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Final de juego

Llegó el final del primer Rugby Championship. La gran aventura del seleccionado argentino de rugby en la elite de este deporte se ha cerrado con una caída ante Australia por 19 a 25 en Rosario.

Es tiempo de balance, de analizar todo lo que ha sucedido con Los Pumas en este largo periplo. Desde el debut ante Sudáfrica hasta el cierre ante los Wallabies.

El equipo de Phelan empezó con un partido muy duro ante los Springbooks; los nervios del debut, la emoción de competir con las principales potencias de este juego y toda la ansiedad acumulada se reflejó en un partido donde se cometieron errores básicos que se pagaron con tries en contra y una fuerte derrota. Dolió, pero había que arrancar.

El empate en Mendoza dejó, en muchos, un sabor agridulce. Porque se estuvo muy cerca de la victoria, y se empató. Sin embargo, más allá de haber jugado un buen partido, habrá qu tener presente que Los Pumas terminaron muy apretados, y que si bien estuvieron al frente durante un buen lapso, quedó la sensación que luego del empate de Sudáfrica, si el partido duraba 5 minutos más se perdía. De hecho, el instante final lo encontró al visitante muy cerca del in-goal argentino, y un error podía desembocar en un penal y derrota.

El empate, al cabo, tuvo mucho valor. Porque después vendrían los sinsabores en cadena.

En Australia se jugó, quizás, el mejor partido del campeonato; muy cerca de alcanzar la victoria, Los Pumas desplegaron un buen juego de ataque, lograron vulnerar el in-goal local y se arrimaron a la victoria. Fue derrota, como lo fue ante Nueva Zelanda de visitante en esa gira, en este caso con el ya “clásico” dominio de 60 minutos y los 20 finales de desgaste donde se suman errores propios y aciertos ajenos: La caída ante los All Blacks fue muy digna, pero produjo un efecto de confianza que terminó una ilusión sin demasiadas bases, quizás producto de algunos factores que permitían creer; algunos soñaron demasiado y en ese ambiente triunfalista se abordó el partido más importante de Los Pumas en el certamen: ante los fabulosos All Blacks en el Estadio Unico de La Plata.

Se lo presentó como una jornada histórica, no sólo del rugby, sino del deporte argentino. Se habló muchísimo en los días previos, el antecedente inmediato al que referíamos, la derrota apretada, hacían creer a muchos que había llegado el gran día, donde Los Pumas vencerían al mejor equipo del planeta. El “mundo rugby” argentino alimentaba esa confianza y se produjo un contagio exitista que alcanzó a los jugadores. Incluso el buen comienzo con un try a favor, un penal, y otro desviado por muy poco entusiasmó a los de adentro y a los de afuera.

Se celebró hasta el éxtasis el try de Landajo, como un gol definitivo en una final del mundo. Un gol puede significar un campeonato; un try al comienzo, es muy difícil que cierre un partido, o determine el rumbo del match.

Sin embargo, caimos todos en la locura general. Los Pumas jugaron un partido abierto, a toma y daca, cebados por todo lo que se hablaba y lo que sucedía en esos primeros 15 minutos.

Nos equivocamos todos. Los de afuera, porque no estamos tan cerca de Nueva Zelanda; los jugadores, porque creyeron que podían jugar abiertos, al ataque, a intentar de cualquier lado…Enfrente estaba el mejor equipo del mundo que tomó el compromiso con total seriedad y responsabilidad. La consecuencia: marcaron ¡7 tries! y ganaron por 54 a 15…

La derrota fue mucho más dura de lo esperado.

Con ese golpe se afrontó el partido en Rosario Central. Un equipo que había sufrido el desgaste físico y, sobre todo, mental de un torneo durísimo llegó a la “Chicago” argentina con la enorme presión de conseguir al menos una victoria, empujado por los exitistas de siempre y los “expertos” de última hora que insisten en augurar un nivel y jerarquía que aún está en vías de desarrollo. Para no fallar en eso de “tropezar dos veces con la misma piedra” los nuevos fans de este deporte volvieron a anunciar la “gran jornada” de Los Pumas y una victoria que llegaría vaya uno a saber por qué. 

