fútbol y la nacional), la pelota se mueve al compás de los intereses de cada protagonista. Y como estos no siempre coinciden, entonces el baile es permanente e impredecible. El mundo detuvo del deporte: Tenis, Basquetbol, Atletismo, Automovilismo, y hasta el fútbol en casi todo el planeta ha entrado en un paréntesis. Pero acá, sigue.

Y en ese contexto, asomó la política otra vez. River, bajo una decisión de cuidar la salud de sus jugadores en una comunicación comprensible y razonable, tomó una medida unilateral, sin consultar ni promoverlo en el resto de la dirigencia: decidió no presentarse a jugar el partido ante Atlético Tucumán, por la razón de proteger la salud. Aunque muchos ven también una jugada política, pues está afuera (y enfrentado) con la AFA, no se siente parte de esta conducción, no comulga con ella y no vió con buenos ojos la determinación de poner fin a la Superliga y crear un nuevo ente (Liga Profesional) bajo la tutela de la AFA. River quería continuar el camino comenzado en 2017. El resto de los clubes eligió retrotaerse a las formas anteriores. Y muchos ven en esta determinación del club de Nuñez una respuesta política.

En el medio, y mientras se especula con las sanciones que le podrían caber a los “Millonarios”, la pelota rodó en el resto del país.

San Lorenzo ganó en Paraná. Lo hizo con justicia, ante un Patronato que se adelantó en el marcador con un magnífico tiro libre, pero luego se vio superado por el conjunto azulgrana. Empató Adam Bareiro tras una corrida veloz, lo dio vuelta Oscar Romero a los 83′ tras una buena maniobra individual de Adolfo Gaich por izquierda, desborde y centro atrás y cerró la cuenta otra vez Oscar con un golazo desde atrás de mitad de cancha. Robó un balón en posición defensiva, vio adelantado al arquero del equipo local Matías Ibáñez y sacó un tiro largo, fuerte y muy preciso, que atravesó la noche de Entre Ríos y cerró la cuenta en 1-3 para el conjunto de San Lorenzo de Almagro.

Un rato antes, Gimnasia y Esgrima igualó en La Plata frente a Banfield 0 a 0. En Avellaneda, Independiente le ganó a Vélez por 1 a 0 y comenzó una suerte de reconstrucción.

Boca viajó a Mendoza a defender su corona de íltimo campeón y se encontró con una ventaja rápida por el gol de Buffarini cuando iban 7′ de juego.

Después empató Godoy Cruz con un cabezazo de Badaloni a los 29′ luego de un muy buen centro desde la derecha, pero el equipo de Russo no sintió el golpe, salió con convicción y enseguida volvió a desnivelar con un gol de Salvio, tras una buena jugada colectiva. Iban 31′ y Boca se volvía a poner en ventaja.

El visitante retomó el resultado y se fue tranquilo al descanso porque sentía que el partido se había encarrilado.

En el complemento reflejó la superioridad en el marcador. Supo manejar el tiempo del local, cuando Godoy Cruz empujado por la necesidad fue al ataque y equilibró la imagen. Pero el gol de Izquierdoz a los 67′ amplió la ventaja a 1-3 y desde allí Boca dominó el juego y controló el desarrollo.

A los 88′ un cabezazo del colombiano Campuzano cerró la cuenta en 1-4 para la visita. Se había cerrado una noche movida, de partidos a puertas cerradas, goles gritados por televisión y una disputa enorme en el seno de nuestro fútbol que promete ser un primer capítulo de una larga novela.


Hernán O’Donnell

La espíritu de la vieja Copa Libertadores revivió en el clásico gaúcho

Se puso “picante” desde el principio y terminó con una batalla entre todos los protagonistas. Comenzó con alguna pierna fuerte, varios reproches, un entrevero, y finalizó con empujones, golpes, corridas, trompadas, participación de los suplentes y 6 expulsados, tres por cada equipo, más un suplenete de cada bando, para totalizar 8 hombres que vieron la tarjeta roja.

El clásico “Gaúcho”, el derby de Porto Alegre, el que más se asemeja a las rivalidades del Río de la Plata, concluyó con un empate en cero, varias acciones vibrantes, tiros en los postes y travesaños, y un montón de rispideces que concluyó con un final de 8 jugadores por lado (en realidad, 7 de campo) que se asemejó más a un partido de Papi-Fútbol que a un partido internacional de Copa Libertadores de América.