Tenemos que entender de una vez que, por ahora, eso está lejos; que se enfrenta con los 3 seleccionados más poderosos del mundo, en cuyos países el rugby es más que el deporte nacional. Es religión. Como para los argentinos el fútbol. Imaginen a un país sin tradición en este deporte (el fútbol) o que no sea el primer deporte. Que tenga muchos adeptos, sí, pero que no sea religión como es el fútbol. Imaginen a un país así, que tenga que jugar un torneo anual de fútbol con Brasil, España y Alemania. O Argentina, Italia y Holanda. Un seleccionado que usted elija. ¿Como cree que saldría? Imagine, claro está, que esa potencias juegan con su mejores futbolistas: Neymar, Pato, Ganso, etc (en Brasil), Xavi, Iniesta, Pique, Puyol, Villa, Sergio Busquets, etc, en España; Messi, Higuaín, Agüero, etc en Argentina, Thomas Müller, Schweinsteiger, Klose, etc en Alemania…

¿Como saldría un equipo no tradicional en un torneo así? 

 Los Pumas han crecido mucho, muchísimo, en el concierto internacional. Pero estos rivales no detienen su marcha. No paran  de crecer; son hipercompetitivos. ¿Alguien pensaba, en su sano juicio, que los Wallabies iban a aflojar en este match? ¿Que, porque ya habían perdido sus chances y tenían unos cuantos lesionados iban a “tirar” el partido? ¿que no le iban a dar importancia? Por favor, juegan a muerte cada segundo, lo demostraron una vez más, no regalan nada. Menos un test match. Siempre van a jugar a ganar, el orgullo es más fuerte que cualquier desconcentración o “posible” desmotivación.

Los Pumas tienen que seguir su trabajo. Aprender todo lo que pasó en este primer Championship. Entender que el rugby de estos paises es muy serio. Está fuera de la “moda”, del mundo “fashion” y de otras costumbres que tienen más que ver con lo social que con lo deportivo. Hay que entrenarse más, estudiar más, competir más. Y no aflojar, no caerse por estos contratiempos. Seguir adelante con el objetivo trazado. Y no desesperarse por las victorias ni anticiparlas antes de los partidos.

Llegarán solas, sin que nos demos cuenta.

 

Hernán O’Donnell  

 

 

 

Una noche de desencanto y frustración

Una gran desilusión, porque hablamos de uno de los partidos más trascendentes del fútbol internacional; el Superclásico de las Américas se vio frustrado por un inesperado corte de luz.

El planeta futbolero, tanto en el Estadio Centenario del Club Atlético Sarmiento, como millones ante las pantallas de TV no podían creer lo que veían: dos selecciones de primer nivel mundial, aguardaban entre penumbras la restauración de la luz para poder comenzar el partido.

Y lo hicieron por más de 40 minutos en el campo de juego; el árbitro chileno Ossés consultó a los capitanes; también los arqueros manifestaban su dificultad para poder hacer su trabajo.

20 minutos más de espera; y la suspensión definitiva anunciada por los altoparlantes cuando ya habían pasado las 23 hs…

Un desencanto, por lo que había generado este partido. incluso en otros ámbitos extradeportivos. Por todo lo que se había comentado en la previa. Porque sucedió en uno de los encuentros más reconocidos del planeta. Porque no se pudo completar la Copa…

Una lástima, por esa muchedumbre mansa y tranquila que fue a alentar a sus ídolos y aguardó de modo paciente todos los inconvenientes que se generaron. Porque en ningún momento mostraron la mínima inconducta. Porque sólo silbaron cuando se anunció la suspensión y luego se retiraron de manera pacífica y con suma tranquilidad.

Se había frustrado un gran sueño de ellos, pero aunque el espectáculo no pudo realizarse, dieron, ellos sí, los humildes hinchas de la selección, una muestra de civilidad y conducta, que fue lo mejor de la noche.

 

Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Resistencia, Chaco)

Un espectáculo imperdible

Imposible de evitarlo. Un clásico de la magnitud de Argentina y Brasil es para gozarlo, para esperarlo, para no perdérselo.

Jueguen donde jueguen y por la instancia que sea, nunca es un partido más. En esta oportunidad, aquí en Resistencia, se dirime otra versión del Superclásico de las Américas. No es un amistoso; hay un trofeo en juego. Pero más allá de eso, la eterna rivalidad entre albicelestes y verdeamarelhos siempre provoca un atractivo especial.

“Partido histórico” lo define el diario local “Norte”; es el principal titular de su portada, que divide entre las imágenes del entrenamiento argentino y la figura de Neymar, el principal futbolista del “Scratch”.

“Siempre me gustó tener un equipo con tenencia de balón. Pero a veces no es todo la posesión, eso es solo una parte. Además, tenés que tener jugadores que puedan dañar al rival”. dijo Sabella en conferencia de prensa.

Y agregó: “En la ida jugamos en una cancha muy grande. Una de las más grandes de todo Brasil. La pelota no salía nunca afuera del campo. Eso es por las dimensiones y también por la jerarquía de los futbolistas”. en la misma rueda de prensa.

“Los jugadores hicieron un muy buen partido en Goiania, hicieron lo que se les pidió. Si de visitante el planteo fue criticado, de local lo sería más, pero todas las opiniones son respetables”. también comentó el entrenador.

“Del partido analizo el resultado y el rendimiento del equipo. Esta clase de encuentros sirven para ver el rendimiento de los jugadores ante un adversario tan poderoso como Brasil”. añadió el director técnico argentino.

Toda una incógnita por develar: si jugará con 5 defensores o 4, y si en este caso incluirá a Walter Montillo, como enlace u organizador de juego. Se sabe que el ex volante de San Lorenzo tiene características definidas para tener un equipo con mayor volumen de juego, aunque será el entrenador, al cabo, quien defina la estrategia y la táctica a emplear.

Es un miércoles lluvioso en Chaco. La expectativa crece a medida que se acerca la hora del partido. En las plazas, en los bares, ya se juega. La gente empieza a tomar el pulso de las grandes jornadas, esas que hacen que todas las tareas se detengan por un momento. El fútbol se vuelve el centro de las atenciones. Como en aquella “Fiesta” de Joan Manuel Serrat por unas horas ricos y pobres serán iguales, compartirán esa fiesta moderna en que se ha convertido el fútbol internacional.

 

Hernán O’Donnell

(Enviado especial a Resistencia, Chaco)

¿Atacar o defender?

La selección viajó a Resistencia, Chaco. Allí se medirá con Brasil, el miércoles 3 a las 22.00 hs, en el partido desquite del Superclásico de las Américas. Un partido siempre difícil, ante uno de los más tradicionales adversarios de la albiceleste. Un partido que define la II edición de esta copa, cuya primera ya ganó Brasil y además el primer chico de esta versión también fue para la verdeamarelha por aquel penal de Neymar en los últimos segundos de juego…

La práctica de ayer fue elocuente: El equipo hizo fútbol, por alrededor de una hora, y el entrenador Alejandro Sabella dispuso la misma formación que jugó en Goiania; luego, ingresó Walter Montillo en lugar de Lisandro López. Un poco más de audacia, aunque vale reconocer que el técnico entiende que a Brasil se le juega de una manera, tanto de local como de visitante: Cinco defensores, dos de ellos laterales con proyección, y tres centrales firmes y de buen cabezazo. Tres volantes de recuperación, uno de ellos que se pueda desprender y dos delanteros.

Sirve si está convencido. Y parece que lo está; por lo que planteó en las prácticas y por lo que afirmó en la conferencia del viernes. Sabella cree que ésa es la manera correcta de enfrentar a Brasil.

“Me genera mucha alegría que Alejandro (Sabella) me tenga en cuenta, y ojalá me toque jugar en Chaco. Porque para nosotros no hay amistoso, por el rival, porque nos jugamos una final, la oportunidad de pelear por estar en la lista de las Eliminatorias. Por eso, a Brasil queremos ganarle, pasarlo por arriba. Hay que demostrarlo, dejarlo todo”, afirmó el zaguero Lisandro López en declaraciones a la web de Olé.