El inicio fue favorable al equipo local. Gremio impuso condiciones, bien manejado por Matheus Henrique y la potencia ofensiva de Everton y Diego Souza, el local apretó, y tuvo una clara situación. Un estadio, el “Arena do Gremio”, repleto, empujaba y a los 4′ un corner desde la derecha fue bien aprovechado por Diego Souza quien metió un cabezazo fuerte y bajo, pero las manos de Lomba, el arquero visitante, mandaron la pelota al corner.

Inter llegó a los 12′ con un remate desde afuera del área de Edenilson, que el arquero Vanderlei envió al corner. De a poco, a la presión del local, Internacional le opuso resistencia, empezó a tener la pelota y dejó una buena imagen sobre el final de la primera parte.

Ya habían habido varias escaramuzas, pero el inicio del complemento sugería que los ánimos ya estaban más tranquilos y los equipos se dedicaban más a jugar, a buscar, que a pelearse.

Jean Pyerre, que había ingresado en el segundo tiempo, sacó un tremendo remate a los 63′ que fue bien controlado por Lomba, un arquero que crecía con el correr de los minutos. Y la intensidad seguía. Edenilson remató desde afuera y su disparo pegó en el poste. Iban 68′ y el que se salvaba era el local.

Pero volvió a responder Gremio, en un partido que tenía idas y vueltas.

A los 70′ Pepe, que había ingresado en el local también en el complemento armó la mejor y más linda jugada del partido. Gambeteó en diagonal de derecha a izquierda a 4 futbolistas de Inter y cuando entró al área sacó un tiro bien detenido por Lomba.

El visitante respondió con una gran jugada colectiva. Andrés D’Alessandro, que también se sumó en el complemento, combinó con Paolo Guerrero, el peruanotrazó una “pared” con Boschilia, y este ingresó libre por derecha para ramatar al arco, pero su intento pegó en el palo izquierdo de Vanderlei.

A los 83′ se fue sólo Luciano y cuando Lomba salía y todo parecía concluir con la conversión del local, el delantero “picó” el balón y su remate se fue arriba del travesaño. Era un partidazo, por la intensidad, la dinámica y las llegadas claras a los arcos. Pero todo iba a terminar mal.

Faltaban cinco minutos para el final del juego y en una jugada sin demasiadas perspectivas, un lateral para Gremio, comenzó una discusión entre el defensor visitante Moisés y el delantero Luciano. Palabra va, palabra viene, la cosa tomó temperatura y de la discusión se fueron a las manos, se metieron otros jugadores, se sumaron varios suplentes de cada lado y todo derivó en una gresca general, con corridas, golpes, patadas, empujones y todo tipo de bravuconadas. Una pena. Pepe, Luciano, Caio Henrique y Paulo Miranda fueron expulsados en el local. Edenilson, Moisés, Víctor Cuesta y Bruno Conceição Praxedes fueron sancionados con la tarjeta roja en el visitante.

Después del escándalo, el partido siguió con 7 jugadores de campo y el arquero por bando. En esa desnaturalización Gremio impuso condiciones y por diez minutos fue superiror. Tuvo un remate de Geromel que Lomba sacó al corner y un tiro sobre el final de Lucas que pegó en el travesaño. Era la prueba de que si querían jugar al fútbol, había condicones para derrochar buen juego. Pero eligieron otro camino.

Era la primera vez que se enfrentaban por la Copa Libertadores de América los dos grandes de Porto Alegre y el partido, que bien pudo ser una fiesta porque de hecho cuando se dedicaron a jugar hubo emociones a granel, terminó como las viejas batallas de la Copa, cuando cada encuentro se dirimía entre golpes, bravuconadas y pierna fuerte.


Hernán O’Donnell

Peñarol quiere volver a enamorar a América

Es un gigante del fútbol sudamericano aunque hace ya tiempo que no domina el continente. Tiene una historia copera enorme, con 5 Libertadores conquistadas y otras 5 finales jugadas. Un palmarés envidiable, que se une a las 3 Copas Intercontinentales ganadas y 2 finales más perdidas. Un grande del mundo, en realidad.

Peñarol quiere volver a ser. Ese sueño que se alimenta con obras, como el Estadio reciente que le da una localía valorable, la modernización del club, la apuesta por un ídolo de la casa a cargo de la dirección técnica como Diego Forlán, y el fervor permanente de su gente.