Una mezcla de ansiedad, confianza y estímulo por enfrentar al clásico rival.

Argentina viajó a Chaco, con la ilusión encendida y la esperanza de siempre.

 

Hernán O’Donnell 

(Enviado Especial a Resistencia, Chaco)

El Superclásico viaja a Chaco

Estaban el Gobernador de Chaco, Jorge Capitanich; el entrenador del Seleccionado Nacional, Alejandro Sabella, los dirigentes Germán Lerche y Luis Segura. El clima era de alegría y satsisfacción. Un nuevo Superclásico de las Américas se empezaba a jugar. El puntapié inicial será el miércoles 3 de octubre en Resistencia, pero ya comenzó con esta presentación…

“Para la provincia de Chaco es un elemento de gran difusión, por las caracterísiticas del partido, la jerarquía de los equipos,  el trofeo en disputa y porque se trata de dos seleccionados de primer nivel mundial. Agradezco al Fútbol argentino por confiar en nuestra provincia”, dijo Capitanich.

“No tengo el equipo”, entre risas, afirmó Sabella: “Hay que esperar el fin de la jornada para evaluar que no haya lesionados, aunque creo que contaremos con el 95% del plantel que jugó en Brasil”.

Se espera mucho público; ya no hay más reservas hoteleras ni en Resistencia ni en el interior de la provincia; tampoco en Corrientes, y dicen que la demanda llega hasta Formosa…

“Todavía no descarto nada – agregó Sabella- incluso repetir el planteo que se hizo en Goiania. Trataremos de respetar las convicciones y dar un buen espectáculo. En Goiania ni nos atacaron mucho ni los atacamos mucho. En mi equipo el defensor es el primer atacante y el delantero es el primer defensor. Un equipo es un todo. Y creo que no hay que darle espacios a Brasil; es un equipo que no necesita jugar mejor que vos para ganarte; el tema es no dejarle espacios a un equipo con tanto poderío. Si tienen espacios, son difíciles de contener ”

“Por ejemplo, el gol que nos hizo Lucas Moura el año pasado, que fue el gol que abrió el partido, vino tras un corner nuestro. O sea que de una jugada ofensiva nuestra, vino un gol de ellos. Quiere decir que hay que buscar el equilibrio. Siempre. Y no sólo ene l fútbol, sino en la vida misma”

“Tenemos que ver bien como terminan la jornada; que no haya lesionados. Yo, como jugador, no quería nunca lesionarme”, continuó el entrenador.

Esta en marcha el desquite. Empezó a jugarse en el predio de la AFA, en Ezeiza, Provincia de Buenos Aires a fines de septiembre. Y promete continuar en los primeros días de octubre, en Resistencia, Chaco, con el fervor y el entusiasmo que siempre despiertan estas camisetas.

 

Hernán O’Donnell 

El Superclásico toma color

El Superclásico se jugará en el Estadio Centenario del Club A. Sarmiento

Llega la revancha. El desquite. Aquella derrota en Goiania, que había comenzado como triunfo, ahora puede tomar otro rumbo.

El Superclásico de las Américas, II edición de esta nueva versión de la vieja Copa Roca, definirá en Resistencia, Chaco, al ganador.

Brasil se llevó el primer “chico”. 2 a 1, luego de ir en desventaja, tras el buen gol de Juan Manuel Martínez, el empate rápido a través de un cabezazo de Paulinho (que estaba en off-side) y aquel penal de Neymar, convertido cuando restaban pocos segundos para terminar el encuentro.

Ahora, es tiempo de pensar que se puede. Ya la primera edición concluyó a favor del “Scratch”: 0 a 0 en Córdoba y triunfo local por 2 a 0 en Brasil.

El equipo de Sabella quiere recuperarse y poder torcer la historia.

Pondrá en la cancha un equipo distinto al que jugó en Goiania; no en los nombres, sí en el planteo. Es probable que abandone la línea de 5 defensores, que vuelque mayor cantidad de hombres de mitad hacia arriba. Claro que habrá que aguardar el cierre de la jornada del fútbol local para analizar el estado físico y futbolístico de cada uno de los convocados. Pero el duelo con Brasil, el Superclásico eterno de estas dos grandes potencias del fútbol mundial, ya se empezó a jugar.