Frente a Jorge Wilstermann se jugó una parada brava. Con un primer tiempo duro, pegajoso, donde no pudo encontrar la fórmula para desequilibrar a un equipo que le planteó batalla en el primer tiempo.

Fue duro y complejo el primer tiempo y la segunda parte no comenzó mejor, porque a los 50′ fue expulsado el zaguero central Rodrigo Abascal. Pero el local sacó fuerzas de esa supuesta flaqueza y metió como marca su historia. Empujó y acorraló a Jorge Wilstermann, que ya no se sostenía en la pelea, retrocedía e intentaba llegar de contragolpe. Y Peñarol iba, por los costados, por el medio.

Así llegó el grito tan esperado. Un desborde del lateral González por derecha, el centro rasante y pasado para la entrada del español Xisco Jiménez, quien no pudo conectar, pero el defensor visitante, Alejandro Meleán, en su afán por rechazar, convirtió en contra de su valla, a los 68′ para marcar el 1 a 0.

Tras el gol, el reacomodamiento. Cuatro en el fondo, una segunda línea de cuatro volantes y Xisco arriba, de punta. El equipo boliviano mejoró con el ingreso de Arrascaita, quien mostró dinámica y habilidad para buscar en ofensiva; se asoció con el argentino “Pochi” Chávez, y Wilstermann progresó en el campo, ante un local que se ordenó para defender la ventaja con un hombre menos.

A los 86′ tuvo una gran chance el visitante cuando un tiro libre de Chávez se estrelló en el travesaño; Wilstermann sentía que podía. Había ganado en la primera fecha ante Colo Colo por 2 a 0 y quería sumar. Pero enfrente estaba un grande, que apelaba al orgullo y a la lucha para defenderse. Porque los minutos finales fueron de la visita, que apretó al local,lo atacó por los costados y lo llenó de centros.

Algunos merodearon el arco, otros fueron rechazados por la defensa y por momentos pareció que se metían los duendes que hicieron grande a Peñarol. Para sostener la diferencia, lograr los primeros tres puntos y soñar con volver a enamorar a América.


Hernán O’Donnell

La Aplanadora Alemana trituró a Tottenham y avanza en Europa

Es un equipo fantástico; tiene velocidad, transiciones rápidas, vértigo e inteligencia. No le sobran estrellas ni tiene nombre rimbombantes, pero ha peleado (y aún pelea) la Bundesliga ante el gigante Bayern Münich y acaba de dar cuenta del subcampeón de la Champions League de la temporada pasada. Tottenham sufrió el paso de RB Leipzig, la Aplanadora Alemana.

Con una línea de volantes superlativa, Mukiele, Laimer, Sabitzer y Angeliño, el equipo local sometió al visitante, porque tuvo manejo, dinámica y muchas llegadas por los costados. Mourinho pensó bloquear los laterales con Aurier y Sessegnon, pero no fue suficiente para la resistencia, porque se juntaban los volantes locales con los delanteros Nkunku, Schick y Timo Werner, y en esa superioridad numérica encontraba espacios y futbolistas para controlar el balón. El conjunto inglés respondía con el juego asociado de Lo Celso, Lamela y lucas Moura, pero era más el Leipzig. Y a los 9′ llegó la apertura del marcador. Una buena maniobra por derecha, el centro y el remate de Sabitzer para sellar el 1 a 0.

El equipo de Nagelsmann sacaba ventajas. A partir de ahí, se comportaba con comodidad, con tranquilidad. Tottenham se adelantó en el campo y buscó llegar, pero RB Leipzig se mostraba firme. Y en una contra rápida, volvió a golpear. Pelotazo largo para Angeliño, llegada al fondo por la banda izquierda, centro al borde del área chica y entrada limpia de Sabitzer para someter de cabeza a Lloris. 2 a 0 a los 20′ del primer tiempo.

Con el control de los tiempos, el juego y el balón, RB Leipzig cerró un primer tiempo muy positivo, en el que sacó distancias cuando llegó, supo facturar en ataque y resolvió con seguridad cuando el equipo de Mourinho lo atacó.

En el complemento se mantuvo el ritmo del partido. El local no se metió atrás. Fiel a su estilo, mantuvo la búsqueda, la propuesta ofensiva. Y lo tuvo Timo Werner en una jugada por izquierda a los 47′. De salida, apuró Lucas Moura, pero Klostermann supo cubrir con eficacia. De ida y vuelta y sin tregua.