 

Hernán O’Donnell 

 

Ahora, Resistencia tiene la palabra

Faltaban ¿20 segundos? ¿30, tal vez? lo cierto es que el final estaba muy cerca, ya se habían jugado más de dos minutos de prórroga que se habían agregado, faltaban segundos para llegar a los tres que el árbitro consideraba se debían recuperar.

Un pelotazo al área de Brasil a la búsqueda de Leandro Damiao (que había ingresado por Luis Fabiano) y entre el batallón habitual de defensores que acumuló la Argentina durante todo el partido surgió la mano de Leandro Desábato, imprudente e injustificada. Fue clara. No es justo caerle al árbitro Amarilla, pues su sanción fue acertada. El 1 a 1 parcial podía modificarse, y sería definitivo. El remate de Neymar le daba la victoria a Brasil por 2 a 1.

Habrá que poner atención en estas faltas, groseras e innecesarias. Ya había sucedido en Córdoba, cuando Braña acompañó un intento de cabezazo con la mano en alto y cometió penal ante Paraguay. Del mismo modo intervino el “Chavo” Desábato en los últimos instantes ante Brasil; un penal infantil que costó muy caro. Tendrá que trabajar, tambien en este aspecto, el entrenador Alejandro Sabella. 

Antes hubo un partido. Que comenzó con alegría para la Argentina; cuando pocos lo esperaban, el marcador le abría una sonrisa.

El golazo del “Burrito” Martínez encendió la esperanza; iban pocos minutos y la Argentina empezaba a armar el sueño, luego de una buena jugada colectiva. La estrategia de esperar y contragolpear daba resultado, porque la táctica se apilcaba con salidas rápidas por los laterales. Se cerraba la franja central a partir de los tres zagueros y los tres volantes que circulaban por el medio. Pero la proyección de Clemente Rodríguez, la ductilidad de Maxi, los movimientos de Barcos y el oportunismo de Juan Manuel Martínez eran argumentos alentadores.

Todo lo soñamos en unos minutos. Porque (aunque en offside) enseguida llegó el empate de Brasil, por cabezazo de Paulinho. No debió, es cierto, ser convalidado este gol. Pero no lo advirtió el juez de línea ni el árbitro principal. Y volver a empezar.

A puro ritmo, pasó el primer tiempo. Argentina, con mucha movilidad, hacía un partido más audaz y ambicioso del imaginado.

La segunda parte arrancó con un tiro libre a favor, donde Maxi Rodríguez intentó sorprender con un remate bajo. Brasil era circulación búsqueda por los costados, pero chocaba con el cerrojo argentino. Lucas mostraba su mejor repertorio, preocupaban las subidas de Paulinho, Neymar insinuaba y el “Scratch” comenzó a hacerse protagonista. A tener la pelota y mandar en el campo.

Argentina intentaba dar golpe por golpe y el desgaste físico era muy llamativo: correr y jugar; jugar y correr, casi sin pausas. Pero se empezó a meter atrás, a acumular gente en retroceso y ya no tenía ni la frescura de Martínez ni la dinámica de Barcos. A aguantar el resultado, que el empate se veía con buena cara.

Y llegó la jugada fatídica. Igual que ante Paraguay por las eliminatorias una salida a cabecear con el brazo levantado, temerario, intervenía para cometer un penal. Y otra derrota se sufrió en Brasil: como las últimas, dolorosa y con un dejo de amargura.

 

Hernán O’Donnell

Otro Superclásico en marcha

Entre la euforia desatada por la victoria de Sergio Martínez en Las Vegas, la enorme producción de Los Pumas ante Australia, el eterno clima enrarecido que rodea al equipo argentino de Copa Davis, la Selección Nacional, el equipo de todos, está a la vuelta de la segunda edición del Superclásico de las Américas, que no es otra cosa que la reedición de la vieja disputa de la Copa Roca, entre Argentina y Brasil.

Esta competencia anual, que se juega a doble partido con futbolistas del orden local de ambos países, tiene, mañana otra puesta en marcha.