La lesión de Mukiele a los 54′ asustó a todos. Entró Tyler Adams para ocupar su posición. Y se metió rápido en el juego, para asociarse con Laimer y proponer la salida por derecha. Incluso generó una propuesta rápida con pase a Sabtizer y habilitación a Schick quien elevó muy alto su tiro. Enseguida, el segundo cambio local: Haidara por Nkunku. Un volante por un delantero, para tener más espacios para la contra que salió enseguida con una formidable carrera de Timo Werner y también su fuerte remate se fue un poco alto.

Tottenham tenía un problema: no podía agarrar la pelota. le costaba hacerse de ella, cada vez que intentaba tener el balón lo perdía rápido y después corría detrás de él con impotencia. Leipzig se hacía fuerte en la tenencia, donde se destacaban Laimer y Sabitzer. La ventaja que había conseguido en Londres le había dado un plus al equipo alemán. y los dos goles de local ampliaban esa diferencia.

La llegada más clara Tottenham la logró a los 73′ cuando Lucas Moura se fue por izquierda a toda velocidad, desbordó y lanzó un buen centro para Dele Alli, quien envío un remate al medio, bien controlado por Gulacsi.

Leipzig dominaba y controlaba el juego. Y a los 84′ elaboró otra maniobra de alto vuelo, con la proyección del central Upamecano, quien hizo una doble pared, llegó al área y si bien Lloris llegó antes al balón, fue desplazado con violencia por Tanganga, en una jugada que debió ser sancionada con penal. Pero no se preocupó el local, porque enseguida llegó el tercero, que sentenció la serie. Desborde de Angeliño por izquierda, centro y tras un rebote la capturó Forsberg (quien acababa de ingresar por Sabitzer), quien convirtió a los 86′. 3 a 0 y 4 a 0 en el global por el resultado de Londres.

Ya en el descuento, en el último minuto agregado, Timo Werner tuvo una nueva posibilidad, con un remate cruzado, bajo y fuerte, que pudo ser bien retenido por Lloris. Hubiera sido un golpe catastrófico por José Mourinho y su equipo, que luchó con dignidad, pero que nunca pudo controlar ni tener respuestas ante la propuesta superadora de Julian Nagelsmann, el arquitecto de esta aplanador alemana, que sorprende a Europa y ya se metió en los cuartos de final de la fabulosa Champions League.


Hernán O’Donnell

Boca dio el golpe final y se quedó con el título de la Superliga

Festejó el campeonato con una gran explosión de júbilo y alegría; lo celebró aún más que los torneos locales anteriores, un poco mezclados con las frustraciones de las Copas. Lo celebró hasta la emoción, las lágrimas y los gritos como hacía tiempo no sucedía. Boca venció a Gimnasia y le arrebató la punta del campeonato en la última fecha a su acérrimo rival deportivo, River Plate, y por eso sintió que había depurado un poco las heridas de los últimos enfrentamientos con su clásico adversario, donde le tocó perder en la final de la Supercopa Argentina, la final de la CONMEBOL Libertadores y la semifinal de la Copa del año pasado. Esta vez, le tocó ganar. Y arrebatarle el título a River en la última jornada, tras varias fechas de correrlo desde atrás. Entonces, el hincha de Boca sintió que llegaba su tiempo de revancha. Y lo celebró como no lo hacía desde hace tiempo.

La jornada se vivió con una semana de anticipación. Desde el momento en que River igualó de local ante Defensa y Justicia el país futbolero se metió en una definición caliente entre los dos equipos más populares. La distancia ya no era de 3 puntos, sino de uno, entonces a River no le alcanzaba el empate en Tucumán. Debía ganar para asegurarse el título, de lo contrario dependería de lo que iba a suceder en la Bombonera. Y había una remota posibilidad de llegar a un partido de desempate, pero para eso River debía perder en Tucumán frente a Atlético y Boca sólo empatar en su casa. Pero pasó. Durante un rato, River y Boca iban a una final. Cuando Javier Toledo marcó el gol de cabeza y Atletico Tucumán se adelantó 1 a 0, la definición se trasladaba una semana a una Gran Final. Boca igualaba y hasta los 35′, es decir durante 16′, se pensaba en un encuentro único y decisivo. Cuando Suárez igualo para River, todo quedaba equilibrado y hasta el gol de Tévez, el campeonato era de River.

Pero llegó el remate de Carlos Tévez, cuando ya se jugaban 72′ y las estructuras se movieron. Explotó la Bombonera en una expresión de desahogo y alegría. Porque la gente sentía que Boca debía hacer su parte: Ganar. Vencer a un Gimnasia que pelea la permanencia en la categoría en su cancha casi era una obligación. Si luego River ganaba, era otra cosa. Pero debía hacer su parte, no podía resignar el título si River empataba afuera y no lograba derrotar al “Lobo” en la mítica Bombonera. Hubiera sido un golpe casi tan doloroso como las finales perdidas. No, dos empate no se hubieran soportado. Boca debía cumplir su parte, ganar y luego esperar un resultado favorable del equipo de Ricardo Zielinsky.

Los veinte minutos finales fueron a puro nervio, angustia e impaciencia. Las noticias que llegaban de Tucumán mostraban un equipo que rondaba el área local pero no tenía situaciones claras. No disponía River de oportunidades, pero el juego, lógico se volcó hacia el arco de Luchetti. Mientras Boca intentaba salir y buscaba ampliar el resultado, pero Gimnasia no se entregó. Y contó con un par de cabezazos que se fueron muy cerca del arco de Esteban Andrada. Los corazones parecían detenerse en cada maniobra de ataque del equipo de Diego Armando Maradona, pero los duendes de la alegría empezaron a aparecer en la Bombonera.

Y el equipo creyó, creció y se solidificó. lo que había mostrado ya con la conducción de Gustavo Alfaro, una solidez defensiva más marcada, con Miguel Russo creció el optimismo y la confianza lo hizo buscar los partidos. En esos minutos finales y decisivos se vio un equipo convencido. River gastaba sus energías como quien apela al tanque de reserva, pero parecía que no le alcanzaba. Y no le alcanzó.

El final los encontró en el mismo momento; uno festejó, el otro se resignó por la oportunidad perdida.

Boca celebró con un grito de desahogo el campeonato, casi como una revancha ante las caídas recientes frente al Millonario. Esta vez, los duendes del fútbol le sonrieron y le permitieron birlarle el campeonato a su clásico rival con una arremetida final y los dos resbalones de River en las dos últimas jornadas. esta vez, la alegría viajó para la Boca y su gente lo celebró como un desquite que se hizo esperar.


Hernán O’Donnell

Colonia trepa en su ilusión y le dió un empujón mas a Paderborn

La Bundesliga es tan atractiva que no hay partidos que uno pueda resistir o descartar. Al igual que la Premier League ingles, en Alemania los equipo se prodigan por igual, tienen intenciones, ambiciones y estilos destacables y cada partido es una fiesta de buen fútbol. No se limita a los choques entre los grandes o entre aquellos que pelean en lo alto de la tabla, como sucede en otras competiciones. No, acá cada partido tiene un brillo propio, un vuelo alto. Más allá de los protagonistas.

Paderborn marcha último en la tabla de posiciones. Parece difícil revertir su situación o su destino. Logró el ascenso a la Bundesliga luego de estar en la Bundesliga 2 y juega con el mayor de los atrevimientos, sin especulaciones, con espíritu ofensivo y ganas de encarar cada partido con una propuesta ambiciosa. Así lo encaró ante Colonia, y durante la primera media hora fue un encuentro equilibrado, sin diferencias. Después, a los 28′ llegó el gol de Jorge Meré y Colonia no sólo se adelantó por 0 a 1, sino que tomó el control de las acciones.

El visitante, Köln en su nombre original, fue más a partir de entonces, porque asumió el control del balón, fabricó espacios y supo desbordar al Paderborn. Incluso lo obligó a alguna entrada fuerte. Y en el momento exacto, le aplicó un segundo golpe impactante: una jugada bien elaborada por izquierda, la aparición hacia adentro de Jonás Héctor y la definición exquisita del lateral que se destacó en la selección alemana, con un tremendo remate de afuera del área y al ángulo que se transformó en el 0-2 a los 35′. Con dos estiletazos, Colonia vencía al local y sacaba una ventaja importante al terminar el primer tiempo.