 Brasil recibe a la Argentina en Goiás; el 3 de octubre se jugará el desquite en Reistencia, Chaco. Por eso, vale ya meternos en clima. Es cierto que el pueblo futbolero está con el corazón y la mente puestos en la marcha del torneo Inicial, o cualquiera de Ascenso, y la suerte que corre cada equipo. Pero hagamos un pequeño paréntesis, y veamos cómo está la selección local.

Oscar Ustari, Marcelo Barovero, Cristian Campestrini, Gino Peruzzi, Lisandro López, Sebastián Domínguez, Leandro Desábato, Santiago Vergini, Germán Re, Clemente Rodríguez, Leonel Vangioni, Rodrigo Braña, Leandro Somoza, Leonardo Ponzio, Juan Sánchez Miño, Cristian Chávez, Maximiliano Rodríguez, Rogelio Funes Mori y Lucas Mugni componen el plantel argentino.

En Brasil se suman Hernán Barcos, Juan Manuel Martínez, Pablo Guiñazú y Walter Montillo. De esta lista sale el equipo. más llá de los nombres, se aguarda un dispositivo táctico cauteloso. La estrategia es pelear el partido en mitad de cancha, esperar y salir rápido de contra. La táctica a llevar a cabo para cumplir esa estrategia es la colocación de 5 defensores,  dos de ellos laterales con cierta proyección; 4 volantes, dos que se puedan desdoblar para acompañar al punta.

Brasil definió su plantel:

Arqueros: Cassio (Corinthians), Jefferson (Botafogo)

Defensores: Dedé (Vasco da Gama), Réver (Atlético Mineiro), Marcos Rocha (Atlético Mineiro), Lucas Marques (Botafogo), Fabio Santos (Corinthians), Carlinhos (Fluminense),
Rhodolfo (São Paulo)

Volantes: Arouca (Santos FC), Lucas (São Paulo), Paulinho (Corinthians), Ralf (Corinthians), Bernard (Atletico Mineiro), Jádson (São Paulo), Fernando (Grêmio), Wellington Nem (Fluminense)

Delanteros: Thiago Neves (Fluminense), Neymar (Santos), Leandro Damião (Internacional), Luis Fabiano (São Paulo)

Como es tradicional en Brasil, su mayor fortaleza está en el ataque. Todos saben quienes son estos hombres: La enorme experiencia de Luis Fabiano, la potencia de Leandro Damião y la enorme jerarquía de Neymar, su principal estrella y atractivo del equipo.

Después de los partidos del Brasileirao, trabajaron en el Centro Deportivo de Goiás. El lunes hicieron trabajos regenerativos en la piscina; hoy, el entrenamiento es técnico táctico.

¿Que sucederá? Imaginamos un partido clásico de estos rivales. El local con la posesión de pelota, con ciertas ambiciones de ataque, a la búsqueda del desborde con la proyección de los laterales, mientras la Argentina intentará controlar esos embates, pelear en mitad de cancha y salir de contraataque.

Pero la verdad estará en el verde césped, cuando la pelota empiece a rodar, a las 22 de los relojes…

 

Hernán O’Donnell

 

 

 

Otro año perdido…Y ya van 32…

Thomas Berdych, héroe de la serie, celebra la victoria ante Berlocq

Desde aquella semifinal de 1980, cuando Guillermo Vilas y José  Luis Clerc nos hicieron creer que el viejo trofeo que, en cien años de competencia se habían repartido las tradicionales potencias de estos países, se podía alcanzar, las frustraciones se sucedieron de modo constante, casi al compás de la formación de grandes equipos y del surgimiento de muy buenos tenistas.

Aquella primavera encontró a los aficionados envueltos en la gran ilusión: se jugaba de local ante Checoslovaquia, y ya se pensaba en una hipotética final ante la accesible Italia de Adriano Panatta.

Sin embargo, en la intimidad se desataba una batalla de egos que derivó en unclima insoportable de enfrentamientos internos que desembocaron en la derrota frente al equipo del joven Ivan Lendl.

32 años después, la historia, como tantas otras veces, se repitió. Con otros matices, otras formas, pero el mismo argumento: Un equipo resquebrajado por diferencias internas, desmembrado, con lesiones inoportunas frente a un conjunto unido (había que ver a Stepanek como alentaba a Berdych) con un jugador que se llevó el protagonismo de la serie. Thomas Berdych ganó los tres puntos que jugó.

Tuvo una gran reacción el viernes para derrotar a Mónaco tras ir dos sets auno abajo, y 2-4 en el cuarto; se sobrepuso, ganó 8 games consecutivos para llevarse 6-4 el cuarto y ponerse 4-0 en el quinto, que ganó, al final, por 6-4.

Fue importantísimo en el dobles, que ganaron a voluntad. Y una maravilla en la jornada final del domingo, en el punto decisivo ante Berlocq. Dominó a voluntad, se mostró solido, concentrado, casi sin errores, excepto una muy pequeña laguna en el tercer set, cuando Charly logró quebrarlo. “Es increíble llegar a la final; estamos muy felices, contentos por la gente que nos acompañó hasta Argentina -dijo Berdych- y esperamos seguir así”

Pero el drama se vivía en el otro vestuario. Ya habían circulado muchos rumores, desde muy temprano de la mañana del domingo. Algunos, incluso, hasta aseguraban cambios drásticos en el equipo.

Lo cierto es que el ambiente venía mal desde el comienzo de la semana de la Davis. Juan Martín Del Potro no tuvo la mejor relación con el grupo, ni pasó un buen momento en general. Algunos se molestaron porque recién se incorporó a los entrenamientos en el estadio Mary Terán de Weiss el miércoles; porque no estaba decidido a hacer la foto oficial ni a la cena de camaradería de ese miércoles; sin embargo, la armonía grupal no depende de un sólo jugador. Se cosntruye entre todos; incluso, los que no están.

Por eso, las “fuentes” se ponen de uno u otro lado. El bueno (o el malo, según quien lo comente) es Del Potro, o el malo (o el bueno) es Nalbandián. O Jaite, o Zabaleta o el resto de los jugadores. Y la verdad es que esta historia tiene muchos matices.

El capitán Martín Jaite explicó sus sensaciones: “A nadie le gusta perder. Estoy triste; si pensamos como fue la preparación de cada uno de los equipos ellos no tuvieron inconvenientes y nosotros tuvimos algunos obstáculos. Pero nos tocó perder porque ellos jugaron mejor, sabíamos que era una serie difícil, tuvimos nuestras chances, no las pudimos aprovechar”.

Y continuó: “Buscaremos el camino en 2013; ahora quedamos entre los cuatro mejores paises, no es poco. Teníamos las ganas y la esperanza de llegar a la final; lo buscaremos el año que viene”.

“Creemos que estamos en la formación de un grupo. Nos puede llevar un tiempo, un grupo no se forma de modo muy rápido. Confiamos en que podamos armar un gran grupo; la Copa Davis es un juego de conjunto, y estamos en camino de hacer un buen grupo. Así tenemos más oportunidades de ganarla”.

Y sus palabras sobre el proceder de Del Potro fue muy claro: “Sabíamos como estaba desde su regreso de Estados Unidos; tenía permiso para entrenarse aparte, luego jugó su partido, lo ganó que es lo más importante y después ya no pudo continuar”.

Vaya a saber si por ese conjunto de motivos, porque no pudo contnuar en la serie o por algún dolor propio no resuelto, parte del público silbó y reprobó a Del Potro cuando se retiraba tras observar la derrota de Charly Berlocq. “Me pareció injusto -dijo Mariano Zabaleta”; lo mismo refrendó Jaite: “Sí, fue injusto con Juan Martín. El público puede expresarse como quiere, y cada uno decir lo que quiere, pero es injusto con él”.