Con el aliento incondicional de su gente Paderborn salió a jugarselá en el complemento. Claro que Colonia era un equipo ya más solidificado, un conjunto que había crecido mucho tal como se había superado en el torneo. De un comienzo errático y lleno de dudas, a un presente más auspicioso, con una posición más expectante en la tabla y la aspiración de poder llegar a las competiciones continentales europeas. Colonia hacía valer esa recuperación y empujaba aún más en el segundo tiempo.

Paderborn no perdió la línea. Aún superado, mantuvo el estilo abierto, esa vocación optimista que tiene en cada encuentro. Ingresó Ritter para tener más presencia en ataque y a los 72′ encontró su premio. Un pelotazo cruzado a la derecha, el centro preciso de Pröger y la aparición de Srbeny para marcar el 1-2. Un estallido del público le daba esperanza al local.

Salió el visitante y se lo perdió Modeste sólo ante el arco; su tiro cruzado se perdió por el fondo y así desperdició una buena chance a los 77′. El partido mantenía una vibración y suspenso de alto voltaje.

La ausencia de Mamba ya no se sentía; Srbeny era una inquietante presencia para la defensa visitante, y por los costados aparecían Jans y Collins, que provocaban situaciones. A los 86′ un tremendo remate de tiro libre de Sabiri fue desviado por el arquero visitante Horn, quien evitó el empate.

Los minutos finales fueron de una gran emoción y vértigo. Paderborn se la jugó, apretó a Colonia y merodeó el empate. Le faltó la puntada final, y el visitante se sostuvo en su arquero y en la defensa, bien sostenida por la zaga central de Meré y Leistner.

Con esas torres, Colonia apoyó la victoria, por la que había hecho méritos en la primera etapa, en el comienzo del complemento y al final la supo defender.


Hernán O’Donnell

River tropezó en la altura y ya piensa en Tucumán

En realidad piensa en el parido frente a Atlético en Tucumán desde que terminó su encuentro con Defensa y Justicia el último sábado 29 de Febrero en el Monumental. Desde ese preciso instante, la mente, el cuerpo y el corazón de River Plate viajó a la provincia del Norte argentino para empezar a jugar lo que su entrenador, Marcelo Gallardo, definió como “una final”. Aunque en verdad es el último partido del campeonato, la última fecha. No es “una final” pues aún si River pierde le queda una posibilidad de jugar (ahí sí) una final (de verdad) ante Boca, siempre y cuando el equipo de Russo empate ante Gimnasia y Esgrima La Plata.

Más allá de esas disquisiciones, lo cierto es que River vive el partido del sábado con una semana de anticipación. Lo dicho; ni bien terminó su encuentro de local frente al equipo de Hernán Crespo, para River Plate no existió (ni existe) otra cosa que ese juego. Ahí están todos los cañones puestos.

Ayer pasó un mal trago en la altura de Quito. Se encontró con un equipo rápido, dinámico, que sabe jugar por las bandas y que encontró rápido los caminos del gol.

A los 15′ Franklin Guerra conectó de cabeza un corner que venía desde la izquierda y se la cruzó a Bologna al palo más lejano. Se acomodaban en el juego y Liga ya se ponía 1-0 arriba.

Con el cuarteto atacante, el local se hizo fuerte y desbordó a River. Entre Caicedo, Borja y Quinteros, armaron las mejores jugadas. Para River la altura era un problema y le costaba progresar en el juego.

Una buena maniobra combinada por izquierda le permitió llegar al centro al medio y Cristian Borja concetar en el borde del área chica y marcar el 2 a 0 a los 36′. Y quedó allí la sensación que el partido se había acabado.

Quedó el complemento con el esfuerzo para correr y tratar de emparejar, la expulsión de Bologna, el ingreso de Lux, el penal por mano de Zucculini y la conversión de Junior Somoza a los 76′ para sellar el 3 a 0 definitivo.

River llegó remendado al final del partido, con heridas de Copa que el tiempo dirá si le costarán caro o no. A la hora de la clasificación, este encuentro habrá que tenerlo en cuenta, aunque hoy parezca poco importante, haya parecido más una molestia hacia la obsesión que significa el título local, que un escalón, el primero, de la soñada Copa. Pero habrá que ver como resulta y como influye en la zona de grupos de la Libertadores. Ayer, hoy y mañana para el mundo River fue casi una anécdota en medio de la semana que se juega por su asignatura pendiente.


Hernán O’Donnell