Juan Mónaco, de indudable calidad humana y factor de unión de cualquier grupo, fue muy claro en la conferencia de prensa: “Se está armando el grupo, y hay que seguir adelante. No sirve revolver lo que sucedió; tal vez no fue lo ideal desde el primer minuto, pero lo bueno es que de esto se puede aprender. Se perdió, bueno, hay que aceptarlo. Creo que Juan Martín hizo lo que pudo. Llegó el miércoles, y tendrá sus motivos. Pero vino, ganó, nos dio un punto y eso es muy importante. Ahora lo mejor es mirar para adelante. Si tomo la experiencia de Serbia o España me indican que la Copa la gana un buen grupo, que esté formado y unido.Pero eso es para cualquier deporte; Messi no te va a ganar un Mundial sólo. Necesita de Aguero, Gago, el arquero, todos..

Ese es el camino que debemos tomar, los jugadores nos llevamos bien y estoy convencido que vamos a armar un buen grupo”.

Entre tanto rumor, chisme, algún rencor, y varios malentendidos, vale tomar la reflexión de un jugador que aporta mucho dentro y fuera de la cancha: Aprender de lo que sucedió, reflexionar, unirse y armar un buen grupo. No es lo único, porque también se requerirá de un buen nivel tenístico. Pero son condimentos fundamentales para poder darle forma a esa ilusión de alzar la Copa Davis, que ya lleva tantos años…

 

Hernán O’Donnell  

 

 

El cielo de Buenos Aires se llenó de nubes

De pronto, el cielo se puso gris. De aquel viernes primaveral, optimista, el atardecer ya dejaba una mueca de cautela y el sábado se transformó en un gesto claro de preocupación.

El cielo de Soldati se llenó de nubes. Estuvo gris desde el mediodía, y con el correr del dobles se oscureció. En el color, y en el resultado del partido. Poco pudieron hacer Carlos Berlocq y Eduardo Schwank. Apenas una cierta resistencia en los primeros games, cuando lucharon y defendieron con ardor, hasta hacerlo larguísimo (uno duró cercá de media hora), pero luego de ese 2-2 inicial, los temibles Stepanek y Berdich se afirmaron y se llevaron el parcial por 6-3.

Tuvieron otra oportunidad en el inicio del segundo, pero también prevaleció la experiencia y solidez de los visitantes. Y también al vuelo pasó el tercer set: 6-3 sin atenuantes.

Se los vio felices a los checos. “Fue un partido duro – dijo Berdich- pero con Radek jugamos juntos muchas veces, y nos conocemos. Además pudimos terminarlo en tres sets, así que estamos bien para mañana”.

“Vine a jugar tres partidos, más allá de lo que suceda con mi rival. Ya gané dos, así que tengo que intentar ganar el tercero”, agregó.

Pero faltaba el nubarrón. Ese rumor que corrió como un rayo en el Estadio Mary Terán de Weiss se confirmó en la conferencia de Martín Jaite y el médico : Del Potro se retira. No juega. Va Berlocq. Y volver a empezar.

Miguel Khoury, médico del equipo da un sucinto comunicado: “Juan Martín terminó el partido del viernes más molesto y dolorido que los días anteriores y consideramos que no estaba en condiciones para el partido del domingo. Va a continuar  el tratamiento que consiste en reposo deportivo e inmovilización de la muñeca por 10 diás. Creemos que es la mejor decisión”.

Por eso el sacudón en el equipo. Se cae el as de espadas; se había caído el de bastos. Las chances parecen esfumarse, y el sueño, de modo incréible, parece desvanecerse una vez más.

Va Berlocq. “Charly va a dar lo mejor de sí y va a estar listo para dar el batacazo”, resumió el Capitán Jaite. “Es una baja importante para el equipo, pero estamos bien. Estamos bien. Nos quedan dos partidos por delante y les vamos a dar pelea”.

“Pico y Berlocq pueden entrar en la historia grande del tenis argentino, y los que estemos afuera los vamos a apoyar a muerte”, agregó.

Jaite aseguró que “Berlocq está preparado; se entrenó muy bien durante toda la semana y sabía que era el singlista que podía reemplazar al que tuviera alguna dificultad”.

El cielo se oscureció de golpe, pero el sueño argentino sigue en pie. Todo puede suceder en la Copa Davis, así que es cuestión cerrar el sábado nublado y aguardar por un domingo de sol.

 

Hernán O’Donnell